Gracias al exilio español, encontré el amor con mi padre
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Principios de Enero de 1939, la guerra en España llegaba a su fin el bando republicano huía en desbandada ante el avance de los nacionalistas de franco, y en la mente de mi padre -en ese entonces de 17 años- sólo se encontraba la idea de huir lo más lejos posible de aquella horrible realidad, no importaba ya la familia puesto que tanto madre, padre y hermanos perecieron en el bombardeo a Guernica del 37. Casi por suerte padre logró embarcarse en un buque mercante de bandera chilena con destino a valparaiso. tiempo después decidió emigrar a los E.U por ello se embarcó en un carguero americano que sólo le dejó viajar hasta el puerto mexicano de Acapulco. Estando en México por alguna razón (que nunca supe) mi padre entró en disputa con un oficial del ejército y lo mató eso le valió una condena de 30 años de prisión en las islas marías (la peor prisión existente en el país, sin embargo logró fugarse de prisión antes de ser embarcado y escapó hacía la agreste sierra mexicana en donde se ocultó.
En esa época pasó difíciles momentos apenas sobreviviendo en aquellos inhóspitos parajes cuna de saltadores, renegados e indios.
Fue precisamente en esos momentos que conoció a mi madre una mujer indígena -que en aquellos años tenía 13 años- y era habitante de un pequeño poblado enclavado en la serranía. Mi madre (hasta donde sé) era una mujer morena, hermosa,con un rostro hermoso delicado y de baja estatura. Mi padre por otra parte -ya de 22 años- era un joven alto, buen mozo, con buena musculatura, barbado y excelente cazador.
Naturalmente la familia de mi madre no aprobó la unión entre un cazador prófugo, ermitaño que sobrevivía escondido del mundo en lo profundo de la sierra. Una mañana de abril de 1942 madre escapó con mi padre hacia su escondite para nunca regresar con su familia y la familia nunca la buscaría.
En enero de 1943 nací yo en una choza en medio de la nada, al año siguiente moriría mi madre víctima de un parto difícil.
Mis primeros años de vida son confusos pero sobreviví durante 6 años viviendo con mi padre de manera ermitaña, él desaparecía por un par de días cazando y vendiendo pieles, simplemente me aterrorizaba que él no volviera y que me quedara ahí en completa soledad, para mí las noches eran una pesadilla, una simple lámpara de petróleo iluminaba la noche y los ruidos del bosque me hacían tiritar y enterrarme debajo de las mantas que tenía por sábanas.
Siempre le peguntaba a papá sobre mamá y el me decía que era una buena mujer sin embargo no pasaba mucho tiempo y me cambiaba la conversación entonces me platicaba de sus años de colegio y su vida en España (país que nunca conocí), de la guerra y de cómo llegamos a vivir en la sierra -claro está que no entendía nada de lo que hablaba- con el tiempo me enseño a leer y cada que podía me llevaba libros para que me entretuviera.
A los 9 años ya cocinaba, lavaba y acarreaba agua desde un pequeño riachuelo además mantenía limpia nuestra choza, mi padre por otra parte me traía víveres y ropa, aunque por aquellos años me andaba sólo con una bata y unos calzones de algodón.
Mi padre siempre fue gentil y cariñoso -nunca me gritó, pegó, hasta los 9 años no supe que consumiera alcohol y hasta los 17 años nunca tuve contacto con otro ser humano que no fuera mi padre.
Un buen día que padre regresó de su viaje de cacería y comercio, trajo consigo una rara botella con un líquido de olor y sabor repulsivo, él empezó a beber continuamente ese líquido y después se comportaba de una forma tan extraña.
Al principió me asustó la nueva afición de él pero poco a poco me fui acostumbrando.
Usualmente después de beber dormía, pero algo cambió, él iba hacia a mí y me abrazaba fuertemente por la espalda y me impregnaba de sus vapores que emanaban sendos olores al aguardiente de caña, pero no sólo me abrazaba y mimaba sino que además me repetía casi hasta el agotamiento lo mucho que me quería y que me amaba.
Esa nueva actitud de él me gustaba y me hacía sentir ganas de que me tocará, de que me viera desnuda, aunque en esos momentos no podía saber ni describir qué era ese sentimiento que nacía dentro de mí.
En una ocasión después de beber, me sentó en sus piernas, me besó en la boca y me preguntó que si le amaba, claro está que nunca antes me había besado así que no supe como reaccionar, lo único que hice fue decirle lo que sentía por él y entonces – yo le dije que sí lo amaba- luego me preguntó que si yo quería ser su mujer, por supuesto no entendí a que se refería pero le dije que sí – en mi interior le deseaba pero me daba vergüenza preguntar sobre esos deseos que sentía por él, siempre miré las diferencias que había entre él y yo pero nunca hice preguntas es probable que ese misterio de no saber y querer conocer volvió más erótica la situación.
Con 10 años empecé mi vida como mujer de mi padre, ese mismo día después de besarme y hacerme decirle que quería ser su mujer, mi padre me cargó hasta la cama, mientas besaba con ternura mis labios,en ese momento yo simplemente le rodeé su cintura con mis piernas y me aferré a él como inocente niña, con ternura me acostó en la cama entonces con sus ásperas manos me sacó la ropa -yo temblaba un poco pero a la vez sentía un extraño calor en mi vagina que se volvía cada vez más placentero a medida que sus manos se aferraban a cada lado de mi ropa interior hasta de pronto bajarme los calzones, entonces besó nuevamente mis labios a la vez que frotaba con sus manos mis diminutos e infantiles pechos, de ratos bajaba sus manos hasta la redondez de mis juveniles caderas y luego apretaba mis pequeñas nalgas con su grande y caliente mano, en un instante pasó de comerme la boca a besar mis pies lentamente hasta llegar a mi entrepierna, en ese momento mientas sentía su lengua lamer y succionar mi casi lampiña vagina – salvo por unos tenues y delicados vellos que rodeaban los labios de la vulva- supe que ya nada sería igual.
En un instante él se paró de la cama y rápidamente se sacó la ropa -era la primera vez que veía un pene erecto- entonces se acomodó entre mis piernas mientras con su miembro punzaba la entrada de mi vagina provocando un a mezcla de dolor y placer que sin embargo no me atreví a decir simplemente dejé que él hiciera de mí lo que deseara.
Sin demora él introdujo todo su miembro en mi estrecha vagina y poco a poco empezó el vaivén con embestidas que en momentos incrementaban en intensidad, sólo podía escuchar y sentir el ruido de sus testículos impactando contra mi trasero con un violento, plop plop plop, de pronto papá tensó su cuerpo y apretó su pene y cuerpo con una presión tan grande que mi trasero y la mitad de mi espalda se despegaron de la cama, en ese momento sentí cómo un líquido era inyectado dentro de mis entrañas, papá se desplomó a lado mío dejándome ver ese líquido blanco y viscoso que goteaba de mi vagina y se introducía en la hendidura de mis nalgas humedeciendo mi ano.
Papá retomó fuerzas me besó y abrazó, corrió las sábanas sobre nosotros y me dijo "duerme hoy hija mía que mañana despertarás,dormirás y vivirás conmigo para siempre como mi mujer ".
Realmente disfrutaba el momento pero no entendía del todo lo que pasaba, sólo sabía que me gustó lo que pasó y que a partir de ese momento sería la mujer de mi padre y que mi cuerpo y alma serían de él.
En un rato más amanecería y enfrentaría la vida de la mano de mi padre, mi esposo, mi hombre.
Extracto tomado y modificado del diario de la abuela, continuará.
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