Historia (1) Mi primer manoseo

Mi abuelastro me ofrece dinero para tocarme..
Mi nombre es Samantha, tengo 24 años y este es mi primer relato. Me han inspirado mucho sus historias a contar mis iniciaciones sexuales, espero lo disfruten como yo.

En ese entonces tenía aproximadamente 7 años, mi mamá y mi papá estaban separados y yo visitaba a mi papá a menudo (Ya que mi mamá trabajaba, me dejaba a su cuidado). Mi papá era muy desinteresado con su paternidad, el me dejaba al cuidado de mi abuela mientras salía con otras mujeres. Mi abuela vivía en la casa de su nuevo esposo (Mi abuelastro), un señor de aproximadamente 50 años, pelo blanco y bigote. Siempre se mostró muy amable conmigo y me compraba caramelos de vez en cuando, por lo que le tenía mucha estima.

Un semana como usualmente quedé al cuidado de mi abuela, pero ella estaba enferma de una gripe. Se pasaba en cama dormida y me pedía de vez en cuando que le acercara cosas, pero la mayor parte del día me la pasaba jugando en el jardín. De repente mi abuelastro se acercó a platicar conmigo, preguntarme a qué estaba jugando, etc. Yo estaba jugando con lodo a hacer figuras, a lo que el me recomendó que podía hacerlo mejor con plastilina.

¿Hay plastilina? -Pregunte yo.

Puedes comprar -Sugirió mi abuelastro.

No tengo dinero -Respondí.

El se quedó pensativo mientras me observaba completamente. Desde mis zapatitos hasta mi cabello.

Hacemos un trato, si me dejas tocar tu calzoncito yo te daré $50 para que compres plastilina – Me dijo el, en casi un susurro.

Yo me emocioné, me habría encantado jugar con plastilina y no tenía que hacer nada. Mi inocencia no me permitió ver más allá y acepte sin protestar.

Bueno, pero también me darás besitos -Agregó el.

Acepté de igual forma, dar besitos no constaba nada de trabajo. Yo solo quería conseguir esa plastilina.

El me dedicó una gran sonrisa, se sentó en la jardinera justo frente a mi, tomo mi mano cuidadosamente y comenzó a acercarme hasta quedar justo entre sus piernas. Levantó mi falda y bajo un poco mi calzoncito.

Entonces introdujo su mano entre mis piernas, podía sentir como su dedos estaban acariciando mi pequeña vagina de atrás hacia delante. Daba pequeñas vueltas, se lamía un poco el dedo y volvía a masajear. Yo me quedé totalmente quieta, disfrutando de las sensaciones que me causaba. Disfrutaba mucho sus caricias, su dedo era suave y gentil, y sentía escalofrío por todo mi cuerpo.

El no dejaba de mirarme, le sostuve la mirada por un largo rato y el acercó su cara y me besó (Mi primer beso). Sentía sus suaves labios apretando los míos, entonces introdujo un poco su lengua y empezó a jugar con mi lenguita. Yo, dejándome llevar por las sensaciones nuevas y basándome en los besos que había visto en televisión, decidí empezar a besar su lengua. La chupaba lentamente, intentando imitar la manera en que el succionaba mis labios. Éso lo prendió completamente, las caricias en mi vagina se volvieron más violentas y rápidas, con su otra mano agarraba mi cara mientras se comía mi boca con la misma intensidad. Mi vagina no dejaba de palpitar, aquello, aunque desconocido, me estaba encantando. Duramos unos 5 minutos mientras me manoseaban y besaban por primera vez en mi vida. Repentinamente se separó de mi boca, saco su mano de mi entrepierna, subió mi faldita y me besó en la frente.

No le cuentes a nadie y te podré seguir comprando más cosas ¿Si? ve por tu plastilina – Dijo, mientras me ofrecía el dinero.

Yo simplemente lo tomé y salí a comprarme mi nuevo juguete sin decir ni una palabra. Fui una pequeña prostituta sin saberlo, pero quedé completamente satisfecha.

No dije ni una palabra a nadie y continúe con mi juego como si nada hubiera pasado, pero había encendido algo en mí que no acabé de comprender.