HIJOS INCESTUOSOS (Mariana)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Hansolcer.
Serian las 12:30 de la madrugada cuando entro el mensaje de whassap: DICE MARIANA QUE VENGA AL CUARTOOO.
¿Qué decir? Que se responde en estos casos.
Sinceramente dudé, pero la carta estaba echada: LLEGO EN 20 MINUTOS escribí y le di enviar.
Entro un nuevo mensaje: OKIS.
Entro uno mas: DICE MARIANA QUE VA APAGAR LA LUZ.
OK respondí.
Mónica dormía profundamente quizá cansada por el viaje.
Estaba recostada de frente a donde yo estaba, se veía hermosa.
Su respiración me decía que despertaría hasta bien entrada la mañana.
Salí a la sala dispuesto a enfrentar aquello que había propuesto a mis hijas, vestido nada mas con short y playera deportiva me encamine decidido al cuarto donde días antes había escuchado ruidos y nacieron mis sospechas sobre sus actos sexuales.
Me detuve como cerciorándome que nadie pudiera verme entrar, ilógico partiendo del hecho de que era su padre.
Una sensación extraña, un nerviosismo inusual recorría mi cuerpo.
Cuando gire la manecilla creí que se había escuchado por toda la casa, tanto que entre de golpe como si atrás quisiera dejar a mis temores.
El cuarto estaba oscuro, pero sabia exactamente donde estaba la cama de Mariana.
-Hola amor -Dije paternalmente – intentando palpar su cuerpo.
Ahí estaba, supe que no tenia nada arriba.
Sus pechos erectos, el pezón durito como bolita.
La sentí estremecerse a mi contacto.
Quise saber si tenia ropa interior y deslice mi mano sobre su abdomen hasta llegar al elástico de su diminuta tanga.
Por un segundo pensé cuanto se parecía su cuerpo al de su madre cuando estaba joven.
Piel suave pero de muslos firmes, bien proporcionada.
En lo que si no había duda de su herencia era en lo abultado de su parte íntima, aún por encima apenas y se cubría con una mano.
Mariana mi hija respiraba excitada.
Más cuando sintió como mis labios se apoderaron de sus pezones, centímetro a centímetro empecé a disfrutarlos con mi lengua.
Mi traviesa mano la despojo de la única barrera que podía hacerme sentir que ese cuerpo estaba totalmente a mi disposición, le quite su tanga y la lance al piso.
Me coloqué entre sus piernas y baje saboreando desde sus pechos hasta llegar al ombligo y me detuve.
Luego baje por su pierna izquierda hasta llegar al pie, después hice lo propio con la derecha.
Su piel eriza y sus jadeos me indicaban que lo estaba disfrutando.
De nuevo regrese al ombligo y esta vez subí hasta su garganta, sus pezones se pusieron mas duros.
Otra vez se los chupe y ahora si me fui bajando hasta llegar al ombligo sin detenerme.
Las manos en mi cabeza me hicieron saber que deseaba que bajara hasta su chocho y así lo hice.
Lo dicho, era y sabia como el de su madre.
Aún en la oscuridad pude saber que era de labios gruesos y de pepa grande, muy jugoso.
Sacando lo mas que pude mi lengua lo deguste, eran líquidos que sabían a gloria.
La presión que hacían sus manos en mi cabeza me decían que lo estaba disfrutando y me apretaba con sus piernas sin poder callar aquellos gemidos intensos y que parecían escapársele de los mas profundo de su ser.
Así como estaba degustando su chocho, deslice mi short hasta quedar desnudo, luego me quite la playera.
Estábamos como Dios nos trajo al mundo, increíblemente mi pene apenas y estaba a medio parar y pensé que este había sido un día de mucho sexo (Había cogido a su mamá en hotel y la paja cuando los descubrí en plena orgia en la playa).
Mentalmente sonreí porque eso significaba que no iba a acabar rápido y eso era bueno porque quería disfrutar el primer polvo con mis hijas.
Por cierto ¿Y Daniela? Según que ella me mandó el mensaje.
Despacio subí otra lamiendo su cuerpo hasta llegar a sus pechos, luego la garganta hasta decirle al oído que quería que me la chupara (El hablarle así, directo, quizá sucio me pareció excitante y creo que no le desagrado).
Se movió hacia la pared dejándome espacio para que ahora fuera yo el que quedara de espaldas al colchón y ella entre mis piernas.
Sentí sus manos apoderándose de mi verga, una ligera paja y luego esa boca caliente rozando desde el tronco hasta la punta y luego engullir casi media verga hasta que le toco la garganta.
Una y otra vez repitió lo mismo pero con tal tino y destreza que sentí la necesidad de correrme, literalmente despegue mis caderas de la cama y la culeaba hasta sentir mi verga en su garganta, aunque estaba decidido a aguantar mi orgasmo.
Me baje de la cama y la coloqué de rodillas al borde y ahora fui yo quien empecé a lamerle el chocho y porque no decirlo el culo, Mariana chillaba de gusto.
De vez pensé en Daniela (mi otra hija).
Sabia que estaba en el cuarto ¿O no? ¿Nos estará viendo?
Otra vez puse a Mariana a mamarme la polla esta vez sentada al borde de la cama, yo parado en suelo con la cara al techo y los ojos cerrados.
Sentí que era el momento de penetrarla y la empuje suavemente hasta que su espalda tocó el colchón, prácticamente sus caderas quedaron al borde de la cama.
Tome sus piernas y colocándolas en forma de V me puse en medio para poder acomodar la cabeza de mi polla en su entrada y haciendo un pequeño movimiento en sus húmedos labios vaginales supe que estaba lista y empuje hasta enterrarle media verga sacándole un prolongando suspiro de placer, se la saqué completa y esta vez se la dejé ir hasta el tope.
Definitivamente hasta en su cueva caliente como fuego se parecía a su madre.
Fueron largos segundos los que estuvimos así totalmente acoplados, luego subí mis caderas para sacar mis 18 cm de pene y empezar a penetrar una y otra vez ese chochito que a cada embestida parecía estrecharse más.
Creí necesario acelerar mis movimientos y ahora si le di con toda la fuerza y el deseo de acabar, la posición en que estábamos me permitía sacar casi toda la polla y dejarme caer con golpe logrando que la penetración fuera profunda haciendo que mi niña emitiera gruñidos de gusto.
– ¿Me subo? – me pidió –
Me acosté en la cama y ahora fue ella quien me cabalgo, despacio primero como si quisiera disfrutar cada sentada.
Paraba y aprovechaba para besarme apasionadamente jugando con mi lengua luego seguía.
– Encienda la luz – dijo –
Pudimos vernos.
Mi Mariana, mi niña de 14 añitos desnuda frente a mi.
Otra vez tomo mi verga y empezó a mamármela como enajenada, le quedaba grande en su boquita pero parecía disfrutarla.
Se tiro de bruces en la cama y se coloco de tal forma que dejo su culo al aire para permitirme que la cogiera por el chocho pero por detrás quedando yo en cuclillas, permitiéndome ver cada embestida y como desparecía una y otra vez mi polla.
Una vez mas nos separamos para que me la volviera a mamar, luego regresamos a la primera posición, esa donde sus caderas quedaban al borde de la cama, sus piernas en V para que yo la penetrara desde arriba parado en el piso.
La verdad me parecía la mas apta para acabar porque mi pene prácticamente iba a parar a sus extremidades.
La taladre con fuerza hasta sentir sus espasmos vaginales, cerré mis ojos e igual me deje llevar por el momento, el orgasmo fue al unísono, rico, explosivo.
Sentí flaquear mis piernas y me deje caer sobre esos bien formados pechos como niño lactante.
Así como estaba pensé ¿Dónde estará Daniela? Porque inicialmente creí que iba a tener sexo con las 2.
Creo que Mariana había leído mi mente porque dijo: – Daniela se fue a dormir al con la Abuela.
Es que yo le pedí que hoy seria solo mío.
Me dijo que mañana seria solo de ella.
Sonreí.
No dije nada.
La verdad me sentía un tantito culpable de lo que acababa de hacer con mi propia hija.
– Descansa amor – le dije dándole un beso.
Eran casi las 2 de la madrugada cuando salí.
Despacio entre a mi cuarto, Mónica dormía.
Pensé que había sido rico cogerme a Mariana.
Que se lo merecía, de todas formas ella y su incesto con su hermano habían desencadenado todo.
Que igual me cogería a Daniela mi niña mas chica….
Seguiré contando……
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