Historias lamentablemente prohibidas
Continuación de “Historias prohibidas (Perversiones)”, un relato que fue censurado en una famosa página de relatos eróticos, porque a alguien no le gustó y no quiso que los demás pudieran disfrutarlo en el ejercicio de su libertad y de su mayoría de edad para leer lo que quieran..
Esta continuación surgió desde la rabia contra la censura y la represión, y que curiosamente, no pudieron censurar en esa misma página, y en el que se dicen cosas que creo les ofendieron mucho más, porque les deja en evidencia y les pone enfrente de sus fantasmas, de esos miedos que parecen tener a no poder controlar sus fantasías y a no vivir el sexo como lo que es, una de las cosas más maravillosas de las que puede disfrutar el ser humano con libertad y responsabilidad.
Cuando volví a ver a ese hombre que dio lugar a la primera parte de este relato y que me había contado todas esas cosas que sirvieron para escribir mi última obra, le comenté lo que había pasado con ella:
—Me censuraron y prohibieron la venta del libro que escribí sobre la conversación que tuvimos.
—Lo siento mucho. Quizás fue culpa mía por haberte contado todo eso….. Eran temas muy delicados…..
—Tú no tienes culpa de nada. Todo esto es por la sociedad tan hipócrita en la que vivimos, que no es capaz de enfrentarse a sus propios fantasmas, nos aterra mirarnos al espejo y no reconocernos o vernos de forma distinta a lo que pensamos.
Después de varias veces de seguir yendo a ese lugar donde se reunían las madres con sus hijas, después de salir del Colegio, fui conociéndolas poco a poco, hablando de nuestros hijos y de los temas cotidianos de conversación en los que surgieron todas esas vivencias y anécdotas de las que me había avisado mi amigo.
Y precisamente, al enterarse ellas de que yo era escritora, me presentaron a Casandra, otra escritora de un cierto prestigio, que celebraba de vez en cuando en su casa unos “Talleres de Literatura”, como les llamaba ella, a los que invitaba a varios escritores conocidos que solían publicar, invitándome a mí también a la próxima reunión, que iba a tratar específicamente de la literatura erótica, precisamente mi especialidad.
Ella me aclaró que eran unos Talleres especiales, donde se debatía de literatura y se hacían unos experimentos prácticos para estimular nuestra creatividad como escritores, algo que sonaba enigmático, pero también muy interesante.
Al llegar allí, vi que era una casa bastante grande, que había sido un pequeño Hotel en su día, llevándome una agradable sorpresa al encontrarme con Lilih, una conocida que había publicado varias obras donde trataba temas de “Dominación”, sobre todo, con cierta polémica, como todos los temas que hablan de transgresión de lo “correctamente político”.
Fueron presentándose todos los autores, cada uno especializado en todos los temas habidos y por haber relacionados con la sexualidad, más bien tabús, como Amor filial, pero también otros como el BDSM, Dominación, sexo no consentido, jóvenes con maduras y maduros, orgías y hasta zoofilia, todos ellos muy respetables con su legión de seguidores cada uno, dando Casandra inicio al debate, en el que todos empezaron a opinar:
—Hoy está con nosotros Veronicca, cuya última obra ha sido censurada, a la que creo que debemos dar nuestro apoyo porque hoy ha sido ella, pero mañana podemos ser cualquiera de nosotros.
—De eso no hay duda. Todos te apoyamos.
—Parece que somos mayoría los que tratamos el Amor filial, cada uno en sus distintas vertientes no aceptadas por todo el mundo……
—Es que es el más seguido y un tabú clásico desde siempre, que despierta todo tipo de fantasías.
—También el más polémico, por las sensibilidades que causa.
—Los autores tenemos que reclamar nuestro derecho a escribir de lo que queramos sobre la forma de ver el erotismo, siempre que se trate con respeto y con la naturalidad que debería de tener el sexo en todas sus variantes.
—A veces se hacen insinuaciones sobre menores que en estos tiempos no está bien visto. En una época de corrección política, no hay semana, día, que no salte la amenaza de censura a tal o cual autor porque la sociedad (o el inquisidor de turno) no comulga con sus ideas. ¿Tú qué opinas, Martha?
—Mirar, hace poco, leí una colección de relatos “Noches en Limehouse”. Son relatos maravillosos en su aspecto literario, daba gloria leerlos, pero eran una barbaridad en su aspecto social: misóginos, pedófilos y racistas. Había escenas que me ponían enferma, lo admito, pero hablamos de unos relatos que describen un hábitat muy concreto, una zona deprimida en la que cada uno luchaba por lo suyo, por las buenas o por las malas, generalmente lo segundo; y que se escribieron alrededor del año 1900. ¿La forma de ver el mundo en aquella época era la misma que ahora? No. ¿Era defendible? No. ¿Habría que censurar Noches en Limehouse…..? Si más gente conociera esas historias, seguro que alguien lo pediría. Y perderíamos una colección de relatos magistralmente escritos y una serie de personajes de los que podemos aprender todo lo que no queremos ser o hacernos pensar si queremos que ese mundo vuelva. Pero ninguno de nosotros tiene derecho a decidir eso.
—Toda literatura es “ficción”, y los únicos con poder de censura deberían ser los lectores, dando su aprobación o no leyendo esas obras. Cada uno tiene sus gustos, sus fantasías……., y nadie debería decirte lo que puedes leer y lo que no. Para mí pueden ser muy desagradable todas las violaciones, abusos y humillaciones a las mujeres que trata Dark en sus relatos, en muchas ocasiones con violencia y sadismo, pero yo no puedo privar a nadie de que disfrute de su lectura si eso les gusta.
—Yo pienso igual. No creo que por leer esos temas, a ellos les den ganas de ir por ahí violando mujeres. Simplemente son fantasías que incluso las mujeres podemos tener. Mi última novela no es ficción, es histórica, y trata de las incursiones que hacían los vikingos en las costas del norte de España, saqueándolo todo, cortando cabezas y violando a mujeres y niñas Se puede contar con mayor o menor crudeza, pero todos sabemos que muchas veces la realidad supera a la ficción y eso es lo más inquietante.
—Estoy de acuerdo contigo. La Literatura es una especie de “Fuente de los Dioses”. Cada uno bebe del caño que quiere y aunque a ti te de asco o te haga vomitar, no podemos cerrar el grifo y privar de beber a quien quiera hacerlo. La Literatura no hace daño a nadie, no mata, no viola ni explota a los más débiles, eso lo hacemos las personas, por lo que las condenadas deberían ser las personas que cometen esos actos, no el pensamiento que se refleja en esas obras. Llevamos siglos intentando comprender esto y todavía no lo hemos conseguido.
—Por supuesto. Yo creo que todos los que nos dedicamos a la creación literaria, tenemos esto muy claro. La literatura tiene la función de remover conciencias, de trasladar a los lectores a otras realidades y hacerles vivir fantasías que saben que nunca van a realizar o que incluso, les recuerden experiencias que tuvieron en el pasado o que vivieron en su entorno.
—¿Vosotros creéis que para escribir de un tema, hay que haberlo vivido? —nos preguntó Casandra.
—Pues depende. Siempre será mejor saber de lo que se escribe, bien porque se haya investigado o se hayan tenido experiencias de ese tipo.
—Siempre resultará más creíble, sí, y se podrán transmitir mejor esos sentimientos al lector, pero tampoco tiene por qué ser imprescindible. Aquí tenemos a Lilih, que escribe sobre sus experiencias en los temas de “Dominación sexual”, pero creo que en su caso, es más criticada por vivirlas que por escribirlas, ¿no, Lilih? —continuó la Directora del Taller.
—Pues parece ser que sí, cada vez vamos a peor. Me critican y me insultan por ser mujer, por tomar las riendas de mi sexualidad; me llaman puta por disfrutar del sexo de una manera diferente a la que a ellos les gustaría. Es vomitiva tanta hipocresía…..
—¿Y tú Raf? Tus relatos tratan también el Amor filial, sobre todas esas fantasías que te gustaría vivir, como a tantos otros, pero tus relatos no incitan a la violencia.
—No, por supuesto. Yo soy amigo y admirador de Veronicca y de todas sus obras, y me parece muy injusto lo que la ha pasado. Nuestros relatos reivindican el amor libre, el sexo no forzado y construimos con ellos mundos en los que muchos querrían vivir, y de hecho Veronicca consigue que los que la leemos nos sintamos protagonistas de sus historias y eso es maravilloso. Tengo otro amigo que escribe muy bien, pero ni se plantea publicar sus relatos, porque no serían aceptados.
—Yo creo que los únicos motivos por los que se podría censurar una obra serían por las faltas de ortografía, el mal gusto y la zafiedad. La literatura debe ser hermosa ante todo y el talento debería imponerse ante cualquier cosa.
—El problema de todo esto que estamos hablando es que nos lleva a la “autocensura”, y eso destruye el talento y coarta la creatividad, creando obras mediocres, incapaces de llegar al alma de los lectores, que dejan sus mentes vacías, sin ninguna reflexión que hacer ni preguntas que plantearse y eso es muy triste, porque eso que hemos leído no nos aporta nada.
—Efectivamente, cada vez en más lugares prohíben este tipo de Literatura no convencional o no aceptada socialmente, privando a los escritores y lectores de profundizar en sus almas, sus perversiones, fetiches, fantasías o deseos ocultos que anidan en toda persona y que se necesitan encauzar de alguna manera para que no acaben destruyéndonos.
—Yo me niego a escribir en esos lugares, llenos de normas y prohibiciones, que coartan nuestra libertad de expresión y capacidad para tratar temas tan naturales y eternos como la iniciación al sexo, algo que marca nuestras vidas y nuestra sexualidad de una forma total. ¿Cuántas obras hay que tratan estos temas desde otros puntos de vista que no sean la pedagógica o la moralización de nuestras costumbres? Muy pocas, solo en la clandestinidad de internet se pueden leer unas historias como las que escribimos nosotros, joyas de la Literatura que espero que un día no acaben por desaparecer y puedan llegar a futuras generaciones. —nos dijo una veterana escritora, referente de todos nosotros.
—Hace años se escribió la canción “Malos tiempos para la lírica”, cuando había una libertad incomparable con la que hay ahora, aunque yo creo que todos los tiempos siempre son malos para la libertad de pensamiento, pero por suerte, han podido llegar hasta nosotros obras maravillosas que en su día fueron prohibidas y vilipendiadas. Ahora no sé si estamos privando a la sociedad del futuro de obras que están siendo silenciadas, sin que puedan llegar a juzgar su calidad o conveniencia.
—Yo coincido con todo lo que estáis diciendo. Nuestra obligación como escritores es ser incómodos para la sociedad, confrontar sus valores y cuestionar su moral. El “Marqués de Sade” pasó gran parte de su vida en centros penitenciarios y psiquiátricos, por lo que fue una víctima que pagó penas por delitos que no cometió, salvo que pensemos que ser escritor lo fuera. La nula falta de libertad de expresión de la época lo condeno más que esa supuesta apología que hacía del crimen o el horror. Desarrolló una nueva manera de hacer partícipe al lector de todo tipo de sensaciones, algunas incómodas, que confrontaban con la literatura más plana de la época en la que le tocó vivir.
—Veronicca, ¿y tú qué nos tienes que decir ante todo esto?
—Pues que espero no acabar como el “Marqués de Sade”, jaja, pero os estoy muy agradecida a todos y que poco más puedo añadir a lo que habéis estado diciendo. A los únicos a los que debemos rendir cuentas por nuestras obras es a los lectores que nos valoran por ellas, ellos deberían ser el único motivo por el que estamos aquí hablando de esto.
—Bueno, Veronicca, puede que alguna vez se te haya ido un poco la mano escribiendo, nunca mejor dicho, jaja. —bromeando conmigo uno de mis amigos.
—Sí, puede ser, a veces me entusiasmo tanto…… Cuando me pongo a escribir es como si una voz interior me dictara lo que tengo que contar, pero tampoco quiero echar la culpa a mis espíritus…..
—Veronicca, el “Marqués de Sade” te ha poseído, jaja…
Concluyendo Casandra:
—¡Fantástico! Siempre es bueno tratar estos temas con buen humor. Creo que ha sido un debate muy interesante del que se deberían extraer muchas conclusiones, pero ahora empieza la parte más esperada de estos “Talleres literarios”, la parte práctica que nos va a poner a prueba como escritores, que va a remover nuestros cimientos como personas y que va a convertir nuestras obras en más exitosas.
—Nos tienes muy intrigados a todos, Casandra.
—Antes hablábamos sobre si había que haber experimentado el tema del que escribimos. Entre nosotros están Mirella y Juan, dos escritores que quieren escribir sobre “Amor filial” y en este Taller literario, se les va a dar la oportunidad de hacer realidad esas fantasías que tienen, para que puedan escribir sobre ello. En cada habitación de este antiguo Hotel en el que estamos, están nuestras fantasías, las de todos nosotros, ¿nos atreveremos a enfrentarnos a ellas?
Se hizo un silencio de estupefacción en la Sala, sin que nadie pudiera comprender a lo que se refería Casandra:
—¿Estáis dispuestos, Juan…., Mirella….?
—Sí, claro, quiero saber lo que hay en esa habitación.
—Bien, la nº 6 es la tuya, Mirella y la 9 la tuya, Juan.
Juan y Mirella entraron en las habitaciones, donde estarían durante una hora, tiempo suficiente para hacer realidad sus fantasías. Los demás esperaron impacientes su salida, alguno de ellos esperaban ansiosos su turno, otros más experimentados se lo tomaban con más calma, sonriendo con ironía, porque sabían que esa experiencia iba a cambiar sus vidas y sus carreras como escritores.
—Pasada la hora, salió en primer lugar Mirella, con las manos tapándose la cara, como señal de vergüenza por lo que había pasado dentro, pero feliz a la vez que temblaba todo su cuerpo.
—Buufff, ha sido maravilloso, pero….., ¿cómo has conseguido traer a mi familia hasta aquí?
—Ese es mi secreto. Recuérdalo, son tus fantasías, tú eres la culpable de todo ello…… ¿Has podido cumplirlas?
—Sí, claro…..
—¿Podrías contarlas?
—Uuuff, no sé si me atrevería…..
—¿De qué tienes miedo? ¿De ser criticada, no aceptada, no creída……..?
—De todo. Primero vergüenza, porque los demás sepan cuáles son y después, que puedan molestar a alguien…. Es que son muy fuertes……
—¿Tú has sido feliz, tus familiares también….?
—Si mucho, hemos disfrutado todos.
—¿No crees que tus lectores tienen derecho a disfrutarlas también?
—Supongo que sí.
—¿Qué te lo impide?
—La sociedad, el sistema……, todo lo que hemos estado hablando…..
Seguidamente salió Juan, igual de emocionado que Mirella, sonriente, feliz y satisfecho.
—¿Te lo has pasado bien?
—Mucho. Ha sido increíble. Nunca creí que eso pudiera hacerse realidad……
—Decís que ha sido increíble, fantástico, maravilloso…., pero todavía no nos habéis dicho lo que ha pasado ahí dentro.
—Es que no sé si podría, no podría contarlo tal como pasó, no sería aceptado.
—Pero si quieres ser escritor, tienes que ser valiente, no importarte la opinión de los demás, solamente creer en ti, en tu capacidad para trasmitir todo eso que has sentido y que los demás lo juzguen de una forma objetiva o apasionada si les ha entusiasmado.
—Pero…… ¿tú crees que sería publicado algo así?
—Eso no lo sé. Habría que preguntarles a quien tienen el poder para ello, pero creo que todos estamos de acuerdo en que tenemos derecho a que nos contéis todo lo que ha pasado ahí dentro, les guste más o menos a unos y a otros.
Después de que los demás escritores fueran pasando por sus habitaciones correspondientes, Casandra dejó finalmente que todos los presentes reflexionaran sobre lo que se había hablado allí y esa sensación final de haberse perdido lo mejor, porque nadie contó lo que había sucedido en cada habitación, pero eso ya debería juzgarlo cada lector de este relato y de todos los demás que nos han llevado hasta aquí y luchar para que todo tipo de historias puedan ser contadas.
NOTA DE LA AUTORA: Puede que ningún lector se haya masturbado leyendo este relato, pero espero que les haya hecho pensar, ya que creo que es necesario para que puedan excitarse y masturbarse con libertad leyendo los demás, porque su función es esa, simplemente. Las mejores armas para luchar contra los males de esta sociedad son la educación y la cultura, no la represión ni la prohibición.
Querida Veronicca. Yo sí me he masturbado leyendo este relato. Me encanta dejar volar la imaginación. Sería delicioso poder participar en un coloquio así. Con 60 años también me encanta mirar a las mujeres. También a las jovencitas. Por supuesto no he hecho nada con ninguna, pero sí con alguna madre. Un beso desde Madrid
Muchas gracias por tus cariñosas palabras.
Espero seguir deleitándote con el resto de mis relatos…..
Me gustó. No es necesario masturbarse para disfrutar un relato. Lo que planteas es contra cultural, pero que sentido tendría desear ser escritora, si no eres realmente un ente transgresor.
Efectivamente, esa es una de las principales funciones de quién se dedica a escribir, y es lo que yo he intentado con este relato.
Excelente manera de ver éstos temas tan criticados por la gran mayoría de la sociedad