Hablando con mi sobrino, terminamos en la cama
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo María, soy peruana, vivo en Chiclayo, divorciada, 65 años.
Como vivo sola, una vez fui a Nuevo Chimbote a visitar a mi hermana.
Ella al igual que su familia trabajan todos, menos uno de mis sobrinos, Sandor, de 15 años, que estudia para terminar el secundario.
Una mañana en que todos se habían ido, menos él que estaba indispuesto en cama, empezamos a hablar y en el diálogo me pregunta como había conocido a mi ex marido y le empecé a.
contar, que yo en ese entonces tenía 16 años, y estaba con unas amigas en la puerta de mi casa, cuando pasa él en su moto, y se para para saludar a una de nosotras, que a su vez era amiga suya.
A mi me había gustado el chico y empezamos a salir.
Como al año de estar saliendo me lleva en su moto a un descampado y ahí me quiso cachar, aunque no pudo, ya que los pastos se me clavaban en la espalda y me dolía.
Hasta que él tenía una señora amiga, que a mi no me gustaba para nada, ya que esa mujer era de reputación muy dudosa le presta la casa y nos fuimos.
En esa casa fue donde me hizo mujer.
Nos casamos y tuvimos cuatro hijos.
Yo le contaba a mi sobrino Sandor tomando mis chelas.
Cuando nos divorciamos con tú tío, me fui a trabajar a una fábrica de bicicletas de unos primos que tengo.
Yo estaba encargada del almacén de repuestos y conocí a Tobías, un chico de unos 22 años en ese entonces, yo tendría 50 más o menos.
Era un cchico merenito, muy buena persona, me daba mucha lástima y lo empecé a invitar a comer a mi casa y le levaba su ropa ya que era un chico muy humilde, hasta que con el tiempo me sedujo y tuvimos relaciones sexuales, Tobías fue el primero que me cacho por el chiquito y al primero que le hice sexo oral, le contaba a mi sobrino bebiendo bastante cerveza.
Pero Tobías empezó a contarle a sus compañeros que yo era su mujer, eso me dio mucho coraje y no solo lo hice despedir de la fábrica,sino que me fui a Lima a trabajar de interna con una gente que eran profesionales.
Esa gente tenía un hijo de unos 16 años.
El chico era muy estudioso, muy tranquilo, hasta que noté que me miraba mucho, siempre estaba detrás mio, con una.
sonrisa en sus labios.
Yo usaba un uniforme de falda negra, camisa, delantal y cofia blanca, y él siempre me miraba, hasta que le dije que me miraba tanto, y sin rodeos me dijo que se estaba enamorando de mí.
Cuando estaban sus padres, él era otra persona, pero estando los dos solos en casa me cortejaba, me enamoraba.
«Pero Oscar, tú tienes 16 años y yo 50, como me enamoras así», le dije, «te quiero Maria», me dijo y se me abalanzó besando mi boca, abrazando fuerte su cuerpo.
contra el mío, ahogandome con su beso, yo le decía que no, que tenga juicio, pero él me seguía besando, abrazando más fuerte mi cuerpo, sentía sus manos pasar por mis nalgas por sobre la falda, hasta que poco a poco fue venciendo mi resistencia, me fue doblegando, lo fui abrazando también respondiendo a sus besos y nos fuimos a mi habitación donde tuvimos sexo.
Tuvimos relaciones todos los días, por el chiquito, por la chucha, por la boca, todos los días me cachaba antes que regresen sus padres.
A Oscar fue al primero que le tragué el semen, me hacía que se la chupe hasta que se venía en mi boca y no dejaba que saque su picha de mi boca hasta no haber tragado todo su semen.
«Tía, mire como me tiene contando eso», me dijo Sandor, abriendo las mantas y dejando que le vea lo dura que tenía su picha.
«Hijo de mi vida», le dije agarrando su picha con mi mano y agachando mi cabeza, se la empecé a chupar, escuchando como mi sobrino Sandor gemia y retorcia el cuerpo a medida que yo chupaba.
su picha, «tía, tia que rico la chupa», me decia Sandor, hasta que dando un fuerte gemido se viene en mi boca.
Yo esperé con su picha en mi boca hasta que terminó de venirse, tragué todo su semen y pasé mi lengua por toda su picha.
«Me quieres cachar?», le dije empezando a quitarme la ropa, hasta quedar totalmente desnuda, viendo que la picha de mi sobrino seguia dura, me.
subí sobre él acomodando con mi mano su picha contra mi chucha y me fui dejando caer sobre él, sintiendo como su picha me entraba toda.
«Hay Sandor, mi Sanditor, que rico que cachas a tú tía», le decía moviendo mis caderas con toda la picha de mi sobrino dentro.
Agachaba mi cuerpo, pasando mis tetas por su cara, le dije que me las chupe sin dejar de mover mi cuerpo.
«Deja que me de la vuelta y me cachas por el chiquito», le dije entre gemidos de placer.
Me levanté de encima de él, me puse como perrito en la cama, me pasé saliva con mis dedos por mi ano y me abrí las nalgas, ofreciendo mi cola a mi sobrino.
«Así Sanditor, así», le gritaba a mi sobrino sintiendo como me iba metiendo la picha por el chiquito, hasta que mi cola quedó pegada a su cuerpo.
«Uffffff, fuerte, cacha fuerte mi cola, como me gusta sentir tu picha abriendo mi chiquito», le decia disfrutando de como mi sobrino me estaba cachando la cola.
Mis tetas iban para adelante y para atrás a medida que Sandor embestia mi cola con su picha.
Mi chucha me ardía de lo arrecha que estaba disfrutando como mi sobrino me cachaba la cola.
Dejé de abrir una de mis nalgas y me acariciaba la chucha, sintiendo la picha de Sandor entrar y salir de mi chiquito.
«Ha, ha, haaaaaaaaa», empecé a gritar teniendo un tremendo orgasmo, creí que me moría de placer, me metía los dedos en la chucha sin poder dejar de gritar, hasta que mi sobrino la mete lo más adentro de mi cola que pudo y empezó a gritar él también.
Sentía como palpitaba su picha, como retorcia su cuerpo viniendose dentro de mi cola.
«Tía, tía», me decía restregando su cuerpo contra mi cola, fatigado y yo felíz de tener la cola llena de leche.
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