GRACIAS A UN AMIGO DISFRUTE DE MI HERMANITA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esto paso en mi juventud. Me llamo Richi, soy musculoso y en aquella época hacia balonmano, esto fue cuando tenía 16 años, yo tengo una hermanita, Marta , que entonces tenía 12 años, como yo estudiaba BUP por la tarde, por las mañanas ayudaba en la panadería que tenían mis padres; así que era yo el encargado de ir a buscar a mi hermana al colegio,
durante la espera primero conocí a una madre y durante un tiempo fui su amante, la cual me enseño todo sobre el sexo. Allí mismo conocí a Fran, también de 16 años, estudiaba FP por las tardes i también iba a buscar a su hermana que iba a la clase de la mía; hicimos mucha amistad y un día me contó como secreto, que se acostaba con su hermanita Luisa, yo primero no me lo creí, pero un día le dijo algo al oído y ella vino a mi y me dijo – mi hermano te dice la verdad y Marta hace tiempo que ya lo sabe -. Me quedé sorprendido y a partir de entonces, cada vez que estaba con Marta, pensaba si ella quería hacer lo mismo que su amiga. Así que una tarde que yo salí pronto del Instituto, subí a casa, ya que sabía que Marta estaría sola en casa ya que mis padres estaban en la panadería, yo al mediodía ya les había dicho que tenía que estudiar. Allí estaba ella con un camisón corto que solía llevar siempre para estar por casa, se le marcaban sus incipientes pezones, así mismo como estaba sentada de manera despreocupada en el sofá se le veían las bragas.
Así que me armé de valor preguntándole – Oye Marta, el otro día hablando con Luisa me dijo lo que hace con su hermano, tu los sabes? – ella se puso roja como un tomate, y después de un silencio me dijo – si, me ha contado que tienen sexo y que disfruta mucho – Mi corazón dio un vuelco y ya que estaba eche el resto – A ti te gustaría que tu y yo hiciéramos lo mismo? – le pregunté – ella me miró con ojos alegres y con una sonrisa y con voz suave me dijo – Sí -.
Así que me levante, me senté a su lado, y cogiendo su cabeza le bese en sus carnosos labios, durante un rato ella cerró los ojos y continuo la lucha de labios; mis manos corrían por sus piernas hasta llegar hasta su braga, por encima de ella empecé a frotar su vulva, ella empezaba a suspirar y a temblar, enseguida empezó un fuerte espasmo, había tenido un orgasmo.
En ese momento la cogí en brazos y me la lleve a mi cama, no fuera que vinieran mis padres y nos pillaran. La recosté en la cama y me empecé a quitarme la ropa, poco a poco, para que ella admirara mi cuerpo, dejándome los slips, mi tranca luchaba para salir al exterior, me acerqué a ella y le dije – bájamelos tu, es tuya – ella cogió los bordes del slip, y lo bajo poco a poco, saltando la berga de golpe.
Cógela – le dije – ella la cogió con sus manitas sin saber que hacer – dale un besito – le dije – ella la cogió y empezó a darme lametones en la punta – empieza a chupar como si fuera un helado – le dije – ella se la puso en la boca y empezó a chupar, yo la cogí de la nuca y le empecé a marcar el ritmo, aquello era el paraíso, así que me corrí dentro de su boca, algo le habría dicho su amiguita, pues se trago toda la leche.
Vale- le dije – ahora te toca disfrutar a ti – así que poco a poco le subí el camisón, iba sin sostenes, por lo que le aparecieron unos pezoncitos incipientes, los cuales empecé a chupar, al momento se le pusieron durísimos. La recosté en la cama y empecé a bajarle la braguita, apareciendo unos labios carnosos y unos pelitos revoltosos encima, le abrí suavemente las piernas y empecé a lamerle, sabia salado y a virgen, ella empezó a pegar grititos y retorcerse, se corrío en mi cara, aquel torrente de liquido no cesaba, así que volví a chupar y saborear aquella virginal cueva.
Había llegado el momento, así que suavemente enfilé el ariete en su vulva y empecé entrar poco a poco, ella dio un gritito, – Tranquila, lo haré suavemente – le dije para que se tranquilizara – así que poco a poco con suavidad empecé a bombear dentro de su cueva, su cara de dolor empezó a ser de placer, se mordía los labios y cerraba los ojos, hasta que llegó un momento, que fue ella la que marcaba el ritmo culeando bajo de mí; antes de llegar la saqué y me corrí en su vientre, donde deje leche y sangre.
– te gustó? – le pregunté – Mucho – me dijo- primero me dolió un poco, pero después fue llegar al cielo – me comentó. – A que es más bonito que hacerlo que te lo cuenten? – le dije – Si, ya me dijo Luisa que es maravilloso..
Aquella tardé lo hicimos varias veces, Martita como la llamo yo, es una gata en celo, brinca, salta, y grita. A partir de aquel día, cada vez que estábamos solos eran un no parar. Tenía que empezar a jugar con Martita, teníamos que experimentar todo, hasta me daba morbo hacerlo una noche con nuestros padres en casa y algún día hacer cama redonda con Fran y su hermana….pero eso lo contaré más adelante
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