HIJOS INCESTUOSOS (DANIELA DE 11)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Hansolcer.
Ver entrar y salir mi pedazo de carne vez tras vez en ese infantil aunque húmedo chocho era algo que jamás hubiera imaginado.
Aferrado a sus flacas pero torneadas caderas la penetraba muy despacio, como si quisiera prolongar el gusto de sentir cuando cada centímetro se habría espacio hasta llegar al fondo de la estrecha vagina de Daniela mi hija de tan solo 11 añitos.
Estábamos en la misma cama donde horas antes habíamos echado el obligatorio polvo mañanero con su madre.
Sus roncos gemidos entre las sabanas, el contorsionar de su cuerpo me hacia saber que igual que yo la estaba pasando de lo lindo.
Hincado sobre el colchón la cogía de perrito.
Ambos desnudos totalmente.
Serian las 11 de la mañana, estábamos solos, pues mi mujer y mariana mi otra hija habían ido al mercado a comprar para preparar el almuerzo.
La verdad todo había sido idea de mis hijas, quienes al enterarse que las había descubierto mientras cogían con sus hermanos y también el que les manifestara mi deseo de que hiciéramos lo mismo, ellas mismas me invitaron a ser parte de sus aventuras sexuales.
La noche anterior había iniciado con Mariana a quien visite en su cuarto, esta vez tenía a Danielita a 4, enterrándole mi grueso y negro pene.
Su chocho era abultado quizás herencia de familia de parte de su mamá, blanco por fuera y de un color rosa claro su interior.
Era evidente que los 17 cm de verga que le había metido su hermano habían dejado huella.
Contrastaba con su cuerpo y cara de niña, lo que si era cierta era que sabia delicioso.
Como dije Daniela y Mariana se habían puesto de acuerdo.
Esta vez, habían aparecido en nuestra habitación hasta convencer a Monica mi mujer par cocinar algo especial.
Pude ver un brillo pícaro en Mariana cuando Monica dijo que si.
Igual y según su plan Daniela no las acompaño.
Y ahí estábamos, dándole como a toda una putita.
Sintiendo su vagina caliente, escuchando esos gemidos agudos y prolongados hasta parecerme llanto.
Respirando hondo, arqueando la espalda como queriendo darme una mejor posición y así engullir hasta lo ultimo de mis 18 cm y mucho mas grueso que el pene de su hermano.
Sinceramente, me resultaba increíble que mi hija se tragara una verga de ese tamaño.
Tenia tan solo 11 y aunque era bastante desarrollada para su edad, mi mente no concebía donde le cabía un garrote al que mujeres mayores habían considerado grande.
Dígase su abuela o su tía Ruby, quienes en su momento habían disfrutado de mi verga.
Cambiamos de posición, esta vez se coloco boca arriba hasta quedar con sus nalgas al borde de la cama, parado en el piso me metí entre sus piernas levantadas en V y poniéndole la cabeza del pene en su entrada, presione hasta que entro el glande en su totalidad.
Con mi mano derecha jugué un poco con su clítoris, luego acaricie sus nacientes pechos.
Sin más se la deje ir toda hasta que mis huevos era lo único que quedo fuera, Daniela emitió un gritito de gusto.
Me detuve unos segundos para luego empezar a bombearla a mediano ritmo.
A cada embestida gemíamos.
Le decía lo rica que estaba, le preguntaba que si le gustaba, que si la quería toda.
Me respondía que si, que le gustaba, que estaba muy grande, me gusta papi, me encanta papi repetía.
Estaba yo a mi máxima erección, la verga me dolía.
Este era mi cuarto polvo mas 2 pajas que tenia en 24 hrs.
A los 40 era todo un record, pero no todos los días te coges a tu ex mujer y a tus dos hijas de 14 y 11.
Sabía que estaba muy lejos de acabar y eso era bueno porque mi chiquita tendría polla para rato, calculaba que teníamos dos horas desde que Monica y Mariana habian salido a comprar.
Llevábamos 30 minutos.
Sin sacársela la gire un tanto hasta quedar con ambas piernas a mi costado derecho y en esa posición seguí cogiéndola.
Me gustaba así porque podía ver el ojete de su culo, muy chico.
Sabia que estaba excitada, por lo que le saque la verga y colocándome en cuclillas decidí hacerla llegar al orgasmo con mi lengua.
Otra vez quedo con sus piernas en V y ahora empecé a lamerle el chochito a conciencia, de arriba abajo primero, luego enfocándome en su clítoris.
Grandes cantidades de liquido que emanaban de su vagina fueron a parar a mi estómago porque me los trague, sabían rico y el perverso saber de que eran de mi hija lo hacia mas delicioso.
Daniela se retorcía como si aquello fuera mucho para ella, algún pudor que pudiera haber sentido había desaparecido y ahora gemia abiertamente.
-aaay que rico papi era la frase que mas se escapaba de su boca.
Con mi dedo índice y medio me dedique a presionar su punto G, algo que quizá nunca le habian hecho porque cerro sus piernas abruptamente.
Al preguntarle me dijo que sentía dolor.
Otra vez me enfoque en su clítoris y se lo lamí hasta que de nuevo cerro sus piernas esta vez acompañado de un potente orgasmo que la hizo echarme sus jugos sobre la nariz.
Una vez mas me trague sus líquidos.
Como si tuviera resorte se sentó al borde de la cama y esta vez fue ella la que se enfoco en darme placer, tomo mi tranca y empezó por meterse lo que le cabía en la boca, acariciaba mis huevos.
Luego centímetro a centímetro recorría con su lengua hasta que finalmente llegaba a la bolsa de mis testículos y se las metía a la boca junto con mis bolas haciéndome sentir hormigueo en mi estomago.
Por un momento deje de pensar en Daniela como mi hija y colocándole las manos en su cabeza la folle por la boca.
Mas de alguna vez quizá con mas fuerza de la debida o sin el tino necesario porque le provoque arcadas al contacto de mi verga en su garganta.
-Quieres que te la meta otra vez le dije preso del gusto que sentía al tener a mi hija amamantándose de mi pija.
Me dijo que si y esta vez quise que fuera en la posición que la vi coger con su hermano.
La hice abrazarme de manera que ella quedara agarrada con sus manos de mi cuello y sus piernas me rodearan a la altura del abdomen.
Me puse de pie y colocándole los brazos bajo sus piernas la levante para que sus caderas pudieran bajar y subir.
Supe que sabia la posición porque ella misma se aferro a mi cuello mientras le acomodaba la punta de mi verga en su entrada, cuando estuvo listo simplemente afloje mis brazos para que ella misma callera ensartada en mi estaca y fuera yo el que la ayudara a subir y así repetir tantas veces como fuera necesario.
No se cuanto tiempo paso, solo diré que fue un polvazo.
Daniela a cada sentada parecía recorrer el cielo, me besaba como quizás nunca lo había hecho.
Mi verga entraba completa, de lo excitado que estaba creo hasta mas grande y ancha se me había puesto, algo que a mi chiquilla parecía encantarle aunque al principio había mostrado algunas molestias por su estrechez vaginal.
Llego el momento y tras sentir como Daniela otra vez llego al orgasmo, esta vez quise hacerlo junto con ella.
Sin poner mas resistencia acabé.
Fueron sendos chorros que uno a uno salieron disparados hacia arriba en busca de alojarse en lo mas profundo de la vagina de mi hija.
Había sido un polvo hermoso.
Ambos resoplábamos.
Estábamos exhaustos, nuestros cuerpos sudorosos.
Daniela se soltó de mi cuello y como al bajar quedo a la altura de mi verga su primera reacción fue quedarsele viendo como si le agradeciera por lo que le había hecho sentir.
La tomo en sus manos, en las que se le miraba enorme.
La giro a un lado, después al otro, luego la levanto hacia arriba.
Esta bien rica – musito -.
Tuve que interrumpirla para advertirle que su mamá estaría a punto de llegar.
Creo que volver a la realidad hizo que en cuestión de minutos cambiáramos ropa de cama y la con olor a sexo fuera a parar a la lavadora.
Aseamos el cuarto aunque tratando de que quedara normal, tampoco era para exagerar ya que aun había remanentes del polvo con Monica la mamá de mis hijas.
Hubo tiempo, Daniela se fue a su cuarto.
Yo tome un baño y me puse a ver televisión en la sala.
Cuando Mariana y su mamá regreso hacia mas de media hora del polvo que jamás pude haber imaginado.
Por increíble que parezca, el sentimiento de culpa que pudiera sentir se había esfumado.
Aun me quedaba un día para abandonar esa casa y no sabia cuando volvería a ver a mis hijas.
Con ese pensamiento decidí disfrutar de su compañía al máximo.
Fue en ese preciso momento cuando entro el mensaje de whassap de Mariana mi hija de 14: DICE DANIELA K LE HIZO EL AMOR BIEN RICO.
K LA TIENE MUY GRANDE.
LE DUELE LA PANOCHA.
Otro mensaje: una foto de la panochita que me acababa de comer.
Era Daniela totalmente desnuda con las piernas abiertas.
De nuevo suena el celular.
Esta vez la foto es de mariana, igual desnuda.
Recostada boca abajo mostrando su bien formado culo.
DICE DANIELA QUE SI VA A VENIR EN LA NOCHE.
LO ESPERAMOS.
-Quien es -preguntó Monica – quien aun cocinaba.
-Las niñas – dije -quieren que vayamos al cine.
– Deja de consentirlas tanto.
Tú te vas y yo no puedo complacer sus caprichos.
-No te preocupes.
Supe que el sexo con mis hijas no habia terminado.
Seguire contando….
Me fascinan tus relatos, ya los leí casi todos, sigue con todos ellos..
Hermoso!! 😍 Hansolcer no está acá pero amo que la historia normalice el incesto y cogerse peques siempre con dulzura y como a una pareja, todos felices y disfrutando sacarse lo caliente bien lindo.
Disfrutan un mundo nuevo y delicioso del que obvio quieren más. Secar la cama es lo de menos ^^