Historias de sexo con mi prima 6
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por gabriel11.
Hola, me llamo gabi y mi prima gisel.
El mismo día que habíamos cometido la locura de coger en un campito por la mañana de un crudo invierno
, nos juntamos por la tarde a tomar unos mates (es una infusión que tomamos los argentinos) estábamos aprovechando el hermoso sol que había salido aunque corría un poco de viento fresco.
Fue bueno porque nadie nos interrumpió ni siquiera sus hermanas, tuvimos una charla que creo que fue el pie para lo que iba a suceder días después.
Gi: que locura la que hicimos, todavía no puedo dejar de recordar.
Yo: a mi me pasa lo mismo!! Jaja
Gi: ¿te gustó la sorpresa?
esa pose la ví en una película y me dije – a gabi le va a encantar- (leer historias de sexo con mi prima 5)
Yo: me encantó, siempre te esforzas para que yo la pase bien.
No me lo merezco.
Gi: si que te lo mereces y yo también la paso muy bien.
igual, perdóname que todavía no me animo a darte lo que querés.
Yo: no tenés que pedirme perdón por nada.
No voy a mentir que muero de ganas por hacerte la cola, pero siempre la pasamos bien, no lo necesitamos.
Gi: debe ser doloroso y también la cola es para otra cosa.
(se puso tímida)
Yo: ¿te metiste dedos?
Gi: tonto, no me preguntes eso.
Yo: tanto te vas a enojar? siempre hablamos hasta de cosas peores.
Gi: si, lo intenté.
Vos también lo intentaste en la ducha.
En una de nuestras cogidas en la ducha, le apoye mi dedo meñique en el ano para ver su reacción (no lo conté en ningún relato hasta ahora) no se lo metí ni intenté meterselo, ella solo se apartó un poco y seguimos.
Yo: no intenté meterte nada!!
Gi: no te hagas el boludo que me voy y te dejo sólo eh.
Yo: bueno está bien ya está, cambiemos de tema.
El sexo anal era un tema bastante sensible para nosotros, ella sabía que yo quería y aunque nunca la obligaba a nada; se sentía con la obligación de satisfacerme (no se por qué).
Estaba con esas dudas que creo que cualquier mujer tiene o tuvo respecto al anal, sí le va a doler mucho o sí es sucio hacerlo por ahí o sí sin querer podía defecar en medio del acto etc etc.
Así que la charla quedó ahí, terminé contento al saber que lo estaba intentando.
Pasó la última semana de las vacaciones de invierno, estuvimos tranquilos esa semana ya que habíamos saciado nuestra hambre de sexo y también habíamos pescado un terrible resfriado.
Volvío todo a la normalidad y nuestros encuentros sexuales volvieron aunque ya sin tanta frecuencia porque porque yo me había pasado a una escuela técnica y tenía doble turno 3 días a la semana.
Hasta que una tarde de primavera llego a casa y ella no estaba esperándome parada en el portón de su casa como siempre lo hacia.
Golpeo la puerta y me habla por la ventana.
Gi: entra por atrás, la puerta está abierta.
Yo: ¿por qué? si me podés abrir.
Ella bajó la cortina y se fue.
Yo esperé unos segundos a ver sí abría, pero no.
Estaba jugando conmigo, sonreí y me fui corriendo ansioso de saber de que se trataba.
Entré, me fui a su habitación y no estaba; encaré directo a la habitación de mis tíos y ahí estaba, acostada boca abajo, tenía puesto el jeans que más ajustado le quedaba.
Ese culo me volvía loco.
Me tiré a la cama, y comencé a jugar con sus nalgas (a veces lo hacia) se las apretaba, las besaba, las mordía, eran pura carne.
Ella como siempre se reía; hasta que se da la vuelta y me dice al oído.
Gi: quiero que me hagas la cola.
Yo: ¿estás segura?
Gi: ¿querés que me arrepienta?
Yo: no mi amor
Gi: entonces dale, hoy es su día.
Manos a la obra, arrancamos con la previa a puros besos, mis manos sólo en sus nalgas; luego me saqué todo rápido y después comencé a desnudarla de a poco.
Primero afuera sandalias, luego afuera remera (no tenía puesto corpiño) luego hice que se ponga boca bajo y le comencé a bajar el jeans ajustado de a poco hasta la mitad de la cola.
Seguí jugueteando con mi pija, sus nalgas y su colaless rosa sólo por un rato.
Después voló el pantalón y la colaless; llegó la hora de la lubricación sólo con salíba (sabía que tenía que haber mucha) entonces le dí una larga chupada de concha y como liberaba mucho fluido que se juntaba con mi salíba lo arrastraba con mi lengua hasta su anito virgen, intenté meter toda la salíba que pude ayudándome con mis dedos.
Ahora sólo faltaba la última parte.
Yo: te toca vos gi, mojame la pija.
Gi: ¿no te vas a poner forro?
Yo: no, creo que te va a doler y molestar más.
Sólo le dije eso para cogermela a pelo, no lo podía hacer así por la concha; pero por el culo no había riesgo de embarazo.
Yo: dale gi mojamela.
Eso no era problema para ella ya que se le hacía agua la boca por mi miembro.
Listo había llegado la hora, tenía a mi prima en cuatro frente a mi, tenía en frente ese culo al que tantas pajas le había dedicado y que tantas veces había podido tocar y manosear, estaba ahí esperando para por fin ser penetrado por mi.
Apoyé mi cabeza en su agujerito y ya gimio.
Gi: ah despacito amor.
Yo: si, pero vas a tener que aguantar.
Gi: si yo aguanto, pero despacio.
Yo escupía saliba a mi miembro mientras empujaba despacio para que entre.
Iba a ser difícil así, su ano chiquito era virgen y en algún momento lo iba a tener que empujar un poco fuerte.
Sus gemidos eran más intensos que de costumbre, aunque nuestros cuerpos desnudos no habían tenido tanto contacto esta vez; ambos estábamos completamente transpirados.
Me arme de valor y empuje mi miembro más fuerte, mi cabeza y un poco más ya estaban adentro, ya le había desvirgado el culo a mi prima.
Yo: ah ya está gi, la tenés adentro.
Gi: ah ah si primito si
Yo: aguanta hermosa, que va entrar un poco más.
No iba a parar hasta ver toda mi pija completamente adentro de ese culo, pero no tenía que lastimarla sino no me lo iba a entregar más.
Seguí empujando un poco más, por suerte había metido mucha salíba así que estaba haciendo efecto,lubricaba.
Entraba entraba de a poco, pero entraba.
Ya había metido un poco más de la mitad, así que se la sacababa y luego la volvía a enterrar (ya me la estaba cogiendo) el problema era que no podía hacer muchas embestidas ya que por la excitación iba a acabar en cualquier momento.
Ella ya no podía más que estiro el abrazo para agarrar una almohada y morderla; ya estaba gritando mucho pero no me pedía que parara.
Lo tome como una señal de que quería hacer menos ruido y por ende que la siguiera cogiendo.
Así que seguí dándole por el culo, no fuerte pero tampoco tan despacio.
Yo: ah bebe, estás hermosa.
Gi sólo gemía mordiendo la almohada.
Hasta que.
Gi: ah ah aaaaaaaah (había tenido un orgasmo muy intenso)
Los brazos se le vencieron y cayó de cara a la cama, zafandose de mi.
Yo al ver ese agujerito (que ya no era un agujerito) era un culo totalmente abierto me puse como loco y se la volví a meter, pero toda entera.
Nunca me la medí pero no me puedo quejar de mi tamaño; estaba toda metida en el culo de gi, al tope.
Le dí cómo cuatro embestidas así acostada como estaba, parte de mi cuerpo chabacaban contra sus nalgas y sonaban plaf plaf plaf plaf hasta que le acabe parte adentro y una parte afuera.
Yo: aah aah te amo gi.
Caí vencido sobre ella acariciandola y besandola.
Yo: ¿estás bien gi? Contéstame
Gi: si, estoy bien.
(recién recuperandose del orgasmo)
Se quedó como estaba acostada boca abajo, yo le hacia mimos y a la vez le miraba la cola empapada por mi semen.
Yo: ¿estás bien?
Gi: ya te dije que sí.
Me voy al baño.
Yo como siempre me paré para compartir la ducha, pero está vez me detuvo.
Gi: para que voy sola.
Yo me tiré a la cama agarrandome la cabeza contento por lo que había pasado, recordando mil imágenes.
Hasta que me llama para que entre con ella al baño, otra vez me puse contento, no estaba enojada conmigo.
Yo: ¿creí que te habías enojado?
Gi: no, quería ver sola como me había quedado.
Yo: ¿te duele?
Gi: dejá de preguntar boludeses y vení conmigo dale (invitandome a la ducha)
Nos duchamos juntos como siempre, ya no hubo sexo; sólo abrazos, caricias y muchos besos.
Espero les haya gustado, no hay nada mejor que hacer un culo y sí la chica es nalgona mejor.
Por primera vez había cogido sin condón y sentir mi pija metida en ese culo fue una sensación indescriptible, con el condimento extra que la chica era mi prima; saludos.
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