HIJAS COMPLACIENTES

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
HIJAS COMPLACIENTES

Mi nombre no es importante y los de mis hijas los he cambiado por seguridad.

Tengo 35 años, mi esposa Laura 32 y mis hijas Pamela 12, Loredana 11 y Miguel 7 años.
Soy de profesión agrónomo y vivimos cómodamente en una pequeña finca a las afueras de una ciudad no muy grande, mi esposa administra un almacén de insumos agrícolas que poseemos en dicha ciudad.
Nuestra familia es muy numerosa pues por parte mía somos 4 hermanos y 3 hermanas ocupando yo el tercer puesto de mayor a menor y por parte de Laura mi esposa son 7 hombres y 2 mujeres, o sea que mis hijos tienen 14 tíos y tías y numerosos primos de diferentes edades.
Con el tiempo me he enterado que el incesto es muy común en la familia pero yo voy a narrar mi caso en particular.
Mi hija Pamela en el inicio de la pubertad es una niña hermosa de rubios cabellos, ojos grises heredados de mi madre y un cuerpo espectacular que trae locos a la mayoría de chavales del colegio y a algunos adultos que la miran con deseo disimuladamente.

Loredana (de quien va esta historia) no se queda atrás en belleza, aunque un poco piel canela iluminan su cara un par de ojazos verdes enmarcados por unas cejas tupidas y negras como sus cabellos bien cuidados, sus piernas largas y torneadas, y sus firmes y redondas caderas presagian un cuerpo de modelo en el futuro, conocedora de sus atributos físicos es mas coqueta que su hermana y mas cariñosa conmigo.
Cuando mi hija Lore (como le decimos cariñosamente) contaba con 9 años, abrió sorpresivamente la puerta del baño, donde yo completamente desnudo procedía a afeitarme después de la ducha.
No reaccione inmediatamente para cubrirme.
Lore en ese instante largo me miro de pies a cabeza, vi cuando detuvo su mirada en mi pene flácido como calculando.
– Hummm….., más grande que el de mi tío.
En mi estupor no entendí bien lo que dijo.
Salio corriendo con una risa maliciosa.
Tiempo después habría de recordar ese instante como mágico.

Lore aprovechaba cualquier ocasión a solas para sentarse en mis piernas, me daba abrazos duros para demostrar que si tenía fuerza y besos largos cada vez más cerca de mis labios, yo no veía malicia en sus actos, así fue pasando el tiempo y cumplió 10 años y medio, linda como siempre.
Pero un día las circunstancias me llevaron a presenciar algo que me cambió completamente la forma de ver a mi hija.

Una tarde hacia un inventario en el mezanine del granero de la finca, vi cuando mi hija entro aun con el uniforme del colegio, pero ella no me vio, apareció su primo Toño, hijo de mi cuñada, se paro en la puerta mirando para todo lado.
– Venga pues, le dijo mi hija, el entro y Lore lo condujo a unas pacas de heno cubiertas con una manta como una cama, se quito las bragas, Toño se bajó la ropa hasta la rodilla.
Yo indeciso no sabia que hacer, si quedarme callado mirando o regañarlos, pudo más el morbo, vi a mi hija cogerle el pene a Toño, tieso por la vitalidad de sus 14 años, el le subió la camisa del cole y le mamo las teticas, aun no usaba sujetador.

La boca se me seco, el demonio del incesto me invadió, en silencio comencé a hacerme la paja.
Lore se recostó sobre la paca con las piernas abiertas y Toño de píe se lo fue clavando entre gemidos de ella.
– Toño hágame duro como mi tío.
¡Que emoción¡ ver como se comían a mi hija ante mis ojos, ver como le penetraban su vagina completamente lisa sin un solo vello, como le apretaban sus incipientes teticas, a los 4 minutos mi sobrino eyaculo precozmente dentro de ella, yo esperando para llegar viendo el orgasmo de mi hija, todo quedo trunco.
Toño empezó a vestirse y mi hija le dice a modo de reproche:

– No primo, mi tío me hace sentir mas bueno, con el llego hasta 2 o 3 veces.
– Prima, no se enoje, es que había que terminar rápido porque de pronto llega mi tío.
– Mi papá esta en el almacén.
– El tiene que estar por aquí, porque allá esta el coche aparcado.

Toño se marcho, mi hija probó el semen que corría por sus piernas y se puso las bragas sin limpiarse y entro a la casa.
Yo mas relajado me puse a pensar en lo que vi, cosa rara no sentí remordimientos por no impedir aquello mas bien deseo sexual por mi hija.
Pero, ¿a cual tío se refería?
Como un rayo que ilumina la noche me acorde de lo que dijo cuando me vio desnudo en el baño hacia 1 año y medio.
¿Sería que este tío misterioso se la comía desde ese tiempo? O era que apenas la estaba cultivando, la duda me carcomía pero al mismo tiempo aumentaba el deseo por mi hija.
Entre a la casa, Lore se estaba duchando en el baño de ellas.
– ¿Quién esta aquí? Pregunte como si no supiera.
– Yo papi, Lore.
– A bien, voy a estar en mi alcoba por si necesitas alguna cosa.
– Listo papá.

A los 10 minutos apareció con el cabello aún mojado y envuelta en la toalla, la vi a sus hermosos ojos y se estableció una corriente erótica y supe que Lore venía a hacer eso, eso que la dejo caliente con su primo, pero no sabía como actuar, tenía vergüenza de mí, ignoraba que la había visto.
Para facilitarle las cosas la invite a que se sentara en mis piernas.
Estábamos solos, su hermana y el niño llegarían a las 5 de la tarde y su mamá a las 7 de la noche, así que teníamos 3 horas.
– ¿Cuál tío te gusta más? Le pregunté acariciando su cabello.

Todos, dijo pensativa.
– Pero habrá alguno a quien prefieres.
– Papá después le cuento cual y no dejo que preguntara mas dándome un beso en los labios fue un impulso lo que me indujo a tomar su cabeza con mis manos para retenerla y abrir sus trémulos labios con mi lengua, ella correspondió.

Un remolino de pasión nos envolvió, entre mis brazos dejo de ser mi hija- niña para convertirse en una mujer apasionada.
Sintió mi erección y se bajo de mis piernas, frente a mí, con su cara infantil pero de mirada maliciosa con una pose coqueta se abrió lentamente la toalla:
Dos cosas me impactaron: su vagina abultada y lisa como piel de manzana con su rajita donde ya sobresalía el clítoris, y que aún no tenía pechos pero si unos pezones largos, muy largos diría yo para una niña quizá por tantas mamadas que le habrían hecho el tío, su primo Toño y vaya a saber quien mas.

Yo también me desnude por completo, juntamos nuestros cuerpos, el de ella fresco por la ducha el mío caliente por la excitación, entre una lluvia de besos bajé a mamar sus pezones duros y las areolas se le hincharon y mientras con mi mano caliente toque por primera vez su vulva fresca, los gemidos aumentaban, mis dedos ávidos acariciaron su clítoris húmedo.
– Papá yo se lo quiero mamar, me dijo con voz ansiosa.
Nos tendimos en la cama haciendo un 69, mi boca en su vagina y su boca en mi pene, mis lengüetazos recorrieron todas su telitas vaginales y mis labios apretaron su clítoris descubriendo su botoncito para que mi lengua libara como el colibrí del néctar que a espasmos le broto en un gemido largo, también me corrí en su boca entre convulsiones como jamás había sentido.
Ella saboreo mi semen con satisfacción.
– Ya papá métamelo.

Llega ese momento indescriptible en que la cabeza de mi pene toca por primera vez la rajita de mi hija, mi mente febril ordena la penetración, su manita tibia lo guía a su entrada, empuje suavemente con amor y su pequeño y húmedo túnel se va abriendo sin obstáculos pero apretado, mi miembro se afianza dentro de sus paredes vaginales Lore sube las manos a sus teticas para acariciárselas.

El placer de estar comiéndome a mi propia hija no tiene comparación con ningún otro placer.
Mire su angelical carita sonrojada, su mirada perdida, se mojo los labios con la lengua y lanzó un gemido entrecortado cuando mi pene llego hasta el fondo de su coño quedando totalmente prisionero.

Sentir los espasmos palpitantes de su infantil vagina, al principio suaves y espaciados luego más fuertes y rápidos, al empujárselo ella gemía y al sacarlo se formaba en su interior un vacío dando la impresión de que me lo mamaba.
La tensión de sus músculos, el grito de su orgasmo y el calor de sus fluidos internos me condujeron al paroxismo total en mi primera eyaculación dentro del coño de mi hija, 3, 4, 5 bombazos llenaron por completo el cáliz sagrado que solo una hora antes era prohibido para mi.

Un momento de descanso y sobre los fluidos seminales mutuos vuelta a empezar, el sudor cubría nuestros cuerpos, ella una hembra en celo yo un fauno desbocado, el chapoteo de mis clavadas, sus gemidos, mis quejidos, la locura incestuosa total, sus orgasmos múltiples, su manita acariciándose el clítoris, mis labios en sus labios, el olor a sexo impregnado por todo el ambiente, su carita convulsionada, sus nalguitas levantándose rítmicamente fueron el marco para mi eyaculación y quede casi desmayado sobre mi hijita.
– Gracias papá, me dice al oído con su vocecita de niña, como si no fuera yo quien tuviera que darle las gracias por tan esplendoroso momento.

– Eres maravillosa mi amor, pero ahora si dime ¿Quién te desvirgo?
– Mi tío Javier.
Javier es el segundo de mis hermanos mayores, galante y muy cariñoso con las niñas, todas las sobrinas lo adoran y a su vez padre de 3 niñas y un niño.
– Cuéntame más.
– Desde los 8 años me tocaba mis partes íntimas y me enseño a besar, al principio solo eran caricias con sus dedos en mi rajita pero un día se atrevió a más y me daba besos y chupetones en mi vagina causándome unas cosquillas tan ricas que me empezaron a gustar mucho a veces yo lo iba a buscar para que me hiciera.
– Otro día me dejo ver su pene para que se lo sobara hasta que le broto semen (el me enseño que así se llama la lechita) siempre me hacia cosas nuevas, a los 9 años me metió un dedo, casi me enloquezco de la emoción pues ese día sentí mi primer orgasmo y me dejo mamárselo y me tomé su semen.
-A los 9 años y medio me desvirgo con su pene, esa vez me dolió mucho pero las otras veces entre más lo hacia más me gustaba.
– Así llevamos un año de relaciones con penetración.
– Amorcito, ¿y es el único que te a penetrado?
– No, el padre que me confeso para la primera comunión cuando le conté lo que hacía con mi tío me lo hizo 2 veces, una vez en la sacristía y otra en la casa cural y mi primo Toño también 2 veces, pero ese no sabe casi nada y siempre me deja con ganas.
La lleve cargada a la ducha dándonos un beso largo.

Llevamos 5 meses de locura incestuosa follando casi a diario ya que disponemos de mucho tiempo a solas.
Además a mi hija ya le exigen sus hermosos pechos usar sujetador.

Pero hay algo que ha hecho calmar mi fogosidad con Loredana pues a mi hija Pamela próxima a cumplir 12 años la desvirgue hace un mes pero esa es otra historia.