Gracias a mi padre
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Desde que yo tenía 13 años, siempre que podía, espiaba a mi madre cuando se bañaba o se desnudaba en su cuarto.
Mi obsesión sexual por mi madre empezó el día ( o mejor dicho la noche) en que tuve la primera polución nocturna.
El día anterior había tenido dolor de garganta y algunas decimas de fiebre, nada grave, tan solo un pequeño catarro.
Me fui pronto a dormir.
Al poco de estar metido en la cama vino mi madre a traerme un vaso de leche caliente con miel, que bebí con gusto pues me alivió el dolor de la garganta.
Luego me puso el termómetro, me dio un beso y se fue diciéndome que volvería dentro de cinco minutos.
Haría aproximadamente un año que se me había despertado el instinto sexual y las chicas me gustaban cada día más, pero hasta ese momento a mi madre la veía sólo como madre, pese a ser una mujer muy atractiva y aún joven pues me había tenido con tan solo 21 años y por tanto en ese momento tenía 34.
Cuando me puso el termómetro, pasaron unos segundos hasta que logró ponerlo bien encajado en la axila, y durante esos segundo tuve su cara muy cerca de la mía y me di cuenta de lo que ya sabía, que era un hembra muy atractiva, pero ahora lo veía de otra manera, pues por primera vez veía a mi madre no sólo como madre, sino también como hembra, como atractiva hembra capaz de despertar en el macho el deseo sexual hacia ella.
Volvió, me quitó el termómetro, lo miró y dijo 37 con 6, seis decimas hijo, ahora duerme, y si durante la noche me necesitas llámame.
Gracias mamá, pero si no es nada -le dije- mientras ella me daba un beso de buenas noches y a continuación me acarició la frente.
Me encanta que me acaricies, sigue un poquito más -dije-.
¡ Ah! , quieres que mamá te dé mimos ¿eh? Entonces introdujo su mano debajo de las sábanas y fue a buscar mi pecho debajo de la camiseta que llevaba para dormir, y lo hizo no por el cuello sino desde el bajo vientre y desde él subió su mano hasta el pecho no sin antes también haber acariciado mi tripita.
Sobre las tres de la mañana mi madre entró en mi cuarto para ver cómo estaba yo.
Llevaba sólo puesto el camisón, un camisón cortito que por delante le tapaba justo el sexo y por detrás dejaba ver parte de la rajita del culo, esa parte de la rajita que se curva para ir a buscar la vulva y fundirse con ella.
El camisón era de un color blanco casi transparente por lo cual aunque le tapaba su sexo, sí que se le podía ver al trasluz su abundante vello púbico, pues entonces las mujeres no se depilaban el chocho.
El camisón era muy escotado y dejaba ver gran parte de sus hermosas y voluptuosas tetas, y la parte de ellas que no se podía ver directamnete por estar tapadas por el camisón se veían al trasluz, sobre todo sus pezones pues hacían clara prominencia .
Yo aunque estaba despierto, me hice el dormido.
Mi madre se acerco , me tocó la frente, luego me dio un beso y se dio la vuelta y en eso que se agachó para recoger el pantalón corto de pijama que yo me había quitado y había arrojado al suelo.
Al hacerlo, no lo hizo doblando las rodillas, como suelen hacer las mujeres por pudor para no enseñar nada, sino que se agachó con las piernas rectas, flexionado la cadera, por lo cual el camisón se le subió hacía arriba dejando al descubierto todo su hermoso, orondo y apetecible culo.
La visión de aquella maravilla duro sólo un momento pero hizo que la excitación que yo ya tenía se incrementase.
Mi madre salió de la habitación y yo quedé con una tremenda erección .
Al final me dormí y tuve un sueño.
En el sueño yo había dejado un montón de ropa dispersa por el suelo de mi habitación y mi madre venía y la recogía , pero había tanta ropa en el suelo que no terminaba nunca y se le podía ver el culo continuamente, un culo redondo, hermoso, y su vulva, su vulva me volvía loco y fue precisamente recreándome en la visión de su jugosa y atrayente vulva que experimenté un placer que nunca había tenido, un placer inmenso que irradiando de mis genitales alcanzaba todo el cuerpo produciendo espasmos de gran intensidad y placer.
Sin duda, había tenido mi primer orgasmo.
Me desperté y noté la sensación de estar mojado en la zona de la polla.
Lo toqué, era algo caliente, un poco pegajoso.
Era el primer semen que yo había eyaculado en mi vida.
Desde aquella noche mi madre fue mi gran deseo sexual, de forma que intentaba espiarla siempre que podía para verle lo más ligera de ropa que pudiese.
Al poco tiempo descubrí la masturbación y la solía practicar viendo fotos de mi madre en la playa, en las que lógicamente salía en traje de baño o bikini.
También cuando me quedaba solo en casa ponía un video que mi padre había hecho en la playa, y sobre todo gozaba viendo una escena en la que yo aparecía abrazado a mi madre y jugando con ella.
Así pasaron los años hasta que un día recién cumplidos yo los 18, estaba espiando desde el pasillo a mi madre que se estaba vistiendo en su cuarto, y entonces mi padre, del cual yo no me había percatado de que ya estaba en casa, me sorprendió y se dio cuenta de lo que yo estaba haciendo.
Yo me quedé helado y sin saber que decir.
Mi padre me dijo: "Carlos tenemos que hablar.
" Yo estaba asustadísimo, pensando en todo lo que me podía caer encima.
Mi padre nunca me había pegado, pero ahora creía que lo llegaría a hacer.
Me había sorprendido espiando sexualmente a su mujer, que además era mi madre.
Me dijo despídete de tu madre y dile que te vienes conmigo a dar una vuelta.
Así lo hice.
Salí de casa muy asustado detrás de él.
Me dijo ven , no tengas miedo, vamos a hablar de hombre a hombre, me he dado perfectamente cuenta de lo que hacías, estabas intentando ver a tu madre desnuda.
No, papá, te habrá parecido, pero no era eso.
Carlos-me dijo- no es la primera vez que te veo haciéndolo aunque tú no te hubieses dado cuenta.
No te voy a reñir por ello, tu madre es una hembra estupenda y es lógico que te guste verla desnuda.
¿sabes Carlos? a mí me pasaba lo mismo con tu abuela, me hubiese encantado poder hacer el amor con ella, pero no lo hice nunca, sólo pajas y pajas fantaseando con la idea de penetrarla.
También tu abuelo me sorprendió un día espiando a mi madre, es decir a tu abuela y sabes qué me dijo ¿ te gusta, eh?, pues te aguantas y que no te coja yo volviendo a espiarla como yo me tuve que aguantar con tu abuela , -o sea con tu bisabuela-, y encima me dieron una paliza.
Como ves hijo nuestra afición sexual por nuestras madres es algo de familia.
Sólo que de generación en generación se va siendo más comprensivo con el hijo cuando el padre lo sorprende.
A mi abuelo su padre le dio una paliza.
A mí, mi padre, o sea tu abuelo no me pegó pero me dijo que me aguantase y dejase de espiar.
A ti yo te voy a proponer otra cosa.
Hace poco cumpliste los 18 y el regalo que te hice me parece que no te gustó mucho.
Carlos, a mi me hubiese encantado poder hacer el amor con mi madre y nunca lo pude hacer.
Te voy a regalar un plan para que tú, Carlos, sí que puedas follar con esa hembra que tanto deseas, o sea con mamá.
Si cuando mi padre me sorprendió espiando a mi madre me quedé helado, ahora aún me quedé más sorprendido .
Papá-le dije- ¿es una broma, claro? No, Carlos , no es ninguna broma, con estas cosas no se bromea ¿ quieres o no quieres follar con esa hembra sensacional que es tu madre? Yo, hijo sólo quiero que no te pasé como a mí, quiero que puedas gozar sexualmente de tu madre, tal como a mí me hubiese gustado hacer con la mía.
Papá , pero mamá no querrá.
Te diré una cosa hijo, tu madre sabe que a mí me hubiese gustado follar con tu abuela y a veces fantaseamos y follamos jugando a que ella es mi madre y me dice penétrame baby, folla a tu madre, vuelve a la casita que te albergó los primeros meses de tu vida, chúpame estos pezones que te alimentaron.
Es más en alguna ocasión hemos hablado de que la espías, es decir ella lo sabe.
Otra vez me quedé totalmente sorprendido.
Hijo , el plan es el siguiente.
Como sabes tu madre y yo solemos salir los Viernes y Sábados por la noche.
A veces tu madre bebe un poco más de la cuenta y se pone chispa, ¡ojo, chispa, nunca borracha! y entonces cuando está chispa quiere follar siempre.
El próximo Viernes por la noche cuando volvamos a casa, procuraré que vuelva con muchas ganas de follar.
Me meteré con ella en la cama, e inmediatamente le diré que tengo que ir al baño un momento .
Al poco tiempo entraras tú, y como la luz estará apagada no te verá y no se dará cuenta de que no soy yo.
Además, te daré la camiseta que yo llevaré puesta ese día para que te la pongas tú y huelas como yo y te echarás la misma colonia que yo uso.
También te enjaguarás la boca con la misma bebida que yo haya bebido esa noche, para que tu aliento sea como el mío.
Por suerte, hijo, tu voz es muy parecida a la mía, y además no le hablarás claramente sino susurrando.
Yo de camino a casa ya le habré comentado a tu madre que esa noche me gustaría hacerle el amor jugando al roleplay de madre -hijo.
Cuando te metas en la cama le besarás los labios y luego le susurrarás al oído puta, puta, -eso le pone muy cachonda- y luego le dirás mamy, deja que te folle mamy, ábrete y deja que te penetre hasta lo más profundo de tu ser.
Así ella, aunque no sepa que en realidad va a follar contigo , con su propio hijo, te hablará de madre a hijo, es decir lo que ella creerá que es una ficción será en realidad la auténtica realidad y tu podrás gozar oyendo a tu madre diciéndote hijo folla a tu madre, hijo fóllame como sólo tú me sabe follar.
Por fin llegó el Viernes.
Desde el Lunes en que habíamos trazado el plan con mi padre no me había hecho una paja para tener mucha leche que ofrecer a mi madre y dejar bien llena su vagina de mi incestuoso licor seminal.
Además así estaba seguro de poder echarle dos buenos polvos seguidos.
Por la noche no salí, cosa que yo solía hacer los Viernes.
Todo el día había estado muy nervioso, y pensando en la posibilidad de que algo de nuestro incestuoso plan no saliese bien.
La espera se me hizo interminable , aunque en realidad no vinieron muy tarde pues lo hicieron nada más dar la una.
Mi madre se sorprendió al verme en casa siendo Viernes por la noche.
Me dio un beso.
Su aliento despedía el embriagador aroma de su bebida favorita .
Mis padres se retiraron a su habitación y yo me quedé esperando a mi padre para que me entregase su camiseta y me dijera que había bebido para beberlo yo también.
En la cena hemos bebido vino y luego hemos tomado yo y tu madre unos.
Sí ,le dije lo de mamá ya lo sabía por el beso que me dio.
Me enjuague la boca con ese licor , me puse la camiseta de papá, también su colonia y me dirigí al cuarto de mis padres.
Entré, afortunadamente la luz estaba apagada, me quité el pantalón de pijama, pues mi padre al igual que yo nunca dormía con pantalón, y además era lógico pues mi madre esperaba ya para ser poseída de inmediato.
Dijo ella, creyendo que yo era mi padre, cabrón cuánto has tardado.
Me metí rápidamente en la cama e hice lo que mi padre me había indicado.
Cuando me metí ya tenía la polla en erección.
Le besé y susurré al oído puta, puta, que puta eres mami y al hacerlo noté yo como si me fuera a correr enseguida, tal era el grado de excitación que decirle esas palabras a mi propia madre me había producido.
Mamy, fóllame mamy.
Entonces, ella tal como me dijo mi padre tomó la iniciativa, se puso en cuclillas encima de mí y tomando con su mano mi polla, que estaba dura como nunca se la introdujo en su canal vaginal, ese mismo canal que yo hacía ahora 18 años había transitado para salir al mundo y que ahora mi polla volvía a visitar en dirección contraria.
Mi madre representaba a la perfección el papel de madre, y me trataba a mí sin saber que era su hijo, como si fuera el hijo para el cual estaba representado el papel de madre.
Baby que bien follas a tu madre, me decía.
Aunque en realidad era ella la que tenía la experiencia y la que me estaba follando a mí con unos movimientos de cadera que no le había visto yo ni a las mejores actrices de porno.
El problema era que notaba que me iba a correr enseguida, si bien confiaba en que aunque así fuese la polla siguiese dura y erecta y pudiese seguir follando a mi madre, después de mi primer orgasmo, pues quería yo a toda costa que ella también llegase al orgasmo.
En realidad me preocupaba más hacer gozar a mi madre que mi propio gozo; en realidad mi gozo era hacer gozar a mi madre .
La excitación era tan grande y fuerte que no pude retrasar más la eyaculación,y pronto noté como el semen atravesaba a toda velocidad el canal uretral de mi polla y descargaba todo él en la maternal vagina,y llenándosela toda de mi caliente leche me corrí con grandes jadeos y espasmos.
Mi madre dijo: "No te corras tan pronto cabrón".
Yo no le podía fallar, por suerte noté que la polla seguía durísima y muy firme , así que ahora fui yo el que empezó a tomar la iniciativa y darle un metesaca como los que había visto en las pelis porno.
La volteé, la puse en cuatro patas y la monté, se la metí por detrás que era la posición en que tantas veces haciéndome pajas había fantaseado que poseía a mi madre y no dejaba de susurrarle al oído mamá, mamy te quiero, te deseo, te voy a follar como un cachorro de león follaría a su leona madre, y mientas la follaba por detrás le daba pequeños mordiscos en el cuello, tal como había visto hacer en un documental al león macho cuando follaba a su leona.
Así logré excitar mucho a mi madre y que llegará a su primer orgasmo y luego al segundo.
La polla seguía dura.
Cambiamos de posición y ella se puso encima de mí , pero esta vez no en cuclillas, sino de tal modo que yo le tenía enfrente de mí y bien agarrada con mis manos por el culo , el cual no dejaba yo de acariciar e incluso a veces hurgaba en su ano, lo cual parecía gustarle pues al hacérselo gemía de gusto y decía ¡qué cosas me haces hijo! ¡ qué bien me estás follando hoy, maricón! También succionaba sus pezones, aquellos pezones de los que yo había mamado hasta los catorce meses.
Luego nuestras bocas se fundieron en un beso interminable, mientras le seguía dando duro con la polla y así hice que llegase su tercer orgasmo y luego el cuarto.
Mi madre era como si sospechase algo, pues mi padre por su edad no era ya capaz de mantener la erección durante tanto tiempo.
Había pasado ya más de una hora y aún tendría mi madre un quinto y un sexto orgasmo, este último suyo coincidió con el segundo mío que fue más placentero que el primero y más largo pues estuve bombeándole semen hasta quedarme completamente seco.
Estoy exhausta, dijo mi madre, hacía mucho tiempo que no gozaba tanto follando como he gozado esta noche.
Cariño, tráeme un vaso de agua por favor.
Le di un beso y salí de la habitación.
En el pasillo estaba mi padre esperando y con una gran erección pues había estado oyéndonos follar y eso le había puesto muy cachondo, pero a la vez ansioso pues ahora él quería también follar .
Habéis estado más de dos horas follando, ya creía que no ibas a salir en toda la noche, y por lo que os he oído gemir y jadear lo habéis debido pasar de lo lindo.
Pues si papá, mamá es una bomba sexual.
Ah, me ha dicho mamá que quiere un vaso de agua.
Así que antes de entrar en su habitación, mi padre fue a buscar un vaso de agua fría.
Entró y no cerró la puerta, así que pude oír su conversación.
Toma cariño el agua que me has pedido.
Nada más bebérsela le dio el vaso a mi padre, que lo dejó en la mesilla y este dijo y ahora a follar con el papá.
Mi madre se sorprendió de ver que otra vez la tenía tiesa (claro, ella no sabía que él que le había echado seis polvos era yo y no mi padre y por eso se sorprendió tanto de la situación) .
Pero ¿aún te queda leche en los cojones y potencia para metérmela? le preguntó.
Si aún estoy chorreando toda la que me has metido, y enseñándole como de su chocho fluía gran cantidad de leche hacia fuera, tomó con un dedo algo de aquel semen mío y se lo llevó a la boca, y después de saborearlo, poniendo cara de pícara le llamó maricón y le dijo ¿ No habrás tomado viagra o algún afrodisiaco de esos? No necesitó yo de esas cosas le contestó mi padre, tengo otros recursos mejores ( ¿se referiría a mí?).
Mi padre montó a mi madre y se la metió sin más demora.
Yo desde el pasillo les oía joder, y ya pensaba en la noche del Sábado y en repetir la jugada de follarme a mi madre con la complicidad de mi buen padre.
Por fin y tras oírles jadear de placer se hizo el silencio y yo me fui a dormir.
Tarde mucho en conciliar el sueño pues pensaba en lo que había sucedido.
Yo había perdido la virginidad, yo por primera vez había expulsado mi semen no hacia el exterior de mi cuerpo, sino hacia otro cuerpo, el de mi madre que lo había recibido produciéndole un gozo inmenso.
( CONTINUARA)
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