II. Cuidando a una bebita por obligación
Después de lo ocurrido en el baño, Daniel empieza a tener sentimientos y emociones extrañas por su hermana. .
Hola, bro. Ya limpiaste tu desastre??
Hola. Ya. De hecho la acabo de bañar.
Uy… A ver.
…
…
—… ¿Qué?… —Daniel frunció el ceño y leyó el mensaje de nuevo— ¿Qué significa esto?
No te hagas el chistoso ahora.
No
Hablo en serio
Puedo verla???
Conocía de sobra el sentido del humor de Max y sus bromas… «Extravagantes». Esperaba cualquier cosa, incluso sí le hubiera pedido una foto de los panties de su mamá… Pero eso era demasiado, incluso para él… ¿O no?
Quedó en blanco por casi un minuto, pues sencillamente no sabía qué pensar.
Bro???
Sigues ahí???
Le estás tomando la foto???
Daniel siempre odió cuando lo interrumpen en pleno momento caliente, pero ahora, más que molesto está consternado. Decidió dejar de lado a Barbie por un momento y se sentó en el borde de la cama para aclarar las cosas de una vez por todas.
En serio, Max.
No quiero «bromear» contigo ahora.
Y menos sí se trata de Barbie.
No estoy bromeando, te lo juro
Yo también tengo fotos de mi hermana
Daniel no daba crédito a lo que estaba leyendo, quería aferrarse a la idea de que su amigo sólo quería molestarlo como de costumbre, pero cada mensaje le dejaba demasiado para procesar. De repente sintió el peso de su hermana al lado suyo, la pequeña había gateado hasta su hermano viendo que le había dejado de dar atención. El chico soltó su teléfono y sonrió con ternura.
—Aquí estoy, Barbie —la cargó usando su antebrazo como soporte— A veces los amigos pueden ser un poco inoportunos.
Aún sin saber de lo que estaba hablando, Bárbara rió con júbilo, pues estar con su hermano mayor era lo único que le importaba, y siendo contagiado con esa felicidad Daniel contestó con besitos por toda su carita. La nena reía cada vez más al sentir los labios de su hermano sobre su frente, luego sus mejillas, su nariz, y finalmente la comisura de sus labios. Aunque fue por accidente, Daniel se preocupó por haber hecho sentir incómoda a Barbie, pero en lugar de eso, la bebita se acercó a él y puso su boquita sobre su mejilla en un intento por imitar los besos que había estado recibiendo.
Daniel quedó totalmente sorprendido y emocionado a la vez, pues, sin saberlo le estaba enseñando a besar. Entonces continuó besando a Barbie cada vez más cerca de sus labios hasta que finalmente ambas bocas se unieron en un pico. Aunque fue sumamente corto Daniel esperó su reacción, pero viendo que ella no ponía resistencia y de hecho parecía disfrutar, volvió a besarla, pero esta vez dejando sus labios por más tiempo, procurando siempre ser delicado, cariñoso y hasta cierto punto… Romántico.
Al separarse, Barbie le dedicó la sonrisa más hermosa que haya podido ver.
—Sabes una cosa, Barbie… Este fue mi primer beso. Y algo me dice que también fue el tuyo.
Confesó mientras sentía cada milímetro de su piel, acariciando desde sus suaves y pequeñas nalgas, pasando por su espalda hasta llegar a su sedoso cabello negro. Quería abrazarla tan fuerte como pudiera y nunca soltarla para no dejar de sentir ese calor tan… Adictivo. Y cómo si ella pudiera leer sus pensamientos, buscó la forma acurrucarse en su regazo.
Frente a ellos había un espejo de cuerpo completo, lo que le permitió a Daniel verse así mismo y a Bárbara compartiendo tanto su desnudez como su amor el uno con el otro en todo su esplendor.
—Te amo, Barbie.
La consternación por los mensajes de su amigo habían atenuado por completo la lujuria del momento, incluso su erección había bajado. Y ahora que tenía la cabeza fría podía pensar con más claridad…
Siempre supo que Max era un pervertido, pero jamás imaginó que fuera un…
Un…
… Uno de esos…
… Aunque…
Sí Max realmente lo fuera… Él no tendría derecho alguno de juzgarlo… No después de lo que…
Lo que le hizo a su hermana…
—¡Por Dios, ¿qué fue lo que hice?!
Rápidamente volvió a dejar a Bárbara sobre la cama. Y con desesperación empezó a buscar algo para ponerse en la cintura y cubrirse mientras ella lo miraba con confusión. Una vez cubierto, tomó los pañales y la ropa para empezar a vestirla con apuro. Su corazón latía con fuerza y sentía que el alma se le iba a escapar del cuerpo.
—Perdóname, Barbie. Por favor.
En medio de su angustia una notificación en su teléfono llamó su atención, con el temor que fueran sus padres tomó el aparato, tragó saliva y abrió la notificación. Pero no eran sus padres… Era Max, quien le había enviado una foto…
Una foto de su hermana menor, cuando ella tenía la edad de Bárbara, vistiendo un mameluco de osito.
Muy linda mi hermanita, verdad??
—¿Q-Qué?
Se había preparado para lo peor, pero encontró justamente lo contrario… ¿Lo había juzgado mal entonces?… Max envío varias fotos más, cada una de ellas con la niña vistiendo mamelucos de distintos animales: abejita, gato, conejo, etc.
Mi mamá los encontró en oferta y no se resistió a comprarlos
XD
Mía es toda una niña consentida, no???
Estás jugando conmigo?
Eh, no
No le compran mamelucos a Barbie??
Ahora Daniel se sentía peor que antes, como sí estuviera a punto de desmayarse. Pero no podía, no en esas condiciones. Cargó a Barbie para sentarla en su cuna, y mientras salía del cuarto para vestirse pudo escuchar los sollozos y posterior llanto de la bebé al ver que su hermano la había dejado sola. Fueron minutos de completo escándalo mientras Daniel se vestía, al regresar la vio frotando sus ojitos para luego extender sus brazos hacia él.
Verla así hizo que se le formara un nudo en la garganta. Lo que menos quería en el mundo era lastimar a su hermana, y sabiendo lo hizo creía que lo mejor sería alejarse lo más posible… Pero en su inocencia ella deseaba lo contrario, y tampoco quería romper su corazón.
A pesar de que le temblaban las piernas y las manos Daniel la cargó para llevarla a la sala de estar, extendió un tapete infantil en el suelo y puso en la televisión su caricatura favorita. La bebé quedó hipnotizada en un instante al ver sus dibujos animados en la pantalla, dándole a Daniel un tiempo para respirar y acostarse del otro lado del tapete mirando fijamente al techo.
—Yo no soy así, yo no soy así, yo no soy así, yo no soy así…
Repetía la frase una y otra vez, como si eso hiciera que lo que pasó entre Bárbara y él nunca hubiese sucedido… Pero él sabe que no pasará… Él sabe lo que hizo… Y el sabe que lo había disfrutado.
Quería gritar a los cuatro vientos que lo lamentaba y que nunca lo haría otra vez, pero su cuerpo se sentía tan pesado que apenas podía respirar. Entonces cerró los ojos, esperando que al despertar la pesadilla haya terminado.
Pasaron las horas. Su cuerpo había recuperado las energías y le indicaba que era hora de levantarse. Poco a poco fue despertando pero escuchaba ruido a lo lejos, lo que significaba que sus padres habían regresado, así que volteó hacia donde dejó a Barbie viendo televisión, pero en su lugar encontró a su madre de cuclillas recogiendo los juguetes del suelo.
Y aunque la bata de baño qué traía puesta impidió que viera algo que no debía, sí se llevó un buen susto.
—Despierta, bello durmiente —le dijo su madre a modo de broma— Tal parece que cuidar a tu hermana por unas horas acabó contigo. Jajaja.
—B-Bueno, yo…
—Bienvenido a nuestro mundo, hijo —le dijo su padre, quien también vestía una bata de baño y cargaba a Bárbara en brazos— Aunque parece ser que no les fue tan mal.
—¿Eh? ¿P-Por qué lo dicen?
—Pues míralo tu mismo.
Su madre de enseñó una fotografía de él y Barbie durmiendo en el tapete. Tal parece que la pequeña se había cansado de ver televisión así que fue a dormir junto a él.
—Nunca había visto a Bárbara durmiendo tan plácidamente. ¿Qué estuvieron haciendo todo el día?
—Oh, pues… —Daniel estaba temblando. Quería decir lo que fuera para escapar de la situación lo antes posible, pero las palabras se le atoraban en la garganta— Y-Ya sabes… C-Cosas.
—Oh, Dani —su madre se acercó a él y lo tomó de los hombros— No tienes porque sentir vergüenza. Sé que la primera vez que cambias pañales y bañas a un bebé puede ser incómodo, pero con el tiempo te darás cuenta que son momentos que atesorarás para siempre.
—Si, si, lo que digas.
—Y más vale que te acostumbres, porque no será la única vez que cuides a tu hermana.
Daniel se puso pálido al escuchar la noticia. Estuvo por caerse pero se sostuvo por casi nada.
—Hijo, ¿estás bien? ¿Sucedió algo?
—Sí, claro… Osea sí estoy bien… Es sólo q-que… —respiró hondo tratando de calmarse y controlar sus palabras. Lo último que quería era que se dieran cuenta que ocultaba algo, o que por accidente se le escapara un «lo que pasa es que después de que indirectamente Barbie me hiciera una paja y le acabara en la cara, ahora tengo una atracción hacia ella»… O algo así— … Sólo estoy cansado, y quiero ir a dormir. ¿Sí? Buenas noches. ¡Nos vemos!
Daniel prácticamente huyó de sus padres. Y aunque no tenía sueño en ese momento, se tumbó sobre la cama y se quedó quieto. No se movería hasta quedar dormido o ver el amanecer.
Lo que pase primero.
Zzz
En años recientes Daniel no recuerda haber tenido sueños. Ninguno más allá de alguna pesadilla y un par de sueños húmedos con alguna profesora o actriz famosa.
Pero ninguno como este…
Daniel se encontraba nuevamente en la cama de sus padres totalmente desnudo. Estaba plácidamente acostado viendo con Barbie frente a él mientras se masturbaba lentamente, la pequeña estaba en cuatro empinando su colita, moviendola de un lado a otro como sí a tan corta edad supiera que presumir de esa forma su pequeño cuerpo infantil despertaría la lujuria en cualquiera que lo vea.
—Eres una una preciosura, nena —le dijo mientras le daba una pequeña nalgada, y en lugar de molestarse la nena sólo reía— Mira como estoy, y es tu culpa. Porque eres una bebita muy sucia —tomó sus nalgas y las separó para dejar a la vista su ano de niña. Entonces comenzó a frotar su verga, embarrando su preseminal— ¿Te gusta, hermanita? —Barbie rió mientras se acostaba en la cama y levantaba sus piernas para dejar a la vista la rajita de su vagina sin desarrollar— Tentador. Pero no es lo que busco.
Daniel la tomó y la acercó a su verga, tomó sus manitas y las guió para que ella aprendiera a hacer una paja en toda regla.
—Tus manos de bebé se sienten muy bien… Ojalá nunca crezcas.
Él continuaba moviendo las manos de Bárbara, pero ella se soltó e hizo otra cosa, apretó con fuerza el pene de su hermano y metió la punta de su glande a su boquita. Empezando a mamar como sí de un biberón se tratase.
Daniel sintió espasmo, sintiendo la lengua de su hermana mojando y succionando con desesperación para sacar la leche que tanto desea.
—Estás hambrienta, ¿no? —Daniel se separó un poco de ella, tomando su barbilla mientras ella abría la boca y sacaba su lengua. Aumentaba la velocidad con la que se masturbaba, hasta que sintió la leche subiendo desde sus huevos— Abre grande.
—¡Noo!
Ni siquiera en la peor de sus pesadillas se había despertado tan abruptamente. Su corazón latía tan fuerte que su pecho estaba por explotar, sudaba por todos lados y además… Tenía otra erección. Una erección como ninguna que hubiera tenido.
—No, no, no, no, no, no, no, no… —volvió a recostarse, y aunque lograba conciliar el sueño de vez en cuando, su verga se mantenía tan rígida que no le dejaba en paz. Incluso sus testículos empezaban a doler— ¡Aahh! —gritó poniendo su cara contra la almohada.
Daniel se levantó y comenzó a caminar en círculos en su habitación, creyó que con eso lograría distraer su mente… Pero creyó mal. Tomó su almohada para cubrir su entrepierna y se dirigió a la cocina para beber un poco de agua. Y antes de irse vio su teléfono en la mesa del comedor, lo tomó y se encerró en el baño. Entró a la página porno qué usualmente utiliza y eligió varios vídeos. Siempre asegurándose que las actrices fueran lo más maduras posible.
Pasaron algunas horas, pero simplemente no conseguía acabar. Quería por todas las cosas sentirse excitado por las tetas grandes y vaginas peludas de las actrices, pero algo en su mente no se lo permitía.
—Tranquilo, ya se te pasará…
Y así, pasó casi media hora con la mano de arriba a abajo hasta que (únicamente por la estimulación) finalmente pudo correrse.
—… Auch…
DOMINGO
Daniel nunca fue alguien que se levanta tarde, pero esa mañana, al revisar su teléfono se dio cuenta que era más de medio día… Y aún así, seguía agotado. Todavía se repudiaba a sí mismo, por lo que su plan era evitar a Bárbara a toda costa por todo el día. Mala sería su suerte, cuando en el momento en que se dirigía al baño y estaba a punto de tocar la puerta, esta se abrió revelando a su madre en bata de baño cargando a Bárbara envuelta en una toalla.
—Creímos que la cama te había tragado, jaja —le dijo su madre de forma cómica, pero él no pudo siquiera sonreír— Por cierto hay carne y verduras en el refrigerador para que puedas desayunar.
—Mhm…
Daniel sólo asintió y quiso irse lo antes posible, pero la música vieja que su madre tenía como tono de llamada lo interrumpió.
—Seguramente es tu abuela —sin que pudiera hacer nada ella le entregó a Barbie en brazos— Vístela, por favor.
—P-Pero mamá…
Su madre no dio lugar a reclamaciones pues se fue sin más. Barbie rió mientras se acercaba al rostro de su hermano y le daba uno de esos besitos que aprendió apenas ayer. Daniel tragó saliva y fue al cuarto de sus padres para terminar rápido.
Al llegar dejó a Bárbara en la cama, fue a los cajones donde guardaban todo lo necesario y se arrodilló frente a la cama. Pero había un inconveniente: su cuerpo y cabello aún estaban muy mojados. Por lo tanto… Él mismo debía secarla.
—Yo no soy así, yo no soy así…
Para bien o para mal, Daniel ya se había acostumbrado a ver a Barbie desnuda, por lo que pudo secar su cuerpo sin ningún problema. Fue cuando restregó la toalla en su cabello y Barbie empezó a reír, que él también rió un poco.
Al quitarla se vio reflejado en sus ojos y sonrisa pura e inocente, riendo sin temor o preocupación alguna, porque está con su hermano mayor… Sin importar sí ella está totalmente desnuda ante él… O sí ambos lo estaban… O sí él le dejó caer su semen encima… O sí le frotaba la punta de la verga en su vagina de bebé…
Los recuerdos y la sensación aún seguían frescos en su memoria, tanto que le provocó una erección involuntaria.
—No, no, no, no. Contrólate.
Sus pantalones eran de una tela delgada, por lo que hacía mucho más evidente la gran carpa que tenía entre las piernas, y no hizo falta más que un solo vistazo para que Barbie la reconociera de aquella vez en el baño. Mientras se reía estiró sus brazos todo lo que puedo buscando tomarla nuevamente entre sus manos.
—¡Barbie, te cuidado! —Daniel la tomó antes de que se cayera de la cama. Pero la bebé insistía en bajar y tomar lo que ella creía divertido— Por favor, ahora no.
—¿Problemas, hijo?
—¡Papá! —Daniel se acercó a la cama lo más que pudo en un intento de ocultar su erección— Eh, n-no. Ningún problema… Sólo estaba secando su cabello, p-pero ya sabes que es una traviesa.
—¿Eso es verdad, Barb? —aunque su padre lo decía de broma, a Daniel casi se le para el corazón, y más cuando él se arrodilló junto a él —¿Qué te parece sí yo la termino de vestir y tú vas a desayunar?
—N-No es necesario, papá. Yo puedo.
—No te preocupes, Daniel. Yo me encargo de tu hermana y tú ve a desayunar, porque tienes la pinta que te vas a desmayar en cualquier momento.
Daniel sabía que su padre no iba a cambiar de opinión, así que no le quedó de otra que aceptar e irse lo más discretamente posible. Se dio la vuelta girando sobre sí mismo y se acercó a la puerta prácticamente a gatas, lo que le pareció extraño a su padre pero no le dio importancia.
Por un momento Daniel creyó que podía superar lo ocurrido, pero su pequeña hermana estaba impregnada en su mente y por más que lo intenta… No puede dejar de pensar en ella.
Pasó todo el día evitando a su hermanita, pero ella es una bebé inquieta, así que sólo se quedó en su habitación sin hacer nada más. Ni siquiera se conectó con sus amigos como habían acordado. Su repudio a si mismo por sentir y desear ese tipo de cosas con Bárbara deterioraban su estado de ánimo.
Así pasaron las horas hasta que cayó la noche, fue entonces que Daniel pudo descansar un poco…
Zzz
Lo sucedido en el baño se repite. Pero ahora las cosas son un poco diferentes, Barbie rodeaba con sus bracitos la verga de su hermano mientras él se movía de arriba a abajo para frotarse contra la piel mojada de la bebé.
—¿Extrañabas esto, verdad? —decía mientras le daba golpecitos con el pene en sus mejillas. Barbie sonrió y atrapó nuevamente esa verga que tanto le gusta, dándole besitos por todos lados— Eres una golosa… Y voy a darte lo que quieres.
Daniel tomó a Barbie de la cabeza y la empujó hacia su verga, la niña abrió su boquita tanto como pudo pero a penas cabía la punta. Pero ella no iba a dejar de consentir a su hermano, volvió a dar besitos por todo su pene mientras él le metía el dedo en su pequeño y estrecho ano.
No pasó mucho hasta que el semen salió disparado, cayendo todo sobre su linda carita de bebé. Barbie sonreía mientras se lo llevaba a la boca como sí fuera un dulce. Pero Daniel no estaba satisfecho, tomó a su hermana y empinó su colita hacia él, acarició su ano con el dedo y puso la punta de su pene justo en su entrada.
—Te voy a dejar llenita, como te gusta.
No hizo falta más que un empujón para que la verga entrara por completo en el recto de la bebé.
—¡Aaahh!
A estas alturas Daniel ni siquiera estaba sorprendido, más bien… Frustrado. Lo que hizo… Le gustó… Se sintió bien y lo disfrutó como ninguna otra cosa en su vida.
Lo que pasa en su sueños… Quiere hacerlo realidad… Él quiere…
Él quiere cogerse a su hermana de 11 meses.
Pero también sabe que eso es algo indebido… Algo perverso…
Pero sí algo es más fuerte que esa lujuria, es el amor que tiene por Barbie. Y es por eso que sin importar nada, va a enterrar esos pensamientos y deseos en lo más profundo de sí…
O al menos eso va a intentar…
LUNES
Lo primero que hizo Max al despertar fue revisar su teléfono. La conversación con Daniel seguía tal y como había quedado hace dos días.
Desde que descubrió que su amigo tenía una hermana, y que además, era apenas una bebé supo que no debía desaprovechar la oportunidad. Tanteó el terreno al preguntar sí podía verla después de su baño, pero su actitud hostil de Daniel le dio mala espina. Y a pesar que su gusto por las menores era… Considerable. Tampoco quería ganarse el odio de su amigo, así que encubrió las intenciones originales de sus mensajes con fotos de su hermana con mamelucos. Pero al no obtener respuesta luego de eso, la inquietud sobre los pensamientos de su amigo le quitó un poco el sueño.
Max tiene un peculiar horario de sueño, normalmente duerme tarde y se levanta muy temprano… Pero todo tiene una razón.
Su madre es la primera en levantarse en las mañanas. Todos los días sin falta se despierta a las 7:00 am para darse un baño y preparar todo para llevar a Mía a la escuela. Sin embargo, Max siempre se despierta minutos antes, y espera pacientemente a que ella entre a la regadera para ir al cuarto de su hermana.
Mía tenía 8 años y era todo lo contrario a Max en las mañanas. Le encantaba quedarse un ratito más en la cama, abrazada a su osito de peluche y resistiéndose a abrir los ojos.
—Mía, es hora de levantarse. Mamá ya se está bañando, así que no tenemos mucho tiempo.
Pero Mía siempre contestaba con un pequeño balbuceo y se tapaba más con la manta. Max sabía que era momento de cambiar de táctica. Se acercaba a la cama y susurraba:
—Mía, sabes que es tu deber ir a la escuela. Además, ¿no dijiste que hoy ibas a traer el dibujo que hiciste de mí ayer?
Mía, que siempre quería impresionar a su hermano mayor, abría un ojo y lo miraba con curiosidad.
—Está bien… Me levanto en cinco minutos.
—Como quieras. Pero recuerda… Culito dormido, se da por perdido.
Max fue metiendo su mano dentro de la pijama de su hermana hasta llegar a su vagina, donde empezó a acariciar suavemente sus labios y clítoris en desarrollo.
—Aahh~ Hermanito…
Max metió un dedo dentro de Mía, sintiendo como su mano se iba mojando con sus jugos y su dedo era aprisionado por la vagina infantil de su hermana.
—Aaahh~ Se siente rico… —gemía mientras se aferraba a las sábanas. Pero de repente sintió una sensación de vacío, cuando su hermano se apartó de ella— Hermanito, metelo otra vez. Porfis.
—Sabes que no tenemos mucho tiempo, yo también debo ir a la escuela.
—Sólo un ratito más. ¿Sí? Te la chupo si quieres.
—¿Qué te parece si lo dejamos cuando regresemos de la escuela?
—¿Lo prometes?
—Lo prometo, princesa.
—¿Y me vas a chupar también?
—Te haré todo lo que quieras, pero debes levantarte ya.
Mía salió disparada de su cama. Luego de su madre, ella fue la siguiente en bañarse y finalmente Max. Para fortuna de su madre, la secundaria donde estudia Max queda bastante cerca de su casa, así que permitía que él fuese solo mientras ella lleva a Mía en auto.
—Muy bien, Mía, súbete ya.
—Nos vemos, mamá —se despidió Max.
—Cuídate mucho, Max.
—Oye —llamó Mía antes de que su hermano se fuera— ¿Y mi besito de despedida?
Max sonrió y se acercó a ella, rápidamente ambos de dieron un beso en los labios. Él joven vio el auto arrancar y entonces emprendió su camino, esperando ansiosamente por charlar con su amigo Daniel.
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Hola a todos. Gracias por leer este relato y por la paciencia. Espero lo disfruten.
Se vienen cosas grandes, así que espero me sigan en esta serie de relatos.
Y a todos los que me mandaron mensaje por telegram y no respondí, les pido una gran disculpa. Anduve ocupado estos días.
Felices pajas.
uy… se pone muy interesante, ojalá tenga muchos capítulos y los subas pronto!
Excelente relato que linda hermanita tienes espero más relatos de ella