hijastra y padrastro historia XII
ese anito me seduce .
De camino a casa tuvimos un tema de conversación, Cintia planteaba ¿porque a los hombres les atrae tanto la cola o mas precisamente el culo de la mujer? Y ella planteaba que en eso el hombre era algo egoísta, no tiene en cuenta el dolor que le causa ala mujer, solo piensa que al ser un lugar más estrecho su verga siente más. –
Si en algo tienes razón Cintia, por eso es que debe ser de mutuo acuerdo, y con mucha paciencia.
Ah… pero vos papi, te saltaste esas materias porque hoy me la quisiste poner de una, sin consentimiento ni paciencia je.. je…
Perdón Cintia es que ver esa obra de arte, que es tú culito, me saco te pido perdón, no debe ser así. –
No, papi no pidas perdón, lo que si me descontrolo un poco a mí también fue sentirme penetrada por mi conchita y mi anito, ¿hiciste alguna vez eso con una mujer?
Si, Cintia hace un tiempo largo, y llegamos a casa.
Retomo de donde deje el relato anterior, trabaje el resto del turno en el Remis, con mi cabeza puesta en ese maravilloso cuerpo de Cintia y que hermoso lo habíamos pasado, y al recordar cómo me tentó su hermoso culito me ponía a mil de nuevo, termine mi jornada, al entrar al cuarto mis hijos dormían al igual mi esposa en su cama, y Cintia en el colchón semi tapada con todo su culito al aire libre solo cubierto con su diminuta tanga, apague la luz me acosté a su lado con solo mi bóxer puesto, cubrí su culito con la misma sabana que me cubría yo, espere que todo estuviera en calma y asesorarme que todos dormían, y me coloque haciéndome el dormido en cucharita apoyando mi bulto en sus nalgas a la que ella por reflejo acomodo mi paquete entre ellas, así me dormí
Cuando empecé a sentir algo de movimiento, que se empezaban a despertar giré para el otro lado fingiendo dormir, se marcharon y antes de salir mi esposa le sugirió a Cintia que se recostara en la cama que ella acababa de desocupar.
Cuando sentí que su auto se marchaba, me gire de nuevo para el lado de Cintia, pero ella no estaba se había corrido por orden de su mamá a la otra cama, cunado me dispongo a meter mi mano entre la sabana donde estaba Cintia, y acariciar su culito y con mi otra mano mi verga, chan ,, toc… toc golpean la puerta del cuarto, yo quede petrificado, y una voz suave que decía Cinti… Cintia… hija soy la abu, te aviso que tengo turno al médico, Cinti… hija… ven a cerrar la puerta con llave que les queda un solo juego para vos y tú padre, Cintia se incorporo media dormida fue cerro y regreso al cuarto, yo fingía dormir, pero ya se había habilitado mi lujuria al saber que estábamos solos en la casa.
Cintia se acostó a mi lado, me abrazo por mi espalda, paso una de sus piernas sobre las mías, apoyo su sexo en nalga, beso mi nuca y en mi oído susurro ¿estas dormidito, papi? Y su mano se dirigió a mi verga que la libero, estaba al palo, ¡epa…! ¿ella no? Parece papi, me di vuelta y nos fundimos en besos y abrazos.
Lamia sus tetas, ella mi cuello, apretaba mi pija con su mano, y la mía su vulva ya media humedecida, fui bajado por su ombligo, su vientre hasta que me introduje entre sus piernas, abriendo con mi dedo índice y mi pulgar, los pliegues de sus labios externos vaginales, metiendo mi lengua exploradora hasta encontrar, su clítoris ya hinchado y húmedo, que parecía latir de deseo, me tomo con sus dos mano de mi cabeza, y con su cadera hacia movimientos suaves para arriba para abajo, en círculos mientras gemía, ¡si… papi…chupa el papito de tú nenita..! ¡si… así… rico, con tú lengüita… si…papi! ¡tú nenita… quiere tú pija!,
Yo metí mis brazos debajo de sus piernas elevándolas hacia su pechos, me arrodille, me incline a seguir mamado su conchita, y lamiendo su culito, en cada lengüetazo a su anito lo fruncia como presentando resistencia, pero al hacer mi chupada de culito, más intensa, la fue aceptado y relajado permitiendo que la punta de mi lengua ya traspasara el anillito que marcaba un límite, y cuando uno de mis dedos acompañaba los puntazos de mi lengua a introducirse ella acompaño con pequeños movimientos en señales de aceptación, ya los gemidos eran más intensos ¡ dale… papi.. coge a tú nenita…! ¡cógeme que estoy caliente., papi! Esto me llevo a acelerar mis dedeadas en su conchita y su anito, llevando su excitación a su punto culmine, ¡si…, si…. Me voy…. ¡Chúpame la concha y mi culo, si…! ¡dale papi! ¡que me voy…! Ahh… aahhh … si…!
¡pone tú pija…papi… si…. ¡Cógeme…!
Me incorpore, puse mi pija en su conchita, penetre hasta que mis pelotas pegaron en su conchita, y en mi tercera o cuarta envestida, Cintia estallo en un orgasmo descomunal clavando sus uñas en mi espalda, cruzando sus piernas sobre mis nalgas como garras que amarraban mi cuerpo hacia el suyo haciendo que yo estallar dentro de su conchita ¡toma nena, toma… la pija de papi…! ¡recibí lechita tibia pendeja, toma…!
Nuestros cuerpos sudados se refregaban como sedientos de sexo, y la seguía bombeando hasta sacar de mi la ultima gota de semen y de ella la última contracción de su orgasmo, agitados, nos fundimos en besos, yo con besitos suaves recorría todo su cuerpo, mientras a ella se le erizaba la piel, que fue interrumpida por el sonar de mi alarma que me indicaba que me tenia que preparar para salir hacia mi trabajo, me incorpore, cuando estaba llegando a la puerta del cuarto, Cintia que estaba boca abajo sobre el colchón empino su culito me dijo ¿pa? Y metiendo su dedito en su anito, dijo ¡esto va a ser tuyo, muy pronto…! Te amo papi ¿amas a tú nenita?
Te amo, te deseo, muchooo… pendeja…
Me estaba bañando cuando ella se metió a la ducha, tomo el jabón y me enjabono todo y limpiaba con esmero mi pija la que empezó a revivir y ella empezó a mamarla como con ganas de comérsela a toda, sacado de mi un espasmo que me dejaba sin piernas, hasta que me fui en su boca tragando hasta la ultima gota de mi semen, se incorporo se enjuago y salió del baño diciendo, ¡esto si que fue un desayuno completo y nutritivo! Je… je…
Cuando Sali del baño me cambie y mientras desayunaba regreso mi suegra, pregunto ¿y Cintia?
Duerme todavía le respondí
Ok que tenga un buen día…
Antes de salir pase por el cuarto y si Cintia dormía placenteramente
Que rico relato