Fue por necesidad 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Yo nunca pensé en tener un amante, y menos mi sobrino de 14 años, pero bueno las circunstancias se dieron así, y con el permiso de mi marido, que sabiendo su imposibilidad de servirme como hombre, me dejaba tener sexo con mi sobrino, que se fue convirtiendo en mi amante, pero la condición que me había dicho mi marido es que le contara todo lo que hacíamos, mientras él metía uno de sus dedos en mi culo, no tenía limites, podía hacer lo que quisiera, mamar su verga, tragar su leche, que me coja por la cuca, o por el culo, pero tenía que decirle todo, con lujos de detalles y acostarme a su lado con la leche de Gerardo dentro mio.
La verdad que no sabía que quería lograr, pero lo hacía, una noche en que mi sobrino me había cogido por la cuca llenándola de leche, me acosté a su lado y le conté como me había cogido, mi marido metió como siempre su dedo en mi culo, pero lo sacó, y lo metió en mi cuca, removiéndolo dentro, haciendo que la leche de mi sobrino salga y manche las sábanas, sacó su dedo completamente mojado con la leche de Gerardo, y como si nada se lo metió en su boca, limpiando la leche del chico, "que haces cariño?", le pregunté sorprendida, "acomoda tu cuca en mi boca, quiero chuparla y sacarte la leche", me dijo, yo quedé sorprendida, no podía creer lo que mi marido me pedía, pero como soy su mujer y tengo que obedecerlo, lo hice, sintiendo como me chupaba la cuca, como sacaba la leche de Gerardo, pero también como me hacía calentar, eso me puso mas caliente de lo que pensaba y al cabo de un rato sacó también mi leche con su boca, esa noche dormimos abrazados los dos, yo podía sentir en su aliento el olor a sexo.
Al otro día nos despertamos abrazados como nos habíamos dormido, yo quería bañarme, me sentía toda pegajosa, los pelos de mi cuca, estaban pegados, "buen día amor", me saluda mi marido, "buen día", le respondo, besando sus labios, "sabes, quiero hablar algo serio, lo estuve pensando, y espero no lo tomes a mal", me dijo, hablando muy serio, "que es cariño?", le dije sin soltar el abrazo, "se que con el accidente que tuvimos, quede completamente inútil, no te sirvo como hombre, y me alegro que Gerardo te satisfaga sexualmente, que te parece si la próxima vez, le comentas, lo hacen conmigo?, me dijo, mirando fijamente mis ojos, "no te entiendo, que quieres mirar mientras Gerardo me coge?", le dije, "no exactamente eso, tu te pones de piernas abiertas frente a mi cara y yo chupo tu cuca, mientras Gerardo mete su verga por mi culo, así participo yo, y luego él te sigue cogiendo por donde quiera", me dijo, yo sentí tanta lástima por ese hombre, que había sido un marido tan bueno, un macho que me había dado tanto placer, que no me hacía a la idea que alguien se lo coja a él.
Cuando llegó Gerardo de estudiar, yo lo esperaba como siempre, medio desnuda, ya que siempre venía con ganas de coger, yo lo había estrenado a él, y desde ese entonces no ha parado de cogerme ni un solo día, "hola tía", me dijo, apretando una de mis enormes tetas, "hola Gerardo, como te ha ido?", le dije, dejando que mi sobrino me siga manoseando, "muy bien, como esta el tío?", me preguntó sacando su verga de su pantalón, dura como siempre para que yo se la mame, me voy poniendo de rodillas frente a él y antes de meter su verga en mi boca para mamarla, le cuento lo que habíamos hablado con su tío y lo que él quería, Gerardo me quedó mirando como si no pudiera creer lo que le decía, "pero tu que dices tía?", me decía gimiendo mientras yo le mamaba su verga, "lo que tu quieras, solo me dijo que te lo pregunte", le dije volviendo a meter la verga de mi sobrino en mi boca y seguí mando, hasta que sin decir mas, se escurrió en mi boca como siempre, y yo tragué su leche que cada día me parecía mas deliciosa, luego de haber limpiado su verga con mi lengua, me puse en pie, mi sobrino guardó su verga y nos fuimos a hablar con mi marido. Mi sobrino estaba rojo, como avergonzado de lo que mi esposo le pedía, "pero tío, tu quieres que te meta la verga por el culo?", le decía, como si no creyera o que oía, "si Gerardo, tu metes tu verga en mi culo, mientras yo le chupo la cuca a tu tía, y luego te la sigues cogiendo a ella por donde quieras", le decía mi marido, "Claudia, haz el favor de destapar mi culo haber a si a Gerardo le gusta", me dijo muy serio, mi sobrino estaba duro, no hablaba nada, solo miraba, miraba como yo quitaba las sábanas de la espalda de mi marido, bajaba el pantalón de su pijama, dejando su culo al aire
Gerardo miraba el culo de mi marido y una de mis tetas que cuando me había agachado, se me había salido de mi pequeño camisón, "hay tío, me da pena romper su culo", le decía Gerardo a su tío que estaba desnudo de cintura para abajo, "por favor, sabes que soy un inútil como hombre, pero deja que sienta que aún sirvo para algo", le decía mi marido, mientras yo sacaba la verga de mi sobrino de su pantalón nuevamente y se la empecé a mamar, me sentía tan extraña mamando una verga delante de mi marido, y viéndolo a él suplicando que le rompan su culo, era una situación tan rara, que hizo que me caliente tanto, "hazlo, aunque sea una sola vez", le dije a mi sobrino, sacando su verga de mi boca que se había puesto dura de nuevo, mi marido y yo lo mirábamos, esperando que nos iba a decir, "bueno, si esta bien, mi tía me esta enseñando tanto de sexo y usted tío, es tan bueno conmigo, que sería un mal sobrino si dijera que no", nos dijo Gerardo, "ve a tu cuarto y quítate la ropa, mientras yo apronto a tu tío", le dije, besando los labios de mi marido, y luego los de mi sobrino. Cuando se fue, me quité la ropa, quedando desnuda, puse a mi marido sobre dos almohadas dejando su culo bien levantado, le unté bastante vaselina en su ano, metiendo mi dedo dentro, el pobre creo que no sentía nada o no decía nada de vergüenza, pero se dejaba preparar para que Gerardo le rompe su culo, vuelve Gerardo desnudo, con su verga medio flácida, que yo con mi boca hice que se vuelva a poner dura, le abrí un poco sus piernas
Gerardo se iba acomodando sobre mi marido, y yo abrí sus nalgas, y Gerardo fue acomodando la cabeza de su verga contra el ojete de mi marido, haciendo fuerza y empezando a meter su verga en el culo de mi esposo, eso me tenía tan caliente, ver como mi sobrino le estaba rompiendo el culo a mi esposo, el pobre daba pequeños quejidos a medida que la verga de Gerardo entraba en su culo, hasta que se la metió toda, yo de inmediato me puse de piernas abiertas contra la cara de mi esposo, dejando que me chupe la cuca, siempre que me ha chupada la cuca me ha vuelto loca, que bien me come la cuca ese hombre, yo me acomodé mejor, levantando mis pies y pasándolos por el pecho de mi sobrino, mientras hacía que su verga entre y salga del culo de mi marido, y mi marido me hacía gritar con su lengua lamiendo mi cuca, mi clítoris, lo acariciaba con mis pies, se los pasaba por su cara, hasta cuando se los acerco a su cara, abre su boca y me deja que los meta dentro, lamiendo mis dedos, yo ya no aguantaba mas y gritando como loca me empiezo a escurrir en la boca de mi marido, creo que hasta me estaba orinando, él, mi marido tragaba todo
Gerardo metía y saca su verga fuerte, duro del culo de mi esposo, hasta que también se dejo caer sobre el, metiendo su verga bien adentro del culo de su tío, y se empezó a escurrir dentro, era una cosa que con palabras es difícil de explicar, pero gemíamos los tres, la cara de mi esposo estaba llena de mis jugos y su culo lleno con la leche de nuestro sobrino, "gracias, gracias Claudia, gracias Gerardo, me han echo muy feliz", nos decía, casi llorando de felicidad, "tío, si tu quieres y si la tía esta de acuerdo, podemos hacerlo seguido", dijo Gerardo, sacando la verga del culo de su tío, "si sobrino, pero también quiero que sigas cogiendo a tu tía, que la hagas sentir mujer", dijo mi marido, dejando que le limpie el ojete, limpiando la sangre que le había salido, y bueno, algo mas, como me había pasado a mi las primeras veces que lo hacía por el culo, ya ustedes sabrán a que me refiero. La verdad que Gerardo fue una bendición en la vida de mi esposo y en la mía propia.
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