In fraganti con mi suegra
Ella me miró sin decir nada, se abrió de piernas y humedeciéndose los labios conectó el vibrador y se lo introdujo en el coño mientras me miraba con deseo. Estaba claro que pensaba en mi polla mientras sacaba y se metía el vibrador..
Mi suegra es una mujer de 50 a la que le gusta cuidarse y hacer deporte, gracias a lo cual mantiene una bonita figura y un culo que muchos se dan la vuelta para admirarlo y lo sabe. Por el contrario, mi suegro es bajito, rechoncho, pero con un sentido del humor excepcional, supongo que eso fue lo que la enamoró.
Un día mi mujer me dijo que tenía que ir a casa de sus padres a montarles un zapatero. Fui un sábado por la tarde, mi suegro había ido al fútbol, pues era socio de un equipo. Ya lo tenía casi terminado cuando mi suegra me llamó desde el baño. Me acerqué y pregunté qué quería.
-En el armario de mi habitación, en la puerta del medio hay toallas del baño, tráeme una, anda que se me ha olvidado.
Fui a la habitación, abrí la puerta y cogí la primera que vi. Al cerrar la puerta vi a un lado algo alargado y con un cable a cuyo extremo había una especie de rueda con números. Lo cogí y resultó ser un vibrador con forma real de pene. No pude evitar esbozar una sonrisa imaginando a mi suegra dándose placer con aquello. Lo dejé donde estaba y me dirigí al baño. Entreabrí la puerta asomando la toalla en señal de que la cogiera.
-Pasa, pasa y déjala encima del lavabo.
Al entrar pude ver la silueta de su cuerpazo desnudo tras el cristal empañado de la ducha. Salí y continué con el zapatero. Ya lo tenía listo cuando ella se acercó y me dijo que había quedado estupendo y que me diera una ducha. Fui al baño y me desnudé. Encima del mármol del lavabo puse algo que cogí de su armario: unas preciosas bragas de encaje. Cogí el móvil y comencé a grabarme mientras me masturbaba con las bragas de mi suegra. El roce del encaje sobre mi glande era muy placentero. Torpe de mí no puse el cerrojo a la puerta y mi suegra la abrió pillándome en plena faena. Paré de inmediato y ella muy asombrada dijo:
-¡¿Pero qué haces?! ¡¡¡¿Con mis bragas?!!!
Yo bajé la mirada avergonzado y cuál fue mi sorpresa cuando ella añadió:
-Pues está te la acabas porque yo quiero verlo, si no se lo digo a mi hija.
Por un momento me quedé en blanco, sin reaccionar.
-Venga, va…- Ordenó ella. – Luego te pajeas en casa viendo el vídeo.
Yo volví a follar sus bragas mientras le contesté que lo compartía con más gente que hacía lo mismo. Ella no daba crédito a eso y me dijo que un día le enseñarán vídeos de esos pues nunca lo hubiera imaginado. Conforme más me pajeaba y gemía ella se acariciaba una teta por encima de la toalla anudada a su cuerpo cosa que me excitó muchísimo y me corrí en sus bragas.
-¡WOW! ¡Menuda lechada! Anda, échalas en el cesto de la ropa sucia y dúchate.
Así lo hice y al salir me di cuenta de que no había otra toalla, cogí la de mano y me sequé un poco antes de salir a la habitación de mi suegra a por otra. Cuando llegué la vi a ella tumbada en la cama sobre la toalla, desnuda, abierta totalmente de piernas y con el vibrador dentro del coño. Ella, al verme, paró de inmediato y se lo sacó tratando de taparse con las manos. En aquel momento vi que era mi ocasión.
-No, no… continúa o le cuento a tu hija lo que haces…
Me acerqué sonriente, con malicia, mientras la miraba con deseo. Me planté delante de ella, totalmente desnudo, totalmente depilado. Ella me miró sin decir nada, se abrió de piernas y humedeciéndose los labios conectó el vibrador y se lo introdujo en el coño mientras me miraba con deseo. Estaba claro que pensaba en mi polla mientras sacaba y se metía el vibrador. Me senté a su lado y me permití tocar aquellas suaves tetas, sus pezones, fui bajando hasta llegar a su coño, un poco más abajo y le metí un dedo por el culo. Ella abrió los ojos y soltó un gemido de placer que agradeció con su mirada. Cuando estaba a punto de correrse giré el mando a máxima potencia y tras varios movimientos de pelvis acabó corriéndose, pero cuando quiso sacar el vibrador le agarré la mano impidiéndoselo mientras seguía follándole el culo con el dedo. Ella gritaba, gemía, se retorcía de placer y cuando ya llegó a un punto que el placer era extremo la solté. Ella se quedó exhausta, con el vibrador aún moviéndose encima de la toalla, cerca de su coño chorreante. Para entonces mi polla ya volvía a estar dura así que me puse encima de su pecho y comencé a hacerme una cubana con sus tetas. Me excitaba el suave roce de mi polla contra sus pechos, ver entrar y salir la punta de mi polla entre sus tetas. Luego subí un poco y se la metí en la boca hasta el fondo. Ella me agarraba el culo mientras lo hacía y más se la metía hasta casi ahogarla. Luego me puse encima de ella y mientras la miraba a los ojos la penetré con fuerza consiguiendo que gritara de placer. Después de varios golpes de polla y sin sacarla hice que se pusiera encima de mí y me cabalgara a la vez que me metía sus tetas en la boca y me deleitaba con ellas. Ella recorría con sus manos su cuerpo gozando como una puta en celo a la vez que le agarraba aquel hermoso culo y lo estrujaba entre mis dedos. Después le di la vuelta y acabé follándola como me follaba a su hija cuando le gustaba ser tratada como a una zorra. Me agarré a sus caderas y empujé mi polla contra su coño. Luego me cogí a sus tetas con una mano y con la otra a uno de sus hombros empujando más fuerte. El orgasmo fue brutal y acabé tendido sobre ella aún con mi polla palpitando dentro de su coño.
Ella me confesó que a pesar de que su marido todavía funcionaba bien en la cama la frecuencia ya no era la misma y que por eso se compró el vibrador, que a él no le importaba, es más, le excitaba verla dándose placer.
Después de aquello mi suegra a veces me da a escondidas alguna braga o sujetador y a cambio yo le envío vídeos donde me pajeo con ellos. Ella se masturba con su vibrador mirándolos y de vez en cuando echamos un polvo rápido, aprovechando los momentos en que coincidimos a solas. Incluso una vez, cuando nos invitó a cenar, la acompañé a tirar a la basura y al subir las escaleras me la follé antes de entrar en casa.
me gusto mucho