Hijas Emprendedoras (4 de 9)
Gerardo disfrutaba de su bien portada Jazmín, que sacudía su verga con sus manos y escupía en ella viendo hacia la cámara…La hija menor disfrutaba siendo el centro de atención para la cámara que capturaba a aquellas jovencitas siendo usadas y entregadas a extraños por su padre..
Con orgullo, Jazmín mostraba su tarjeta de identidad, así como María, y el guardia de seguridad las dejaba pasar, su padre, Gerardo, iba detrás y las miradas se giraban hacia ellos, ya sea por el hombre demasiado mayor yendo detrás de dos jovencitas, por las deliciosas curvas de las nenas que, en cuanto pusieron un pie en la pista de baile comenzaron a bailar como en sus Tik-Toks. Su papito, poco acostumbrado a esos ritmos comenzó a dejarse llevar y con una de hijas a cada lado se dio cuenta que bailar reguetón era lo más fácil del mundo: sólo tenía que moverse como si estuviera cogiendo a sus putitas.
Las nenas se apoyaron de manos en sus rodillas y comenzaron a agitar esos culazos sobre cada una de sus piernas, podía sentir el calorcito de sus coños, en especial el de María que no llevaba ropa interior; entendió por qué esos jóvenes andaban calientes todo el tiempo, escuchando y bailando esas “canciones”, pero qué rico se sentía tener a dos jovencitas bailándole como dos putas mientras las miradas se giraban hacia ellos. Nadie los conocía, así que, al ritmo de la música las atrajo hacia sí y comenzó a besar los carnosos labios de sus hijas, primero Jazmín con sus labios carnositos y paraditos, sintiendo su lenguita caliente contra la suya; luego María, más experta y lanzada, chupaba la lengua de Gerardo mientras él acariciaba su culazo, la apartó y la guió a su hermana, para que entre las dos jovencitas comenzaran a hacer un rico beso lésbico al centro de la pista, se alejó un paso para sacar el celular y comenzar a grabarlas, la cámara capturaba el momento delicioso de dos nenas dándose un beso de lengua. Se separaron y comenzaron a bailar para la cámara, Gerardo se inclinó para tomar debajo del vestido, María alzó el culito y su chocho húmedo y caliente brillaba, la tanguita de Jazmín estaba empapada y ya se veía a través de ella.
—Que ricas tus mujeres —le dijeron en el oído, sorprendiéndolo, el sujeto casi había gritado. Mirándolo bien, a través de las luces neón y el humo de cigarro y mariguana, era un chiquillo de esos obsesionados con el gimnasio, mamado y atractivo, las nenas lo notaron y como las dos jovencitas hormonales que eran comenzaron a coquetearle, tocándose una a otra. Le hizo una seña a sus hijas y luego al sujeto.
—Te las presto un ratito si me dejas grabar —respondió de la misma forma, se dieron la mano para sellar el trato, Gerardo reinició la grabación y el sujeto se acercó bailando a sus hijas. Ellas de inmediato se pusieron como dos loquitas buscando verga, turnándose para bailarle directamente sobre su erección.
—¡No traes bragas! ¡Puta! —le dijo a María junto con un piñizco en su culo justo antes de meter una mano bajo su falda y comenzar a dedearla, la puta de su hija levantó los brazos para rodear el cuello del chico y comenzar a besarlo, levantando una pierna para dejarlo meter sus dedos más cómodamente; Gerardo se acercó y comenzó a hacer un encuadre de ese coño jugoso y húmedo siendo dedeado por un extraño.
Otro de los amigos del primero chico se acercó a Jazmín y comenzó a bailar con ella, sin tardarse, comenzó a manosearla bajo la falda y su hija menor le correspondió acariciándole el prominente bulto y besándolo con su lenguita caliente. Las dos estaban siendo el centro de atención, habían un par de chicos más interesados en formar parte, bajo la indicación de Gerardo, que era claro quien las andaba ofreciendo, se unieron y primero le subieron el vestido completo a María, la pusieron de espaldas a ellos y azotaban sus nalgas de potra mientras ella le frotaba sus erecciones y bailaba para la cámara; luego, a Jazmín la pusieron de frente a la cámara y le subieron top y bralette, exponiendo sus tetitas para jugar con ellas y chuparlas. Estaban extasiadas y listas para ser cogida, en especial María, una puta profesional acostumbrada a recibir grandes dosis de verga.
Para evitar ser corridos del lugar Gerardo apartó a las chicas y le hizo una seña a los chicos, que, cuales perritos falderos fueron detrás de ellos hacia la salida de emergencia, que daba a un callejón muy similar al que habían usado antes. Por fin podían escucharse unos a otros lejos del sonido estridente de la música sexual.
—Joder, qué calientes tus putas —dijo el primero que se había unido al juego erótico.
—Son mis hijas —respondió él. La sonrisa de los cuatro tipos se difuminó, se vieron entre sí, incrédulos—. No se preocupen, sí son bien putas. María —llamó, y la jovencita llegó a su lado como una perrita obediente—, ¿quieres verga?
—Sí, papito —ronroneó, mordiéndose el labio inferior, la tomó de la mano y se la ofreció a los cuatro tipos que ya se agarraban sus paquetes listo para darle lo que ella quería.
—Oye, y la otra —dijo el segundo en unirse a la fiesta mientras María ya se colocaba en cuclillas para desbrochar cinturones y bajar braguetas, su coño quedaba expuesto a quien quisiera ver—. Me gusta.
—Jazmín es mía —respondió, serio. El chico no insistió y volcó su atención a María—. Hija —le dijo, había comenzado a grabar—, chúpamela.
Los cuatro chicos, teniendo a María pajeándoles a manos llenas, voltearon a verlo, sin poder creer que presenciarían una relación incestuosa, pero allí estaba Jazmín, capturada por la cámara, engulléndose la verga de su papito como una gatita golosa, María al mismo tiempo comenzaba a tragar vergas y llevarlas hasta su garganta para hacer gemir de placer a sus clientes.
—Que rico chupa, la puta —decía uno, tomándola de la base de la nuca para hacer que se metiera todo su falo en su interior, acostumbrada a vergas el doble de grande, María gustosa se presaba de esa verga como una becerrita. Otro le puso su verga al lado y la golosa adolescente intentó meterlos ambos en su boca al mismo tiempo, casi lográndolo bajo los albures de los jóvenes: «La putita María es una experta», «Su padre la tiene bien entrenada, ¿verdad, puta?», «Quisiera cogerte por el culo, perrita», «Traga, traga, perra».
Gerardo disfrutaba de su bien portada Jazmín, que sacudía su verga con sus manos y escupía en ella viendo hacia la cámara, su labial estaba intacto, y aunque él no entendía cómo era posible no le dio importancia, más adelante sabría que su hija mayor había comprado cosméticos caros difíciles de remover. La hija menor disfrutaba siendo el centro de atención para la cámara que capturaba a aquellas jovencitas siendo usadas y entregadas a extraños por su padre, como un chulo vendiendo a sus putas, por el momento eran muestras gratis, pero ya daría fruto aquel esfuerzo.
—María —la llamó, enfocándola atorada con una verga en su boca, otra en cada mano y una cuarta esperando su turno—, ven aquí y chupa junto con tu hermana.
La putita intentó hablar pero el chico la tenía atrapada con una verga en la boca, cogiéndola a un ritmo rápido, al escuchar el segundo llamado del padre la dejó ir con pesar, pero ninguno de los chicos quería contradecir a Gerardo, temiendo que esté en otros negocios turbios ya que andaba ofreciendo a sus hijas como putas, era capaz de mucho. Ella se levantó y con el culo de mula al aire caminó hacia su papito, se puso en cuclillas junto a su hermanita y comenzó a chupar su verga mientras Jazmín lamía sus testículos, pronto las tuvo chupando una de cada lado de su verga y la luz del flash reflejaba perfectamente sus pieles de porcelana y los brillitos que se habían colocado alrededor de los ojos. Los chicos, detrás se pajeaban al ritmo de la felación de las adolescentes.
—Me voy a correr —anunció uno.
—Yo también —dijo otro.
—María, ve por tu lechita —ordenó Gerardo, y su obediente hija se levantó y fue a por una ración de leche—. Acábenle en el culo —dijo él—. Abróchame, tengo que darte leche más tarde —hacia Jazmín que obediente guardó la verga de su papito justo a tiempo para permitirle acercarse a la puta mayor que se apoyaba de manos en la pared, sucia y hedionda a orines junto a unos basureros, los cuatro chicos se pajeaban mientras ella les hacía un twerk y abría sus nalgas para que vieran su ano oscurito y rasurado encima de unos labios vaginales carnosos y brillantes de humedad—. ¿Cuál es tu nombre, putita? —preguntó Gerardo, enfocando la cámara que capturaba aquel precioso rostro sonriente y caliente.
—Soy La Potrita —respondía María. Detrás de ella, los chicos se acercaban a su ano y acercaban sus glandes lo más que podían para que sus chorros de semen terminaran desparramándose sobre esa rayita, como un aderezo a un postre delicioso, goteando semen apoyada en la pared, esperando más y más.
—Jazmín, limpia a tu hermana —dijo Gerardo, la jovencita apareció en la pantalla, con los ojos brillantes de excitación, esperando emocionada su desvirgamiento.
—Sí, papito.
—No inventes, ¡qué guarras! —exclamó uno de los chicos, ellos mismos comenzaron a grabar cuando Jazmín se arrodilló detrás de su hermana, había cinco cámaras enfocando ese ano embadurnado de semen, ese culo erguido y gordo, la espalda de la jovencita apretadita y caliente, justo a sus pies, otra putita igual de rica y preciosa sacando su lengüita rosada y lamiendo desde su vulva gordita hasta el inicio de la división de sus nalgas, como un trapo recogiendo todo el semen que podía, tragándolo y volviendo a comenzar el recorrido. María comenzó a disfrutarlo y a gemir, el olor de sus fluidos y el semen se confundió con el de la basura y los orines, todo era más erótico y guarro. Cuando Jazmín había recogido todo el semen, se concentro en el coño de su hermana, bebiéndose sus jugos y haciéndola gemir. «¡Ay, sí! ¡Qué rico, hermanita!» se escuchaba quedito en el vídeo. Se escuchaba el chapoteo de esa lengua jugando con sus labios, chupaba y sorbía sus fluidos, enterraba su cara en el culo de su hermana y María sacudía sus orbes para frotarse contra ella.
—Métele los dedos —animó uno de los chicos, mientras los demás no dejaban de prestar atención, ya volviendo a ponerse erectos ante tan divino espectáculo.
Con sus manitas manicuradas, Jazmín metió un dedo dentro de su hermana y llevó su lengua a su ano para darle un rico beso negro mientras le metía un segundo dedo, y luego tres, y luego cuatro… La Potrita tenía un puño dentro de su coño y gemía como una gata con su hermana lamiendo su ano, la mano entraba y salía, húmeda y caliente mientras aquella escena erótica quedaba registrada en vídeo.
—Me voy a correr —anunció María—, me corro… ¡Ahh! ¡Ahh! ¡Ahh! —gemía mientras su hermana no dejaba de chuparla y meterle la mano, pronto un torrente de agua brotó de esa vulva como una cascada, Jazmín sacó el puño y con la palma abierta comenzó a frotar rápidamente el clítoris de su hermana para extender el placer mientras María paraba aún más su culo, descargando el placer contenido durante la última hora, sus piernas temblaban y estaba empapada cuando Jazmín esparcía sus líquidos por su culo, dándole un aspecto brillante como de aceite que las cámaras capturaban. Era una delicia. Lo último que las cámaras grabaron fueron dos palmadas que hicieron rebotar ese culazo de mula.
Gerardo, como había hecho con el taxista, extendió un par de tarjetas a los jóvenes y tomando a sus dos hijas se marchó para cumplir la promesa de cumpleaños a su hija menor, Jazmín.
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