HISTORIA DE INCESTO. (Autor Nandincesto45)
A veces la fantasía se hace cierta en la realidad. .
Aquella tarde una conversación de mi hija con una compañera de segundo grado de primaria marco el inicio de mi vida incestuosa y despertó en mi el demonio de la pedofilia incestuosa.
Esto comenzó hace bastante tiempo pero os lo contaré con permiso de mi hija Vivian para deleitarme con los recuerdos.
Soy contable y tenía una oficina de administración de empresas en un edificio del centro.
Mi hija Vivián de 8 años en ese entonces, era la luz de mis ojos, la adoro con todo mi corazón y es la causa por la cual no he tenido mujer desde que su mamá falleció cuando Vivián tenía 3 años.
Siempre conté con asistentas competentes para el cuidado de la niña.
Mi casa situada a 30 pasos de su escuela en un barrio seguro, por eso ella va y viene sola de las diferentes clases a las que está apuntada, una de ellas la gimnasia.
Un día decidí irme temprano para mi hogar, dí la tarde libre a la asistenta y me puse a trabajar en la pequeña oficina que tengo en casa, ella le dejó una nota en la nevera: «Vivián, su papá me dió la tarde libre, hasta mañana»
Al rato llegó mi hija con Brenda, una amiguita vecina, rondaron por la casa y curiosamente no me vieron, se sentaron en la sala a conversar, yo las escuchaba perfectamente, hablaron de las tareas, de las profesoras, del chiste infantil de moda, mi hija le dijo a Brenda…
_ Tan lindo el maestro Rodolfo, sabe lo que hacemos con el profe de gimnasia y no le dice nada a nadie, yo creo que le gusto, pero es tan tímido.
_ A mi me trata normal, a veces me dice que me cuide, comento Brenda.
De pronto oí algo que me llamo la atención:
_ Casi no le saco la leche al profe de gimnasia con la boca, dijo la amiguita cambiando el tono de voz.
_ Porque ya me la había echado a mi en la vagina, contestó mi hija naturalmente, ! Si vió que conmigo no se demoró !
Esto me desconcertó y aguse el oído.
_ Si, creo que fué por eso, conmigo también a llegado rápido y continuó… Vivian le voy a contar una cosa pero no se la puede decir a nadie.
_ ¿Cuál es? Prometo guardar el secreto.
_ A mí me gusta más con mi papá, con el profe porque nos hace muy bueno con los dedos y la lengua, pero es que su pipí es tan chiquititico .
_ Yo como no conozco otro pues me gusta así, replicó mi hija indecisa y como queriendo preguntar algo.
El asombro se apoderó de mis sentidos, por la forma como se expresaban las niñas se notaba que ésto lo disfrutaban hace tiempo. Estaba atento deseando que no se terminará la conversación para enterarme de todo y así tomar una decisión. Me llamo mucho la atención lo que dijo Brenda sobre su padre, pero el hecho de que a las dos les gustaba, clavó la primera espina de incesto en mi corazón.
_ Brenda,… es… es… qué… ¿tu papá tiene el pene muy grande?
_ Hummm, por lo menos dos veces el del profe ó más cuando lo tiene bien tieso.
_ ¿ Quién te hizo primero, tu papá ó el profe ?
_ Mi papá desde muy pequeña me acariciaba la almejita, me metía el dedo meñique y me ponía a mamar, el pene me me lo metió todo hace como ocho meses,… y el profe me hizo cosas desde la primera clase le acepté el pipí sin que me doliera, antes de los a los 7 años, cuando papá se dió cuenta yo le expliqué y le eche en cara que él me dediaba, él me dejó seguir haciendo cosas con el profe, pero inmediatamente comenzó a prepararme para metermelo él también, prácticamente me desvirgó y me hace de todo.
_ Vamos a la cocina por un sándwich y un refresco, dijo mi hija.
_ Si vamos, pero me cuentas como te inicio el profe.
Cuando las niñas salieron aproveché para salir de mi oficina y seguirlas sigilosamente.
_ pues a mi el profe me cogió la moñita y me hizo unas pocas caricias, yo inocente pensé que era parte de la rutina pero me gustó porque sentí unas cosquillas muy buenas en el botoncito, tenía 7 años y por eso en la siguiente clase yo me acomode para que me volviera a tocar y él no me hacía nada, entonces en un ejercicio yo misma le cogí la mano y me la puse ahí, el la deslizó por debajo de la trusa y me acaricio el botoncito, me metió un dedo, yo veía en el espejo lo que me estaba haciendo y porque sentía tan bueno, hasta que me orine y quedé desmayada en sus brazos, en otra clase me chupó la vagina y me desvirgó, mi orinada fué más fuerte, lo que más me gustó fue cuando me echó la leche bien adentro.
_ Pues mi papá si que me la echa bien adentro, dijo Brenda presumiendo.
Hasta ahí las escuché, asombrado y para que negarlo, excitado, me marché al bar de la esquina para con un trago tratar de digerir todo lo que había escuchado, estaba confundido, a ratos sentía ira, pero pensé en mi hija disfrutando sexo a tan corta edad y la imagen de Brenda penetrada por su padre, cambio ésa ira en deseos morbosos, la pedofilia me embargó. Es que cinco años sin casi actividad sexual es mucho tiempo para mis 28 años en esa época.
Los siguientes días veía a mi hija con una minifalda mostrando sus piernitas y mi pensamiento era si le cabría mí pene, pero el diablillo de la lujuria me aconsejaba… si a su amiguita qué es menor le cupo el del papá más o menos desde los 7 años y 3 meses, a tú hija también, aprovecha.
Me convertí en boyer, viéndola hacer sus ejercicios de rutina casi siempre en braguitas y a veces sin camiseta cuando hacía calor. Pero la locura total me llegó un día que hizo los ejercicios completamente desnuda, en un ejercicio se acarició la vaginita. Me quedo la duda de si sabía que yo la estaba mirando.
Empecé a llevar un control de la llegada de las clases, analizando sus ademanes y conjeturando si había follado o no.
! Ahí tome la decisión ! y no me arrepiento, hace 24 años hago vida marital con mi hija Vivián, tenemos dos hijas gemelas de 15 años y un hijo de 11.
Cuando cruzó la puerta de entrada me di cuenta que venía de follar; ¿que como lo supe? por instinto, por el agite, por su mirada, por la hinchazón de sus labios, por el rubor en sus mejillas, por el cabello desordenado, todo indicaba que se había revolcado. Esto obnuvilo mis sentidos y decidí actuar de inmediato enferbecido por la pasión.
_ Hola papá, dijo acercándose para darme el beso en la mejilla como siempre.
_ Hola mi amor, se acercó y le tomé la cara con las dos manos y le dí un beso largo en la boca, bajé una mano y levantando su falda la metí entre sus piernas y le cogí la almeja.
Vivián por instinto cerró las piernas y echó el culito para atrás.
_ ¿Que haces papá?
_ Déjate examinar, le ordené.
Obediente abrió los muslos y yo metí la mano entre su braga confirmando mi sospecha, estaba empapada de una sustancia viscosa, ahí mismo me dí cuenta lo que era
_ ¿Vienes de follar con el profesor?
_ Que dices papá, ¿por qué me acusas de eso?
_ Por ésto, y le mostré la mano con grumos de semen, no te hagas la inocente que estoy enterado de todo, pero no te voy a regañar, ve a ducharte bien y te espero en la sala.
Salió cabisbaja, paso a paso para el baño, admiré su cuerpecito con deseo al saber que ya práctica sexo con adulto, mil preguntas me asaltaron, me debatía en un dilema: si reprenderla o acrecentar su libido disfrutando yo también de la situación, pero aunque no me crean ¡ no sabía como pedírselo !
Llevaba un rato pensando en lo que estaba a punto de hacer aquel 27 de julio de 1997.
_ Papá, ¿me visto ó no? grito desde su alcoba.
Aunque la pregunta me sorprendió contesté dudando.
_ Lo que tú quieras.
Llegó hermosa con una babydoll blanca transparente y sin ropa interior, su cabello aún mojado y la mirada indecisa de quién espera un veredicto.
No tuve palabras, supe que ahí se terminaba mi sequía sexual y solo atiné a abrir los brazos y llamarla con un gesto de la cabeza… Vivian percibió el deseo en mis ojos, nos fundimos en un abrazo y nuestros labios se buscaron.
_ Hay mí Vivi, hay mí Vivi, ¿porqué te tiraste al ruedo tan niña, porqué?
_ Porque lo que se siente es tan bueno que no se como evitarlo.
_ Ése profesor te obligó?
_ No papá, yo misma lo busqué.
_ Vivián, cuando te penetra ¿te duele?
_ La primera vez un poquito, las otras no, además su pene es lo mismo de largo que su dedo y solo un poco más grueso, él vive muy solo en el gimnasio y por eso varias amigas y yo lo alegramos. _ Entre ellas Brenda tu amiga, dije con sarcasmo.
_ Si pero ella hace eso con el es por pesar, porque ella goza más con el papá que lo tiene más grande… !Hooo noo! eso no lo debía contar, dijo tapándose la boquita con la mano.
La naturalidad inocente con que relataba todo me excito, tomé su carita y le dí un beso en sus carnosos labios, mirando sus hermosos ojos suplique:
_ Amorcito, ¿lo harías conmigo?
_ Si papito, pero me lo dejas coger para compararlos. Así contestó y me devolvió el beso.
La pasión acumulada a lo largo de varios años se manifestó en mi pene, mi hija de pie entre mis piernas lo sintió y me lo agarro por encima del pantalón, sus ojos me miraron con asombro. Me desnudé con prisas sin pensar que a quién me iba a follar era mi propia hija de 8 años de edad.
Vivián se sentó en el sofá con las piernas completamente abiertas, la acumulación de pliegues de su pijama tapa su vaginita como un último acto de pudor, la dejé acariciar mi pene, yo torpemente le subo la babydoll hasta el cuello, estorba para mamarle las inexistentes teticas sin embargo sus pezonsitos son muy duros y largos.
Con mano temblorosa le acaricié la vagina por primera vez y por primera vez le metí un dedo, su cuerpecito se fué recostando sin cerrar las piernas ni los ojos, su rajita quedó en el borde del sofá y su rostro cambio de blanco a carmín, mis dedos masajearon el clítoris, un extremesimiento levantando la pelvis, sus jadeos y una fuente cálida que mojó mi mano me dió a entender que estaba en un orgasmo, arrodillado en un cojín guíe mi pene a su rajita húmeda, mí primer incesto se iba a consumar, empujé y mi glande entró fácil pero al paso que iba deslizando sentí más estrecho su conducto vaginal, al paso por su himen cerró los ojos y abrió la boca, más duros sus quejidos, fué tanta mi excitación que solo logré meter unos doce centímetros cuándo en un espasmo y un grito que le hizo abrir los ojos interrogantes, expulse un enorme flujo de semen dentro de mi hija, otro espasmo otro chorro y así hasta cinco veces.
Tuve una eyaculación precoz después de cinco años de abstinencia, me dezgonse sobre ella abrazándola, gozando los últimos temblores.
_ Papá, qué rico me hiciste; pero yo estaba conciente de que mi hija no había llegado al orgasmo. Se lo saqué, al ver tanto semen brotando de la rajita la cubrí con mi camiseta para no dejar manchas en el sofá.
La llevé al baño y me fui a la cocina a preparar dos copas de helado de chocolate, luego con complicidad que desbordaba erotismo nos fuimos a mi alcoba completamente desnudos. Era una niña pero yo la veía como una diosa cuando se tendió a mi lado, ya sabíamos con certeza que entre nosotros no había nada prohibido, después de muchas caricias mutuas puse todo mi empeño y cariño en la penetración, no se trataba sólo de follar, era hacerle el amor a mi hija, sentirle el primer orgasmo con mi pene.
La penetre, no se distinguía bien si en el mete y saca eran gemidos o quejidos los que salían de su garganta, cuando le entró todo la poseyó un frenesí lujurioso que la hacia retorcerse, su cuerpito se arqueo levantando la pelvis y en un espasmo lanzó un gemido que hizo dúo con el que yo estaba emitiendo gozando de otra eyaculación.
Noche de lujuria, noche en la que entre por la puerta grande del incesto pedófilo de la mano de mi hija Vivian. El primer mes lo hacíamos todos los días, después por compromisos mutuos nos estabilizamos en tres o cuatro veces por semana.
A los 9 años Vivián se siente alegre y feliz al ver sus areolas florecientes, hinchadas y elásticas, me las presumía con coquetería, esa época fue un deleite para mí, es que con la sola forma de vestir invitaba al amor.
A los 10 años, en el último curso de primaria Vivián lucía unos pechos como volcanes puntiagudos y firmes sobresaliendo en su cuerpo esbelto de gimnasta, yo sabía que su caminar cadencioso con las rodillas semiabiertas era consecuencia de las múltiples folladas cuando la pasión nos llamaba, termino la primaria, ya pasaba a secundaria, en esas vacaciones me dijo un día:
_ Papá, voy a despedirme del profe, al fin y al cabo fue el que me desvirgó ¿no te enojas?
_ Hija, usted sabe que yo respeto sus decisiones, si quiere ir…. vaya.
Al verla regresar después de dos horas asocié su imagen al aspecto que traía el día que la descubrí hace dos años, solo dijo:
_ Papá, follemos que el profe me dejó iniciada.
! Que morbo ! completando en mí hija la calentura producida por otro, pero no le mamé la rajita, de todas maneras me daba fastidio del semen del profesor.
A los 12 años mí hija emanaba algún olor especial, a sexo ó algo que atraía la mirada lujuriosa de la mayoría de los hombres, a veces se atrevían a decirle cosas vulgares y llegaba excitada a la casa. Fué por ese tiempo que se le entregó al papá de Brenda dos ó tres veces en represalias porque me pilló follando con su amiga Brenda embarazada.
Le llegó la menstruación, seguímos haciendo el amor a pelo como siempre sin preocuparnos de usar preservativos, yo quería preñarla como le hizo el papá a Brenda a los 11 años y medio, pero Vivián no quedaba embarazada a pesar de la cantidad de veces y las diferentes formas de follar en que nuestras caderas se mecían para buscar el éxtasis mutuo y del enorme flujo de semen que verti en su interior.
Su vagina se llenó de pelusa como un durazno, pasaban los años y nada, pero un día faltando dos meses para graduarse en secundaria estábamos haciendo el amor, le mamé las tetas y cosa rara… sentí que sus pezones resuman leche pero no le dije nada, al poco tiempo me dió la noticia de su embarazo haciéndome el hombre más feliz del mundo, 8 años habían pasado desde la primera vez que la folle. Se graduó sin que se le notara la barriga.
Trajo al mundo los dos seres más maravillosos que habían contemplado mis ojos, tenía miedo por el tabú del incesto, pero no, mis hijas-nietas de 15 años crecen sanas, inteligentes y hermosas.
Vivián se tomó dos años para cuidar a las niñas, nos mudamos a una casa más grande, amplíe mi oficina y renté la casa y las oficinas del centro.
Hacemos vida marital como una pareja común y corriente.
Pasados esos dos años Vivián se matriculó en la universidad, hizo tres semestres y volvió a quedar embarazada, los tiempos se dieron y el parto coincidió con las vacaciones del cuarto semestre, nació el niño, fuerte, hermoso, hoy en día tiene 11 años, crece con muchas cualidades.
Los niños no saben que su mamá es a la vez hermana y yo papá y abuelo, Vivián mi hija-esposa a sus 32 años es una prestigiosa abogada, yo con 52 años me siento un hombre realizado y feliz.
FIN (octubre 2017)
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