HOLA ¿ESTÁS AHÍ? (II).
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
– …
– ya estoy aquí
– y yo
– qué has hecho en el baño
– he hecho pis y me he limpiado un poco lo flujos con una esponja ¿y tú?
– me he sentado al borde de la bañera y con la ducha me he limpiado toda la parte delantera, también me he mojado la cabeza, estoy como nuevo
– ¿sigues desnudo?
– sí ¿y tú?
– me he puesto la falda pero sin nada debajo, de cintura para arriba tampoco tengo nada, así estoy más tranquila por si tengo que taparme, una camiseta se pone enseguida
– seguro que estás muy sexi
– siiiiii, estoy medio tumbada en el sofá y me he levantado la falda hasta la cintura. Bueno te toca a ti contarme algo
– qué quieres que te cuente
– de sobra sabes lo que quiero que me cuentes, quiero saber más cosas de tu hermana y tú
– eso te excita mucho ¿no?
– no veas cómo
– pues empezamos… lo que te voy a contar sucedió un día de boda, una boda de una prima
– ¡una boda! ¡qué morbazo!
– ese día mi hermana estaba fantástica, yo creo que es el día que más guapa la he visto. Se puso un vestido cortito tipo Stone en la famosa película del cruce de piernas ¿la habrás visto no?
– claro
– tenía el pelo recogido en la frente pero suelto por detrás, le hacía la cara preciosa. Estaba muy bien pintada y preparada, parecía una muñeca de porcelana. Como era verano las piernas iban libres y se le veían perfectas. Tenía unas sandalias de medio tacón totalmente abiertas que dejaban ver sus uñas pintadas de rojo
– te fijaste en todo ¿eh?
– como para no fijarme, era una diosa, era, con diferencia, la más guapa de la boda incluida la novia
– tú también estarías ese día de exposición
– jajajajaja… sí, iba con un traje negro que me debía quedar muy bien pues todo el mundo me decía que parecía el novio
– jajajajaja
– sigo… la boda fue como todas las bodas, primero la ceremonia y después la comida. Mi hermana se sentó a mi lado y durante la comida no hicimos más que reírnos y decir paridas
– me imagino que os ayudaría la bebida
– se bebió un montón. Primero los aperitivos antes de comer, después un montón de vino y al final champang y copas para la sobremesa
– entonadillos ¿no?
– bastante, pero teníamos el punto bueno que no se notaba mucho pero te pone eufórico
– ¿la sobremesa fue muy larga?
– casi toda la tarde. Había una orquestilla que amenizaba la ceremonia y todo el mundo salía a bailar de vez en cuando
– tú bailarías con tu hermana…
– bailé con todos y con todas, igual que ella. Casi al final de la fiesta nos fuimos a sentar a la mesa y mientras los demás seguían bailando hablamos entre nosotros
– ¿de qué hablasteis?
– lo primero que le dije fue que estaba preciosa, que era la más guapa de la boda, que estaba de infarto y no se cuántas cosas más
– ¡hala! ¡halagador!
– se puso un poco coloradilla y me dijo que no le dijera esas cosas que le iba a hacer poner colorada
– normal
– yo me lancé un poco y le pregunté por lo del día del sofá, que si se acordaba de ello. Ella me miró como sorprendida y me dijo que claro que se acordaba, que cómo no se iba a acordar. Yo le pregunté qué pensaba de lo que pasó. Ella me dijo, se puso más seria, que nos pasamos un poco, que éramos hermanos y los hermanos no deben hacer esas cosas
– se ve que había tenido remordimientos
– sí, pero yo le tranquilicé y le dije que no había pasado nada grave, que yo sólo le había hecho cosquillas y a ella le habían gustado, nada más
– ¡joder con las cosquillas tuyas!
– jajajajaja… eso mismo dijo ella y añadió que una cosa es hacerse cosquillas en los brazos y en las piernas y otra muy distinta era hacerlas allí. Al decir allí bajó la mirada y se miró entre las piernas. A mí ese gesto me puso a cien, si ya la tenía medio dura, esa mirada suya hacía la zona baja de su falda me la puso totalmente tiesa, fue como un calambrazo
– pues sí que eres tú fácil de excitar, seguro que ahora también se te ha puesto
– jajajaja… también… ya la tengo otra vez en estado de guerra
– anda sigue contando que la cosa está muy interesante
– yo quería hacerla hablar, que se soltara y contara sus cosas sin vergüenzas, era el momento apropiado para hacerlo por el alcohol que había bebido. Le pregunté si le habían gustado más las cosquillas "allí" que en otro sitio. Ella se rió un poquito y me contestó que claro que le habían gustado más, mucho más, que en los brazos y las piernas era una sensación como de paz pero que el otro día le había hecho volar
– ¡volar! ¿usó esa expresión?
– sí, volar, y mientras lo dijo subió sus dos manos hacía arriba y se volvió a reír. Mientras subía las manos y los brazos hacía arriba pude ver por la manga de su vestido su axila izquierda perfectamente depilada… lo que me faltaba para ponerme más excitado
– hijo cómo eres, te fijas en todo
– nos quedamos un momento callados y entonces me lancé y le dije si ella se atrevería a hacerme a mí lo que yo le había hecho a ella, que a mí también me gustaría volar
– ¡hala!, directo al corazón, ¿qué dijo ella?
– bajó la mirada a la mesa, empezó a jugar con un dedo sobre unas miguitas de pan que había allí y me dijo entrecortada, que bueno, que se lo dejara pensar, que no deberíamos hacerlo, pero que ya que yo se lo había hecho a ella le parecía justo que ella me lo hiciera a mí, pero le tendría que enseñar un poco pues ella no lo había hecho nunca a ningún chico
– vaya exitazo, supongo que no te lo podrías creer
– y tanto, estuve a punto de correrme sólo al oír eso. Le cogí la mano de las miguitas disimuladamente y la guié hacia debajo de la mesa, subí un poco el mantel que nos tapaba y se la llevé hasta mi bragueta, junto encima de mi polla, que estaba a reventar. Mis pantalones eran muy finos y se podía abarcar perfectamente mi pene. Con mi mano encima de la suya hice que doblara sus dedos en todo el contorno, quería que la sintiera en toda su extensión. Solté mi mano y dejé la suya allí y acercándome a su oído le dije: "mira como me has puesto"
– ¡joder qué caliente me estás poniendo otra vez!… ¿qué hizo ella?
– se le pusieron las orejas coloradas y me dijo "tonto, que nos van a ver, aquí no", pero no soltó la mano de golpe sino que la apretó y subió y bajó un par de veces por todo el tallo, tanteando, después volvió a poner la mano encima de la mesa, me miró y me dijo que por qué se había puesto así, Yo le dije que la conversación me había excitado y que toda ella, desde el pelo hasta la punta del pie me excitaba mucho
– la tenías ganada, seguro que ella también estaba a mil
– eso fue lo que le pregunté, si ella no se había excitado un poquito, y ella no dijo nada pero movió dos veces la cabeza afirmándolo. Entonces fui yo el que bajó la mano hasta su pierna izquierda
– no me digas que la acariciaste allí delante de toda la boda, no te atreverías
– nuestra postura no levantaba sospechas, además, la gente no estaba a lo que nosotros hacíamos. Dos hermanos que están hablando de sus cosas en la mesa es de lo más normal
– atrevido, insensato, pero cómo se le puede meter mano a una hermana en público… jajajajajaja… sigue
– ella no hizo además de quitar la mano, sólo me decía que por favor no siguiera, que nos podían ver, que ya tendríamos ocasión de estar más tranquilos. Yo le dije que no había peligro, que los manteles caían mucho por los lados y que además no le iba a hacer nada, solo acariciarle la pierna un poquito. Y mientras seguíamos hablando le iba subiendo poco a poco la mano por debajo del vestido. Le pregunté por la braga que llevaba, ella me dijo que era un tanga de color azul turquesa que se había comprado la semana pasada, le dije que me gustaría tocarlo, ella me dijo que bueno, pero solo un poquito
– el hermanito que le toca las bragas a su hermanita… me parece que como sigas así me voy a correr de un momento a otro
– como ella me había dado permiso subí la mano sin disimulo hasta su tanga, lo toqué con las yemas de mis dedos, lo delineé, lo estiré… le dije que qué tacto más suave tenía, ella me dijo que era de raso y le había costado un pastón. Pasé mis dedos por encima de su coñito y noté que la braga estaba algo húmeda. Se lo dije. Y ella me respondió que cómo quería que estuviera con todo lo que le estaba haciendo, le intenté meter un dedo por el elástico pero ella me cogió la mano me la sacó de allí y me dijo: "vamos a bailar"
– y se acabó lo que se daba
– se acabó, de momento, nos pusimos a bailar con los demás… ¡Qué! ¿cómo anda tu líbido?
– pues no veas, me estaba pajeando otra vez, pero pensándolo mejor lo voy a dejar para más adelante, para cuando me cuentes el resto, porque hay más ¿no?
– claro que hay más, tonta, bastante más
– bueno, me voy a dejar de tocar "allí" para no acabar antes de tiempo, quiero reservar mi excitación para más adelante. Pero tú sigue contando lo de la boda ¿vale?
– vale, tus deseos son órdenes para mí. Sigo contando. Se acabó la fiesta del restaurante y nos fuimos de bares. No volví a hablar con ella hasta mucho más tarde. Cenamos de picoteo y nos fuimos a una disco. Allí estuvimos bastante tiempo. Tomamos algunas copas y bailamos como locos. El ambiente era de los más abierto y juerguista. Una de las veces que fui a pedir una copa a la barra me encontré con mi hermana, que también estaba pidiendo algo. Le di un beso en la cara y le pregunté qué tal lo estaba pasando. Me dijo que fenomenal y mientras yo pedía, ella se recostó sobre mí y me tocó el culo
– ¡que te tocó el culo!
– como lo oyes, bajó su mano izquierda y empezó a acariciarme el culo de una manera divina. No nos podían ver porque estábamos en un rincón y estaba todo bastante oscuro. Mientras me tocaba el culo bien tocado me dijo al oído: "hermanito, tienes el culo más bonito de toda la discoteca"
– ¡joder qué lanzada! ¿no?
– y tanto, yo me quedé sorprendidísimo, que ella tomara la iniciativa era algo que no me podía creer, además, qué bien lo tocaba, con qué dulzura y sensualidad apretaba su manita contra mis papos, hasta intentaba meter su dedito en medio para llegar al agujero. No me han tocado el culo así en mi vida
– qué caliente… vuelo otra vez a mis toqueteos, lo siento pero no puedo evitarlo
– jajajajajaja… además de tocarme el culo se apretaba contra mi costado y sentía su tetitas en mi costado. Su boca quedaba muy cerca de mi oreja y me seguía diciendo cosas…
– qué te decía, cuenta, cuenta
– me dijo que ya lo había pensado y que quería verme hacer una paja para aprender y que a ella también le tenía que enseñar a masturbarse pues no estaba muy segura de cómo hacerlo…
– o sea, que no sabía masturbarse, eso era lo que te estaba diciendo…
– eso mismo. Como le pregunté eso mismo que tú has dicho, ella me dijo que más o menos sabía cómo se hacía por lo que le había oído a sus amigas, pero que nunca se había puesto a hacerlo en serio
– oye, tu hermana era un diamante en bruto
– y tanto, yo no cabía en mí de gozo. Me estaba pidiendo que fuera su maestro en todo el tema sexual. Vamos, que ni en mis mejores fantasías podía pensar una cosa así
– qué gozada, qué excitación, me imagino que se te pondría dura como una piedra
– la verdad es que sí. Nos sirvieron las consumiciones y ella se fue a bailar y yo me senté en una mesa para mirarla. Pero qué buena estaba. Como ella sabía que la estaba mirando se exhibió ante mí, todos sus movimientos y sus meneos estaban dedicados a mí. Se me caía la baba de lo excitante que hacía sus bailes, la estaba desnudando con mi mirada
– a mí se me está cayendo la baba de otro sitio
– jajajajaja, guarrilla, que eres una guarrilla
– es que me la estás poniendo tan bien que lo que deseo en estos momentos es conocerla para comérmela en pedacitos
– jajajajaja… ya veremos, ya veremos
– anda sigue y cuéntame cómo acabó la noche que estoy impaciente por saberlo
– nos fuimos de la disco muy tarde, serían las cinco de la mañana. Todos los de la boda se fueron despidiendo y nos quedamos solos mi hermana y yo. Ella me dijo que estaba cansada y se quería ir a casa. Nuestra casa estaba como a media hora andando. Como los dos estábamos bastante bebidos decidimos ir andando y dejar el coche donde estaba aparcado. Ya volvería al día siguiente a recogerlo
– ¡vaya! un paseo romántico con tu hermanita al amanecer: ¡qué tierno!
– fue el paseo mas bonito de toda mi vida. Nos cogimos de la mano y empezamos a andar por las calles desiertas
– ¿sólo de la mano? qué recataditos
– de la mano estuvimos cogidos un rato, después ella me pasó la mano por la cintura y yo le puse mi brazo alrededor de su cuello y hombros
– ¡ah! eso ya está mejor
– íbamos como una pareja de enamorados, bien cogiditos y bien apretaditos
– ¿no hablabais?
– apenas nada, nos dejábamos llevar por el romanticismo del momento. A ella se le notaba feliz por ir así con su hermano por el centro de la ciudad, y yo no veas cómo estaba, no me lo podía creer. Ir haciéndole cariñitos a mi hermana del alma por las orejas, el pelo, los hombros y el cuello: no se puede ser más feliz
– ¿pasó algo antes de llegar a casa?
– cuando llevábamos algo más de quince minutos andando, en una zona que estaba oscura y algo apartada de los edificios, la hice ponerse enfrente de mi y pegar su cuerpo al mío. Puse mis dos manos alrededor de su cara apartando el pelo y la besé en la boca. Fue el beso más intenso que he dado en mi vida. El primero de verdad a mi hermana
– ¿ella correspondió a tu beso?
– siiiii… y de qué manera. Primero se dejó besar, pero después puso sus manos en mi nuca y metiéndome los dedos entre el pelo me besó… me besó… me besó… dios cómo me besó
– qué bonito
– el beso duró como diez minutos, nos dimos lengua, saliva y labios una eternidad. Cuando acabó el beso, ella recostó su cabeza en mi pecho y dijo las palabras más bonitas que nunca haya oído
– ¿Si? qué te dijo
– Me dijo: "te quiero mucho mucho, hermano, mucho más de lo que te puedes imaginar, te deseo tanto…"
– ¡joder, qué excitante! Cómo estaría tu aparatito ¿no?
– pues no veas. Lo tenía súper excitado. Lo tenía totalmente incrustado entre su falda. Sin ningún tipo de vergüenza lo apretaba contra sus braguitas y ella en vez de evitarlo, apretaba su área púbica contra mí.
– ¿estuvisteis mucho tiempo así?
– un rato más. No hablábamos ni nos besábamos, sólo nos restregábamos el uno contra el otro. Yo bajé mis manos hasta su culo y las puse por debajo de su falda, al sentir la piel en mis dedos casi me corro. Ella también puso sus manos en mi culo y lo apretaba con desesperación contra ella
– ¿os corristeis?
– yo no llegué a tanto, pero ella sí que lo hizo, pegó un gritito y se puso rígida como un palo, se apretó contra mí como nunca lo había hecho y así estuvo durante unos segundo, después se relajó, se volvió a poner a un lado, se enlazó por mi cintura y empezamos a andar de nuevo. Me dijo: "gracias hermanito por el placer que me has dado"
– ¡joder qué caliente! Estoy empapada de la excitación, como siga así me voy a gastar de tanto tocarme
– jajajajaja… me alegro que te lo estés pasando tan bien con mi historia, yo también lo estoy disfrutando a tope, me he tenido que parar un poco para no correrme, quiero retrasarlo un poco todavía
– vale…, sigue. Cuéntame lo que pasó al llegar a casa, pero cuéntamelo todo seguido, no te voy interrumpir. Me he puesto el teléfono apoyado en la oreja, estoy tumbada en el sofá totalmente desnuda y tengo las dos manos libres para lo que me pida el cuerpo. Me voy a hacer la paja del siglo. Procura ser lo mas morboso posible
– lo intentaré. Llegamos a casa y nos encontramos una nota de mis padres diciéndonos que se habían ido a casa de unos tíos a pasar el domingo, que volverían el lunes a la hora de comer, que nos portáramos bien. Mi hermana al leer la nota me dijo riéndose: "nos vamos a portar muy bien, ¿verdad hermanito?". Yo le respondí que muy muy bien. Ella me dijo que se iba a poner el pijama, pero yo le dije que todavía no se lo pusiera, que me gustaba más así como estaba. Nos sentamos en el sofá uno frente al otro y nos pusimos a hablar. Le pregunté si estaba excitada y me dijo que sí, que mucho, que le corrían unas corrientes por todo su cuerpo que casi no podía controlar, que se notaba húmeda allí abajo y que tenía las tetas duras como piedras. Mientras decía esto último se las apretó con las dos manos para comprobarlo. Yo le dije que fuera ella la que llevara la iniciativa en la conversación, que me dijese claramente lo que quería hacer y cómo lo quería hacer. Ella estuvo de acuerdo en esto, se sentó a lo indio muy cerca de mí y se subió las faldas hasta el nivel de las braguitas, puso sus manos encima de sus rodillas y me dijo: "venga, enséñamela ya, quiero vértela". A mí me dio un latigazo de excitación al oír eso, no esperaba que fuera tan directa. Me puse de rodillas y lentamente empecé a desabrocharme el cinturón, me lo quité, no quería estorbos, me saqué la camisa de debajo del pantalón y me hice un nudo pirata para que no colgara. Me desabroché el primer botón y baje lentamente la bragueta. Ella sólo tenía ojos para lo que hacían mis dedos. Me bajé el pantalón todo lo que pude, pero no me gustó cómo quedaba por lo que me eché hacia atrás y le pedí que me ayudara a sacármelo. Ella tiró de las dos perneras a la vez y salió limpiamente de mis piernas. Me volví a poner de rodilla, ahora más cerca de ella. Tenía sus ojos a unos centímetros de mi bulto. Sus ojos eran puro vicio. Nunca he visto una mirada tan sensual. Me sobé un poquito por encima del slip y le dije que si quería ser ella la que me destapara. Me dijo que no, que lo hiciera yo, que ella sólo quería mirar, de momento. Entonces metí mis pulgares por el elástico y me lo bajé. Mi polla salió disparada hacia delante, justo al lado de su boca. Ella se quedó paralizada mirándomela. Estuvo un rato mirándomela sin decir nada. Después dijo: "qué bonita es… y que grande está… jo, hermanito, vaya cosa más hermosa". Mi polla se movió un poco como correspondiendo a sus palabras y ella empezó a hablar con ellas como si tuviera vida propia. Adelantó su mano derecha y como si fuera a saludar a una persona, cogiéndola como se coge una mano le dijo: "encantada de conocerla, señorita, usted y yo a partir de ahora vamos a ser muy buenas amigas" Y mientras le decía esto la movía arriba y abajo como si de un gran apretón de manos se tratara. Después me miró a mí y dirigiéndose a ella le dijo: "qué tal te trata este golfo, seguro que no te da los cariñitos que necesitas… pero no te preocupes que aquí estoy yo para cubrir todas tus necesidades"… Eoooo… la del teléfono, qué haces… qué tal va la paja del siglo…
– Uuuuffffff, estoy aquí escuchándote y trabajando a tope. Estoy cachondísima… ya no sé por dónde tocarme… me he tenido que poner la braga debajo para no manchar el sofá, parezco una fuente… todo lo que estás diciendo me lo estoy imaginando tan real que es como si estuviera allí mismo mirándoos y oyéndoos… sigue por favor
– sigo. Mi hermana soltó mi pene, se puso de codos sobre sus rodillas, abarcó con sus manos su carita y mirándome a los ojos me dijo: "venga, menéatela, hazte una paja, quiero ver como se lo hacen los chicos". Yo bajé mi mano izquierda a mi polla y empecé a menearla lentamente de arriba abajo. Como ella se quedó callada mirando los movimientos de la mano, le dije que no quería que estuviera callada, que quería que hablara, que dijera lo que le estaba pasando por la cabeza, que me excitaba mucho oírla mientras seguía con lo mío. Ella muy obediente siguió hablando mientras yo imprimía mayor velocidad a mi mano. Pero no quería acabar pronto. El momento era tan excitante que quería que durara una eternidad. Tenía que ser y fue la mejor paja de mi vida
– qué te decía ella…
– me hablaba de lo excitante que era ver a su hermano masturbándose, lo rojito que se veía el capullo cuando salía, me preguntaba cosas sobre mis masturbaciones, sobre mis experiencias con otras chicas… no sé… yo sólo quería oír su voz mientras seguía con la faena. En un momento dado le dije que se quitara el vestido y jugara con su braguita. Ella lo hizo al instante y cambió de postura. Se puso unos cojines en la espalda para estar medio sentada medio tumbada, pasó sus piernas por encima de las mías y empezó a jugar con su tanguita: lo estiraba hacia arriba, lo ahuecaba y miraba hacia su interior, lo movía para un lado, lo movía para el otro, metía sus deditos para peinarse sus pelillos… todo esto mientras no paraba de decirme cosas como "te gusta ver a tu hermanita así, ¿verdad?" "te pone a cien verme en braguitas, ¿no?" "te haces muchas pajitas pensando en tu hermanita, a que sí" "eres un cabroncete, un salido y un incestuoso"
– que salida estaba ¿no?
– no veas, todas esas cosas que decía le excitaban más a ella que a mí, tenía las bragas como un trapo de húmedas, pero ahí seguía con sus toqueteos y sus obscenidades, cada vez más subidas de tono. Yo ya estaba a punto de correrme y se lo dije: "hermanita, hermanita… joder…, ya me voy a correr… estate atenta a la salida de la leche… ¿dónde quieres que la eche?" Ella se tumbó más hacia mí y me ofreció su barriguita para que lo echara todo allí, paró de tocarse y abrió los ojos como platos para ver la primera corrida de un tío en su vida… Oye, la del otro lado, me voy a correr de verdad, ya no aguanto más
– y yo también, esto es demasiado, te ofrezco también mi ombliguito para que me lo inundes, venga so cabrón córrete de una puta vez que yo ya voy… oooooohhhhhhhhhhhhh
– aaaaaaggggggggg, joderrrrrrrrrrrrrrrrrr, que placer, que gusto……..
– me corrrrrrrooooooooooo… pufffffffffffffff, me vas a matar de gusto
– y tú a mí, qué pedazo de paja que me he echado, si no ha sido la del siglo por lo menos ha sido la de la semana… me ha llegado la leche hasta la cara…
– y yo he soltado un litro de jugos, qué exageración, qué orgasmo más increíble, aunque no te lo creas, he sentido tu corrida como si hubieras estado aquí a mi lado… pufffff… al final a ella ¿dónde se lo echaste?
– parte en la tripa, pero como tuve tantas descargas y tan fuertes, le llegó un chorretón a las tetas, otro a la cara y hasta su pelo quedó inundado de semen, fue una pasada, yo creo que nunca he soltado tanta leche como aquella vez
– ella se quedaría impresionada ¿no?
– se quedó muda mirándome y mirando su cuerpo cubierto de leche. Yo después de tal orgasmo me eché hacia atrás y quedé como desmayado durante un ratito, ella no se movió ni dijo nada, esperó en la misma postura a que yo me recuperara. Cuando me volví a incorporar me dijo: "hijo… vaya manguera que tienes, casi me ahogas". Yo me empecé a reír a carcajadas y ella también. Me puse de rodillas en el suelo y la tumbé del todo en el sofá y le dije: "déjame que te limpie". Ella cerró sus ojos y me dijo: "si quieres, usa mis bragas, pero no sé si te van a servir de mucho pues están empapadas"
– se las quitaste por fin
– sí, se las saqué y era cierto que estaban muy mojadas. Me las llevé a la nariz y las olí, joder como olían, era un olor delicioso. Las puse encima de su boca y su nariz y las dejé allí, quería que ella se embriagara con su olor. Me dediqué a extender mi semen por todo su cuerpo con las manos mientras no quitaba el ojo de su mojado coño. Se puede decir que la bañé en semen desde el cuello hasta los pies, en el coñito no hurgué por miedo a que pudiera quedar embarazada. Lo que si dediqué mucho tiempo fue a sus preciosas tetitas, se la puse duras como nunca las había tenido.
– ella que hacía mientras tanto
– nada, se dejaba hacer, tenía la braga sobre su cara y no me podía ver pero veía como respiraba profundamente a través de ella.
– y el semen de la cara…
– cuando ya había embadurnado todo su cuerpo de semen, me situé justo enfrente de su cara y empecé a lamer mi semen en su barbilla. Cuando ya tenía la lengua llena hice una de las cosas más morbosas que he hecho en mi vida
– qué, so guarro, qué hiciste
– la empecé a besar en la boca a través de la braga. Pero no un beso normal, no, un beso profundo y largo… no sé ni lo que duró. En nuestras bocas se mezclaron el olor de su coñito, el olor de mi semen, la aterciopelada finura de sus bragas y sus deliciosos labios. Todo junto… qué beso, madre mía, qué beso.
– jo, otra vez me estás poniendo cachonda, eres un sátiro, vas a acabar conmigo
– jajajajajajaja… es que sólo de pensarlo se me pone otra vez dura. Ella estaba que se corría con el beso. Llegó un momento que ya no pudo más y quitándose de un tirón la braga de la boca me dijo casi gritando: "por favor… por favor… mastúrbame… mastúrbame… hazme algo que ya no aguanto más…"
– pobrecita mía…
– sí, me pareció que ya iba siendo hora de que ella tuviera su orgasmo. Bajé mi mano rápidamente hasta su coñito y sin ningún preámbulo empecé a masturbarla, ya no podía hacerla esperar más, le metí el dedo corazón hasta la mitad y con mi mano empecé a dar giros sobre su clítoris. A los pocos segundo empezó a dar espasmos con todo su cuerpo y gritó como una loca. Qué manera de correrse, dios mío, que salvajada. Sus ojos se llenaron de lágrimas por el placer que sentía. Su cara irradiaba felicidad, nunca la vi tan guapa como aquel día. Estuvo orgasmándose casi un minuto, yo creo que enlazó varios orgasmos seguidos. Parecía que su placer, tantos años guardado, no tenía fin. Sus caderas subían desesperadamente para encontrarse con mi dedo. Y de su coñito salía cantidad de flujos… me puso perdido… casi tanto como yo le habían puesto a ella. Cuando acabó todo aquel terremoto se desmayó, pero no figurativamente, sino de verdad. Tuve que darle unas tortitas en la cara para que volviera en sí. Se despertó como si no supiera dónde estaba y al verme a su lado me besó y me dijo: "gracias, hermanito, esto no lo podré olvidar nunca, te quiero"
– joder hermanito… yo también quiero tener una corrida así
– jajajajaja, algún día, no te quepa la menor duda. No te habrás corrido otra vez…
– casi, casi, pero estoy ya tan cansada que no puedo
– si quieres lo dejamos para otro día
– pues igual sí, han sido muchas emociones en una sola jornada
– adiós, tesoro, te llamaré otro día
– pobre de ti como no lo hagas… adiós… oye antes de colgar te tengo que decir una cosa…
– dime
– que ha sido la mejor sesión de sexo que he tenido, ni se las veces que me he corrido, eres un cabrón incestuoso, pero me encanta que lo seas. Sabes, me has dado ideas… igual algún día lo intento con mi hermano.
– ¡ah! ¿pero tienes un hermano?
– pues claro, ¿no te lo había dicho?
– no, no me has dicho nada, qué calladito te lo tenías
– pues sí, tengo un hermanito un año menor que yo
– vaya vaya, de qué cosas se entera uno…
– qué es lo que está pensando tu mente calenturienta… pues no, no hemos hecho nada nunca, él todavía es un crío y en el tema sexual está todavía en mantillas
– ¿qué edad tiene?
– es que si te digo su edad vas a saber la mía
– ¿y que tiene de malo saberla?
– no tiene nada de malo, pero es que me da corte decírtela. ¿Tú cuántos me echas?
– pues así de golpe te echo… unos 20 años más o menos
– menos
– ¿menos?, 19
– 18
– ¡pero si eres una chica joven!
– y tú un corruptor de menores ¿Cuántos tienes tú?
– yo 24 ¿te parecen muchos?
– no, son los que me imaginabas que tendrías. Tu hermana 22 ¿no?
– claro. O sea que tu hermanito tiene 17 años y sin estrenar ¡vaya morbo!
– bueno, sin estrenar sin estrenar tampoco lo sé. Con chicas no ha estado, eso lo sé fijo, pero pajas seguro que se las hace a menudo
– lo sabes o estás segura
– estoy segura
– ¿le has pillado alguna vez haciéndose una?
– no, pero un día se le olvidó tirar de la cadena del baño y dejó allí su leche, yo entré a continuación y me encontré con el pastel.
– jajajajaja, dejando rastros… qué pensaste tú en aquel momento
– me hizo mucha gracia y me dije: "vaya, vaya mi hermanito ya se pajea, y parecía tonto"
– jajajaja, ¿no te excitó ni un poco ver aquello?
– pues no me acuerdo bien, pero algo me excitaría porque me hice un dedito acto seguido
– entonces sí te excitó, aunque no lo quisieras reconocer
– puede que sí, pero ya te he dicho que no he visto nunca a mi hermano con ojos de deseo, aunque a partir de ahora puede que cambie, quién sabe
– ¿quieres que te ponga deberes para la próxima vez que hablemos?
– ¿deberes? jajajajaja, qué gracia, a ver qué deberes me vas a poner, profesor
– quiero que seduzcas a tu hermano y que la próxima vez que hablemos me cuentes tus avances ¿vale?
– bueno… la idea no es mala, pero no sé cómo hacerlo, además, en casa también están mis padres
– tendrás que sacar tus armas de mujer, a mí me has excitado un montón, o sea, que a tu hermano lo puedes tener cachondo todo el día si tú quieres, lo que no te voy a decir es cómo lo tienes que hacer, eso es cosa tuya y si quieres aprobar tendrás que aplicarte mucho
– vale profe, ya te contaré lo que vaya saliendo. ¿Cuándo me llamarás?
– dentro de dos semanas a la misma hora así tendrás tiempo de hacer bien tus deberes. Adiós y un beso en tu almejita
– adiós y otro beso en tu polla.
Simplemente me parece perfecto, de lo mejor