HOLA ¿ESTÁS AHÍ? (III).Continuación de la conversación telefónica: Hola ¿estás ahí? (II)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
– hola
– hola, ya creía que no me llamarías
– lo prometido es deuda, aquí estoy lleno de energías y dispuesto a escuchar cosas sabrosas
– morboso, que eres un morboso. ¿Me has echado de menos?
– siiiiiii, mucho, la conversación que tuvimos el otro día fue increíble, nunca había disfrutado tanto hablando por teléfono como ese día
– para mí también fue increíble, me pusiste a 100 más de cuatro veces, acabé agotadita
– ¿qué hiciste cuando colgamos?
– me di un baño de casi dos horas pero antes abrí el salón de par en par para que se ventilase, olía demasiado a coño, o por lo menos a mí me lo parecía
– ¿y en el baño que hiciste?
– si lo que quieres saber es si me masturbé, pues no, no me masturbé, estaba demasiado cansada y mi cuerpo ya no daba para más. Lo que sí hice fue pensar en todo lo que habíamos hablado, en lo que habíamos hecho y en los deberes que me habías mandado. ¿Tú qué hiciste?
– yo me di una ducha y me fui a pasear. Estuve paseando y pensando hasta la hora de cenar.
– qué romántico
– ya ves… después de la actividad sexual me gusta relajarme paseando.
– ¿Qué tal tu hermanita?
– muy bien, la he visto solo una vez durante estas dos semanas
– y cómo es eso
– pues porque ha estado liada con sus cosas y ha estado fuera
– y la vez que la has visto ¿bien?
– bien
– bien de bien
– bien de muy bien
– anda cuéntame
– jajajajaja que curiosona estás… después te lo contaré. Primero quiero que me cuentes tú
– ¿qué quieres que te cuente?
– si has hecho los deberes
– bueno, podríamos decir que he empezado a hacer los deberes
– eso suena bien. Vete contándome con detalle, lo quiero saber todo
– vale, lo intentaré, pero ayúdame a soltarme
– no te preocupes que lo haré. Cuándo empezaste a planear los deberes
– después de la sesión que tuvimos el otro día, estuve dos días pensando en el tema y tanteando lo que yo podía hacer para que mi hermanito se fijara en mí. Pero no en mí como su hermana, sino en mi como una tía buena
– hala, modesta
– jajajajaja, es una forma de decir las cosas, pero la verdad es que sí que estoy bastante bien. ¿A ti no te gusto?
– a mí me encantas
– pues eso… Eso era lo primero que tenía que conseguir, que él me mirara más a menudo y su imaginación empezara a darle vueltas a ciertas cosas. Para ello me metí una tarde en mi habitación y estuve eligiendo ropa para ponerme en casa que llamaran su atención. ¿Me sigues?
– te sigo. Qué elegiste
– elegí tres conjuntos diferentes. Uno normal para cuando estuvieran mis padres, o sea, lo que siempre llevo: unos vaqueros viejos y una camisa sencilla. Otro para cuando estuviéramos solos él y yo: un picardías que se abrocha por delante y no tiene mangas, ¿sabes lo que es un picardías?
– es como un camisón cortito ¿no?
– más o menos pero no es para dormir es para estar por casa, es muy cortito y medio transparente. Con este vestidito podía llevar o no sujetador, según fuera el momento
– ¿y el tercero?
– el tercero sería para momentos especiales, para más adelante, fue lo más sexi que encontré. Era un short blanco muy cortito y ajustado pero con la pernera ancha y un top transparente y que dejaba destapada toda mi cintura hasta el empiece de los pechos, ¿qué te parece mi elección?
– fantástica, si tu hermano no se ha fijado en ti con eso es que es gay
– jajajajaja, no es gay, qué va, que bien se que ha empezado a fijar en mí
– el planteamiento es inmejorable pero había que llevarlo a la práctica
– empecé a ponerme el picardías cada vez que podía y estábamos solos, que era casi todas las tardes de cinco a ocho, a esa hora me tenía que cambiar pues llegaban mis padres
– ¿y no se mosqueaba tu hermano con tanto cambio de ropa?
– pues creo que sí pero no decía nada, además al final muchos días no me cambiaba y seguía así hasta la hora de acostarme. Un día me dijo mi madre que si no iba demasiado ligera y yo le contesté que no, que estábamos en familia. No me volvió a decir nada
– qué listas son las madres, seguro que se dio cuenta que los dos hombres de la casa te miraban demasiado ¡o no!
– puede ser, pero yo no quería excitar a mi padre, yo lo que quería era excitar a mi hermano
– ¿y lo conseguiste?
– sí, en eso estoy. Verás, al tercer día de estar así mientras merendábamos algo en la cocina, mi hermano estaba sentado en la mesa comiéndose el bocata y mirándome mientras yo me movía de un lado para otro. En un momento me di la vuelta y le pillé mirándome el culo. Seguí con lo mío pero le solté: "qué, ¿mirándole el culo a tu hermanita?"
– vaya golpe bajo, qué dijo él
– se puso todo rojo y me dijo: "jo, perdona, pero es que con esa faldita se me va la vista sin querer"
– ¡bingo! por fin conseguiste que se fijara en ti, me imagino que te gustaría que te dijera eso
– jo, no veas, me puse como un pavo de contenta, mis deberes empezaban a dar su fruto
– supongo que aprovecharías el filón que se abría en ese momento
– claro, me reí y poniéndome delante de él le dije: "no me tienes que pedir perdón por eso, tonto, me pongo esto para estar más cómoda en casa, pero reconozco que es muy cortito y algo atrevido, pero por eso no me parece mal que me mires las piernas y lo demás, es más, me halaga que me mires, eso quiere decir que tu hermanita no te es indiferente del todo"
– bien dicho, qué contestó a eso él
– no dijo nada, estaba como abobado, seguí hablando yo. Le dije: "qué dices, te parece que tu hermana estás bien o que no está bien". El un poco avergonzado me dijo: "me parece que mi hermana está muy bien"
– vaya piropo, eso no es fácil de conseguir a las primeras de cambio
– ya, la que se quedó cortada fui yo, no sabía que decir, así que le di las gracias por el piropo mientras le daba un besito en la mejilla y le dije mientras salía de la cocina: "de verdad, no me molesta que me mires y si además me dices cosas bonitas pues yo encantada", me fui porque me estaba poniendo a cien y no quería ir tan deprisa
– a eso se llama empezar bien los deberes. Cómo siguió la cosa
– a partir de ese momento cambió un tanto el estar por casa de los dos. Siguió a rajatabla lo que le dije. Me miraba con más descaro y me decía a veces, pocas veces, cosas como qué guapa estás hoy, qué bien te siente ese peinado y cosas por el estilo. Yo siempre que me decía algo bonito le daba un beso en la mejilla y cuando le pillaba mirándome le miraba a los ojos y le sonreía
– me estás empezando a poner tierno
– jajajajajaja, eso quiere decir que no lo estoy haciendo mal ¿no?
– todo lo contrario, lo estás haciendo pero que muy bien. Sigue
– esa semana siguió así hasta el domingo que mis padres se fueron a comer por ahí y nos dejaron solos desde por la mañana hasta la noche. El sábado los dos habíamos salido con los amigos y habíamos vuelto tarde y con algún trago de más. Cuando pasa eso, el domingo es entero de relajación y si encima no están mis padres, pues mucho mejor, todo el día en el sofá viendo la tele
– a ti no sé si te pasará, pero a mí cuando he bebido el día anterior me levanto con una excitación bestial, me tengo que pajear varias veces
– pero que salidito me ha salido… bueno, a mí también me pasa y a mi hermano parece que también pues se levantó con un empalme de campeonato
– ¿si? como fue que le viste así
– me levanté a las 12 h. y me fui a la cocina a desayunar, no había nadie, mi hermano todavía seguía durmiendo
– qué llevabas puesto
– siempre duermo con una camiseta grande y una braguitas, pero como el día anterior llegué algo tocada, dormí desnuda… además, antes de dormir me hice un dedito
– hala, y lo dices así, como si nada, eso me lo tienes que contar con más detalle
– jajajajaja, ya sabía yo que te iba a interesar el asunto, pero no te lo voy a contar ahora, ahora estamos con otra cosa, ¿vale?
– qué mala eres, vale, sigue
– pues me levanté desnuda, pero como me parecía descarado estar desnuda por casa, me puse una camiseta que me llegaba justo hasta el culo y sin nada debajo
– y desayunaste
– desayuné y preparé el desayuno para llevárselo a la cama a mi hermano entré en su habitación, subí la persiana, puse música y le empecé a decir vago que ya es la hora y cosas así
– tu hermano cómo estaba en la cama
– estaba destapado y con un slip que le marcaba todo el bultazo que tenía. Me pareció enorme, casi se le salía por encima. Me senté a su lado en la cama y le empecé a armar con la mano en su cara mientras me metía con él todo lo que podía y riéndome a carcajada limpia.
– chica, vaya manera de despertar a uno…
– a él le estaba gustando lo que le hacía pues se hacía el remolón y se hacía el dormido para que yo siguiera armándole
– ¿se cubrió con la sábana?
– qué va, ni se enteró que estaba empalmado, pero cuando yo le pellizqué las tetitas para que se levantara, él se dio cuenta cómo estaba y se dio la vuelta pero sin taparse. Yo le dije riéndome: "qué pasa, que te estás exhibiendo para tu hermanita, primero me enseñas la delantera y ahora el trasero, ya verás"
– oye, esto se está poniendo caliente, qué hiciste
– me senté a horcajadas sobre sus piernas y le empecé a tocar el culo, le daba palmadas, le pellizcaba y lo amasaba de abajo arriba y de arriba abajo
– eso a él le pondría a cien… y tú como estabas
– yo todavía estaba a cincuenta, pero con los masajes que le di en su culo me subió hasta sesenta. Además como yo estaba sentada a horcajadas se me había subido la camiseta y se me veía todos los pelillos del pubis, bueno, los pocos que tengo. Me tumbé encima de él a lo largo y le dije al oído: "hermanito, te he preparado el desayuno y lo tengo aquí, o sea que ya te estás levantando y desayunándolo todo que es la primera vez que le llevo el desayuno a un hombre a la cama"
– qué dijo él a eso
– giró la cara y me dijo: "de verdad has hecho eso, jo hermanita eres un sol, nunca he desayunado en la cama… venga me levanto, pero te tendrás que quitar de encima ¿no?"
– vaya, ahora que ya lo tenía a tu merced, te tenías que quitar
– a ver, que remedio, me tuve que echar a una lado para que se girara, pero el estar tumbada encima de él sintiendo su piel y teniendo mi coñito desnudo encima de su culo me puso a ochenta
– vamos acelerando la marcha…
– jajajajaja, me levanté para coger la bandeja y él se sentó en la cama y dobló la almohada para estar mas erguido. Pero no se tapó, dejó descaradamente que yo le viera el bulto dentro de su slip. Posé la bandeja encima de su cintura y apreté un poco para notar su bulto a través de la bandeja. Le dije riendo: "oye, como no bajes un poco eso de ahí abajo me vas a tirar todo el desayuno por encima de la cama"
– jajajajaja
– él se rió igual que tú y me dijo: "pero que tonta eres… además no es tan fácil bajarlo ahora". "¿Por qué?" le pregunté yo. "Pues porque, primero, siempre me despierto así, y segundo, porque tú tampoco me ayudas mucho a bajarlo", y mientras me dijo eso me miró directamente a mis piernas. Yo bajé la mirada en dirección a donde él miraba y me di cuenta que la camiseta estaba por encima de la línea de mi pubis. Le estaba enseñando el coñito sin querer
– ya lo has conseguido, ya has conseguido que se me ponga como un poste… mira que eres…
– yo también en ese momento me puse a cien, ya estaba a tope pero quería dar sensación de normalidad. Me bajé la camiseta hasta taparme y me senté en la cama a sus pies, le dije: "perdona, no me había dado cuenta que se me había subido la camiseta". "Ahora soy yo el que te dice, como me dijiste tu el otro día, que no me tienes que pedir perdón por eso, además es una gozada verte así", me dijo
– estaba lanzadillo el chaval
– y tanto, le dije: "anda, desayuna y luego hablamos", me levanté y me fui de la habitación, necesitaba tocarme un poquillo y allí no quería hacerlo. Me fui a la cocina y allí me acaricié un poco, no mucho, no quería acabar, así que me calmé y me limpié los jugos que se me iban ya por la pierna abajo
– le diste tiempo a desayunar…
– sí, esperé un tiempo prudencial y volvía a la habitación, pero antes pasé por la mía a ponerme unas bragas, no quería ser demasiado descarada
– ¿cómo lo encontraste, ya había acabado su desayuno?
– sí, había dejado la bandeja en el suelo y estaba tumbado boca arriba con las manos debajo de la nuca, tenía la mirada perdida en el techo
– ¿se había tapado?
– no, qué va, estaba como antes, con el slip encima de la cama, pero el bulto no se le había bajado ni un poco, es más, parecía que ahora le abultaba más
– qué hiciste tú
– le pregunté si le había gustado el desayuno, me dijo que mucho, que era el mejor desayuno que había tenido en su vida. Yo me agaché para recoger la bandeja y llevármela, pero el me sujetó del brazo y me dijo que la dejara y me sentara, "no me dijiste antes que después hablábamos, pues vamos a hablar", me dijo.
– bueno… era lo que tu querías que dijera ¿no?
– sí, pero me sorprendió que me lo dijera y además, lo veía muy tranquilito
– te sentaste ¿no?, dónde te sentaste
– justo al lado de su slip, se tuvo que mover un poco para dejarme sitio. Crucé las piernas para que no se me viera nada y le dije: "de qué quieres que hablemos, a ver". Él se encogió de hombros y me dijo: "no sé, di tú algo, de lo que quieras"
– era tu gran momento, de lo que dijeras dependería que avanzaras en los deberes o no, ¿no pensaste esto?
– algo así pensé, pero no sabía por dónde empezar ni que decir. Miré a su calzoncillo y le dije riendo: "qué pasa, que no se te va a bajar esto nunca?" El se rió también y me dijo: "creo que no, además, tú tienes parte de culpa de que esté así"
– bien, directo el chico…
– yo le pregunté que por qué decía eso, si yo no había hecho nada, y él me respondió que había hecho lo suficiente, "es que estás muy buena, hermana", me soltó
– sigue, sigue que me tienes en ascuas…
– le dije: "así que estoy muy buena… vaya vaya, no sabía que mi hermanito me tenía en tan alto concepto. De todas manera no me molesta que me digas eso, me halaga. Gracias." "No hay de qué", me respondió, "es que llevas unos días que estás de lo más sexi, antes no me había fijado mucho en eso, pero ahora…" "Ahora qué", le dije. "Pues que ahora me tienes atontadito todo el día, con tus modelitos, con tus piernas tan espectaculares, tus… no sé… todo. Además estás como más simpática y abierta a mí, y encima, para rematarlo, me traes el desayuno a la cama con esa camiseta… es que no sé… estás para comerte"
– ¡hala con el imberbe!
– y tan hala, me dejó como un flan, mientras me decía todo eso su mirada iba de mis tetas a mis piernas. Me dejó totalmente excitada… como estoy ahora…
– ¿estás cachondilla ya?
– siii, bastante, me voy a tener que tocar un poco ¿te importa?
– qué me va a importar, tú misma, yo también estoy ya con la polla en la mano, estoy como una moto, sigue a ver que pasó
– le miré a los ojos y le dije: "mira Juanito -no te había dicho que se llamaba Juan- comprendo que a tu edad te excite ver a una chica que se mueve a tu alrededor ligerita de ropa, eso es normal, ya te he dicho que no me importa que me mires, pero tienes que tener en cuenta que soy tu hermana y no está bien que te excites viendo a tu hermana y que pienses en tu hermana como si fuera una chica que te gusta, eso no está bien, ¿entiendes?"
– vaya, ahora le estabas bajando las expectativas, pero qué mala eres…
– es que no quería ponérselo fácil, quería que tuviera bien en cuenta que éramos hermanos y que lo nuestro, si es que iba a haber algo, tenía que ser muy especial y no como una pareja de enamorados, ¿tú me entiendes también?
– perfectamente
– le dejé cortadito al pobre, se quedó planchado mirando al techo y sin decir nada. Parecía que en vez de su hermana era su madre echándole una bronca. Hasta me pareció que el bulto de su slip descendió.
– es que… cómo eres, primero le pones a cien y después le echas la bronca por haberse puesto…
– no era esa mi intención, así que viéndole la cara que tenía me dio pena y di un giro a mi conversación, le dije: "venga, no te pongas así que no pasa nada, a ver, dime, cuando me miras y te gusta tanto, qué haces". "Que hago de qué", me dijo. "No seas tontín, que si te la cascas después de verme"
– ahí ya me has gustado más, qué te dijo a eso
– se puso colorado como un tomate y me dijo con la cabeza que sí. Yo me eché a reír y le dije: "o sea, que te haces pajas pensando en tu hermana, pero que golfo me salió". "Pero sólo algunas veces", me dijo como defendiéndose. "Y dónde te las haces, so guarro". "Pues a veces en el baño, aquí en la cama y en otros sitios…"
– esto se está poniendo interesante, yo me la voy hacer aquí en el teléfono
– jajajajajaja y yo también, pero espera que aun hay más. "En otros sitios… qué sitios, si puede saberse", le pregunté. Toda esta última conversación era muy distendida y alegre, sin nada de tirantez. "No me mientas y dímelo todo", le dije. Él, animado por mi cambio de actitud se medio sentó en la cama y me dijo: "no te molestará lo que te voy a decir…" "No te preocupes y cuenta", le dije. "Pues una vez fui a tu habitación y me la hice en tu cama, fue por la mañana, tú te habías ido hacía poco tiempo y todavía la cama estaba calentita y olía a ti, me desnudé, me metí en la cama y allí me hice una de la mejores pajas de mi vida"
– qué morbazo ¿no?
– y tanto, se me mojaron las bragas al oír eso. Apreté más mis piernas una contra la otra y las empecé a mover despacito a un lado y a otro. Le dije: "qué guarrindongo… en mi cama… y dónde descargaste porque no he notado ninguna mancha en las sábanas". "Es que cuando me vino la saqué hacia fuera y lo eché todo en el suelo, después lo limpié todo bien"
– vaya vaya… oye me la estoy cascando ya, es muy caliente todo esto que me estás contando, supongo que habrá más ¿no?
– sí, hay más… no te vayas a correr ya, espera un poco ¿puedes?
– lo voy a intentar, pero vete un poco más al grano, después ya entraremos en detalles…
– vale, salido, pajero, prepárate a una gran acabada porque eso fue lo que tuvo mi hermanito: una gran corrida
– ¡le hiciste una paja a tu hermano!
– sí señorito, le hice una gran paja a mi hermanito que, por cierto, menuda tranca que se gasta.
– jajajajajaja, pues si vieras la mía ahora…, a ver cómo fue…
– lo voy a contar de seguido, así que no interrumpas y dale fuerte a la manola. Pues seguimos hablando un poco más, pero me voy a saltar todo ese diálogo tan caliente que tuvimos para llegar a lo que iba. En un momento le miré a los ojos y le dije: "qué, ahora estarás que no aguantas ¿no?" "Sí", me dijo con la mirada fija en mí. "Y te gustaría que una mano que no fuera la tuya te tocara eso ¿no?", le dije señalando con el dedo su bultazo. "Sí, por favor", "¿Te ha hecho alguien alguna vez una paja?" "Bueno… sí, hace mucho tiempo, fue un amigo". "¡Que te pajeas con los amigos!, lo que faltaba… no serás mariconcillo…" "Qué va, nos íbamos a las duchas y allí nos lo hacíamos, pero no había besos ni nada, sólo nos la meneábamos a turnos hasta corrernos". "Bueno, mejor" y mientras dije "mejor" bajé la mano derecha y la posé sobre su slip. "A ver qué tenemos aquí", le dije mientras con mis dedos intentaba abarcar el contorno de su pollita. Apreté un poco y calculé sus dimensiones al tacto. "Vaya con mi hermanito, menudo plátano canario que tiene…" Él, al sentir mi apretón, tuvo un calambre en todo su cuerpo que le hizo doblarse hacia delante. "Tranquilo… tranquilo… relájate…", le dije con la voz mas sensual que pude mientras mis dos manos fueron a los extremos de su slip y empezaron a descenderlo hasta las rodilla. Él levantó un poquito su culete para facilitar la maniobra y dobló las piernas para que pudiera sacarlo del todo. Mientras hacía la operación mis ojos no se apartaron de su cipotín, ¡pero qué duro y tieso lo tenía el muy cabrón! Una vez libre de calzoncillos su polla se quedó mirando al techo moviéndose un poco como con vida propia. Yo le pasé el dedo índice a lo largo de todo ella por un lado y por otro. El se agitó nervioso y subió la pelvis como para ir al encuentro de mi mano. Yo no le quise hacer sufrir más y la abracé con mi mano apretándola, la tenía caliente y muy dura, durísima, se podían notar todos sus nervios en la palma de la mano. "Ahora qué tengo que hacer hermanito", le dije como si para mí esto fuera nuevo
– menearla, menearla y menearla… como yo lo estoy haciendo en estos momentos
– Él me dijo con la voz entrecortada por la excitación: "sube y baja la mano repetidas veces" y mientras decía esto su mano abrazó la mía y empezó un sube baja tranquilo, después la retiró y dejó sola la mía con el movimiento. Me dijo: "¿qué pasa, que nunca has hecho una paja a un tío?" "Sí, tonto", le respondí, "lo que pasa es que he pensado que tú te ibas a excitar más si me contabas cómo había que hacerlo". "Pues lo has conseguido… estoy a punto de correrme…" "¡Pero si acabo de empezar!", le dije casi gritando. "Ya… pero es que tenía tantas ganas de esto… puf… es increíble… el placer que me estás dando… no me lo puedo creer… mi hermana… la tía más buena del mundo… me está haciendo una paja… joder… qué placer… me voy a correr ya… no aguanto más…"
– y yo también me voy a correr… hermanita… pero qué bien nos lo estás haciendo a los dos…
– jajajajaja… y yo también me voy a correr, estoy empapadísima, tengo tres dedos a la vez trabajándome el coñito, nos vamos a correr los tres a la vez, como si esto fuera un trío
– pues venga, acábale a tu hermano y acabamos también nosotros, dale
– mi hermano fuera de sí, me dijo entrecortado: "hermanita… por favor… déjame verte las tetas antes de correrme… por favor…" Yo, abandoné por unos instantes la polla de mi hermano y me saqué la camiseta lo más rápidamente que pude por encima de cabeza, después se la volví a agarrar y en ese momento, con los ojos puestos en mis tetas, descargó toda su leche. Qué manera de soltar leche, qué barbaridad. No paraba de soltar chorretones. Pegó un grito como nunca le había oído y se dejó ir. Yo le apunte la punta de la polla hacia mí y disparó por todo los lados. Me puso perdidas la tetas y la cintura, un chorretón llegó a mi cara, otro a mi pelo y los últimos cayeron encima de mis braguitas. Se puede decir que me duché en semen.
– joder, yo también me he puesto perdido, no sé si he echado tanta como tu hermano pero no le andará muy lejos… ¿tú qué tal?
– he tenido el orgasmo mientras hablaba, ¿no lo has notado?, ha sido largo e intenso, una maravilla de corrida. Pero qué orgías nos montamos, so guarro.
– jajajajajaja pero que bueno… estoy totalmente pringado, me vas a tener que esperar un poco mientras voy a darme un duchita rápida, es lo mejor. Además así descansamos un poco de la tremenda corrida que nos hemos dado. ¿Me esperas?
– vale, yo también voy a refrescarme un poco. Cuelgo y después seguimos ¿vale?
– vale, en un cuarto de hora te llamo. Adiós pajera mía
– hasta luego cabronazo, llámame
– ¡oye! una cosa
– ¡qué!
– qué hiciste con toda la leche que te echó tu hermano encima, ¿cómo te limpiaste?
– me limpió él
– ¿él?
– sí, él. Al ver cómo me había puesto me dijo que me tumbara en la cama que él me iba a limpiar
– vaya… qué atento
– atento… ya ya, lo que pasaba es que a pesar de su gran corrida todavía seguía excitado y quería más, parecía como si pensara que esta oportunidad no la volvería a tener y había que aprovecharla a tope
– y tú cómo estabas
– yo estaba como un flan, recuerda que no me había corrido y tenía unas ganas de que me hiciera algo que no veas…
– ya, me lo imagino, te tumbaste en la cama… y cómo te limpió
– oye, ¿no nos íbamos a limpiar tú y yo hace nada?
– espera un poco mujer, que esto es más interesante…, además, yo con un pañuelo me estoy quitando lo más gordo…cuéntame lo que te hizo el morboso de tu hermano
– él se fue fuera de la habitación a buscar algo para limpiarme y yo me quedé allí tumbada esperándolo. Sólo tenía las bragas puestas, y empapadas, tanto de semen como de mis jugos, y con una excitación de caballo. No pude aguantarme más y metí mi mano derecha dentro de mis braguitas
– ¿no te daba corte que te pillara tu hermano así cuando regresara?
– es que me pilló así cuando volvió. Pero no saqué la mano, seguí acariciándome suavemente mientras él se acercaba a la cama y se sentaba a mi lado
– ¿él no miró lo que hacía tu mano en tu braguitas?
– sí, pero no dijo nada. Se sentó mirándome a la cara y la mitad de mi cuerpo quedó a sus espaldas. Me empezó a hablar
– qué te dijo
– me dijo: "he traído estos pañuelos de papel para quitarte todo eso que tienes encima… vamos a ver por dónde empezamos…"
– ¿seguía desnudo?
– sí, no se había puesto nada, estaba con una tranquilidad pasmosa, tenía el pene morcillón, pero supuse que no tardaría mucho en volver a ponérsele de punta. Y así fue, cuando empezó a limpiar mi teta izquierda se le puso otra vez la polla a tope
– no me extraña… menudo morbo tiene eso. ¿Sabes que a mí también se me está poniendo otra vez dura?
– ¡pero si acabas de correrte hace nada! ¡pero qué te pasa hoy!
– pues no se… pero es que todo lo que me cuentas me excita… sigue
– después de la teta izquierda pasó a la derecha, pero con otro pañuelito, el anterior ya estaba mojado. Me limpiaba con mino, con parsimonia, poniendo todos sus sentidos en lo que hacía. Cuando se le mojaba el pañuelo lo dejaba al lado y cogía otro. Usó cuatro pañuelos con las tetas, ya estaban más que limpias, pero él seguía frotando, al final lo que me estaba haciendo era dando masajes, pero siempre con un papel entre sus dedos y mi piel
– me imagino cómo estarías tus tetas con tanto fregoteo
– no veas… no recuerdo haberlas tenido tan duras y tan de punta como en esa operación limpieza
– jajajajaja… y tú ¿seguías con la mano dentro de las braguitas?
– sí, seguía con una masturbación lenta, no quería acabar. Él se daba cuenta cómo se movía mi brazo, pero no decía nada, seguía a la suyo. Cuando acabó con mis tetas se dedicó a mi cara, mi cuello y mi pelo, pero dejó los pañuelitos y lo hizo directamente con sus dedos, me limpiaba y después se limpiaba él en el pañuelo. Yo cerré los ojos y le dejé hacer, era una delicia
– ¿no hablabais nada?
– yo no, él sí, no paraba de hablar, me iba radiando todo lo que me hacía y me anticipaba lo que me iba a hacer a continuación, me decía lo que le gustaba su hermanita y lo buena que estaba…, también me dijo: "mi hermanita se está tocando su coñito a espaldas de su hermanito y su hermanito quiere verlo…" Abrí los ojos y le dije mirándolo: "de veras quieres ver cómo me masturbo". "Sí, lo estoy deseando", me respondió. "¿Nunca has visto a una chica acariciándose?", le pregunté. "No", me dijo. Yo lo pensé unos segundos y le dije toda decidida: "¡venga!, vas a ver como tu hermana se hace una paja. Ponte enfrente de mí y quítame las bragas"
– ¡joder y más joder! ¡qué caliente me estás poniendo!
– pues dale que vamos a pajearnos otra vez, yo ya estoy a tope y me voy a meter mano acordándome del espectáculo que le di a mi hermano
– vamos, guarrilla, dime como te exhibiste ante tu hermano
– él se incorporó un momento y se acomodó a mis pies, llevó sus dos manos a los extremos de la braga y la fue bajando poco a poco, mi mano, que estaba dentro, quedó al aire libre, yo levanté un poco el culo para que pudiera sacármela bien y doblé las piernas para que pudiera sentarse más cerca de mí. Él olió unos instante mi braga y se la enrolló en su pene. Eso me excitó mucho y se lo dije: "¿te vas a pajear con ella así?" "Sí", me dijo, "¿te importa?" "No, todo lo contrario, me excita aún más que lo hagas así". Le dije que se pusiera más cerca y bajé mi otra mano para abrirme bien el coño. "¿Lo ves bien? ¿ves bien cómo es el coño de tu hermanita?" "Es lo más bonito que he visto en mi vida", dijo mientras empezó a menearse la polla oculta por mis bragas. "Pues ahora pon atención que me voy a masturbar en serio y no voy a tardar mucho en correrme". Y empecé una masturbación frenética y agresiva
– pufffff… yo también estoy con una masturbación frenética… sigue
– me moví, grité y me corrí como una posesa, nunca lo había hecho así. La corrida fue bestial, subí las caderas hasta casi la altura de su cara para que él viera bien como salían mis jugos. Grité su nombre, le llamé cabrón, incestuoso y no sé cuántas cosas más, y me derrumbé encima de su polla y mis bragas… fue algo fuera de serie… fue un orgasmo larguísimo… me… me voy a correr ahora… ¿cómo estás tú?
– a punto también… me voy… me voy… yaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaahhhhh
– yo también… me corrrrrrrrrrrrooooooooooo, cerdoooooo, cabrónnn, hijo de putaaaaaaaa, cómo me ponesssssss, aahhhhhhaaaaaaahhhhhh
– ………..
– ………..
– ya… cómo estás
– hecha polvo…
– jajajajajajaja
– jajajajajajaja
– ¿tu hermano también se corrió?
– siiiii, claro, cuando yo acabé empezó él, pero esta vez no me manchó ya que mis bragas absorbieron todo su semen. Nos quedamos un rato tumbados sin hablar hasta que yo reaccioné y le dije: "venga, vago, que hay que limpiarse, vestirse, recoger todo y ventilar la habitación, venga, vamos…" Cuando yo iba a salir de la habitación me alcanzó en la puerta y me abrazó por atrás y me dijo al oído: "hermanita, ¿vamos a repetir esto alguna vez más?" Yo le dije: "tú quieres". "Pues claro, es lo más bonito que he hecho en mi vida". Volví mi cara hacia él, le di un piquito y le dije: "tonto, lo vamos a hacer más veces, ya verás, pero hay que tener cuidado para que no nos pillen"
– qué tierno lo del piquito, era el primer beso que os dabais
– el primero, y la primera vez que teníamos los cuerpos desnudos pegados, pero ya no pasó nada
– y tus bragas, dónde quedaron, porque tenían que estar buenas…
– después de asearme y vestirme las lavé y las puse a secar con la demás ropa
– bueno… señorita ya va siendo hora de dejarlo ¿no?
– si, será mejor dejarlo ya por hoy, me voy a meter en la bañera a relajarme
– y yo, estoy todo pringoso
– jajajajajaja, de qué será
– jajajajajaja, adiós mi reina, te llamaré un día de estos
– adiós mi sátiro, un besazo
Que conversación mas caliente!
Hize 2 pajas leiendo.
Oh wow, no dejo de flipar con estos relatos