Hice mujer a mi hija (segunda parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por corsario1971.
-Bueno, es la hora de mi regalo, el que yo quiero. Me esperáis??
Subió a su habitación mientras yo me sentaba de nuevo en el sofá junto a Elizabeth. Pasó sus dedos por mi polla totalmente endurecida mientras abría mi camisa.
-Estás excitado? Quieres relajarte? Mientras pasaba la lengua por mis pezones.
En eso momento bajó Irene. De nuevo estuve a punto de ahogarme. Apareció simplemente con su camisa blanca del colegio, totalmente abierta, mostrando los pechos, con los pezones resaltando y su sexo totalmente depilado.
Descalza e insinuante se aproximó a mí, y abriendo sus piernas, se sentó a horcajadas sobre mis piernas. Su coño rozaba mi polla durísima. Se había deshecho la trenza y el pelo, negrísimo, le caía sobre el pecho. Me tomó por los hombros y abrió totalmente mi camisa. Sus uñas jugaron con mis pezones, y bajando la cabeza su lengua sustituyó a las uñas.
-Papi, ya no soy una niña, me dijo insinuante. Pero todavía no soy una mujer…. Mi regalo es que tú y mamá me hagáis una mujer.
Su pubis apretaba mi sexo, a punto de reventar el pantalón. Sus dedos y su lengua jugaban con mis pezones. Alternaba sus dedos en mi pecho con juegos en mis orejas y pelo…. No pude por menos que cogerle las tetas, acariciarlas, amasarlas mientras oía sus suspiros de placer.
-Papi, cógelos, son tuyos, hazme mujer, por lo que más quieras.
Miré a Elizabeth, que me lanzó una mirada de aquiescencia.
Se inclinó y metió la mano entre mi cuerpo y el cuerpo de Irene, rozando mi polla y su coño mientras el culo de mi hija se movía adelante y atrás frotándose lentamente y su respiración aumentaba, muestra del placer que comenzaba a sentir.
La lengua de Irene seguía jugando con mis pezones mientras mis dedos apretaban los suyos, provocando gemidos de placer. Elizabeth se deslizó hacia mi oído…
-Está preparada, dijo mientras me mostraba los dedos empapados y viscosos con los jugos de Irene. No pude menos que lamerlos. Exquisitos.
Elizabeth me despojo de mis pantalones y calzoncillos mientras Irene seguía frotando su coño contra mi polla y acariciando y lamiendo mis pezones.
-¿Te acuesto?, le pregunté…
-No, quiero ser yo quien lo haga, papi, despacito, que eres el primero.
Noté la mano de Elizabeth dirigiendo mi polla hacia el coño de Irene. Mi pene estaba chorreante de jugos y su coño, empapado. Sería fácil. Elizabeth colocó la cabeza de mi polla entre los labios del coño de Irene. La movió circularmente y todo quedó totalmente embadurnado. Sus jugos mezclados con los míos.
-Ya estás lista, cariño, comienza a meterla, aprieta despacito, le dijo Elizabeth a Irene. Esta comenzó a bajar las caderas y mi polla empezó levemente a introducirse en su coño.
-Despacito, papi, despacito, es muy grande, despacito.
Ella comenzó lentamente a bajar sus caderas y mi polla empezó a penetrar en su coño. Sus caderas comenzaron a subir y bajar hasta que oí un quejido y sus labios se enterraron en mi cuello. Yo le acariciaba el culo, juntando mis manos con las de Elizabeth que también le acariciaba.
Continuó subiendo y bajando hasta que en un momento hizo que mi polla penetrara más, soltando un gemido de dolor… Noté que algo quedaba traspasado y entonces cogí sus hombros y le introduje la polla totalmente. Los dedos de Elizabeth acariciaron su coño y me los mostró con unos leves rastros de sangre.
-Así, ya. Ya puedes entrar del todo…
Subí las caderas a la vez que Irene apretaba hacia abajo. La polla penetró en profundidad mientras Irene exhalaba todo el aire de sus pulmones y enterraba su cara contra mi hombro.
-Siiiii, dentro, papi, toda dentro……Mmmmm. Sigue, papi, por favor, sigue….
La levanté y la acosté en el sofá, coloqué sus piernas sobre mis hombros y de nuevo se la introduje. Esta vez sin compasión, la bombeé sin piedad hasta el fondo de su coño, estaba desquiciado, necesitaba disfrutar de ese coño que al principio sentía prieto y ahora se expandía por momentos. Irene gemía, mezcla de dolor y placer mientras sus uñas se clavaban en mis hombros. Los dedos de Elizabeth acariciaban mis huevos y el culo de Irene. Estaba a punto de explotar, necesitaba llenar ese coño suave y recién estrenado con mi leche…
La lengua de Elizabeth pasaba y volvía a pasar por mis huevos que se estrellaban en el culo de Irene, por mi culo y por el coño de su hija. Ya no podía más. Iba a estallar. Le saqué la polla del coño, y la boca de Elizabeth se apoderó de ella, lubricándola aún más si cabe. Luego la volvió a dirigir hacia el coño de Irene.
Entró de nuevo profundamente mientras los labios de mi mujer jugaban con los pezones de mi hija.
-Llénala cuando quieras, toma la píldora.
No pude más y solté chorro tras chorro de semen, mientras Irene se arqueaba presa de un orgasmo. Llevaba días conteniéndome y eso se notó en el volumen de lefa que le chorreó. Elizabeth introdujo la cabeza entre las piernas de Irene y comenzó a lamer la leche que rebosaba:
-¡Está inundada cariño, le está cayendo por fuera!
Siguió lamiendo toda la leche que le chorreaba y jugando con su clítoris y en ese momento Irene obtuvo un nuevo orgasmo que la dejó totalmente derrotada.
Abrió los ojos despacio mientras recuperaba la respiración… Sonreía como si no hubiera roto un plato.
-Gracias, papá, gracias mamá. Ahora déjame hacerte disfrutar a ti, mami.
Se inclinó entre las piernas de su madre y comenzó a lamerla en coño, mientras con un dedo acariciaba su clítoris. Elizabeth comenzó a estremecerse moviendo circularmente las caderas, empujando su sexo contra la boca de su hija. Me aproximé a ella y puse mi polla, de nuevo recta, contra sus labios. Su mano la agarró, haciendo subir y bajar la piel mientras su lengua jugaba con la cabeza, dura y brillante.
Irene introdujo cuidadosamente primero un dedo y luego otro en el coño de su madre mientras con el pulgar torturaba su clítoris. MI mujer estaba a punto de correrse. Los dedos de mi hija estaban llevándole al límite, y sus labios me estaban poniendo a mí también al tope.
Las manos de Elizabeth me soltaron para tomar la cabeza de su hija y apretarla contra su sexo:
-Así, así, por favor, hija, ya no pares, sigue, cómetelo todo….
El orgasmo de Elizabeth fue total. Se arqueó con los talones y se notó como una ola de placer se llevaba su cuerpo. No pude aguantar más e inundé su boca y su cara con mi leche. Irene mantuvo sus dedos dentro del coño de su madre mientras subía hacia su cara y lamía todos los goterones que la cubrían. Luego pasó a mi polla y también procedió a limpiarla suavemente.
Estábamos exhaustos, y mientras recuperábamos las fuerzas, Irene nos trajo sendas copas de champán mientras una sonrisa viciosa aparecía en su rostro…
-Me parece que estas vacaciones van a ser de lo más divertidas… Y voy a aprender bastante más que en el cole….
Al día siguiente me levanté temprano. Tras desayunar, me fui tranquilamente a la piscina a leer un poco y limpiar mi cabeza de las imágenes de Irene sobre mi polla, introduciéndosela poco a poco hasta entregarme su virginidad mientras Elizabeth la acariciaba y le excitaba el coño. Sólo imaginarlo ya me ponía a mil.
Al rato apareció Elizabeth, con un pareo naranja haciendo juego con su biquini minúsculo. Se tumbó a mi lado y al poco se giró hacia mí:
-Tenemos que hablar.
-Imagino que sí –repuse yo- ¿Qué piensas de Irene?
-Pues eso, que ya es una mujer, en todos los sentidos.
-Me extraña una cosa. Lo último que me habría imaginado es que fuera virgen a los 18 años. Y la chupa con una excitante inexperiencia, pero inexperiencia al fin y al cabo. No lo entiendo.
-¿Cómo que no lo entiendes? Pues está muy claro. Irene, tu hija, deseaba aprender todo con su padre, o sea, contigo, y por eso, con una mentalidad un tanto “arcaica” se reservaba para eso, para ti. El porqué… no me lo imagino. Mientras no sea una especie de complejo de Andrómeda….
-Me estás diciendo que está chiflada????
-Lo que te estoy diciendo es que está caliente a tope, que es una mujer muy ardiente y que lo que desea es aprender contigo. Es una mujer que necesita dar placer y necesita también recibir ese placer, y, para mí, creo que necesita que seamos nosotros quienes la enseñemos. Necesita confianza antes de lanzarse a disfrutar de la vida. Y que le gusta, está claro. Recuerda como le gustó cuando le metí la mano en el coño para prepararla.
-Sí, la verdad es que estaba empapada.
-Jajajaja, y yo también estaba empapada, que conste.
Nos quedamos un rato pensando en el tema, cuando al cabo de un rato vimos aproximarse a Irene.
-Hola cariño, que tal estás, que tal la noche?
-La noche, ideal, y en este momento, mejor que en toda mi vida. Y todo gracias a vosotros. Gracias por un cumpleaños inolvidable.
Me levanté y me zambullí en la piscina. Necesitaba un remojón y pensar un poquito en lo que sugería Elizabeth.
Desde el borde de la piscina vi como hablaban como muy confidencialmente. Luego Elizabeth me contó aproximadamente la conversación.
-¿Estás bien, te duele?
-No, estoy estupendamente. Papá es estupendo haciendo el amor.
-¿Cómo lo sabes, simplemente por una vez?
-Tengo que confesarte algo, pero no quiero que te enfades, eh? ¿Me lo prometes?
-Te lo prometo. Cuéntame…
-Es que me da algo de corte decírtelo, pero creo que la confianza pasa por esto. Estaba deseándolo desde hace años. Algunas veces os oía mientras hacíais el amor, y alguna vez os dejásteis la puerta entornada. Muchas veces le vi la polla a papá, totalmente grande y tiesa. Y viendo cómo te la metía, y los gemidos que dabas de placer me excitaban, así que muchas veces me he acariciado viéndoos.
-Veías como me follaba??
-Siiii, y tenía una envidia…. Me habría gustado meterme en medio de los dos, y que me hicieseis disfrutar como vosotros.
-Bueno, tienes mucho tiempo aún…
-Mami, crees que volverá a follarme? Me volverás a acariciar? O no os gustó?
-Claro que nos gustó, pero eso es algo que tienes que decidir tú. Ya tienes 18 años y eres dueña de tu cuerpo para hacer lo que te apetezca.
-Pues yo lo que quiero es que seáis vosotros los dueños de mi cuerpo.
Más o menos esa fue la conversación que mantuvieron. Yo, desde la piscina sólo podía ver como hablaban confidencialmente.
En un momento dado, Elizabeth se desabrochó la parte superior del biquini, mostrando sus pechos erguidos, con los pezones totalmente endurecidos. Posó despacio la mano por el vientre de Irene, por su ombligo, jugando con el borde de la braga del biquini. Irene se incorporó y se soltó asimismo el sujetador y cogiendo las manos de su madre las llevó hasta sus pechos, que ya acusaban las huellas de su excitación. Las uñas de Elizabeth juguetearon con sus pezones, y lentamente fueron recorriendo el pecho y el vientre de Irene. Las caderas de ésta comenzaron a alzarse, ofreciéndose a los dedos que sortearon el biquini hasta hundirse en el monte de su hija. El culo de Irene se alzó ofreciendo definitivamente su pubis a las caricias de su madre. Una leve huella húmeda comenzaba a marcarse en la reducida tela.
Cuidadosamente fue bajando las bragas, dejando al descubierto el coño de Irene, brillante ya con los jugos que comenzaba a destilar. La lengua de Elizabeth jugaba con sus pezones, pasándola despacio y, de vez en cuando, haciendo una leve incursión con los dientes. La joven gemía suavemente mientras intentaba, a su vez, acariciar los pechos de su madre. Elizabeth fue bajando por el cuerpo de su hija, dejando una leve huella de saliva por su vientre, llegando por fin a los labios húmedos de la vulva. Los separó delicadamente y con la uña jugueteó con el botón que sobresalía en la parte superior. Los gemidos aumentaron y las caderas se elevaron todavía más. Bajó la cabeza y esta vez fue la punta de la lengua la que excitó el clítoris. La lengua siguió su curso a los largo de los labios y se introdujo en el interior del coño, mientras los labios succionaban contra los labios de la vulva.
Irene se contorsionaba salvajemente, aplastando su coño contra los labios de su madre, sin dejar de gemir.
-Más, por favor, más…-imploró.
-No quiero meterte nada todavía cariño… Mañana estarás mejor.
-Y hasta mañana, qué????
-Tranquila cariño. Te falta todavía mucho por disfrutar.
Elisabeth se incorporó, y pasando las piernas a los lados de la cabeza de Irene, le ofreció su coño mojado. Irene comenzó a pasarle la lengua por el coño, mientras Elisabeth hundía también su cabeza entre los muslos de su hija en un impresionante 69. Los gemidos dieron paso a verdaderos gruñidos mientras el placer se abría paso en oleadas para las dos. Las caderas se movía buscando que las lenguas profundizaran y rebañaran los jugos que comenzaban a chorrear, lamidos a lengüetazos por las dos mujeres hasta que Irene no pudo aguantar más y se corrió con un orgasmo casi animal. Poco tardó Elisabeth en seguir su mismo camino, quedando exhaustas una sobre la otra.
Mi polla estaba a más no poder. Ni el agua conseguía bajar mi temperatura, así que no tuve más remedio que salir de la piscina y dirigirme a ellas.
Me sequé con la toalla y pudieron ver como mi polla estaba a punto de reventar el bañador.
Irene se acercó a gatas y me acarició los muslos:
-Papi, me la vas a dejar como ayer?
-Cariño, según tu padre tienes una leve inexperiencia en chupar pollas, así que hoy vas a aprender, ¿quieres? – Dijo Elisabeth con picardía.
Se acercó ella y cogió mi polla y mis huevos con las manos. La punta de la lengua se acercó al orificio y lamió suavemente mientras sus uñas acariciaban mis huevos.
-Ven cariño, ahora juega tú –se dirigió a Irene.
Irene pasó a su vez la lengua por la cabeza de mi polla, a cada rato más inflamada. La lengua de ambas jugaban con la polla y jugaban entre ellas. Elizabeth comenzó a lamer despacio el tallo mientras Irene pasaba lengua y labios por la cabeza. Notaba sus pechos, con sus duros pezones acariciando mis muslos y mis manos se posaron sobre sus cabezas, sujetándolas. No quería que se alejaran demasiado.
-Ven, juega con sus huevos mientras yo le cojo la polla.
Irene se inclinó un poco, comenzando a acariciar mis huevos y a pasar la lengua por ellos mientras mi mujer se introducía totalmente la polla en la boca, ensalivándola, babeando como una verdadera perra. Hilos de saliva quedaban en la polla cuando de nuevo Irene volvía a tomar el relevo de su madre.
Me recosté sobre la hamaca e Irene volvió a meterse la polla en la boca, lamiendo, moviendo la lengua alrededor mientras Elizabeth pasaba la lengua de nuevo por los huevos, bajaban por el perineo, y cosquilleando mi ano con la lengua. De nuevo volvió a subir y comenzó a mover la mano a lo largo de la polla mientras Irene pasaba y volvía a pasar sus labios y su lengua por la cabeza, henchida como si fuera a reventar, hasta que un pinchazo surgió de mis huevos y noté como si una lengua de fuego pasara por mi uretra. Estaba a punto del mayor orgasmo de mi historia.
Elizabeth tomó la cabeza de Irene para que recibiera toda mi lefa.
-¡Tómala, cariño, tómala, toda para ti! Bébela, disfrútala!!
Chorros de leche caliente surgieron de mi polla como una catarata inundando la boca, la garganta y la cara de Irene. Nunca pensé que pudiera tener tanta cantidad, después de la sesión a que me habían sometido la noche anterior.
Elizabeth comenzó a lamer los chorros que goteaban por los labios y la barbilla de Irene. Sus labios, pringosos de lefa se fundieron en un beso profundo, con sus lenguas goteantes fundiéndose entre ellas.
-Gracias por compartirla conmigo, cariño.
-Es de las dos, mamá, debemos compartirla, como debemos compartirnos y compartir a papá, si él quiere, claro.
-Claro que quiero, cariño. Vas a aprender todo lo que debes, y a lo mejor hasta te presentamos en el Círculo.
-¿ El Círculo? ¿ Eso qué es?
– Tranquila, no vayas tan aprisa. Tú disfruta esto como un buen vino, con tranquilidad, despacio y así nada te sorprenderá. Aún te queda mucho que aprender, y te lo enseñaremos.
-¿Más placer aún?
-Más placer, y sobre todo, el verdadero placer. Tú ya eres dueña de ti misma.
Pasamos el resto de la mañana y la tarde comiendo un excelente pescado y tomando unas copas por la zona comercial de la ciudad.
Cuando volvimos a casa, estábamos entrando cuando comenzó a caer un diluvio de esos de tormenta de verano así que corrimos empapados al interior.
-Me parece que se nos ha chafado la tarde de piscina. Toca partida de cartas o ración de tele…
-Pues voto por ración de tele –repuso Elizabeth- Pero antes vamos a secarnos que pillamos una pulmonía.
Nos quitamos la ropa empapada, nos secamos y Elizabeth preparó unas copas. Nos acomodamos en el sofá mientras ella cogía los mandos de la tele y el disco duro lleno de películas.
-Te apetece algo excitante cariño? –dijo Elizabeth.
Buscó en la carpeta de películas porno y comenzamos a ver una de ellas. Las imágenes mostraban una jovencita a gatas chupando la polla a dos bigardos mientras un tercero la penetraba profundamente. Al rato, uno de ellos se colocó bajo ella y le introdujo la polla en el coño. El otro procedió a hundirla lentamente en el culo hasta que quedó doblemente penetrada, a la vez que el tercero continuaba con la polla en su boca. Los gemidos de placer de la joven inundaron el salón, hasta que al rato cambiaron de postura, se colocaron frente a ella y la inundaron de leche la boca, la cara y el pelo.
De reojo observé como Irene respiraba agitadamente mientras con los dedos jugaba lentamente con su coño.
-¿Te gusta? –pregunté.
-Sii, respondió ella con un hilo de voz.-Parece fácil cuando entra por el culo…
-Bueno, hay que lubricarlo, al menos un poquito. Luego lo suyo es que entre lentamente. Es un placer, la verdad.
Estuvimos durante un rato viendo más películas, saltando de escenas en escenas. Irene se iba excitando por momentos. Cuando vió una escena en que un hombre de color, alto y musculoso, con una polla imponente entraba en el culo de una preciosa rubia, observé como sus dedos chapoteaban furiosamente en su coño.
-Jajaja, te gusta, cariño? Le preguntó Elizabeth.
-Siii, es genial.
Elizabeth cogió de la mano a Irene, la hizo levantarse y la arrodilló frente a ella. Sus piernas abiertas mostraban su coño brillante por la excitación. Me pasó un tubo de lubricante mientras tomaba a Irene por la nuca y dirigía su boca a su coño.
-Lame, cariño, da placer a mamá. Tu padre te va a enseñar algo más. Ponle lubricante, date cuenta que está totalmente cerrada.
-Ni hablar. Un poco sólo. Lo justo para que entre. Quiero disfrutar cada centímetro de su culo.
Mojé la punta de la polla con un poco de lubricante y extendí una pequeña cantidad por el ano de Irene, introduciendo un dedo para preparar el camino. Luego apoyé la punta en el ano y empujé un poco. Irene gritó levemente al sentirme. Retrocedí levemente y volví a empujar, hasta que la cabeza de la polla penetró un poco en su culo. Irene gimió más fuerte y agarró los cojines del sofá, mientras permanecía lamiendo el coño de su madre, que le acariciaba despacio el pelo desparramado.
-Así, despacio, penétrala un poco más –me dijo.
Empujé lentamente, disfrutando de las prietas paredes del recto de Irene, y, ¿porqué no decirlo? con los gemidos de dolor que iba profiriendo conforme iba entrando más y más. Retrocedí de nuevo y volví a entrar, así varias veces. El placer me inundaba, viendo como Irene se afanaba en el coño de su madre, ésta cerraba los ojos respirando agitadamente, así que retrocedí una vez más, y aferrando los pechos de mi hija apreté profundamente la polla hasta el final, hundiéndola definitivamente. El grito de dolor de mi hija se fundió con el del orgasmo de Elizabeth mientras yo descargaba todo en el interior del culo de Irene. Volví a entrar y salir, ya esta vez chapoteando en su culo levemente dilatado lleno de leche.
Elizabeth estaba encadenando una sucesión de orgasmos. La saliva de Irene se mezclaba en su coño con sus lágrimas y los jugos de su madre, hasta que al final nos rendimos, exhaustos. La saqué lentamente y la dirigí a la boca de Elizabeth.
-Lame, perrita, toma el culo de tu hija y déjamela impecable.
Elizabeth lamió todos los restos existentes en mi polla mientras Irene iba recuperándose lentamente.
-¿Qué tal estás, peque?
-Puffff, bien, papi, aunque me parece que me has abierto del todo –contestó Irene, respirando entrecortadamente- Parecía tan fácil en las pelis….
-Ahora te será mucho más fácil cariño. Aunque hay que dejar que se cierre de vez en cuando para que dé más placer.
Nos sentamos los tres abrazados en el sofá, descansando.
Elizabeth sonrió:
-Mmm, la niña va usando muy bien la lengua, te lo aseguro. Y no parece que le disguste nada –dijo pasando los dedos entre las piernas entreabiertas de Irene, mojando los dedos y chupándolos después- Mmm deliciosos.
Volvió a mojarlos y los pasó por los labios de su hija:
-Bueno, ricos, pero me gustan más los tuyos –sonrió Irene- bueno, y la leche de papá.
Nos reímos un rato y luego cogí el teléfono:
-Creo que voy a invitar a comer mañana a George, te parece?
– ¿Crees que está preparada? Dijo Elizabeth.
-Seguro que su preparación pasa por ahí, jajaja
-¿Pero quien es George? –preguntó Irene.
-Un amigo nuestro. Lo conoce tu padre porque es corresponsal de un bando de las Islas Barbados.
-Barbados? Un paraíso fiscal?
-Sí tu padre a veces hace negocios con su banco. Es un tipo muy simpático. Seguro que te apetece conocerlo.
Marqué el teléfono:
-George??? Hola, que tal las vacaciones?
…..
¿Cómo que aburridas? No me lo creo.
….
-Te apetece venir mañana a comer? Estamos los tres en casa, e Irene quiere conocerte.
….
Bueno, que sí, claro, Elizabeth también, pero vas a llevarte una sorpresa con Irene.
…
-Que sí está preparada. Vale nos vemos mañana. ¿Venís los dos, no? Pues vale, hasta mañana.
CONTINUARA….
Un relato excitante por de más!