Historias de Terceros 01 El Secreto de Mamá parte I
La historia de un chico que descubre algo muy importante de su madre .
Historias de Terceros 01 El secreto de Mamá
Ernesto es actualmente un muchacho normal, común y corriente, estudia en una universidad no tan prestigiosa, pero para él es suficiente, también tiene un trabajo a medio tiempo en un taller de mecánica, su padre desde pequeño le había enseñado acerca de autos antes de fallecer trágicamente. El dinero que gana en el taller es suficiente como para rentar un apartamento modesto, un poco alejado de su casa materna, por ciertas razones que luego entenderán.
Desde que Ernesto tenía memoria sus padres siempre han sido muy cariñosos con él, sobre todo su madre, una mujer joven y como el mismo dice «Impresionantemente hermosa». Se casaron muy jóvenes, su padre, llamado Augusto, con 23 y su madre, con 19, edad a la cual, lo tuvo. Ernesto dice que ambos padres, tenían un futuro brillante, venían de buenas familias, las cuales era amigas, ambos estudiados trabajando desde jóvenes. Mientras Augusto se dedicaba a la mecánica, oficio también aprendido de su padre; Juana, la madre, se dedicaba a dar clases de Yoga y bailoterapia en un gimnasio concurrido, por lo que podemos intuir, tiene un muy buen cuerpo.
Pasaron los años desde el nacimiento de Ernesto, sus padres como siempre, lo educaron y quisieron mucho, Augusto le enseñaba de mecánica y hasta lo llevaba al taller, el cual, técnicamente dirigía, mientras que Juana, llamada cariñosamente por Augusto «Nita» no podía ser más feliz junto con su esposo y su hijo.
-Hijo, no sabes cuánto, pero cuanto te quiere tu madre.-Le decía su padre a Ernesto bastante seguido.- Debes quererla tu también, y hacerle caso.
Ernesto cuenta que a veces el cariño de su madre era bastante meloso, incluso confiesa que Nita se bañaba con el hasta la edad de 10 años, cosa muy vergonzosa para el fuera de su círculo familiar. Ernesto se acostumbró a ver a su madre desnuda, para él era normal, pero le parecía raro como Nita lo miraba a él, por momentos parecía que no lo mirara como si fuera su hijo, pero para ese entonces no pasó nada que hiciera sospechar al niño.
Pero este clima familiar se vio azotado por la trágica y repentina muerte de Augusto, el padre, un accidente en su taller, del que nadie había tenido la culpa, lo separo de su familia. Llego el funeral, el entierro, los tiempos de luto, y de alguna forma, todo volvió a empezar, la vida se había normalizado nuevamente.
Ernesto ahora tenía 12 años, y estaba en 1ro de bachillerato, había empezado apenas una nueva etapa escolar. Su madre, Nita, ahora de 31 años como siempre trabajaba en el Gimnasio, del cual sacaba una gran ganancia, por dinero no se tenían que preocupar. Ernesto admite, con algo de vergüenza, que sus amigos siempre habían comentado a sus espaldas lo sumamente hermosa y hasta «Sexy» que era su madre. Si a cualquiera le dijeran que Nita tenía 20 años, se lo creerían sin ningún esfuerzo. Su vida basada en el ejercicio y la buena alimentación no habían sido de gratis. Ernesto dice que su madre mide 1.78, bastante alta, con un cuerpo esbelto, una cintura no excesivamente delgada, unos pechos para nada despreciables, caderas y glúteos formadas a base de ejercicios y unos muslos de muerte lenta. Es una belleza.
-Mierda, Ernesto, lo que daría por tener una mama como la tuya.-Le dijo un amigo, al que probablemente hace poco es que habían dejado decir groserías
-Sí, hermano, esta rebuena-Dijo otro.
-¡HEY! ¡¿Que dicen?! ¡ES MI MAMA DE LA QUE ESTAN HABLANDO!-Exclamaba el propio Ernesto, empujando a quienes lo habían ofendido.
A pesar de que Ernesto nunca había visto a su madre con ojos lascivos, si tenía que admitir que podría despertar fácilmente los más bajos instintos de los hombres, su cuerpo, su rostro, y su personalidad, hacían el trio perfecto que cualquier mujer desearía tener. El muchacho recordaba ese tiempo en el que se bañaba con Nita, y podía apreciar el cuerpo desnudo que sus amigos morirían por ojear aunque sea un minuto, pero era un pensamiento infantil, según él mismo razonaba.
Un día como cualquiera, Ernesto llega a su casa después de un día agotador de estudio, y se dispone a entrar como siempre a su casa que presume vacía, pues Nita, suele llegar más tarde del Gimnasio, pero se sorprende al ver el bolso de su madre, apoyado en una de los sillones de la sala, y asume que hoy llego temprano, pero se extraña al no verla haciendo alguna cosa, como suele ser, o de no haberlo recibido al oír la llave de la puerta. Decide caminar silencioso por la casa, y empieza a escuchar ruidos extraños, provenientes del fondo de la casa, donde se encuentran las habitaciones. Decide acercarse cada vez más, y efectivamente empieza a discernir los ruidos como inhalaciones y exhalaciones rápidas y profundas, Ernesto no se extraña tanto, pues lo primero que se le viene a la cabeza, es que su madre por alguna razón haya llevado la caminadora o alguna máquina de hacer ejercicio de la sala a su propio cuarto, para ejercitarse. Pero se extraña al confirmar que todas se encontraban en su respectivo lugar.
-(¿Entonces que estará haciendo?)-Empezaba a preguntarse Ernesto, por lo que finalmente decidió acercarse al cuarto de su madre, de donde provenían tan extraños sonidos, que más que respiraciones de cansancio, empezaban a definirse más como gemidos, los cuales ahora estaban siendo acompañados de un extraño sonido de vibración.
Ernesto se acercó a la puerta, y vio que estaba entreabierta, adentro las luces estaban apagadas, pero se podía ver una luminosidad, probablemente producida por la computadora, que sus padres compartían pero que ahora era de Nita. Por cómo está ubicada la mesa de la computadora de su madre, esta se sienta dándole la espalda en 3/4 a la puerta, por lo que lo que haya en el monitor es más o menos visible.
Abrió un poco más la puerta, todo lo silencioso que pudo, y entonces pudo verlo.
Su madre se estaba masturbando, muy enérgicamente confiesa Ernesto. Tenía las piernas apoyadas en el escritorio, bien abiertas, para dar paso a lo que sus manos hacían con un vibrador en su entrepierna, a pesar de que mayormente le daba la espalda (Razón por la que Nita no se había dado cuenta de su presencia) Era evidente lo que estaba haciendo. La mente de Ernesto se paralizo un momento, a pesar de que el ya no era inocente de esto, ya el mismo se había masturbado y hasta visto porno, sin duda era una imagen impactante para cualquier niño de 12 años. Cuando su mente se reconecto, pudo comprender aún más la escena. Nita no había parado al escuchar la llave de la casa, porque no podía, tenía auriculares puestos, estaba viendo algo en el ordenador, y ese algo era porno gay.
Ernesto no pensó mucho, pero sabía que descubrir a tu madre así, era por lo menos, la situación mas incomoda de la vida, así que decidió salir de nuevo, tomo sus cosas, abrió la puerta de la casa y salió. Decidió salir un momento a caminar, a pensar en lo que acababa de ver, y sobre todo a esperar a su qué madre «Acabe». Estaba bajando unas escaleras que estaban entre la entrada de su casa y la vía principal cuando se sorprendió al descubrir que algo que tropezaba entre sus muslos, era una erección. Tenía una erección por el hecho de ver a su propia madre masturbarse, se odio por eso.
El tiempo que dijo estar sentado en una de las bancas de la plaza cercana a su casa, no pensó en casi nada, su mente no encontraba como sentirse ante esa situación ¡Era su madre, por Dios! Ernesto sabía que las personas tienen necesidades, y obviamente su madre no estaba exenta de sentir deseo sexual, el entonces joven Ernesto espero sentado en esa plaza aproximadamente 20 minutos, los cuales sintió eternos, pues el mismo estaba peleando para evitar que la imagen de su madre semidesnuda y con un vibrador introducido en su vagina no se reprodujeran más en su cráneo, se sentía culpable, trataba de bloquearlo, pero no podía. -¡Es mi mama, es mi mama, es mi mama!-Se repetía constantemente. El quería ver a su madre como la mujer cariñosa que siempre había sido, pero recordar ese magnífico cuerpo y esa venal situación, estaban empezando a corromper su perspectiva.
Después de esos 20 minutos, Ernesto asumió que había sido tiempo suficiente, por lo que se dirigió de nuevo a su casa. Esta vez, trato de hacer todo el ruido posible al entrar, abrió la puerta torpemente, sacudió las llaves más de la cuenta, y al verse dentro, exclamo
-¡YA LLEGUE MAMA!-Si se cumplía la remota posibilidad de que su madre aun estuviera auto complaciéndose, al menos esta se podría dar cuenta lo suficientemente rápido como para o bien, cerrar la puerta de su cuarto y parar, o bien, arreglarse rápidamente pare recibir a su hijo.
-¡Estoy bañándome hijo!-Tuvo como respuesta, desde el baño, se imaginaba él. Definitivamente sintió un gran alivio al saber que su madre ya había terminado y que había evitado toda situación potencialmente penosa entre los dos.
-¡OK, VOY A ESTAR EN MI CUARTO!- Grito el joven, mientras apresuradamente se dirigía a su cuarto.
-¡OH! ¡Ernesto, disculpa, pero!… ¿Podrías traerme mis bragas?- Exclamo sorpresivamente Nita, para la incredulidad de Ernesto.-¡De seguro las deje en mi cama! ¡Por favor tráemelas!
-O-Ok…-Ernesto no tuvo más opción que aceptar, la razón por la que le pareció tan aterradora esta propuesta, fue por el hecho de lo que vio antes, ya que si no, entonces él no hubiera tenido problema en llevárselas.
Ernesto entro temerosamente al cuarto de su madre, viendo a todos lados, y pudo constatar que parecía que nada hubiera pasado ahí antes, la PC estaba apagada, no había rastro del juguete que usaba Nita para complacerse y el joven entonces pudo ver la prenda sugerida en un borde de la cama. Ernesto no pudo evitar darle un vistazo y se sorprendió al detallar lo que tenía entre los dedos. Era una pieza de lencería con estampados florales, purpura, pero ¡Era jodidamente transparente! Eran bragas transparentes. Ernesto nunca se imaginó que su madre usara algo tan atrevido en su día a día, sobre todo, porque no es que tuviera a quien mostrárselos.
Ernesto, para no tardarse más, tomo la prenda y corrió hacia el baño.
-¡Mama, ten!-Dijo Ernesto, después de tocar la puerta del baño
-¡Entra, hijo! Ya termine de bañarme.- Sinceramente Ernesto lo menos que quería ahora era ver el cuerpo desnudo de su madre.
Al abrir la puerta constato que la regadera ya no sonaba y que la puerta de vidrio opaco con la que contaba estaba cerrada, adentro se podía ver solo la silueta de Nita secándose el cuerpo con una toalla.
-Ten.- Dijo Ernesto, la verdad sentía alivio pues pensó que su madre deslizaría un poco la puerta ara tomar sus bragas y ya.
-¡Ahhh, muchas gracias hijo! No se cómo fue que se me olvidaron.- Dijo ella, abriendo totalmente la puerta, dejando a la vista la mayor parte de su cuerpo desnudo, mientras se secaba el cuello con una mano, la otra la estiro para recibir la prenda.
Los ojos de Ernesto volaron y se clavaron directo en la entrepierna de Nita, depilada y reluciente por la humedad. En ese momento Ernesto comenta que su mente se paralizó y no es consciente de cuánto tiempo se quedó mirando embobado a su madre desnuda.
-¿Ernesto?-Pregunto Nita, despreocupada.
-¡AH! ¡Perdón, disculpa!- Dijo Ernesto, volteándose de golpe y cubriéndose los ojos, ya desde antes sentía la sangre caliente viajar por sus mejillas y sus orejas, de seguro estaba tan rojo como un tomate en ese momento.
-¿Eh?… ¿Tu eh…?… ¡Ahhhhy! ¡¿Por qué te avergüenzas?! ¡Hahahaha! ¡Como si nunca me hubieras visto desnuda, hijo!- Exclamo Nita entre carcajadas, mientras Ernesto disculpándose de nuevo, salía furtivamente del baño hacia su cuarto.
El muchacho se abalanzo sobre su cama aun con la cara entre sus manos. Sentía una vergüenza increíble, pero incluso ese sentimiento era superado por una extraña inquietud sobre lo que acababa de pasar. Esos segundos antes de que su madre hubiera adoptado su típica personalidad despreocupada, ese instante donde parecía que el hecho de que su hijo se le quedara viendo realmente le importaba de manera lasciva, era lo que más le perturbaba.
Los días pasaron, y ese pequeño incidente se fue olvidando, tanto para Ernesto, como para su madre, ambos habían vuelto a su típica rutina familiar. Ernesto iba al instituto, Nita a trabajar como siempre en el gimnasio hasta tarde.
Entonces otro día llego y el muchacho volvía a casa después de la escuela, enrosco su llave en la cerradura y entro a su casa y dejo su bolso encima de la mesa. Cuando de repente, vio de nuevo la bolsa de su madre en el sillón de la sala, pero sin que esta venga a recibirlo. Ernesto sintió un Deja Vú de aquella ocasión hace ya varios días. Se acercó tembloroso y con el corazón en la boca al cuarto de su madre, y efectivamente, el escenario era el mismo, la puerta entreabierta, la luz apagada, la PC encendida, el sonido de vibración, los chapoteos y jadeos profundos, nuevamente Nita se estaba masturbando apoyando sus piernas en la mesa del ordenador, con los audífonos puestos mientras veía un video porno.
-(¡¿Cómo es posible que esto esté pasando de nuevo?!)-Pensó el.
Ernesto iba a salir disparado lo más silenciosamente posible de la casa como pudiera, pero la curiosidad le gano un poco. Quería ver que video se estaba reproduciendo en el monitor.
-(¿para qué quiero saber eso? ¡¿Para qué quiero saber eso?! ¡¿PARA QUÉ QUIERO SABER ESO?!)- Se repetía Ernesto mentalmente, mientras se mantenía en el borde de la puerta, aguzando la vista para ver.
Resulto ser esta vez un video hétero, es decir, un hombre con una mujer, aunque le pareció ver que, mientras el hombre parecía bastante joven, la mujer ya era una Milf, Sinceramente Ernesto no juzgaba las preferencias de su madre, pero para cualquier niño seria impactante descubrir ese lado de su propia progenitora, y de una forma tan abrupta.
Ernesto tomo sus llaves lo más silenciosamente que pudo, y salió de la casa. De nuevo bajo por las escaleras que llevaban a la vía principal y fue de nuevo a sentarse a una banca de la plaza.
Ernesto no podía creer que esta situación le produjera una excitación tan grande, no solo sexual, sino en general, en el cuerpo. Sentía la adrenalina recorriendo sus venas, su corazón podía retumbar el pecho del joven, y definitivamente su pene estuvo a punto de adquirir de nueva cuenta una erección.
-Ahhhh… Se supone que son los padres que en dado caso descubran a sus hijos pajeándose, no al revés…-Se decía a sí mismo el joven mientras entrelazaba sus dedos con las manos sudando de la exaltación.
Ernesto había aceptado que el cuerpo de su madre le producía excitación, ¡Ojo, el CUERPO! El para tranquilizarse, asimilo el hecho de su lujuria al buen cuerpo de su madre, por lo que según el en ese momento, llego a la conclusión de que su madre no era la razón de su atracción sexual, sino su muy buen cuerpo, cuerpo que bien podría tener una actriz porno, así que no había razón para preocuparse por su propia condición moral y mental (Por el momento).
Después de unos 20 o 30 minutos, Ernesto se encamino de nuevo a su casa, como la otra vez, tomo sus llaves y abrió la puerta lo más ruidosamente que pudo como la otra vez, y grito que ya había llegado como la otra vez.
-¡YA LLEGUE MA…!-Ernesto se quedó pasmado al darse cuenta de que esta vez, su madre estaba sentada en el sillón, parecía preocupada por algo, no dejaba de mover una de sus piernas.
-Ya… Ya llegue, mama.- Dijo Ernesto, haciéndose el tonto.
-Hola… Hijo… ¿Tu habías llegado antes?- La voz de Nita estaba quebradiza, su piel naturalmente blanca estaba enrojecida, y en su cara había una expresión que mezclaba vergüenza y angustia.
La pregunta dejo paralizado a Ernesto, él sabía en qué contexto preguntaba Nita eso, pero no sabía cómo se había enterado de ello, hasta que lo vio. Había dejado su bolso en mesa cuando llego por primera vez, y su madre al verlo, dedujo que su hijo ya había estado ahí, y que había salido de nuevo.
Ernesto supo al momento, que Nita había imaginado lo que precisamente pasó: Su hijo llego, se acercó a la puerta de su cuarto, la vio masturbándose y se fue de la casa para evitar las vergüenzas, pero, había cometido el descuido de dejar su mochila ahí.
…-Ernesto no sabía que contestar, nunca fue bueno para improvisar respuestas, y menos si estas eran mentiras.
-¿Ha-hace cuánto habías llegado Ernesto?- La voz de Nita era cada vez más quebradiza, parecía que se moría de vergüenza ahí donde estaba, pero trataba de aparentar una imagen de adulto, con la cual, posiblemente le iba a dar una explicación sobre sexualidad a su hijo de ser necesario, una en las circunstancias más incomodas de la vida.
-¿Eh? ¡Ah, eso! Hahaha… Mama, es que cuando estaba de camino acá, me fije que se me habían quedado el telefono en mi asiento del salón, así que decidí venir, dejar mi mochila y volver de nuevo al instituto, hehehe ¿Estabas aquí? ¿Llegaste temprano? Además ¿Por qué te ves tan nerviosa?-Dijo Ernesto, poniendo su mejor voz de tonto, su actuación y su historia, según él, merecía un Oscar.
-… ¡En serio?…-Dijo Nita, tratando de encontrar alguna prueba de falsedad en los ojos de Ernesto, pero al no encontrar nada, desistió de su mirada severa.- …Mmmm, bueno, no… No estoy nerviosa, solo es que… Pensé que después de llegar de clases… Acostumbrabas a volver a salir a hacer quien sabe que… ¿No estás en esas, verdad? Oí que ahora en los jóvenes está de moda reunirse para salir a fumar.- Decía Nita, ahora con un tono increpante, Ernesto reconoció de inmediato que era la forma de Nita de desviar la atención, y para él estaba bien. Si su madre pensaba que él no había visto nada, entonces se ahorraba la incómoda charla y la incómoda disculpa.
-No, para nada. ¡Tú sabes que el humo me da tos, y que además todos mis amigos son sanos! Hahaha- Dijo Ernesto, ahora con el tono más despreocupado que pudo, mientras se dirigía a su cuarto, dejando a Nita sentada en el sofá, que, a pesar de verse más tranquila, una sombra de inquietud aún se reflejaba en sus ojos.
Al llegar a su cuarto y cerrar la puerta, Ernesto se desplomo en la cama, sentía que su corazón se saldría por su cuello, pero ese exaltamiento rápidamente paso, al asimilar que su fachada había sido todo un éxito. Ahora lo único que quedaba era el desconcierto de saber que su madre se masturbaba relativamente seguido.
Los días pasaron de nuevo, y una tercera vez llego, De nuevo Ernesto encontró a su madre masturbándose. Esta vez ni se molestó en ver detalle y simplemente salió de nuevo de la casa lo más discretamente posible. Y esta vez, se aseguró de llevarse su mochila. Definitivamente su madre era sumamente descuidada para esas cosas, dejando su puerta semi-abierta, poniéndose cascos en los oídos que evitaban que pudiera escuchar algo, usando un consolador que vibraba como los mil demonios.
-(¡Casi parece que lo hace a propósito!)-Pensaba Ernesto, aunque este pensamiento fue descartado prontamente, mientras veía cómo hacer que la erección que tenía pasara desapercibida. Ernesto estaba pensando en el cambio que hubo en el desde que se enteró de las frecuentes sesiones de su madre. Cosas tan insignificantes como el hecho de que cuando el mismo se masturbaba, su categoría de videos porno predilecta paso de ser “Adolescentes lesbianas” a “Milfs” algo como eso sentía que tenía una repercusión enorme en su propio pensamiento.
Después de pasar sus 20 minutos predilectos sentado en el banco de la plaza, volvió a su casa.
Esta vez, ni se molestó en hacer mucho ruido o gritar, simplemente entro y fue directo a su cuarto, asumiendo que su madre lo recibiría. Pero nunca salió. Ernesto ya estaba cerca del cuarto de Nita cuando se dio cuenta de este hecho y no pudo evitar mirar dentro del cuarto. Bueno, al menos ya no se estaba masturbando, se había puesto ropa interior, solo tecleaba ávidamente en su PC, aunque aún tenía los cascos puestos. Quizá escuchaba música o alguna nota de voz. Nita estaba escribiendo un mensaje en una pestaña de una conversación, estaba en Facebook.
Cuando Ernesto quiso entrar un poco más al cuarto para divisar que tecleaba su madre, la puerta de madera soltó un chirrido, que incluso con los oídos cubiertos, Nita escucho.
-¿Eh? ¡¿EH?!… ¡HEY, AVISA SI ACABAS DE LLEGAR ERNESTO!… ¡ME DISTE UN SUSTO!- Dijo Nita, mientras se volteaba varias veces entre Ernesto y el monitor.
-¡Perdón, perdón! ¿Pero cómo me ibas a escuchar si tenías los cascos? ¡De seguro escuchando a Romeo Santos o algo así! Hahahaha.- Decía Ernesto, fingiendo un tono burlón mientras seguía directo a su cuarto.
Cuando llego, se vio en una situación complicada, no solo su excitación había vuelto, sino que ahora sentía una inmensa curiosidad. Nita, antes que cerrar la puerta de su habitación; antes que cubrirse el cuerpo, pues solo llevaba bragas y sostén; antes que guardar el consolador que yacía visiblemente en su cama, al lado de ella; antes de todo eso, había decidido darle prioridad a cerrar el chat que estaba escribiendo. Era obvio que sentía más preocupación por que Ernesto viera ese chat, que porque supiera que ella se estaba masturbando antes. Era evidente.
Ahora además de sentir una prominente atracción sexual hacia el cuerpo de su madre, también quería irrumpir en su privacidad, Lo peor de todo es que estaba seguro de que sea lo que sea que estaba escribiendo, tenía que ver con él. Por un milisegundo, por un pestañeo, había creído leer “…Mi hijo…” En lo que estaba escribiendo Nita. Ernesto no podía quedarse con esas.
Un día sábado, cuando su mama dijo que saldría de compras con una amiga, Ernesto aprovecho la oportunidad para infiltrarse en el cuarto de su madre y hacer una investigación.
-(Se supone que son los padres los que deberían hacer esto a sus hijos ¡No al revés! Ohhh Joder… ¿Qué carajo estoy haciendo?)- Decía Ernesto mientras encendía la PC de su madre, acomodándose en la silla.
-Esto esta soberanamente mal…-Dijo, él se sentía muy incómodo por irrumpir en la privacidad de otra persona, específicamente de su propia madre.
Se encontró con que el perfil de Windows tenía contraseña.
-Bueno, mama, tienes un punto por eso…-Decía, mientras trataba de pensar en una posible contraseña
Primero, puso la fecha de nacimiento de su madre, y no funciono. Entonces apareció arriba del campo de la contraseña:
PISTA: Nombre/Fecha
Al tener este dato, entonces Ernesto probo poner el nombre de su madre, después un Slash, y después el año de su nacimiento, pero no funciono, trato de hacer lo mismo pero con los datos de su padre y tampoco funciono. Entonces, un poco nervioso, puso su propio nombre, seguido del slash y después su año de nacimiento. La computadora pensó, y finalmente dio acceso. Ernesto no pudo evitar que se le humedecieran los ojos un poco.
El escritorio de su madre era muy simple, solo los accesos normales de cualquiera, entonces decidió entrar en los archivos. Las pestañas eran iguales, lo que te esperarías de las imágenes, videos y músicas guardadas por una mujer. Pero cuando entro a la pestaña “Descargas” pudo ver una carpeta llamada “Mi colección” Ernesto le dio click con la mano temblorosa, y efectivamente lo que había ahí, era videos porno. Muchos videos porno. A pesar de que estaba bastante desordenado, Ernesto vio categorías como Anal, Gay, Hardsex, Black Cooks…
-Bueno, supongo que así se vería el porno de una mujer… -Decía Ernesto, mientras que un sentimiento de asqueamiento propio lo embargaba. No le molestaba en lo absoluto que Nita viera porno, lo que le molestaba era porque él tenía que estar ahí, husmeando en la carpeta privada de su madre.
Entre las categorías más repetidas, se encontraba el de Milfs. Y algo que no hubiera esperado enterarse de esa forma, era que al parecer, Nita era bisexual, pues aunque había pocas, también se encontraba la categoría “Lesbianas” Pero entonces llego a una carpeta dentro de esa carpeta, la única que había de hecho. No tenía título definido solo decía “Nueva carpeta” y cuando entro, pudo percatarse que todos los títulos involucraban a madres teniendo sexo con sus hijos adolescentes, incesto. Eran muchos videos, el diría que la mitad de todo el porno de su madre estaba conformado por esa carpeta. Ernesto no lo podía creer. El creía que el presentimiento que el experimentaba era mera paranoia enferma de él, y esto, aunque confirmaba un poco sus sospechas, decidió hacerse el ciego un poco.
Ernesto salió de la carpeta de porno y se dirigió al navegador, el único que estaba en la barra de herramientas era el Chrome, así que se adentró en él. Lo primero que apareció ante él, y quizás se sintió un poco aliviado por eso, fue un catálogo de Amazon de consoladores y dildos, el asumió que su mama lo había dejado abierto, así que aparto esa pestaña y abrió otra. Realmente no quería, sentía que estaba haciendo realmente malo y vergonzoso, pero no pudo evitar abrir el historial.
Lo primero que vio, fueron muchas páginas de Amazon sobre dildos, consoladores, vibradores, y otros juguetes que prefirió no saber para que eran, al parecer había pasado un rato viendo esas cosas, más atrás había una búsqueda comprensible, estaba igual en Amazon pero buscaba zapatos y tacones, Ernesto siguió bajando, y pudo encontrar el primer título inquietante.
-“Milf es follada salvajemente por su hijo adolescente”.
Esto lo había buscado ella precisamente, había escrito eso en Google. El siguiente no era mejor.
-“Mujer le quita la virginidad a su propio hijo Incesto”
Ni el siguiente
-“Adolescente caliente folla a su madre mientras duerme”
Según Ernesto, había otras 5 o 6 búsquedas parecidas. Sí. Definitivamente la madre de Ernesto, Nita, tenía una fuerte tendencia a buscar porno en donde se reflejara el incesto entre una madre y su hijo. ¡Pero eso no significa que quiera tener algo con su propio hijo verdad!… ¿O sí? La siguiente búsqueda lo conformaría.
Era un blog sobre psicología y sexualidad materna. “Me siento atraída sexualmente por mi propio hijo adolescente ¿Qué hacer?”.
Nita había visitado ese blog, y antes ella misma había buscado “Quiero follar con mi hijo ¿Es normal?”
Ernesto se echó para atrás en la silla, se había llevado las manos a la cara, mientras se la estiraba. No sabía que pensar, no sabía si sentirse perturbado o Agraciado; Ofendido o alagado; relajado o profundamente preocupado.
Como un Zombie, Ernesto siguió bajando y encontró varias páginas de Facebook abiertas, y recordó la razón principal por la que había ido ahí. A pesar de que ya no tenía dudas respecto a la situación general, quería saber detalles.
Entonces abrió Facebook, la cuenta de su madre ya estaba abierta, así que solo ignoro la tangente cantidad de hombre que le enviaban solicitudes de amistad, y la cantidad de notificaciones y fue a sus mensajes. El primero de todos era con una mujer llamada Keila. Ernesto la reconoció de inmediato, Keila era la mejor amiga de Nita desde muy pequeñas, incluso llego a cuidar de él un par de veces, pero en los últimos años, Keila se había mudado a otra ciudad, a diferencia de Nita, que era instructora de yoga y bailoterapia, Keila se decantó por las leyes, era abogada. Por lo que, a pesar de las diferencias y la distancia, seguían en contacto, y muy a menudo, pues el último mensaje era precisamente de hace 1 día. Y para poder entender bien esto, simplemente les voy a narrar la conversación:
Nita: Hola Guapa.
Keila:Holaaa Guapaaa.
Ok, algo muy serio tiene que estar pasando para que me escribas primero, suelo ser yo quien comienza jajaja.
Nita: ¡Claro que no! Todo está bien. ¿Tengo que tener motivos para hablarte?
Keila: ¿Ah sí? ¿Y cómo sigue Erny?
Ernesto nos dice que Keila siempre lo llamo con ese diminutivo.
Nita: Ahhh ¿Por qué lo tenías que sacar a él tan pronto?
Keila: jajaja ¿Entonces se trata de tu hijito? ¿Por eso me escribiste? Dime, cuenta cuenta.
Esta parte llamo especialmente la atención de Ernesto.
Nita: No ha pasado nada… solo quería decirte algo que pienso… No se…
Keila: Entonces dime, querida, no te puedo dar mi opinión si no me dices.
Nita: La cosa es que ayer, cuando llegue temprano del Gym, decidí, bueno…
Keila: Déjame adivinar ¿Masturbarte? Si le atine me debes un trago.
Nita:Si…
Keila: ¡JA! Bueno, no es de extrañar. Si realmente cuando Augusto seguía vivo, cogían cada dos días, entonces significa que te debes contener mucho ¿no?
Nita:Si…
Keila: Oye Guapa, en serio lamento lo de Augusto, a pesar de que fue hace años, supongo que todavía lo sientes ¿verdad?
Nita: Oye, sé que vas a decir que la vida sigue, y que me concentre en mi felicidad, que es lo que mi esposo hubiera querido, y yo SE que eso es lo que hubiera querido, no sabes cuánto me amaba Augusto, incluso me llego a decir, que para él estaría bien si yo algún día lo dejaba si con eso yo lograba ser más feliz. Creía que no existirá otro hombre como Augusto.
Keila: Bueno, no pudiste decirlo mejor. Sé que Augusto era el mejor hombre para ti.
Ernesto estaba pasando de estar atormentado a sentirse melancólico, pero esa sensación duraría poco.
Keila: Recuerdo aquella vez que estuvimos los tres juntos, antes de que se casaran. Realmente puedo decir que era uno de los mejores hombres en la cama, así que me imagino que no solo lo extrañas como marido.
Nita: No te haces una idea. Tuve que comprar otros dos consoladores, los que tenía simplemente no me satisfacen lo suficiente. No sé qué me pasa
Keila: ¡Ah, sí, lo de que te estabas masturbando! Quedaste en eso. ¿Entonces que paso?
Nita: Ah… Eso… Es que… Bueno, mientras me estaba masturbando, viendo porno… Ernesto… me vio.
Ernesto se llevó un susto, casi como si un Screamer de internet hubiera saltado de la pantalla, pero este era un susto psicológico, producido por el Shock.
Keila: ¡¿QUE?! ¡¡¿¿EN SERIO??!!
Nita: Si…
Keila: ¿Y qué le dijiste? Oh, mierda, yo no tengo hijos, pero me imagino lo jodidamente incomodo que debió ser.
Nita: No hablamos.
Keila:¿Eh?
Nita: Mira, todo fue así: Yo ya llevaba rato haciéndolo, en frente de la PC, con los audífonos puestos, cuando de repente veo un reflejo de la puerta abriéndose en mi escritorio liso ¡Era Ernesto! ¡¡Ernesto se quedó viéndome!!
Keila: ¿Y entonces?
Nita: Bueno, pues, no hizo nada, simplemente se fue de la casa.
Keila: ¿Qué? ¿Pero volvió no?
Nita: Si, después de estar un rato más ahí, Salí de mi cuarto y él no estaba, se había ido, luego volvió más tarde y me hablo como si no hubiera visto nada
Keila: Ahh, entonces es un buen chico, te quiso ahorrar la vergüenza Nita.
Nita: Si… creo que él no sabe que lo vi ese día… Pero lo peor es que ha pasado varias veces.
Keila: ¿Cómo que varias veces?
Nita: Llego a casa temprano para masturbarme con la esperanza de que el me vea.
Keila: ¡¿QUEEEE?! ¡¿O sea que ya decidiste empezar a actuar?!
Nita: ¡Yo no hice nada! Es solo que…
Keila: ¿Te prende que él te vea mientras lo haces?
Nita: Si…
Keila: OHHHHH hohohoho ¿Entonces ya lo aceptaste?
Nita: Mmmm… Si…
Keila: Dime… ¿Qué aceptaste de ti misma?…
Nita: ¡Tú ya sabes!
Keila: Vamos, dímelo otra vez, dame ese gusto.
Nita: Volvamos al punto ¿sí?
Keila: Vamos… dilo, dilo, dilo, teclea con tus manitas aquello que acabas de admitir ¡Vamos!
Nita: ¡BIEN! ¡ME GUSTA ERNESTO! ¡ME GUSTA MI PROPIO HIJO! ¡QUIERO SENTRI SU PENE DENTRO DE MI Y QUE SE CORRA!
Keila:¡HAHAHAHAHA! ¡Por fin lo dijiste!
Nita: ¿Estas feliz ya?
Keila: Oye… no te pongas así, solo estaba molestándote. Sinceramente, creo que también me gustaría follarme a Ernesto, es todo un bebote ¿Cuántos años es que tiene? ¿15?
Nita: Tiene 13 y medio. ¡Y ni te creas, si no me ha cogido a mí, no dejare que te lo haga a ti!
Para ese punto Ernesto estaba totalmente inmerso en la conversación, a pesar de estar profundamente impactado
Keila: ¡UY! ¡Nita saco las garras! Bueno, entonces apúrate en desflorar a tu retoño, para que yo siga Nita, si es que es virgen todavía, sabes que ahorita los jóvenes están saliendo prematuros.
Nita: Sera “Precoces” boba. Y no, él no ha tenido novia ni nada, y todavía es virgen.
Keila: Hahahaha ¿Cómo lo sabes?
Nita: ¡Son cosas que las madres saben! Además, él se masturba más o menos seguido.
Keila: ¡¿Cómo?! ¿Lo has visto?
Nita: No, pero de vez en cuando me levanto en la noche para orinar y escucho ese sonido viniendo de su cuarto.
Keila: Hahahaha ¿El clásico “fap fap fap fap”?
Nita: Si… Hasta he pensado en un día entrar de golpe y sorprenderlo, creo que lo hace demasiado seguido y se podría volver adicto.
Keila: ¿Y qué le dirías? “Ay, Erny, pajearse es malo para tu saludo, mejor dime cuando tengas ganas y puedes usar mi vagina”
Nita: ¡Hey, yo no sería tan vulgar!… ¿Crees que si le digo eso no lo asuste?
Keila: Hahahahaha ¿En serio te lo planteaste? Pues mira, tú me conoces, si fuera por mí, te tendría todas las noches en mi cama. Muchas veces no eres consciente de los sentimientos que despiertas, sobre todo en los hombres. Creo que si le dijeras eso a Ernesto, él al final terminaría cediendo, los hombres son débiles en ese sentido, y tu cuerpazo es formidable.
Nita: Creo que prefiero esperar y ver alguna forma de hacer que esto pase más orgánicamente.
Keila: Bueno, como tú digas, es tu hijo después de todo. Oye ¿El sábado estás libre? Es que con la conversación esta ya me dio ganas de verte
Nita: Si, me puedo pasar por allá un rato, le diré a Ernesto que salimos de compras
Keila: Es una cita entonces, guapa. En mi apartamento a las 2. Oye, oye, trae esos dildos que compraste ¿sí? Los míos ya me están empezando a aburrir también.
Nita: Bueno, nos vemos.
Ahí finalizaba la conversación.
Ernesto estaba estupefacto, sobre todo, porque a estas horas su madre estaría teniendo sexo lésbico con Keila, mientras él se enteraba de cosas muy alarmantes sobre ella y sobre cómo lo veía a él. Ernesto volvió a su cuarto, y no pudo evitar masturbarse. Su madre no le había dicho ni hecho nada, pero el al hacer esto, ya había sucumbido, ya se había rendido. Ahora lo único que quería era pensar en una forma para decirle a su madre, que la iba a aceptar con todo su corazón.
Fin de la primera parte de El secreto de Mama.
Como la historia es muy larga, tendré que cortarla en dos partes, el próximo relato que suba no será de esta historia, será de otra petición que me hicieron, pero si quieren que continúe con este (Porque déjenme decirles que se viene la mejor parte) Entonces díganlo en los comentarios, o me pueden mandar un mensaje a mi correo: [email protected] o a mi usuario de telegram, que me pueden encontrar como @FabCarb2000 Es todo por ahora, y disculpen de ante mano el tiempo que estuve ausente, tratare de ser un poco mas activo.
Excelente relato,. Espero pronto la continuación
Jsjs esta interesante y por que le dicen cascos a los auriculares supongo que el relato viene de españa xD
Pero como sea a lo que vine a comentar cuando ernesto estaba leyendo el chat de su «tia» se podria decir mi mama tiene amigas y me dice que me refiera a ellas como tias y bueno por eso digo es que como su «tia» me senti como vieja chismosa jsjs y dije ernesto hoy la pone papus