Historia de mi familia 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por wanttobelieve.
Los primeros días pasaron volando acostumbrándonos a nuestro nuevo ritmo de vida. Las tomas de pecho se convirtieron para mi en momentos muy placenteros y pasada una semana mi pareja se encontraba lo suficientemente recuperada del parto como para poder participar más activamente. Así pronto pasé de solo hacerle sexo oral a comenzar a introducirle un dedo en la vagina y poco a poco, al comprobar que ta no le dolía, a volver a penetrarla como antes del parto. La primera vez lo hice muy suavemente, comprobando que no le dolía al hacerlo. Interrumpía de vez en cuando la penetración para pasar mi lengua por su sexo para evitar que le molestase lo más mínimo. Cuando comenzaba a notar que se acercaba al orgasmo la niña comenzó a llorar. Inexpertos como eramos esos primeros días nos apresuramos a atenderla, aun desnudos. Hacia muy poco que le habíamos cambiado pero aun así comprobamos que no estaba manchada abriéndole el body y despegando el pañal, pero todo estaba limpio. Sin detenernos en volver a vestirla mi mujer la llevo a su pecho y en seguida comenzó a mamar con fuerza.
Yo aun continuaba excitado y mi pareja al advertirlo me invitó a proseguir mientras ella daba el pecho. Tumbada de lado con la niña recostada también, mirándose la una a la otra yo me coloqué detrás de mi pareja y comencé de nuevo a penetrarla, sorprendiéndome al notar que estaba mucho más húmeda que antes: los chupetones que mi hija le proporcionaba le estaban sin duda excitando. Aumente el ritmo y la profundidad de la penetración al tiempo que ella gemía también cada vez con más fuerza. Cambiamos la posición para que continuara dando el otro pecho sin perder el ritmo, note que mi pareja había alcanzado ya el orgasmo pero seguía entregada. Al cabo de unos minutos me indicó que la niña estaba parando de mamar pues no salía más leche. Yo mismo me apliqué a sus pecho para comprobar que en efecto solo aparecían pequeñas gotas. De modo que mi pareja se tumbó boca arriba con la pequeña sobre ella, boca arriba igualmente, sobre su pecho.
Yo continué bombeando dentro de su vagina sin detenerme, con la visión de mis dos chicas frente a mi, masajeando los pechos de mi pareja y sin quitar ojo a mi hija. Me incliné para besarlas. Un beso largo y profundo a mi pareja y otro mas suave a mi hija. Pero sin retirarme y mientras seguía penetrándola comencé a besar el pequeño cuerpo de mi hija bajando poco a poco hasta llegar a su pequeña vagina. La besé, demorándome, y presa de la excitación pase mi lengua por entre sus pequeños labios. Pese a haberla limpiado hace poco quedaba un pequeño gusto a salado. Seguí lamiéndola al tiempo que no dejaba de entrar y salir de mi pareja. Esta acariciando a nuestra hija alcanzó con sus manos su pequeño coñito y separo un poco sus labios. Yo continué lamiendo y bombeando sin detenerme, cada vez más excitado. Al sentir que me corría la saqué deprisa de dentro de mi pareja y acercando el cuerpo de mi hija hacia mi comencé a frotar la cabeza de mi polla por su coñito, eyaculando abundantemente entre sus labios y salpicando todo su cuerpo.
Cuando terminé y como era costumbre acerqué mi pene a su boca para dejar que succionara las ultimas gotas. Cuando vi que no salía más, y antes de retirarme, la voltee sin retirarla de encima de mi pareja, con el sexo apuntando hacia su cara esta vez. Mi chica lo entendió a la primera y comenzó a lamer la vagina de su hija cubierta por mi semen. Lamentones pequeños al principio que poco a poco fueron haciéndose más largos y que profundizaban más entre sus labios vaginales. El espectáculo volvió a excitarme y la visión de la cabeza de mi hija cercana al sexo de mi pareja me hizo desear probar algo. La puse boca abajo y la acerqué al coño de su madre que aún chorreaba de nuestra sesión de sexo. Con la mano guié la cabeza de mi hija hasta allí y de nuevo su reflejo le hizo comenzar a succionar, esta vez el clítoris de su madre. Mi mujer dio un respingo pero se dejó hacer y yo, presa de la excitación, levanté sus piernas sobre mis hombros para poder acceder a su culo y escupiendo en mi mano para lubricarselo, lo penetré.
No solíamos practicar sexo anal pero ver a la pequeña chupándola me hizo penetrarla con más fuerza de lo habitual. Mi chica aguantó bien los envites, posiblemente dejándose llevar ella también por la excitación del momento. Tras varios minutos de esta forma sentí que de nuevo me iba a correr y sólo tuve que bajar las piernas de mi mujer para poder sustituir su culo por la boca de mi niña quien tras dar unas cuantas chupadas a mi polla y saborear así el culo de su madre me hizo volver a eyacular, esta vez dentro de su boca pues sujete su cabeza para que no se retirara y lo recibiera todo. Tosió un poco y dejo escapar una parte pero tragó la mayoría cosa que recompensé acercándome de nuevo a su vaginita y pasando mi lengua muy lentamente por ella, deteniéndome para juguetear. De repente me sorprendió algo cálido en mi boca. Había comenzado a orinar. Me parte con lo que el resto comenzó a caer sobre el pecho de mi pareja que se reía. Pero pasado ese primer momento de sorpresa volví a acercarme y deje que continuara meando en mi boca. Era un sabor salado y suave muy agradable. Cuando terminó y con la boca aun llena de su orina me acerqué a besar a mi chica dejando caer la orina en su boca para que también la probara y no rehuyó ni por un momento.
Así fueron pasando los primeros meses de vida de nuestra pequeña, haciéndola poco a poco participe de nuestros juegos y disfrutando los dos aún más de tenerla con nosotros en esos momentos íntimos. Pero para su primer cumpleaños, y el 17 de mi chica, planee una sorpresa, sin saber que ella también tenía planeado algo nuevo…
Continuará
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