Hijos del Diablo… (5)
Lo increible, mi hijo penetra a mi sobrina con sus 26 cms. casi la mata. Además me enteré que se alquila con mujeres mayores que le pagan sus servicios y lo peor: trae a casa a uno de sus amigos gigolós, con una herramienta más poderosa que la de él….
(final)
La situación en mi casa, que es la de Uds. se ha complicado desde mi último relato. Mi hijo Jaime se ha desordenado mucho. La tremenda virilidad de su cuerpo nos provocó ya varios problemas graves. Forzó a su prima Lucy a tener cópula y desde luego fue terrible: casi la destroza en la penetración; la pobre aguantó callada, pero tuvo problemas secundarios algo graves, hemorragias y desordenes con sus períodos menstruales.
También invadió su recto, aunque éste sólo a medias. Pero no sin dejarle secuelas desagradables, como incontinencia fecal y rotura rectal severa.
Hubo problemas graves también en casa de nena, mi hermana, al descubrir a su esposo en plena acción con su propia hija, la misma Lucy. Él se fue de la casa amenazado con levantarle cargos. Esto desde luego no es posible, Lucy es mayor de edad, pero de todos modos , sería un gran escándalo.
Lucy, después de aquello se vino a vivir con nosotros a nuestra casa. Las relaciones con su mamá están rotas, la echó. Desde entonces nos habíamos turnado para mantener a mi hijo «atendido». La casa huele a sexo. A todas horas una u otra estábamos sobre Jaime, devorándolo literalmente. Su lívido y la fuerza de su metabolismo joven y saludable son mucho muy activos. Ahora tengo un serio problema con él: Cobra por sus servicios, sí como lo escribo, vende sus habilidades y atributos sexuales a muy buen precio a damas que lo pueden y lo desean pagar. Estoy muy enojada con él. Casi no nos hablamos y nuestras relaciones sexuales están en cero desde que me faltó al respeto, cuando trajo a la casa a uno de sus compañeros gigolós, dispuesto a tener una orgía con nosotras. Me explico:
Hace unos días, una tarde que regresé del trabajo me encontré a mi sobrina llorando y muy adolorida: Jaime la forzó a meterse su gigantesca verga en el coño y luego hizo el intento de metérsela por el ano, logrando introducirle media cosa, o sea entre 12 y 13 centímetros de muy gorda verga.
Dice Lucy que llegó, despuesito del medio día, algo borracho; ya anda en malas compañías, y después lo confirmaría yo y de qué manera. Que ella estaba haciendo tareas en la compu, en puros calzoncitos y camiseta de tirantes cortita (siempre andábamos así para él) y mi hijo, como siempre, llegó con la cosa fuera de la bragueta, buscando una boca que lo hiciera descansar.
Que tan pronto como la encontró se le acercó y sin decir nada se la ofreció en la boca, tomándola por la nuca. Que ella de mil amores la recibió y se la empezó a chupetear por la cabezota, pero que algo no le gustó: Le olía a caca, sí a excremento. Que le dio asco y se la dejó diciéndole que le oía muy mal, que por qué. Mi hijo nada respondió y quiso volver a dársela a Lucy en la boca, recibiendo el lógico rechazo de ella.
Que al notar cómo venía de borracho lo empezó a interrogar, pues claramente se veía que no venía de la Prepa, pues entonces ¿dónde había estado bebiendo?.
Él sin contestar se fue a la cocina y se abrió una cerveza y de un sorbo se la bebió abriendo otra. Todo el recorrido de ida y vuelta lo hizo con el garrote al aire y mi sobrina pudo notar cómo Jaime se lo sobaba sobre la cabezona, con algo de dolor, incluso se pasaba por ahí la cerveza helada. Ella lo siguió interrogando sobre qué le había pasado en el pene, mientras él se sentaba en un banco que trajo de la cocina muy cerca de ella, con la verga apuntándole directo a la carita.
Que confiado le platicó que un amigo que conocía lo llevo a una casa, con unas señoras que pagan porque muchachos jóvenes tengan sexo con ellas y se había culeado a la que le tocó a él, una dama de sociedad más vieja que yo, su mamá. Que la vieja esa berreaba como marrana moribunda, que le metió todos sus 26 centímetros completitos. Que era más delgada y chaparrita que yo, y con el culo más chico y aún así le aceptó todo el garrote no sin sufrir bastante, pero que lo gozó mucho y le dio 500 dólares!! Que le dejó la verga muy adolorida y la sentía rozada y ella le habló a un jotito de unos 15 años que tenían allí, para servir copas y de mandadero. Que la vieja le ordenó al chiquillo que le limpiara la verga y se la mamara con mucha saliva para aliviarlo, disponiéndose ella a presenciar el espectáculo. Que el mariconcito se puso a mamarle el palo lleno de mierda. Que se lo metía bastante en la boca feliz de saborear semejante monstruo. Que ponía los ojos en blanco, como demostrando lo mucho que le gustaba mamárle el palo a Jaime.
Lucy dudosa le dijo que no creía que le cupiera en la boca al joto, que la tenía muy gruesota y Jaime le respondió que sí, que era increíble ver a ese muchachillo como se le desaparecía más de medio garrote en la garganta. Que la señora los instó a continuar y que mi hijo tomó al jovencito de la cabeza y se lo empezó a chingar por la boca, confiado y aprovechando esa boca tan grande y profunda. Que cuando estaba a punto de venirse la vieja le ordenó que se la metiera a ella ahora por el coño y Jaime se la dejó ir con violencia, pues ella le pedía que le diera más y más fuerte, gritando como si estuviera loca. Que el coño también le apretaba mucho, que lo tenía mas chico y cerrado que el mío y que le lastimaba el miembro en cada embate , sin embargo que no se rajó y al rato descansó a lechazos mucho dentro de la viejilla degenerada esa, a quien le dejó el chocho sangrando.
Que cuando acabaron el jotito ya tenía una palangana con agua tibia y le lavó la verga con mucho cariño y devoción, poniéndosela dura por las maniobras tan cariñosas del niño ese, e incluso como mi hijo no opuso resistencia, se la metió en la boca y se la mamó otra vez mansito un buen rato; pero sin llegar a venirse, pues su amigo, lo sorprendió con la verga bien metida en la boca del putillo y le llamó la atención, diciéndole que si el joto no tenía para pagar que ni madre, que no fuera guey… y lo apuró para irse. Que se fueron de ahí a comprar bastante cerveza y se fueron al departamento de aquel a tomárselas. Lucy le preguntó que si era la primera vez que hacía eso y él le dijo que no, que ya tenía tiempo con eso, que incluso ya estaba completando para comprarse una coche. Se imaginan!!Yo estaba enojadísima…. Que ya tenía su clientela: Puras viejas mal atendidas, y algunas ejecutivas y estudiantes solteras y con lana, que buscaban acción con buenos sementales, como ellos.
Ella le preguntó por su amigo, que si estaba como él (mi sobrina sigue, hasta hoy, con sus desordenes vouyeristas). Cómo? le preguntó mi hijo y ella le dijo si así como estaba él de «grande». Mi hijo le platicó que su amigo, Diego se llama, el maldito infeliz, la tenía un poco más corta que él, uno 4-5 centímetros pero que era más gruesa. ¿Mucho?, preguntó Lucy, según ella sin poder evitar cierto temblor en su voz. Como evaluando de memoria, mi hijo le respondió: «Sí, bastante más gruesa que la mía, sí… y además tiene unos huevotes… bañados!!. Las viejillas se vuelven locas con ellos…»
Lucy se impresionó y se calentó con lo que le decía viendo como le brincoteaba descontrolado y le babeaba el palote a su primo al no dejar ni un momento de zarandearla en la cara de su prima; pero como le olía muy feo ella no se la quería agarrar, sólo se tocaba la vagina ella misma sobre su calzoncitos, imaginándose el increíble pitote del famoso Diego.
Que entonces, mi hijo le volvió a ofrecer verga acercándosela a la boca, pero ella se volteó haciendo fuchi. Que entonces mi hijo se vació cerveza en todo el garrote y se la empezó a lavar con ella a todo lo largo y ancho de palote. Que se la volvió a ofrecer a su prima y ella se le acercó cerciorándose que aunque, todavía le olía un poco, todo eso la excitó mucho… Saber que su primo era tan solicitado y ahora ya hasta cobraba y muy bien la calentó demasiado y se la empezó a chupar con pasión, que le sabía muy rica con la cerveza. Que después de un rato de mamársela, él la puso de pie y la empezó a besar muy rico, pasándole la vergota bien paradota por las piernas y por la entrepierna. Que le quitó la camisetita y le chupó sus tetitas y la acariciaba como ella no había sentido jamás; que con sus dedos le recorría la espalda y la cintura, que ella quería que se pasara a sus nalguitas, pero él no lo hacía centrándose en su espalda y cintura, mientras le seguía absorbiendo los pezones muy deliciosamente, como maestro.
Que la llevó hasta un sillón de la sala y la recostó con mucho cuidado, que le quitó la tanga y la besó otra vez en la boca mientras le metía medio dedo muy delicado en el coñito. Que ese beso fue algo increíble, que la manera en que la besó casi la hace desmayarse, que mi hijo besa como los ángeles. -Pues sí, ya agarró mucha experiencia, el cabrón gigoló. Pensé, no estaba nada contenta con esa situación. Ese maldito muchacho se me estaba descarriando demasiado…
Me dijo mi sobrina que Jaime se bajó a su entrepierna y también con gran maestría y delicadeza se puso a hacerle un oral, que madre mía!!, le dejó las piernas hechas una hilaza, que le dieron orgasmos múltiples, los que nunca había sentido, sintiendo cómo su coñito estaba demasiado resbaloso y abierto. Entonces mi hijo se puso de rodillas y la empezó a cabecear como siempre, sin consecuencias, nunca se la metía, ni siquiera la cabezota, sólo se la pasaba por la puchita, brocheándosela. Que se sentía como en una nube de lo caliente que estaba y sintió como Jaime empezó a empujar al monstruo y ella lo miró incrédula de que se fuera a animar sin su consentimiento. Y nada, que sí se animó y se dejó ir con fuerza, deteniéndola de la cintura firmemente.
Primero entró la cabezona y luego medio palo, que ella sentía que se le reventaban la sienes por la presión y se quería soltar y escapar, pero entre más se movía más se ensartaba en esa locura de verga.
Que por más que le maldijo y luego le rogó a su primo que no se la siguiera clavando, él no hizo caso, que siguió decidido entrando y tronándole la caderita. Que se podía oír claro el ruido que hacían sus huesitos. Que sintió como topó dentro de ella y cómo se le movían todos los órganos por dentro, empujados por esa mole de músculo y sangre que tiene su primo.
Dice que mi hijo se la dejó un ratito adentro, moviendo su dedo con sapiencia sobre su clítoris para excitarla y tratar de que el dolor le pasara rápido. Lucy, de virgen no tiene nada, hace años que lo hace con su padre, pero nunca lo había hecho con otros y menos con uno como mi hijo. Aunque su papá tiene un muy buen camote de más de 20 centímetros, Jaime es otra cosa, la tiene demasiado grande, grandota, enorme de larga y gruesa, además la cabezota es muy voluminosa.
Cuando se acostumbró, mi hijo empezó el mete-saca de 40 ó 50 minutos que él sabe, cogiéndose a su prima de 20 años como loco, sin tregua, dándole verga sin consideración, a veces metiéndosela todita sin importarle que empujara lo que había en el tierno interior del cuerpo de la muchacha.
Ella estaba semi inconsciente, ya no sabía de ella… estaba muy caliente y somnolienta por lo mucho que mi hijo se tarda en explotar. Como en sueños sintió que su primo la volteó y la puso con medio cuerpo en el sillón y las rodillas en la alfombra. Pensó que ahora se la clavaría viniendo de atrás, para qué se oponía no había caso, ya le estaba gustando. Sí, mi hijo se la metió de un solo envío hasta que toparon sus nalgas con su vientre, macizo sin miramientos. Ahí sintió ella que algo se le descompuso por dentro, no le importó, incluso ella misma, sin medir las consecuencias, sin evaluar los daños que se podía causar en sus interiores, se aventaba de nalgas a él; con sus manos se impulsaba del respaldo, poseída, abandonada a la lujuria. Mi hijo bombeaba con furia sus 260 milímetros, su 2 kilos de verga dentro del coñito antes muy cuidadito de Lucy, seguramente le atravesaba todo el abdomen a ella, llevándose de encuentro lo que hallaba a su paso, sus vísceras. Ella arqueaba su cinturita y volteaba su largo cuello para alcanzar la lengua de su primo y así, se devoraban sin descansar ni un momento, sintiéndose como si fueran uno solo, unidos por sus lenguas y fundidos como animales, seguramente sintiéndose vigilados por una presencia invisible… su padre: el mismísimo Diablo, que veía con orgullo el encuentro de sus hijos. Maldito.
Cuando pasaron otros largos minutos, él le sacó de un golpe la trancota y se la metió en el culito, ella quiso saltar sobre el sillón y ponerse a salvo, pero con la cabezota del fierro de mi hijo aún metida en su ano, a pesar de estar ya encima del mueble y él hincado en la alfombra!!, la jaló con fuerza para abajo y, por gravedad, se clavó ella sola media verga en el recto, sintiendo como si le hubieran abierto todo el cuerpo desde allá.
Jaime, sin remordimientos se aferró a su cintura y se la metió otro poco, hasta que ella volteó para abajo, a ver qué era lo que sentía que le salía de la vagina. Era sangre!!! Sangre en cantidad. Le gritó a su primo que se fijara cómo la había dejado y sólo así él se salió de su culito. Ella se sentó en el suelo, asustada, viendo como estaba «nadando» en su sangre y apretando las piernas… Y lo increíble: Jaime se puso de pie y se masturbó encima de su prima sentada a sus pies hasta que la baño toda con su esperma, sin importarle lo asustada que ella estaba; incluso dice Lucy que le levantó la cara y se sacudió la reatota en ella hasta la ultima gota.
Ella se fue al baño llorando asustada a bañarse y revisarse lo que tenía y él se lavó la verga y se salió sin importarle dejar a su prima sola en tan penosas condiciones.
Al llegar yo, me encontré una chica horrorizada y muy lastimada, moral y físicamente. No había modo de pararle la hemorragia de la vagina. Me la llevé a una clínica de esas «patito», donde hacen abortos clandestinos, ya la conocía yo y la curaron. Pasaron días antes de que quedara bien, tuvo que usar pañales para adulto, no contenía sus excrementos. Desde luego la bronca que le eché a mi hijo, por esto y por andar de padrote, fue mayúscula, por supuesto que le valió madre. El infeliz, incluso me dijo que me iban a sacar de trabajar:- «Yo y mi vergota, mami, ya no te enojes». Descarado ,cabrón.
Lucy se fue a vivir con una amiga, después de que este idiota hizo su peor estupidez, hasta ahora: Trajo al famoso Diego de visita a la casa una noche. Desde luego el viejo ese ( ni tan viejo, tiene 26 años), venía en shorts, flojos de las piernas y se le veía perfectamente que no traía calzones. La verga se le veía perfectamente!!
Es un tipo nada feo, muy guapo. Moreno claro. De 1:85 mts y unos 80 kgs, con un cuerpazo bárbaro. Muy piernudo, sus muslos se veían imponentes y el paquete… Ufff, riquísimo. Además es mucho muy educado, tiene un trato encantador. De entrada, retadora, me dije:- Me lo echo, para que mi hijo vea que sí puedo con otros…
Lucy, como desde que pasó lo que pasó, estaba encerrada en su cuarto a siete llaves, no se quería topar con su primo. Yo en la cocina me dispuse a servirles unas cervecitas. Mientras mi hijo dijo que se «iba a dar un baño». Se me hizo raro, pero no le dije nada. No pasaron ni dos minutos cuando Diego se empezó a agarrar el bulto por encima de los cortos, sin importarle que yo estuviera sentada enfrente de él. Me incomodó un poco. No podía quitar mi vista de su parte media e inferior del cuerpo, su piernotas y lo que se adivinaba bajo el delgado short, me jalaban la vista. Sin miramientos y sin dejar de platicarme algo, se sacó la mandarria por una de las piernas del corto y se la empezó a masturbar ante mis incómodos ojos. Yo no le veía los 4 ó 5 centímetros menos que dijo Jaime que tenía de menos con respecto a la de él. No, era casi del mismo tamaño que la de él, pero mucho más gruesa!!. Era una mole increíble, obscura, circuncidada, gigante. En mi vida pensé que existiera una más grande que la de mi hijo… YO estaba azorada, muy impactada por lo que me enseñaban en mi propia casa, en mi propia sala… y Diego se masturbaba muy despacio, con las dos manos se exprimía ese poste que tenía entre sus musculosas piernotas, sin dejar de hablar del tema que estábamos tocando, sin perder el hilo de la platica!!
Sentí como me empecé a inundar. Volteé para arriba y solo se oía la regadera y más allá la tele de mi sobrina encerrada. Muy sutilmente con la mirada le pedí a Diego que se bajara el short, que me la enseñara completa. Viajé en el tiempo a cuando mi cuñado le enseñaba la vergota a su hija, Lucy, siendo sólo una niña de 10 ó 12 años y ella hipnotizada la contemplaba sin ni siquiera parpadear.
Diego deslizó por sus muslones la prenda, yo pensé que sólo se la bajaría a media pierna, a las rodillas máximo y no, se la quito toda!!. Lo puso a un lado de el y se abrió de piernas, echando sus huevotes para afuera de sus íngles. ¡¡Madre Mía!!, qué terribles huevotes. Era digno de fotografiarse semejante costal de esperma. Todo un semental, un bello semental. Sentí algo de remordimiento por mi Fer, nunca le fui infiel, jamás; no sé a ciencia cierta si mis relaciones con mi hijo pudieran caer en el término de infidelidad, supongo que mi esposo no las tomó así, sino como incesto, simple incesto, si eso tiene algo de simple.
La belleza masculina de Diego es innegable, nadie ni hombre ni mujer, podría negar ni por asomo que este hombre es bellísimo. De cara, de cuerpo, de modos y con esos genitales, era poco menos que un dios, un adonis perfecto y lo tenía en mi sala enseñándome su herramientota de trabajo!!
Al verle tan cerca los muslos y el juego divino de sus genitales daban ganas de morderle la parte interna de las piernas, se la veía un gran músculo allí, a lo largo de las piernotas. Hasta me dolían los dientes, sentía sensación en la dentadura como de ánsias, como cuando ves un filete muy apetitoso frente a ti.
Al ver mi estado simplemente me dijo:- Venga Señora, acérquese, tóquela, es suya, le gusta verdad… mire qué buena está. Especial para usted…
Para qué perder el tiempo, ya me había invitado. Qué tocar ni que tocar!!, ya había tocado una casi de ese tamaño en los últimos dos años: La de mi hijo… Me fui y caí de rodillas ante él y me puse a lamerle las piernotas de levantador de pesas que tiene. Papito, bien fuertotas, lampiñas, musculosas. Se las besé todas, se la mordisqueé por dentro con gula, con hambre de carne, mientras él no dejaba de masturbarse esa monstruosidad, por fin llegué hasta sus testículos: infames, gordotes y pelones. Le pasé la lengua, los lamí completitos. Olían a limpio, a perfume cítrico. Qué hombre, perfecto, pulcro, rico… mmmm…
Le metí la lengua entre la ingle y los huevos, qué tibieza tan sabrosa, que placentero sentimiento de sometimiento con un hombre tan hermoso. Yo creo que más que nada las mujeres pagan ésto con machos así, no tanto por el sexo en sí, sino por tener oportunidad de tener un hombre de estos aunque sea pagado, para que hagan con ellas lo que sea y ellas se sometan gustosas a todos sus viciosos juegos más los que ellas inventen, como yo ahora.
Me erguí y, mirándolo a los ojos no fijamente, no, no podía mirar sólo sus ojos, contemplaba toda su cara: su frente medio arrugadita, su nariz perfecta, sus cejas,sus pestañotas, lo verde de su cerrada barba bien rasurada, su mentón fuerte, determinante… su cabello largo, oscuro, lacio, le pedí con alguna duda de que me fuera a rechazar: – ¿Me puedes dar un beso, antes de que me hagas que te la mame?. No lo dudó, se soltó la verga y me agarró de los hombros, me atrajo hacia él y yo me le subí encima, tomando con una de mis manos la vergona que iba a quedar solita entre nuestros cuerpos.
Con la mano libre me tomé de su cuello, él me agarró del mentón con una mano y de la cintura con la otra y me besó taaan delicioso, explorando mi boca completita, pasándola por entre mis dientes de lado a lado, alternándose para recibir la mía. No me la chupaba con fuerza, me la acariciaba con la suya, con delicadeza… uuffff, me vine delicioso con ese besote, me moje todita; él, sabio en estos juegos, me siguió besando más suavemente que antes, vigilando mi orgasmo y acariciándome la cara amorosamente, recostada en su amplio y perfumado pecho.
En ningún momento me solté de su garrotazo, no se lo dejé de acariciar. Fue cuando me dujo, cariñoso, gracioso y encantador, pero siempre correcto:- ¿Me dijo que me la iba a mamar, Señora o escuché mal?. Me sonreí coqueta y se la volteé a ver, casi me llegaba a la barbilla!! Acariciándosela con confianza con la palma de mi manita, le dije: – Tienes la verga más grande que he visto en mi m vida, Diego. Jamás pensé que hubiera algo así, es impresionante, la tienes espectacular. Y mirándolo a los ojos le pedí, le rogué: -Prométeme, que vas a venir cuando esté sola y me la vas a meter toda, por favor… –Shhh, no se preocupe, pronto la va a tener adentro… me dijo. –No, hoy no. La quiero con calmita, no quiero un rapidín, papito, quiero que me la metas mucho. Dime cuándo, yo pago el hotel, amor… Respondí, aventada, sin creer yo misma, lo que le decía, lo que le pedía, loca de lujuria y todavía sin caer a la cuenta de lo que pasaría, de lo que tenían planeado.
Me levantó un poquito a un lado y me quitó su animalón de la mano, haciéndome señas para que me hincara y se lo hiciera con la boca.
-Yo sé que no me la voy a poder meter en la boca, pero te lo voy a hacer lo mejor que pueda, le dije y me resbale, sonriente y puta por su cuerpo al suelo, a tomar mi lugar de mamadora, al lugar que ya conocía perfectamente, desde hacía dos años…
Fue cuando escuché de sus labios las palabras que tumbaron toda mi emoción, toda mi calentura; – No se preocupe, Señora. Simplemente hágamelo como a Jaime, así rico como a él. Dice que nadie como usted para chupetearle la cabeza del pene… ESTÚPIDOOOO!!!!
Me alejé de él como si tuviera rueditas en las nalgas. Me puse colorada del coraje y de la vergüenza… Cómo es posible que mi propio hijo les platicara a sus amigotes lo que hacíamos, en que enferma o idiota cabeza cabe hacer semejantes confidencias a los extraños…. Apenas le iba a explicar… a rogar, ahora por su silencio y no por sus favores sexuales, cuando escuché el grito de Lucy en la planta alta, en su cuarto. Rápido, subí las escaleras y encontré a mi hijo y a su prima desnudos en la cama, olía a sexo, también lo estaban haciendo desde hacía rato, como nosotros en la planta baja. Se habían estado agasajando y mamando mutuamente hasta que Jaime se la quiso meter, sin recalar en que apenas estaba sanado de su último ataque. Hasta entonces ella protestó y lo rechazo con un grito, aterrorizada.
Atrás de mí llegó Diego con el garrote terriblemente inflamado, casi deformado por lo caliente que estaba. Lucy al verlo, casi hace bizcos, se le fueron los ojos con semejante barbaridad que el amigo de Jaime, al notar el interés de la muchacha, se empezó a zarandear obscenamente. El confianzudo se acercó con el pene en ristre a un costado de la cama y se lo puso a mi sobrina a escasos centímetros de la cara, ella callada extendió la mano y dijo, autómata:- Jaime, la tiene más grandota que tú!!… La agarró con sus suaves manos y la empezó a masturbar sin importarle mi presencia.
El estúpido de mi hijo se tendió a un lado de Lucy y agarrándose su inflamado vergón me dijo:- Vente mamá. No te quedes atrás, hay para las dos…
Vi ese cuadro tan salvaje, digno de algún episodio diabólico actuado en lo más profundo del infierno mismo: Una hermosa jovencita, Lucy, mi sobrinita, jalando y chupeteando un pene del tamaño de su antebrazo, delante de mí, sin importarle nada más que su propio gozo. Emitiendo grotescos sonidos con su hambrienta boquita, al tratar de absorber lo imposible: ese monstruoso pene completo que la estaba volviendo loca. Y mi propio hijo, en presencia de un extraño, blandiendo su sable gigantesco, como él sabe que me gusta, como él sabe que me tiene, como él sabe que no le puedo nada negar… Invitándome a que formemos una orgía los cuatro, allí en nuestra casa, casa que no hace más que dos años era una casa de familia… Antes de que yo misma la hubiera convertido en esta infierno de depravación y lujuria incestuosas.
Grité con todas mis fuerzas para que pararan, seguramente hasta los vecinos me escucharon. La vergüenza y la cólera se apoderaron de mí. Los amenacé con llamar a la policía, los maldije y les grité que se largaran de mi casa TODOS.
El primero en salir corriendo fue el bello Diego, lástima. No quiso tener problemas. Después se fue Jaime, sólo esa noche se pasó no sé donde y regresó al otro día. Desde entonces casi no nos hablamos, ni para lo indispensable. Lo quiero lejos de mí, incluso le he dicho varias veces que si ya gana tan bien de prostituto, porqué no se larga a vivir solo.
Lucy empacó todas sus cosas y esa misma noche se fue a vivir con unas compañeras de la Universidad. Ya no he sabido de ella; a su mamá, Nena mi hermana, no le importa para nada lo que sea de ella. Voy a agarrar su ejemplo, ya no puedo seguir con ésto. No es bueno, aunque algunos digan que sí. Seguramente no lo han vivido en realidad, no saben a ciencia cierta lo mal que está una situación tan podrida como esta.
Nena y yo estamos planeando muy seriamente en vender nuestras casas e irnos a vivir a los EEUU. Ya fui a buscar a mi Fer para decirle que me voy del país, que si me firmaba los documentos necesarios para la venta del inmueble. -Claro, no te preocupes, llámame cuando estén listos. Me dijo amable, como siempre. En mis ojos vió la tristeza reflejada, no la puedo ocultar, menos a él, me conoce muy bien. Limpió, con su amadísima mano, la lagrima que corrió por mi mejilla. Me revolvió, juguetón, el cabello del copete, como siempre lo hacía, y me dijo con preocupación y sinceridad: -Ya, chiquita!!… ánimo, échele ganas. No esté triste, mi Reina… Nada más podía hacer por mí. Yo me le quise echar en los brazos a que me consolara… suavecito me rechazó, no se pudo yá. Allí estaba cerca su nueva mujer, una linda guerita de unos 30 años, delgadita y muy bonita y simpática, buena muchacha… se lo merece mi Amor. Me miró con cariño, solamente, ya sin amor… y levantando sus cejas me dio a entender que eso era todo lo que por mí podría hacer.
Nos vamos con los dos niños varones de mi hermana: René y Dany. De 13 y 14 años respectivamente, se ven buenos niños y me quieren mucho… esperemos que estos no sean como los otros, unos…. HIJOS DEL DIABLO….
FIN.
Me gustaría conocer a ese bato. Yo se la aguanto sin chistar. Papitooi