Helen: Esperándola con ansias
¡Saludos nuevamente mis querido lectores! Les traigo un nuevo relato de mi hermosa vida incestuosa..
En esta ocasión quiero contarles sobre los últimos meses de mi embarazo, como ya saben mi hijo Juan me preño y estábamos esperando una niña, una hermosa princesita. Todos esos meses de espera fueron mágicos, era una indescriptible felicidad la que sentía por estar embarazada de mi propio hijo. Afortunadamente todo el embarazo transcurrió sin problemas, al principio mi bebe estaba muy nervioso, pero conforme los meses fueron pasando su fue tranquilizando. Faltaban ya dos meses para la llegada de nuestra hija, y por la emoción la felicidad y por estar tan activos sexualmente no nos habíamos puesto a pensar en un nombre para nuestra princesa.
A principios del octavo mes mi pancita estaba ya enorme. Un día estábamos dándole los últimos toques al que seria el cuarto de la beba, habíamos pasado la mañana pintando las paredes de color lila bajito, bueno, mas bien mi hijo fue quien trabajo en eso, yo lo ayude un poquito. La cuna y los muebles ya estaba en el cuarto y los acomodamos en su lugar. Estaba yo de pie a un lado de la cómoda acomodando la ropita de la beba en los cajones, tenia puesto un short de algodón rosa pastel y una blusa de maternidad blanca. En ese momento mi hijo se acercó y me comenzó a abrazar por la espala, empezó a sobar mi pancita al tiempo que me besaba muy rico el cuello, es solo tenía puesto un pantalón deportivo, desnudo de la cintura para arriba.
- Que hermosa te vez acomodando la ropita de nuestra princesa mami
- Mm gracias mi vida, tú también te vez hermoso actuando como todo un padre feliz esperando la llegada de su hija, me hace muy feliz que vayamos a ser padres
- Si mami, aun no puedo creer que te embarace, es tan rico, tan hermoso y depravado
- Mucho mi amor, no cabe duda que tenemos la relación perfecta
Entonces mi bebe me giro para que quedara de frente a él y comenzó a besarme muy rico, muy suave, mordisqueaba mis labios y comenzó a sobar muy lento y rico mi culo, yo lo rodee con mis brazos por el cullo mientras le correspondía el beso, se sentía mucho amor en aquello. Después de un rato así, mi hijo me zafo la playera, dejándome desnuda de la cintura hacia arriba pues no usaba bra ese día. Me levanto con firmeza tomándome por el culo y me sentó sobre la cómoda, yo abrí las piernas para permitirle acomodarse entre ellas. Juan comenzó a besar mis pechos y a sacarles un poco de leche materna, la lamia y la chupaba muy rico mientras yo le acariciaba la cabeza hundiendo mis dedos entre su cabello.
- Oh mi amor, te amo tanto
- Y yo a ti mami, mi putita degenerada hermosa
Acto seguido mi bebe se agacho un poco y empezó a besar mi pancita, la acariciaba con ternura y amor
- Ya quiero conocerte princesa, te vamos a amar mucho, le hablaba a mi pancita mientras la seguía besando y acariciando
- Si mi amor, será nuestro tesoro
En ese momento la beba comenzó a moverse dentro de mi vientre, cosa que nos emocionó mucho.
- Mira mi amor, sientes como tu hija se mueve, está reaccionando a tus palabras
- Si mami, ella sabe que la vamos a amar mucho
- Mm que hermoso momento mi amor
Mi hijo siguió besando mi pancita por unos minutos más, después se arrodillo, yo seguía sentada sobre la cómoda así que su cara quedo justo enfrente de mi chocha, pero aun tenia puesto mi short y debajo había un cachetero de encaje blanco. Mi bebe llevo sus manos al elástico del short y junto con el cachetero los jalo y me despojo de ellos, entonces comenzó a besar de una manera muy amorosa mi sexo, mientras lo sobaba suavemente con sus dedos, yo lo miraba sentada desde la cómoda y acariciaba su cabeza, estremeciéndome por aquella deliciosa muestra de amor.
A diferencia de la mayoría de las veces en que lo hacemos con mucha pasión, es aquella ocasión todo era más romántico, pero sin dejar de ser lujurioso. Mi bebe besaba y lamia mi chocho, con la punta de su lengua rosaba mi clítoris haciendo que mi cuerpo se estremeciera y yo gimiera muy rico. Mi néctar brotaba y mojaba el rostro de mi hijo quien daba tremendos suspiros disfrutando el aroma de mi intimidad. Después de un rato se puso de pie y se despojó de su pantalón y su bóxer quedando desnudo, entonces se acomodó entre mis piernas y colocando su dura y hermosa verga en la entrada de mi coño comenzó a penetrarme muy despacito, poco a poco cada centímetro de su falo se introducía en mi chocho mientras me besaba y manoseaba mis pechos, yo le acariciaba el pecho y la cabeza mientras gemía muy rico.
Con toda su verga dentro de mí, no me empezó a penetrar de inmediato, solo dejó su verga sin moverse dentro de mi sexo, me seguía besando muy rico. Después de un momento comenzó a moverse de atrás hacia adelante pero muy muy despacito, penetrándome con mucha calma, muy lento, poco a poquito, era el extremo opuesto de las embestidas que por lo regular me da, con mucha fuerza y de una manera casi salvaje, esta vez era todo lo contrario, pero igual de rico. Los dos gemíamos muy suave, despacito, sintiendo ese tremendo y hermoso amor madre hijo que nos tenemos. Yo podía sentir a la beba moviéndose despacito en mi vientre, como siguiendo el ritmo de las suaves y lentas penetraciones que me daba su padre, mi hijo. Era maravilloso, mágico, un momento hermoso.
Después de un rato mi bebe saco su verga de mi chocha y me bajo de la cómoda, entones me llevo junto a la cuna de la beba, me puso contra ella y yo quede inclinada recargada en el corral de la cuna de madera. Entonces mi bebe detrás de mí, se arrodillo y empezó a comerme el culo, pero de la misma manera, muy suave, muy lento, me besaba las nalgas al tiempo que las sobaba muy despacito, las abrió con sus manitas y empezó a lamer mi ano, suavemente. Yo gemía muy rico sintiéndome dichosa. Después de comer mi culo unos minutos, Juan se piso de pie y acomodo su verga en mi chocho para volverme a penetrar muy lento, mientras con sus manos sobaba mi pancita y mis pechos, los apachurraba suavemente haciendo que expulsando expulsaran gotitas de mi leche materna. Paso un buen rato penetrándome muy lento hasta que se saco la verga de mi sexo y me giro para quedar de frente a él, comenzó a besarme mientras frotaba su verga en mi pancita de embarazada, la frotaba y se la jalaba, mientras yo le correspondía el beso y le acariciaba los huevos y las nalgas.
Y así, entre besos muy románticos y caricas, mi bebe derramo toda su leche sobre mi pancita, haciéndome vibrar al sentir como ese cremoso liquido bañaba mi pancita. La beba daba unas pataditas en mi vientre como celebrando el hermoso acto de amor que sus padres acababan de llevar a cabo. Cundo mi bebe se acabo de ordeñar la verga siguió frotando su verga en mi pancita, esparciendo con ella su leche, yo también empecé a sobarle su verga con una mano y con la otra también esparcía la leche de mi hijo en mi pancita como si me estuviera aplicando una crema.
Mi bebe y yo seguimos besándonos muy románticamente por un rato más, hasta que poco a poco fuimos parando y nos quedamos abrazados de pie a un lado de la cuna de la beba.
Fue entonces que nos dimos cuenta de que aun no elegíamos un nombre para nuestra hija. Mientras los dos sobábamos mi pancita.
- ¿Sientes como se mueve mi amor?
- Si mami que hermoso
- Esta feliz porque sabe que sus papis se aman mucho
- Es verdad mami, ya la quiero conocer… Oye y, por cierto, ¿cómo se va a llamar?
- Ohhhh, ¡mi amooor! Es cierto no hemos elegido su nombre jaja, ya tenemos todo listo para su llegada menos el nombre.
- Jaja si es cierto…
Mi hijo propuso llamarla Elena también, y aunque sonaba lindo que se llamara como yo, no me busto mucho era algo muy clásico nombrar a los hijos como sus padres. En fin, comenzamos a pensar en un sinfín de nombres, algunos nos gustaban a los dos, algunos solo a él y otros solo a mí. Ese día no llegamos a elegir ninguno y la historia de como terminamos eligiendo el nombre de nuestra hija es un poquito curiosa.
Unos días después, mi bebe y yo habíamos salido al cine y al regresar a la casa ya un poco tarde, cerca de las 11 de la noche nos entregamos a una sesión de sexo muy rica y lujuriosa. Comenzamos en la sala de la casa y terminamos en nuestro cuarto. Esta vez como es habitual si fue una sesión de sexo duro y salvaje como acostumbramos. El caso es que durante la deliciosa cogida mi bebe repitió muchas veces una palabra, al final de esa sesión de sexo mientras mi hijo y yo reposábamos y nos recuperábamos para un segundo round acostados en la cama, abrazándonos y besándonos, la idea para el nombre de nuestra hija me llego de súbito.
- ¡Mi amor, mi amor, creo que ya lo tengo!
- ¿Qué cosa mami?
- El nombre de nuestra princesa, si, si ya lo tengo.
- ¿A, sí?, ¿Cuál es?
- MIA!!!
- ¿Mia?
- Si
- No suena mal, me gusta, ¿Cómo se te ocurrió?
Y es que, durante toda la cogida, varias veces mi bebe me decía ¡Eres mía!, ¡Eres mía!, no se como pero estando en ese momento de reposo con mi hijo pensé que sonaba bien, era un bonito nombre, aparte me excitaba un poco la idea de que me hubiera llegado el nombre por esa forma tan rica y pervertida en la que mi bébeme decía eso mientras me cogida.
- ¿Qué te parece amor?
- Pues definitivamente creo que diste con el clavo
- Pues no se diga más, la beba se llamará mía.
A mi hijo y a mi nos encantaba forma en la que surgió el nombre de nuestra hija, así que el nombre que elegimos para ella es ese, aunque para ser un poco mas originales la registramos como Mya, con y griega.
- Te imaginas mi amor cuando le contemos a nuestra princesa como elegimos su nombre jaja…
Y bueno mis hermosos lectores, espero que les haya gustado este relato, poco a poquito les voy contando lo que ha pasado en estos cuatro años que han pasado desde que deje de escribirles mis relatos. Espero que me sigan leyendo porque aun hay mucho por contarles, en verdad mucho, mucho. Saludos y besitos a todos. Hasta el próximo.
un excelente relato como siempre mi querida Helen, estoy ansioso por saber mas a través de tus relatos, cuídate mucho y estaré esperando el próximo.