Historias de terceros 03 El secreto de mama parte II
continúa la historia del chico que descubrió el secreto de su madre..
Historias de Terceros 03 El secreto de Mamá Parte II
Después de que Ernesto viera todo lo que vio en la PC de su madre, Estuvo varios días… “Pensativo” al menos, según la propia Nita, ese era el estado de su hijo, quien varias veces se lo dijo.
El mismo sábado que Ernesto vio todo ello y volvió su madre de su “encuentro” con Keila, él fue y la abrazo. La propia Nita se extrañó mucho por esta muestra de cariño tan repentina. Ella dejo las bolsas de compras que había traído en la mesa para corresponder completamente al abrazo de su hijo.
-¡Wow, wow, wow! ¿Y ahora que bicho te pico eh?-Pregunto ella, mientras sobaba el cabello de su hijo
-Nada… Solo estaba pensando en el tiempo que llevo sin darte un abrazo.-Dijo Ernesto, mientras pegaba su cabeza al pecho de su madre, la diferencia de altura hacia que su cabeza solo llegara hasta ahí. Después de todo, Nita es una mujer bastante alta.
-Bueno, no es que me moleste en lo absoluto… Y dime ¿Hiciste tus deberes?
-Sí… La verdad lo poco que tenía que hacer ya lo hice.
-¿No invitaste ninguna novia en mi ausencia verdad?-Dijo sorpresivamente Nita mientras tomaba a Ernesto de las mejillas, viéndolo a los ojos.
-¡Mama! ¡Cómo se te ocurre!- Decía el, mientras volvía al pecho de su madre.
-¡HMMM!, Ya me dirás tú. Los jóvenes de hoy en día son unos precoces. No me extrañaría que ya tuvieras una novia por ahí.-Día Nita, esta vez con una voz más melancólica, separándose ya del abrazo
-¡No tengo, no tengo! Si tuviera una novia, serias la primera a la que se lo diría.-Dijo Ernesto abriendo unas bolsas de las que había dejado Nita en la mesa. El supuso que después de su “Cita” realmente fueron a comprar cosas, solo para despistar bien.
-¡Eh, eh, eh!- Cuidado con mis cosas, que después las desordenas. Keila y yo nos pasamos horas haciendo los conjuntos- Dijo Nita, arrebatando de las manos de Ernesto una caja envuelta en una bolsa negra, para luego llevarse todas las bolsas, esas sí, llenas de ropa, solo dejando una con una cajita plana.
Se veía de lo más sospechoso. Ernesto estaba seguro que su madre junto con Keila había entrado a una Sex Shop y habían comprado juguetes sexuales, razón por la que esa caja estaba tan envuelta.
-¿No me trajiste nada mí?-Dijo Ernesto, fingiendo una voz de desolación adorable.
-¡En esa bolsa hay Waffles con chocolate!- Grito Nita, desde la entrada de su habitación, para luego introducirse en ella.
Ernesto abrió la caja y tomo uno de los Waffles. Mientras se dirigía a su habitación, se lo comía pensando en si realmente lo que estaba pensando hacer era correcto. Por como él lo veía, era una «Falla de comunicación» madre e hijo, al menos pensando eso, no repasaría todas las cosas que estaban socialmente vetadas, algunas con razón, otras sin justa causa.
Habían pasado algunos días, ya se acercaba uno de esos días en los que Ernesto sabia, su madre se masturbaba por las tardes, así que lo que él tenía planeado, al llegar a su casa, seria, entrar a la habitación de su madre mientras esta se auto complacía, sentarse en la cama hasta que su madre lo viera, y confesarle que ya sabía todo y que si ella quería podían acostarse. Ese era su plan. Pero rápidamente vio que no podría hacerse.
-¡Hola, Erny! ¿Cómo te fue en la escuela?-Le dijo su madre al recibirlo con un abrazo y beso, los cuales se habían vuelto costumbre desde aquella vez.
Ernesto quedo descolocado, su madre no estaba en su habitación, estaba en la sala, haciendo algunas flexiones.
Abrazo a Ernesto con su cuerpo húmedo de sudor, solo cubierto por un pantaloncillo y un bra para ejercicio, sentir tanta exposición del cuerpo de su madre directamente en el rostro y cuello, casi le alza una erección a nuestro amigo, quien ya estaba tratando de zafarse de aquel agarre.
-¡Mama! ¡Que estas sudada! hahahaha-Decía Ernesto, mientras luchaba con la fuerza del trabajado cuerpo de Nita, quien se negaba a dejarlo ir.
-Awww… ¿Ahora no me quieres abrazar? Quien te entiende.-Dijo, sin dejar de sujetarlo, pero viéndolo a los ojos, con una mirada de madre cariñosa.
-No es eso, es que estas sudada, hahaha.-Decía Ernesto, un poco nervioso ya, por la situación tan inesperada.
-Bueno, esta vez te dejo ir.-Dijo Nita, soltándolo, y volviendo a echarse en su alfombra de ejercicios.- Hay comida ya hecha en el refri si quieres ¿Ok?-Dijo Nita alzando un poco la voz, pues Ernesto ya se dirigía a su cuarto, quien se detuvo en seco antes de entrar cuando escucho a su madre decir en voz muy baja, como para sí misma.-«Si… Esta vez.»
Ernesto entro a su cuarto, su cabeza no dejaba de preguntarse porque esta vez las cosas habían salido diferentes. Ahora se sentía culpable, pensaba que su madre de alguna forma había recapacitado y había decidido reprimir su propio Libido. Para Ernesto, la fantasía que había planeado ahora era unilateral, solo proveniente de él, por lo cual, se sentía mal.
-No creo…-Dijo, echándose en su cama.- La próxima vez será.-Se dijo a sí mismo, lleno de iniciativa. Más tarde descubriríamos que esa «Próxima vez», no sería como él lo pensó.
Ernesto hizo sus deberes, estuvo un rato en su PC haciendo cualquier cosa, hasta que llegó la hora de la cena. Él se levantó al oír el llamado de su madre, al cual asistió. Nita, es una mujer sin dudas multifacética. Además de buena madre, trabajadora, amable y sumamente bella, también cocina exquisitamente, al menos, es lo que nos dice Ernesto.
Recuerda que toda la cena, transcurrió en relativo silencio. Parecía que ambos estaban penosos de hablar, pero por razones diferentes. Desde que Erny sabía todo lo que sabía de su madre, no podía evitar sonrojarse cuando estaba cerca de ella o hablaba mucho con ella, pero esta noche, Nita, aunque nunca había demostrado esa actitud, ahora le pasaba lo mismo. Ernesto cuenta que ahora que lo ve bien, esa escena le recuerda a esa típica relación de adolescentes que están a punto de declararle su amor al otro, pero no encuentran como. Nita casi que no podía ver a los ojos a Ernesto, y eso era comprensible, después de todo, ella sabía que él lo había visto masturbarse, pero nunca había actuado así, realmente nunca. Si la actitud estoica de antes era una máscara, entonces en ese momento se estaba empezando a desbaratar.
La cena termino sin más charla, y cada quien se fue a su habitación. Ernesto no tenía ganas de mucho, simplemente se echó de nuevo en su cama mientras pensaba en como tomar la situación la próxima vez que encontrara a su madre en la situación idónea para hablarle. Entre eso, se quedó dormido.
Entonces, en medio de la inconciencia y la oscuridad de su sueño, empezó a sentir movimiento en su cama, sintió levemente como apartaron su cobija y como bajaban sus shorts. Ernesto cuenta que n ese momento, al estar medio dormido, realmente no le dio tanta importancia, después de todo estaba embobado por el sueño, Pero entonces se vio obligado a terminar de despertarse cuando empezó a sentir algo reptante, caliente y húmedo deslizarse por su pene.
Ernesto ahora estaba consiente, y en efecto, sentía un intenso estimulo en su entrepierna, se mantuvo quieto, analizando su entorno con la vista, su habitación estaba oscura, la única luz provenía del tragaluz que dejaba entrar un poco de claridad, y entonces, pudo verla.
Nita le había bajado los shorts y le estaba lamiendo el pene, el cual ya estaba a medio alzar. La madre de Ernesto le estaba dando una felación descaradamente, ni siquiera parecía estar preocupada de que el despertase, pues su boca se movía intensamente y sin cuidado. Parecía de hecho, que estaba comportándose así para despertarlo.
-Ahh… hijo…. Erny…-Susurraba pasa si misma Nita cuando sacaba de su boca el pene de su hijo, el cual ya estaba totalmente erecto. Parecía estar en un trance autoimpuesto.
Ernesto veía esto con estupefacción, casi no podía evitar que su cuerpo temblara ante la excitación y la adrenalina. Su madre ni se molestaba en ver si él había abierto los ojos, solo se concentraba en el miembro que entraba y salía de su boca, era la primera felación que recibía Ernesto, proveniente ni más ni menos, que de su propia madre.
-¿Mama?… Mama… -Decía Ernesto, mientras empezaba a levantar su torso, aun se encontraba desorientado por el sueño, pero comprendía perfectamente la situación. A pesar de que la había llamado dos veces, Nita no respondía, estaba inmersa en chipar el pene de su hijo.- Mama… ¡Mama!-Dijo Ernesto, alzando la voz un poco.
Entonces Nita alzo la mirada y vio a Ernesto a los ojos, aun con su pene en la boca. Ernesto nos cuenta que su madre tenía los ojos brillantes, humedecidos por sus propias lágrimas, y tenía una mirada llena de tristeza y arrepentimiento, el corazón de nuestro amigo parecía una montaña rusa de emociones, no podía explicarlo. Pero el desconcierto y las sorpresas apenas empezaban, Nita al ver que su hijo estaba despierto y la llamaba, dio un salto a la cama, se colocó sobre Ernesto presionando su cuerpo con su peso y le tapó la boca con una mano.
-Perdón… Perdón…-Susurraba Nita, mientras abría sus muslos alrededor de la cintura de Ernesto, era ahora claro que su intención era penetrarse a sí misma con el miembro erecto de su hijo.
Ernesto trataba de decirle algo, pero el fuerte agarre de su madre era sorprendente. Creo que es buen momento para recordar que Nita trabaja en un gimnasio, y a pesar de dedicarse al yoga y que su cuerpo no está precisamente marcado, si tiene una fuerte musculatura. La fuerza que imprimía Nita en sus muslos para evitar que Ernesto escapara (Aunque no estaba tratando de escapar) era impresionante. Ella buscaba con una mano el pene de su hijo y se lo empezó a frotar en su entrada, mientras Ernesto trataba con todas sus fuerzas de decirle que en realidad no estaba en contra de lo que hacía, pero era inútil la mano de Nita tenía un agarre bestial.
-Perdóname hijo… Perdóname… Oh Dios… Perdón… Perdón… -Decía Nita, mientras se introducía lentamente el pene de su hijo.
Ernesto entonces sintió por primera vez a su pene ser rodeado por esa cueva húmeda, carnosa y palpitante de su madre.
-Ay… Hijo… Perdóname… Perdóname ¿Si?… No… No puedo… ¡AHHHHH!- Nita había gemido tan fuerte, que resonó por todo el cuarto de Ernesto, y justamente después, sintió como su abdomen estaba siendo bañado por un líquido caliente. ¿Era la corrida de su madre? Ernesto se lo pregunto en ese momento, pero a día de hoy está seguro de que sí.
Su madre había tenido un orgasmo justo después de introducirse totalmente el pene de su hijo, su cuerpo temblaba y sus senos, vislumbrados por Ernesto, rebotaban rítmicamente. Definitivamente la fuerza muscular de Nita era sorprendente, sus espasmos hacían temblar la cama, y una situación más intensa se vivía dentro de su vagina, la cual Ernesto podía sentir vibrar y estrecharse a través de su pene, hasta casi hacer que se corra también. Pasaron varios segundos hasta que el cuerpo de Nita volvió a estabilizarse, solo para empezar a mover sus caderas, primero lentamente y después empezó a acelerar el ritmo.
La virginidad de Ernesto había sido tomada por su propia madre y el, no podía sentirse más feliz, pero probablemente su madre no sabía esto. Aun con la boca tapada y con su cuerpo aprisionado por el peso y la fuerza de su madre, Ernesto estaba siendo follado por ella, no al revés. Ernesto nos cuenta que lo que él cree, es que Nita escogió que su primera vez con su hijo fuera así para cumplir una especie de fantasía suya en la que ella lo violaba a él, por eso es que le impedía el movimiento y el habla mientras esta bombeaba por ella misma el pene de Ernesto, ya que ni siquiera se estaba moviendo en l más mínimo, estaba muy ocupado experimentando por primera vez el sexo y el interior de una vagina, de una vagina que, para todos los consoladores que podría haberse introducido por ahí, seguía muy estrecha.
Nita continuo “Violando” a Ernesto hasta que pudo sentir como este se corría en su interior, a lo que ella respondió acelerando al máximo su movimiento de cadera, hasta tener su segundo orgasmo. Nita retiro su mano de la boca de su hijo por fin, para abrazarlo fuertemente con sus dos manos, mientras que aún tenía su pene dentro, disfrutando de su orgasmo, que se había prolongado.
Ernesto podía sentir los espasmos y vibraciones corporales de su madre, podía sentir su respiración en su hombro, su piel suave y húmeda, y sobre todo, podía sentir la presión que ejercía su vagina sobre su sensibilizado pene.
-Discúlpame, hijo… Perdóname… No pude… No pude ser más fuerte… Yo… Perdóname… -sollozaba Nita, mientras abrazaba a su hijo, aun con su cuerpo encima de él.
Ernesto entendía que Nita REALMENTE creía que había violado a su hijo, por lo que un enorme sentimiento de culpa la había invadido, así que nuestro amigo decidió calmar ese sentimiento.
-Mama…-Ernesto tomo el rostro de su madre entre sus manos de la manera más tierna posible, y lo llevo hasta el frente suyo. Nita estaba llorando nuevamente y su cara expresaba gran angustia.
Entonces Ernesto la beso en los labios. Un beso profundo e intenso. Vio como los rasgos de su madre cambiaron de golpe, ahora expresaba una suerte de sorpresa y felicidad.
Después de eso, ambos sin decir una palabra, simplemente se dejaron llevar por el momento. Nita probablemente no entendía exactamente qué pasaba, pero con ese beso, le bastó para mejorar su estado de ánimo. Ernesto empezó a amasar los pechos de su madre, desde que había descubierto lo sensuales que eran, no paraba de pensar en hacerlo. Sus dedos apretaban esos suaves y elásticos montículos, después de un rato su boca se dirigió instintivamente a uno de los pezones y empezó a chupar de él. Ahora los dos estaban sentados en la cama, con las piernas entrelazadas en la cintura del otro, la cabeza de Ernesto, por la diferencia de estatura, llegaba justo a los pechos de su madre, y esta gustosa, empezó a gemir, rodeo el cuello de Ernesto con sus brazos mientras se dejaba hacer. Ernesto siguió con sus mamadas hasta que Nita vio que una nueva erección se había apoderado del pene de su hijo, entonces rápidamente con una de sus manos lo empezó a masturbar. Tomo una de las manos de Ernesto y la guio para que el frotara su vagina.
Nuestro amigo podía sentir con los dedos como la vagina de su madre, hinchada, caliente y palpitante producía inconmensurables cantidades de líquidos lubricantes, ambos se masturbaron mutuamente un tiempo, Ernesto tomaba ambos pechos y los succionaba al mismo tiempo juntando sus pezones en su boca, Nita dejaba escapar fuertes gemidos de placer, empezó a lamer y mordisquear la oreja de Ernesto, a él no le atraía mucho eso, pero para el momento, fue un subidón de libido impresionante.
Nita paro y con la misma mano que estaba masturbando a su hijo, empezó a ubicar su miembro en la entrada de su vagina nuevamente, para introducírselo de golpe otra vez. Así sentados como estaban, Ernesto fue quien esta vez empezó a mover sus caderas. El peso del cuerpo de Nita lo volvía un poco difícil pero de que lo hizo, lo hizo. Estuvieron varios minutos teniendo sexo, cambiaron un par de veces de posiciones, Nita tuvo un tercer orgasmo, el cual, por los espasmos vaginales, obligo a Ernesto a vaciarse dentro de ella nuevamente.
Los dos quedaron jadeantes, acostados en la cama, al lado uno del otro, en la habitación solo se escuchaba sus respiraciones y fuertes latidos de corazón.
-Ernesto… Esto…-La primera en hablar fue Nita, quien había recobrado un poco la vergüenza, lo más probable es que le diría algo así como que estaba arrepentida y que eso no debió pasar y que lo lamentaba, pero fue interrumpida por Ernesto, quien la abrazo y le dio un beso en la mejilla, solo para disponerse a contarle todo.
Ernesto le conto sobre la primera vez que la vio masturbarse, sobre la excitación, sobre las ganas, sobre que ya sabía acerca de su conversación con Keila, le pidió perdón de antemano por meterse en su computadora a escondidas, le conto sobre que ya sabía que ella era muy “Pervertida” y que le encantaba el incesto. Y lo más importante, le conto que para él, no era un problema en lo más mínimo.
-…Entonces… ¿Qué quieres hacer a partir de ahora mama? Si quieres podemos olvidarlo y volver como era antes…-Le dijo finalmente Ernesto a Nita, quien no podía evitar cubrir su rostro sonrojado al procesar que su hijo había visto toda su conversación con Keila, probablemente le preocupaba mucho la parte de que ella y Keila eran frecuentemente amantes.
-Pero… ¡¿Estas bien con todo esto?!-Decía ella, como si Ernesto tuviera que estar saturado de estímulos, cuando en realidad era ella quien lo estaba.
-Si… No podría estar mejor.-Dijo Ernesto para volver a abrazar a su madre
Entonces Ernesto y Nita, desde ese momento acordaron mantener una relación incestuosa.
Los días para Ernesto cambiaron abruptamente después de este acontecimiento. Nita se había vuelto notablemente más atrevida y lengua suelta con él en casa. Ernesto supuso que, ya que no tenía nada que ocultar, ella se sentía libertad. No había día en que ella no le recordara lo sensual que era y cuanto quisiera follarlo de nuevo. Ernesto recuerda que tenían sexo una o dos veces por semana, cuando Nita llegaba temprano del gimnasio.
Ernesto se sentía un poco inseguro respecto a él mismo. Recién había cumplido 13 años y obviamente su pene no era sorprendente, él dice que nunca se le paso por la mente medírselo, pero cree que quizás tenía unos 11 0 12 centímetros. Así que el sentía que no complacía totalmente a su madre, a pesar de que prácticamente todas las veces, Nita lograba tener varios orgasmos. Apartando eso, Ernesto se sentía en la gloria.
Su madre, uno de esos días, le conto que de hecho, el padre de Ernesto, Augusto, sabia de la fijación de Nita por su hijo. Augusto, un hombre recto pero absolutamente comprensivo y de mente abierta, le pidió a Nita que, si esperaba lo suficiente, tal vez podría ver qué pasaba, que de hecho, él podría tratar de hablar con su hijo, para que este entendiera los sentimientos de su madre, esto paso antes de que el trágicamente falleciese. Ernesto quedo estupefacto ante tal revelación. Incluso su padre había dado aprobación ante eso, que de hecho, la memoria de su padre era el último bastión de inseguridad que se alzaba en la mente de nuestro amigo, pero fue derrumbado en esa conversación.
Incluso, uno de esos días, Nita le pregunto a su hijo si el estaría de acuerdo en follarla analmente. Nuestro amigo accedió con toda la alegría del mundo. El de hecho, hace días tenía ganas de eso, pero no encontraba como pedírselo.
-¡Así, así! ¡Cógete el culo de tu madre! ¡Ah!-Gritaba Nita mientras era penetrada por su hijo en la sesión de sexo de ese día.
Ernesto termino dentro del ano de su madre, para caer rendido en la cama, su madre estaba con la cara en las almohadas y el culo al aire, disfrutando del orgasmo que le estaba produciendo espasmos. Cuando se calmaron un poco las cosas, Ernesto vio a su madre, con cara de querer más.
-Si pudiera, pasaría todo el día dentro de tu culo mama.-Dijo Ernesto, apreciando aun el ano visible de su madre.
-Puedes, te doy permiso hehehe…-Dijo Nita, aun con la cara pegada a las almohadas.
-Creo que por ahora no…-Dijo Ernesto, tomando su pene flácido, esa era la cuarta vez que se corría ese día, por lo que estaba notablemente cansado, al menos, su amiguito parecía estarlo.
-¡Oh! Eso se puede solucionar.-Dijo Nita, con una cara de malicia mientras se levantaba hasta tomar el bot de lubricante que habían usado en su culo, y se echaba un poco en el dedo.
Ernesto recuerda que la mirada de malicia que vio en su madre, creyó que se dirigía a su pene, pues estaba sentado en frente de ella con las piernas abiertas, pero al parecer no. Nita, aprovechándose de la posición vulnerable de su hijo, se acercó a una velocidad impresionante y con una agilidad increíble, le inserto su dedo medio a Ernesto por el ano. El chico pego un salto, pero Nita lo sostuvo del muslo.
-Hohoho, a tu padre le encantaba que hiciera esto.-Dijo ella, mientras empezaba a mover su dedo dentro de Ernesto.
-Mama… ¿Qué estas…?-Ernesto sentía sensaciones que no había experimentado antes eran indescifrablemente siniestras.
-Ohhh…Aquí esta.-Dijo Nita, mientras tanteaba algo con su dedo, antes de empezar a “Empujar” eso que tocaba, ferozmente.
Ernesto no pudo evitar soltar un gemido que no reconocía como suyo, una corriente atravesó su columna, mientras que, aunque él no lo sabía, le estaban dando su primer masaje de próstata.
Al mismo tiempo, Nita empezó a chupar el pene de Ernesto, estas dos sensaciones juntas, hicieron que una poderosa erección, casi de manera instantánea, se presentara. Cuando Nita sintió que el pene de su hijo estaba listo de nuevo, retiro su dedo del ano de Ernesto, se lo limpio con una servilleta que tenían cerca, y se volvió a poner en cuatro, lista para recibir el miembro de su hijo una vez más. Ernesto se sentía un poco aturdido, pero rápidamente se volvió hacia el culo de su madre e inmediatamente inserto su pene en él.
-¡Oye eso no fue justo!-Dijo Ernesto mientras embestía a su madre.
-Hahahaha ¿Pero te gusto verdad? ¡Hasta gemiste como una chica!-Decía Nita haciéndole un poco de Bullying a su hijo.
-¡Eso estuvo mal! ¡No digas que soy una chica!-Dijo Ernesto mientras seguía atacando el ano de Nita.
-¡Si soy mala entonces castígame con tu pene! ¡Castiga mi culo con tu pene, hijo!-Dijo, en medio del éxtasis.
Después de varios minutos bombeando, Ernesto se corrió de nuevo dentro del culo de Nita, quien lo recibió gustosa, mientras se masturbaba.
Los días pasaron de esa forma, Ernesto adquirió una inmensa experiencia en el sexo, sobre todo, aprendió todo lo que necesitaba para que una chica disfrutara al máximo, con la tutela de su madre.
Ernesto nos cuenta que pasaron algunas cosas más, como por ejemplo, en ciertas ocasiones, Keila, la amiga de Nita, se quedó en casa y hacían tríos. Aunque a Ernesto no le atraía mucho Keila, principalmente porque ella tenía mucha más fijación en el ano de Ernesto que su madre y en más de una ocasión, admite avergonzado, le metió dedo. Ernesto comenta que a pesar de que eso le parecía placentero, realmente nunca fue lo suyo. Y dice que quedo realmente marcado sexual y psicológicamente en una ocasión a la que él se refiere como “La noche del Strap-on”
Pero como todas las historias, tienen un final. A los 20 años, Ernesto, ya en la universidad y con una novia, decidió mudarse de la casa de su madre. Sabía que la tentación seria demasiada y el, al igual que su padre, había desarrollado una personalidad recta. Nunca le conto a su novia su vida de incesto con su madre, y quiere que eso siga así. Nita acepto orgullosa la decisión de su hijo, aunque un poco triste, fue lo suficientemente fuerte como para aceptarlo. Ernesto cuenta que, después de su partida, Keila cambio de residencia y se hospedo en la casa de Nita, él se sintió feliz de que al menos su madre no estaría sola, y también se alegró de alejarse de ese maldito Strap-on.
Fin.
Esta historia me la conto alguien que me contacto y me dijo que quería que contara su historia. Obviamente los nombres están cambiados, pero los hechos son iguales, el 98% del relato sale de lo que me dijo, y solo un poco es especulación mía, simplemente parafrasee lo que me dijo usando mi estilo. Si quieren que siga con esta dinámica pueden decirlo en los comentarios o escribirme a mi correo: [email protected] O a mi Telegram: @FabCarb2000 Si quieren pueden leer mi anterior serie de relatos, a través de mi perfil o buscando “La visita de mi hermanita de 9 años” en el buscador de la página. Es todo por ahora.
Gran historia bro y q paso despues con tu hermanita
Wow el pudo hacer eso con 12 centimetros
Entonces sere una bestia con mis 18 centimetros
Que suerte tiene el pibe ojala en mi proxima vida tenga tanta suerte como la de el
Que alguien resucite a este autor porfa.