Hermanita puberta
Me dejo tocar por mi hermano mayor.
Mi hermano mayor
Hola a todos. Me presento: Me llamó Isabel tengo 25 años y quiero relatar algo que sucedió hace ya diez años.
Mi familia Se compone por mis tres hermanos, papá, mamá y yo que soy la más peque. Al ser la menor y la única mujer, siempre fui muy mimada y consentida.
En ese tiempo yo vivía sólo con mis padres, pues mis hermanos ya habían hecho sus vidas y radicaban en USA. Yo era algo así como un accidente, puesto que yo ya no estaba en los planes de mis papás, de hecho mi hermano mayor me llevaba por 20 años y el menor por 15 y de él es justamente de quien quiero hablar.
Resulta que al cumplir 18 años mis otros dos hermanos decidieron llevárselo a USA ya que el era un gran dolor de cabeza para mis padres, pensando que tal vez allá lograría hacer algo de provecho en su vida. Para decepción de todos, todo resultó salir peor, pues cometió muchos delitos por lo cual lo metiron preso a la edad de 20 años. Durando así 10 años en prisión.
Para ser honesta yo perdí mi virginidad a la edad de 14 años con un chico que tenía 21. Siempre he sido bastante temperamental y me excita de sobremanera ser una nena inocente, provocativa y poner cachondos a los hombres, en pocas palabras, me gusta ser «calienta huevos».
A mis hermanos mayores los veía cada vez que venían para las fechas de diciembre pero a julio. (así se llama el menor) tenía todo el tiempo que estuvo en prisión que no lo veía, de hecho ya ni recordaba bien como era físicamente.
Bueno… Pues resulta que a mi corta edad había tenido varias experiencias y cometido varias locuras, pero quiero comenzar por esta, que fue la que más me marcó de alguna manera, aunque todas fueron especiales a su manera. Yo estudiaba en un colegio privado en el turno de la mañana, siempre fui muy popular con los chicos, pues era muy linda de mi cara, mi cuerpo era delgado, era algo bajita de estatura y mi cuerpo era proporcional a mi tamaño, osea que tenía todo en su lugar. Un perfecto cuerpo de una pre adolescente. Siempre los que más buscaban algo conmigo eran chicos o señores mayores que yo, a los que la mayoría de veces los hacía pensar que quería algo con ellos y luego los botaba sin más, dejándolos super cachondos y enojados, jajajaja me encantaba jugar ese juego, a demás la sensación de peligro me ponía a mil.
Para ya no hacerla tan cansada, recuerdo bien la ocasión que mis padres recibieron la llamada de Julio, diciéndoles que le acababan de dar libertad y que lo deportarian. Mis padres, por supuesto lo recibirían gustosos, pues a pesar de todo el seguía siendo su hijo. Cuando fuimos a recogerlo a la central de autobuses, recuerdo que al verlo sentí una extraña mezcla de emociones; alegría combinada por nerviosismo y miedo, pues prácticamente era un desconocido para mí. Al verlo me pareció un delincuente, estaba lleno de tatuajes en sus brazos, pelón de la cabeza y con una vestimenta a la que aquí llamamos de «cholo». El al verme corrió a abrazarme y decirme.
– ¡Pero mira nada más, como has crecido nenita preciosa, eres toda una señorita!.- Yo sólo correspondí a su abrazo sin decir nada, Muy por el cotrario de mis padres que estaban realmente emocionados, inclusive lloraron al volver a ver a su hijo que tenían diez años sin ver.
La casa donde vivíamos era muy espaciosa, pues mis padres fueron acondicionandola mejor con la ayuda de mis hermanos y tras poner varios negocios de ropa y varias cosas en el centro de la ciudad, mejoró considerablemente nuestra situación económica. A mi hermano le brindaron un cuarto contiguo al mío y un trabajo en uno de los locales.
A las pocas semanas de la llegada de mi hermano, comencé a notar cosas raras, como por ejemplo: los cajones de mi ropa interior, de pronto estaban desordenados, pues nunca acostumbré a cerrar con seguro mi puerta; notaba cosas como la forma en que me miraba y en ocasiones buscaba pretextos para tocarme discretamente. Claramente yo notaba todo esto y de alguna manera le quería seguir el juego. Con el no platicabamos mucho, pero no nos llevábamos mal, de hecho cada que platicabamos me parecían muy interesantes sus pláticas e historias que me contaba. Yo tenía un noviecillo clandestino, para mi no era nada serio sólo era por pasar el rato y casi nunca lo veía. Julio dejó de ir a trabajar pues a el no se le daban las responsabilidades y comencé a notarlo como consumía drogas, obviamente comenzó a tener problemas con mi padre, ya que mi madre era la más tolerante con su niñote.
Mi hermano se la pasaba en casa todo el día sin hacer nada, por lo que al yo regresar de la escuela el siempre estaba ahí y siempre notaba como toda la casa apestaba a marihuana, si bien en un principio buscaba cuidarse de que yo no lo fuera a ver, después sólo decía:
– Enana me voy a fumar un toque, tu solo has de cuenta que no viste nada.- Yo solo me encogía de hombros y la decia que a mí no me importaba. En ocasiones mientras yo estaba en la sala viendo televisión el llegaba y se sentaba a mi lado, siempre procurando quedar cerca de mí. A veces, de reojo alcanzaba a ver como se sobaba el bulto. Todo esto, aunque yo sabía que no estaba bien, me excitaba bastante. Otras veces se sentaba tan pegado a mí que, el ponía una mano al costado de su pierna, haciendo contacto con la mía, aprovechando que yo traía por lo regular mi uniforme del colegio. Yo por supuesto no hacía nada para evitarlo, sólo me hacía la desentendida y continuaba viendo la televisión como si nada pasara.
Desde que dejó de trabajar comenzamos a tenernos cada vez más confianza, al grado que me confesó que calló preso por navajear a un tipo que lo descubrió en la cama con su mujer y mi hermano en modo de defensa lo picó con su navaja. Claramente el tipo no murió pero mi hermano si tenía intenciones de matarlo a pesar de estarse comiendo a una mujer casada. Platicamos de su vida en prisión y una vez me preguntó que si yo ya tenía novio y la plática fue así:
– Huy hermano si que eres diferente a Santiago y Raúl (mis otros dos hermanos), tu si te atreves a hacer más locuras.
– Pues si enana soy un desastre, pero pues soy cabrón y eso ya no se quita jajaja.- siempre lo decía como si se sintiera orgulloso de ser la oveja negra de la família. En esa ocasión el estaba bebiendo y me comenzó a hacer preguntas más sexuales:
– Oye enanita y tu ya andas de novia con algún chavito?
– Ammmm, si te digo la verdad me prometes no decir nada a mis papás?
– Cómo se te ocurre que yo voy a andar de chiva? a demás tu no les has dicho que fumo mota en la casa.
– Pues la verdad es que si ando con un chavo, pero nada serio, es sólo para pasar el rato, de hecho casi ni nos vemos jajajaja.
– Mira pues que canija saliste enana, y dices que yo soy el cabron jajaja. Ósea que sólo lo quieres para cachondear?
– Jajajaja. como eres! pues no, con el nunca ha pasado nada, sólo es un jueguito.
– Pero si haz cachondeado con alguien?
– Ay, pero que preguntas haces! para que quieres saber esas cosas julio?
– Sólo por duda enana, ya haz de andar de caniaja verdad? jajajaja.
– Julio, no vallas a contar nada de lo que te diga.
– Ya te dije que no, anda cuéntame.
– Pues si, ya he hecho algunas cositas pero no con este chico.
– Mmmm. Cositas como cuales?
– Jajajaja ya deja de prguntar eso!
– Te dejas meter mano?
– Si, jajajaja
– Ammmm. Ya has tenido relaciones?
– Ammmm. Si jejeje.
– Neta? desde hace cuanto lo hiciste?
– A los 14.- A estas alturas de la plática yo ya estaba realmente mojada, pero me hacía la inocente, como jugando en forma coqueta.
– Y con quien fue?
– Con un amigo que antes vivía en la casa de a lado.
– Y el que edad tenía?
– 21
– No inventes, y lo haz hecho más veces?
– Si, jejeje.
– Cuantas?
– No lo sé jejeje.
– Lo haz hecho con mayores a ese?
– Si.
– De que edad?
– No lo sé, pero fue con un señor.
– jajajaja. no inventes, eres una pervertida, ves? No soy el único desviado.- En esos momentos el se comenzó a acercar más a mí, y con sus mismas intenciones de siempre tocaba mis piernas de forma discreta y fue cuando comenzó a decirme cosas más obscenas.
– Uy enanita, que envidia me dan esos weyes, tu estás bien bonita y tienes un cuerpecito que me comería entero, me vale madres que seas mi carnalita.
– Julio, pero que cosas dices!
– Que pasa enanita? a ti si te importa que seamos hermanos?.- A estas alturas el ya tenía su mano directamente en mi pierna y la movia de arriba hacia abajo, luego dejó de tocarme y me abrazó, atrallendo hacía el y con su otra mano me volvió a tocar la pierna. Yo me quedé callada y lo dejaba ser mientras el volvió a preguntar:
– Anda enanita, dime, te importa que yo sea tu hermano?
– Hay julio no estés preguntando eso, que me da pena.
– Pero pena por qué? si ya estamos en confianza enana.
– Pues ya todo lo que te conté y así, haz de pensar que soy una puta.
– Jajaja, no inventes enana, pero esa no fue la pregunta. Te pregunté que si no cogerías conmigo. – Acto seguido me comenzó a besar las mejillas hasta que consiguió llegar a mis labios. Al momento de sentir el roce de sus labios con los míos, no puse ninguna resistencia y correspondí a sus besos.
Ese beso fue larguísimo, mientras me besaba ya su mano estaba metida entre mis piernas, sobando mi vagina por en cima de mi mojada panti… En ese momento el muy idiota paró ese riquísimo beso para volver a preguntar:
– Ay enanita, si cogerías conmigo?.- No dije nada sólo lo volví a jalar hacia mí y lo volví a besar mientras con mi mano desabrochaba su abultada bragueta, cuando logré liberar su considerable pene, me monté en cima de él para quedar frente a frente, todo sin dejar de besarnos, el al ver está acción de mi parte solo hizo a un lado mi panti y me la metió de golpe, yo no podía con tal morbo, que mis gritos se escuchaban por toda la casa. Me sobaba las nalgas mientras yo jugaba con mis caderas en un delicioso va y ven no tardé en tener un maravilloso orgasmo que me hizo enterrarle las uñas en la espalda y a los pocos segundos el eyaculó dentro de mí, fue allí cuando todo volvió a la realidad, lo ví mirándome a los ojos como si acabara de ver un fantasma y yo al instante me levanté y me fuí velozmente a mi cuarto. No podía creer lo que acababa de pasar, el remordimiento me atacó durante toda la tarde y la noche, no podía verlo a él ni a mis padres a la cara.
Los días siguientes era muy incómodo estar a solas con el y para el era lo mismo, nos hablábamos muy poco y solo para cosas realmente importantes, pero conforme pasaban los días el recuerdo de esa tarde me excitaba locamente y entre nosotros existía un tipo de conexión o química, por qué yo solo llegaba a ese sillón él se sentaba a mi lado, me comenzaba a tocar y terminábamos cogiendo, sin decir una sola palabra.
Desde entonces tuve muchos encuentros con mi hermano y afortunadamente no salí embarazada, pero si nació en mi el gusto por el incesto. Tuve más encuentros con hombres maduros y familiares míos, pero eso se los contaré en otra ocasión.
deliciosa historia me encanto, lastima que no fuimos vecinos
Muy parecida a otra historia que esta publicada
Me encanta tú relato, me exité mucho, quiero seguir leyendote,
Me gustó. El desarrollo y el desenlace me parecieron realistas, nada forzados. Me agradaría leer más historias de esa hermanita puberta. Saludos.
Excelente relato, espero que siempre haga más.