Gladieitor Alexander, un dálmata mamon
La grata sorpresa que me lleve a los nueve años con este perrito.
GLadieitor Alexander
El dálmata mamón.
Hola Amigos!! Esta historia es 100% real, me sucedió por los 80s cuando tenía 9 años.
En aquel momento vivía en la ciudad de Córdoba, Argentina con mi familia.
Mi madre trabajaba algunos días haciendo la limpieza en casa de algunas familias de confianza. Era un trabajo a tiempo parcial que le permitía sumar algo más a la economía de la casa.
Muchas veces, cuando no quedaba nadie en casa o no había escuela, mi madre me llevaba a trabajar con ella, yo era un niño muy tranquilo, no hacia líos y colaboraba en lo que podía con ella para terminar más rápido.
En una oportunidad, en una de las casas que trabajaba desde hacía más tiempo y tenían mucha confianza, de hecho ella tenía las llaves ya que cuando ella trabajaba los dueños de casa estaban en sus respectivos trabajos. O sea que no había nadie en la casa más que mi madre, yo y Alexander, Gladieitor Alexander, un perro dálmata hermoso, y muy cariñoso que siempre nos entreteníamos jugando con su pelota o con otros juguetes.
A los 9 años yo ya sentía curiosidad por el sexo y sentía os placeres del tocamiento, a veces con algunos amigos de mi misma edad también compartíamos experiencias, pero eso es para otro relato.
Un dia, en esta casa que les cuento, yo me sentía especialmente inquieto, caliente digamos…. Asique buscaba lugares más apartados de la casa para que mi madre no me viera y jugar con mi pequeño pene.
El olor del sexo de los niños es muy especial, y como ya me venía tocando hacía rato, se ve que el olor había quedado impregnado en mi mano.
De repente, Alexander entra en la habitación donde yo estaba, buscándome para jugar, le acaricie la cabeza y en un movimiento, sintió el olor de mi mano y comenzó a lamerla efusivamente… al comienzo no entendí por qué sería, pensé que tendría restos de alguna comida, pero luego me di cuenta…. En ese momento se me nublo la cabeza, automáticamente se me paro el pito y se me acelero el corazón, me imaginaba dándole la verga al perro pero al mismo tiempo me daba terror, a que me viera mi madre y a que el perro me muerda o me lastime.
Disimuladamente fui llevando al perro a que me huela por sobre la ropa, y este se desesperaba, lo alejaba jugando y el volvía también jugando y apenas me tenía a tiro metía el hocico en mi entre pierna. No lo note agresivo, solo muy entusiasmado, como si fuera una golosina que a el le gustaba.
Tratando de disimular mi erección, como ese día hacía calor fui a buscar a mi madre, de paso miraba por donde andaba, y lo pedí si me podía poner un short para estar más cómodo, obviamente me dijo que sí, me cambie, y volví a la habitación donde estaba, siempre con Alexander siguiéndome de cerca.
Me instalé de forma que podía ver donde estaba mi madre pero ella no podía verme a mi, tome coraje, y como tímidamente asome la punta de la verga por el costado del pantalón, hice un gesto para que alex venga y ahí sucedió la magia….la primer lamida me dejo sin aliento, nuenca había sentido algo asi, su lengua era enorme caliente y húmeda, y su nariz fría y también húmeda toco el costado de mi pierna, esa combinación fue genial, mi verga explotaba a pesar de su tamaño infantil.
Con dificultad por la erección y por el shock, la guarde nuevamente trate de pensar… no me era fácil pensar en ese estado y encima el perro se me venía encima con más entusiasmo que antes.
Yo no quería dejarlo así, pero no sabía que podría llegar a pasar…. Finalmente me acomode en una ven tana, apoyando los codos en el marco y dejando el cuerpo medio inclinado hacia adelante, por un costado lograba ver un pasillo por donde debía pasar mi madre si venia hacia mi, dándome tiempo a correrme si fuera necesario.
Una vez acomodado, volví a tomar coraje y saque toda la verga por el costado del pantalón, hasta tenía espacio para jalarle el prepucio con la mano.
Obviamente en un segundo lo tenía al dálmata al lado mío, queriendo meter la cabeza entre mi cuerpo y la ventana, sin dudar le acerque mi pene, bien tieso y con la pielcita apenas corrida, solo se veía la punta del glande y el agujerito, todo bien rojo e hinchado.
Fue increíble el deleite que sentí al ver a Alex con tanto entusiasmo darle las primeras lamidas, verlo era hermoso y sentirlo me llevaba casi a la inconciencia.
Así estuvo unos instantes, pasando prolijamente su lengua desde la base hasta la punta, cuando tocaba el glande me corría electricidad por la espalda.
En un movimiento casi reflejo, de una vez corrí el capuchón y deje la cabeza al descubierto y eso fue increíble, sentir que esa lengua caliente envolvía todo el glande y se deslizaba hacia arriba era genial pero al parecer era donde concentraba mas intensamente el olor porque alez se volvió loco, acelerando los lametones, tenia las orejas bajas me dejaba acariciarle la cabeza y el lomo pero no dejaba de lamer…. Por supuesto en pocos minutos, sentí el orgasmo más intenso de mi poca experiencia, me empezaron a temblar las piernas, la cara se me puso roja y caliente y respiraba muy agitado, tuve miedo de haber emitido algún grito que pueda alertar a mi madre….
Como pude cerré nuevamente el prepucio, y haciéndole muchos mimos a Alex la retire para poder guardar mi verga y sentarme un poco.
No sé qué pudo haber sentido el perro pero es como si con mi orgasmo el se hubiera calmado también. Nos recostamos en una alfombra y nos quedamos dormidos.
Después de un tiempo, que no puedo calcular cuánto sería, mi madre vino a despertarme para que me cambiara de ropa porque ya había terminado la terea y nos íbamos a casa.
A partir de ese encuentro, cada vez que iba Alex y yo nos dábamos el gusto y luego cuando crecí un poco fui encargado de sacarlo a pasear asique pudimos profundizar nuestras actividades, pero eso se los cuento luego.
que gran relato con ganas de leer la sigueinte parte
Que buen relato, estaré esperando la segunda parte.