Historia de amor de una hija con su padre 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Yessenoaec.
Aquella noche en que tomé posesión de mis dominios que incluían la habitación y la cama de mi padre, que desde esa noche y por largos años fueron nuestra habitación y nuestra cama.
Además de haber tomado posesión de ese majestuoso pene con todas sus venas, todos sus pliegues, sus testículos, sus vellosidades y ese maravilloso líquido seminal que en sí contenía la semilla de la vida, que años más tarde implantaría en mí, me quede dormida sobre el pecho de mi padre, amante y marido, mi bello macho.
A la mañana, siguiente muy temprano alrededor de las 5 am, hora en que los campesinos nos levantamos para iniciar las faenas diarias me encontré con la maravillosa sorpresa de ver ante mis ojos ese monumental pene en toda la potencia de su erección, mientras mi padre seguía plácidamente dormido, en ese momento caía en cuenta de que en mi nacía una enajenante adicción por hacerle sexo oral a mi bello macho, mi padre.
Tome sus testículos con toda la delicadeza que mi amor y mi pasión que sentía por él y comencé a acariciar aquella fábrica de semen y de vida, en mi inocencia imaginaba que al acariciar los testículos iba a estimular la producción de ese néctar de vida, y comencé a lamer con mi ansiosa lengua todo su falo, desde sus testículos hasta llegar a ese soberbio glande, con mi lengua iba sintiendo y enamorándome de cada vena.
Hasta que sucedió lo que tanto esperaba, que se comience a secretar su líquido pre-seminal que desde ese día en adelante se convirtió en parte de mi dieta diaria (incluso he llegado a pensar que tiene propiedades inmunológicas, talvez es mi ignorancia).
Y así continuaba acariciando los testículos y lamiendo el falo y saboreando sus jugos, hasta que lo comencé a chupar siempre con la delicadeza con la que una mujer quien ama lo podría hacer, mi bello padre al sentirse atendido por su hija/esposa se despertó con una inmensa sonrisa de satisfacción y me dijo las palabras más bellas que nadie me ha dicho en toda mi vida: “Te amo Yessenia” Seguí succionando el glande e intentaba meterme el falo lo más profundo que podía, pero por mi inexperiencia solo alcanzaba hasta la mitad, con los años aprendí y logró tragármelo todo al punto que sus testículos rozaban mi barbilla.
Luego de unos minutos, mi amado marido (padre) no se pudo contener más y eyaculó mientras aún tenía su miembro en mi boca, fue tan fuerte la eyaculación que con su potencia me empujó hacia atrás y parte de su semen se quedó en mi boca pero gran parte se desperdició al derramarse sobre su abdomen y piernas y algo en mis senos, tan fuerte fue su orgasmo que se retorcía en la cama de tanto placer.
Luego de haberme tragado el poco semen que pude rescatar con mi inexperta boca, el me tomo de los brazos y me dio el más profundo de los besos, mientras mi cuerpo temblaba en sus brazos me dijo una vez más: “Te amo Yessenia” y mi pobre corazón se enamoraba más y más de mí padre, mi bello macho.
Luego me pidió que conversemos un par de cosas, me dijo que desde ese momento en que habíamos consagrado nuestra unión nupcial yo adquiría otras responsabilidades adicionales, entre ellas era mi obligación de bañarlo dos veces al día (mañana y noche) lo que me lleno de inmensa emoción porque eso significaba que iba a poder recorrer con mis manos cada centímetro el cuerpo de ese cholo monumental que era mi padre y mi marido.
Como pueden darse cuenta mis queridos lectores, en mi se desarrolló una suerte de idolatría por este maravilloso hombre de campo que no era nada tosco sino más bien hasta ese momento era supremamente delicado, a pesar de un hombre que no sabía ni leer ni escribir.
Además me ordenó que era mi obligación que mientras él estuviera en casa yo me debía mantener absolutamente desnuda mientras realizaba los quehaceres domésticos, a excepción obviamente los días en que tenía el periodo menstrual, que eran alrededor de 4 días y en los que tenía abundante flujo y era bastante regular, incluso después del embarazo de mi Javiercito, mi bello varón que es mi única compañía en la actualidad.
Pues bien, eran alrededor de las 05:30 AM de aquella gloriosa mañana cuando me puse un camisón casi transparente que había pertenecido a mi madre y baje al río a recoger el agua para preparar el baño de mi amado padre, cuando tuve todo listo me desnude una vez más con mis virginales pero voluminosos senos al aire a la disposición de los deseos de mi marido, fui a la habitación para llevar a mi bello macho para bañarlo.
Humedecí toda la extensión de su cuerpo moreno, tostado por el sol durante sus jornadas de trabajo en el campo, tome el jabón y como una geisha fui enjabonando cada milímetro desde su cuello bajando por su amplio y fornido pecho, sus musculosos brazos, su abdomen plano, una vez más llegue al objeto de mi fascinación su majestuoso pene que enjaboné con más esmero y dedicación, sus testículos, luego sus largas piernas, luego sus nalgas y su velludo ano y finalmente su poderosa espalda, lo enjuague luego tome champú y lave ese cabello lacio de buen cholo manaba.
Lo sequé y mientras él se vestía, en total desnudez procedí a prepararle su desayuno con plátano cocido, huevo frito y café.
Para mi sorpresa mientras yo cocinaba, él se arrodilló detrás de mí abrió mis piernas y desde atrás comenzó a practicarme el más sublime sexo oral que ustedes se puedan imaginar, mientras el lamía mi vagina desde atrás también enterraba su nariz en mi agujero anal, esta doble estimulación me transportó de inmediato al cielo de la lujuria y el placer, se mantuvo en esa acción por 5 minutos hasta que alcance mi orgasmo que fue tan fuerte que derrame tantos flujos que incluso llegue a pensar que me había orinado, quede temblando, y así con su boca llena de mis flujos desayuno mi padre/esposo y se fue a trabajar, antes de irse me ordenó vestirme hasta que el llegué a almorzar
Mis bellos lectores, esta es la segunda parte de mi historia espero que les guste espero más comentarios, especialmente de mujeres para motivarme a seguir escribiendo.
Con amor,
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