Garganta profunda.
Historia de como llegue a cumplir una fantasía…
Todo ocurrio hace 6 años, llevaba viviendo ya en este país un buen tiempo, había llegado con mi mujer, y nos instalamos en casa de sus padres y hermanos. Ahí vivían también sus 2 sobrinas, de 10 y 12 años.
Como caía bien a todos y siempre ayudaba con los gastos o reparaciones de la casa, no quisieron que nos mudaramos y nos dieron un cuarto para quedarnos. Con el tiempo fui ganando el cariño de todos, en especial de las sobrinas.
Aunque por dentro, tenía un secreto oculto y es que me encantan las niñas. Tuve un inicio precoz en el sexo, tal vez fue lo que disparó todo eso.
El tiempo iba pasando y cada vez ganaba más confianza, especialmente de la mas pequeña, María. Había tanta confianza que inclusive dejaban que duerma en nuestro cuarto los fines de semana ,ya que siempre compraba películas.
Ella era de cabello castaño, delgada y ojos medio rasgados, sus pechos empezaban a crecer. Tambien era algo atrevida y malcriada, ya que su madre era soltera y no se quedaba en la casa. Cosa que me beneficiaba aún más, acentuando el hecho de que una vez descubrí que me estuvo espiando en el baño mientras me duchaba.
Día a día iba planificando el momento de un acercamiento real con ella, a solas.
Una tarde de domingo, la mayoría de la gente que vivía ahí había salido. A excepción de María, mi suegra y yo. Yo vivía en un segundo piso, mi suegra en el tercero y las pequeñas con su madre en el primero.
Esa tarde, como andaba algo aburrida subió a mi cuarto, y le dejé pasar. Estaba viendo la tele, y hacia algo de frío. Me pregunto si podía echarse en la cama y accedí. A ella le gustaba que le haga masajes en la pierna, así que ese día no fue la excepción. Miles de pensamientos pervertidos pasaban por mi mente, le pregunté si podía colocarse más al costado enfrente mío, ella obedeció. La tenía ya como quería, con mis manos empece a acariciarle los muslos, subí más hacia la cadera y luego su cintura. Me Quedé ahí un buen rato así, y noté que ella también acariciaba mis manos, su piel era cálida; me arriesgue a subir más y más hasta sus pechos, ella no se negaba. Ya en ese momento andaba con una erección a mil. Empecé a acariciarla con mi miembro por detrás, se había puesto un shorcito azul que ya le quedaba chico. Ella volteó hacia mi y empezamos a besarnos, sentía su pequeña boca, sus carnosos labios, empecé a explorarla con mi lengua, ella también lo hacía aunque algo inexperta, nuestras lenguas iban jugueteando. Lleve su mano hacia mi verga y la empezó a frotar por encima de la ropa mientras yo le agarraba las pequeñas nalgas. No logre aguantar las ganas y me bajé el short hasta los talones quedando mi verga expuesta, que mide unos 17 cm, ella agarró con algo de miedo por el tronco y me empezó a masturbar mientras seguíamos besándonos. A continuación le pedí que bajara hasta ahí y que me besara, ella algo tímida me dice que no sabía, con lo cual le digo que yo le enseño.
El corazón me palpitaba a mil por hora no podía creer lo que estaba pasando, empezó a darme unas suaves lamidas, sentí sus papilas por la punta del glande, que se iba humedeciendo con su saliva y mi líquido preseminal. Poco a poco fue metiéndolo, sentía sus dientes que iban raspando el tronco y succionando, su aliento cálido hacia exitarme aún más. Me puse de rodillas mientras ella seguía, la agarré del cabello y suavemente le ayudaba con el movimiento hacia arriba y hacia abajo, mientras que ya le había bajado sus calzones y la iba masturbando por detrás; cada vez que bajaba chupandolo aprovechaba para meterlo un poco más adentro, hasta que por fin pude llegar hasta su garganta ; se dió cuenta de mi plan, y sola empezó a meterlo aún más, la saliva recorría todo el tronco hasta llegar a los huevos, ella sintió arcadas, aún así yo me movía dentro de su boca soltando una buena cantidad de líquido, poco a poco fue acostumbrándose hasta llegar al punto de tragarlo todo, mi verga la había enterrado por completo en su garganta.
Seguimos un buen rato en ese ritmo hasta que no pude aguantar más y solté una buena cantidad de leche, dentro de su boca.
Ese día hasta ahora no lo puedo olvidar siempre me masturbo recordando esa escena. La nuestro no pasó de un oral mutuo, lo seguimos haciendo un tiempo más hasta que nos mudamos de ahí con mi mujer, ella (María) en cambio creció y nos llevamos bastante bien a día de hoy.
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