Incesto Doble

Relato de incesto y amor con mi tía Vera..
Será de su conocimiento una historia que he mantenido oculta durante toda mi vida. Mi nombre es Guido, este es mi primer relato; viví toda mi vida tranquilo, aprovechando las oportunidades que se me presentaban, sin preocupaciones, y dejando de lado todos los tabúes que la sociedad me intentaban imponer.

Parte 1: Calurosa tarde.

Esto comenzó una tarde de mucho calor reunidos en mi casa, mis tíos de parte de mi madre habían venido de visita. Era una pareja bastante joven, se componía de mi tío Carlos (hermano de mi mamá) y mi tía Vera, una hermosa joven de 29 años. Tenían dos hijos varones, a quienes dió a luz por cesárea, ella era muy feliz aunque en el fondo siempre había deseado tener una niña. En aquél entonces yo tenía 16 años de edad y no me avergüenza decir que era completamente virgen. Me gustaban las chicas de mi edad o incluso más pequeñas, chicas simples y de preferencia de tez blanca.

Nunca me había interesado por una mujer mayor, ni mucho menos por una de la familia, pero Vera… Vera tenía algo diferente, no sé, físicamente era bastante pequeña; de estatura normal; piel clara; una cola bastante llamativa, especialmente cuando usaba una calza deportiva; Pechos muy pequeños, ¿Para mi? Hermosos. De a poco me fue enamorado su forma de ser, sus gustos y sus costumbres; También había señales de interés de su parte, la forma en la que me miraba, como se reía de mis chistes, incluso al despedirse siempre me besaba muy cerca de la boca. La idea de perder mi virginidad con ella me volvía loco, y esa tarde cumpliría un sueño.

Estábamos todos sentados en la mesa charlando acerca de la adquisición de un automóvil, mi madre mencionó que sería bueno que yo aprendiera a conducir a lo que yo respondí que me encantaría, pero que no tenía con quién practicar. Fue en ese momento que Vera propuso llevarme con su auto a dar unas vueltas por el barrio. Me fascinó la idea así que me preparé un poco y sin perder tiempo partimos.

Hicimos un par de cuadras en las que fui aprendiendo las cosas básicas y seguí conduciendo hasta dejar atrás la zona urbana. Ya no había ninguna casa a nuestro alrededor estábamos bastante alejados del pueblo cuando con un tono de voz un poco diferente Vera me dijo que ahora me iba a enseñar a estacionar, lo logré sin ningún problema, el auto quedó completamente inmóvil, acto seguido retiré la llave. Al apagar el motor quedamos sumidos en un inmenso silencio, pero ese silencio fue inmediatamente interrumpido.

– Ahora solo faltaría poner el freno de mano, y se hace así mirá.

Su mano pasó por encima del freno dirigiéndose a mi entrepierna, luego posó su mano sobre mi bulto y por arriba del pantalón apretó mi pito para soltarlo rápidamente

– Uy! Me confundí de palanca jiji.

Aunque yo estaba completamente en shock, sin poder creer el atrevimiento de mi tía Vera, lo único que hice fue sujetar su mano y colocarla dentro de mi mi pantalón, ella empezó a manosear mis genitales y a darme besitos en el cuello; Mi pito se puso muy duro a lo que ella reaccionó con una sonrisa mientras me seguía besando (Mi pito no era excesivamente grande, pero tampoco muy pequeño, siempre estuve conforme con su tamaño, las chicas también) luego giré la cabeza, miré sus brillantes ojos, y le dí un beso en la boca que duro unos hermosos segundos.

Nuestros labios se despegaron lentamente, me retiré los pantalones y el calzoncillo; Vera se quitó el jean, llevaba una hermosa bombacha de color rosa, luego se quitó la remera y el corpiño. Puso un poco de música, se sentó sobre mí, y mirándome a los ojos empezó a refregar su concha con mi pito lentamente (Aún tenía la bombacha) Me comió toda la boca mientras el roce de nuestros genitales nos encendía cada vez más. Después de unos minutos de fogonéo volvió a su asiento, comenzó a darme besos en el ombligo para después bajar lentamente con cada beso, una especie de electricidad recorría todo mi cuerpo; bajó, bajó, bajó y me dió un beso en los testículos, luego sujetó mi pito con su mano, me miró fijamente y me dijo:

– Esto te va a encantar.

Acerco su cara a mi pito y empezo a jadear como una cachorrita haciéndome sentir el calor de su boca en mi pene, después de eso sí, me la chupó toda, de arriba a abajo, como toda una profesional, fue realmente maravilloso, mi propia tía con mi pito en su boca, fantástico.

Terminó la chupada, se quitó la bombacha, regresó a mí asiento sentándose arriba mío pero esta vez dándome la espalda;

– Vamos a hacerlo, dijo con la voz más tierna del mundo.

Se agarró con las dos manos del volante, sin querer tocó la bocina y los dos reímos un poco; frente a mis ojos estaba su colita blanca y por supuesto, su hermoso chochito. Sujeté mi pito y bajé el prepucio dejando la cabeza al aire; lo acomodé en la entrada de su concha y ella comenzó a bajar hasta quedar completamente sentadita sobre mí, con mi pito en su interior. El resto ya se lo imaginan, ella cabalgando en mí como una vaquera, subiendo y bajando, subiendo y bajando; los dos retorciendonos del placer, gimiendo como león y leona; Para terminar se levantó, giró nuevamente, se sentó en mi pito y siguió con el movimiento, pero esta vez yo le manoseaba los pechos mientras nos besabamos fogosamente. Y bueno… traca, traca, traca, traca y de repente ¡BOOM! Empecé a bombear todo mi esperma adentro de su vagina y mí mente en ese momento era un mar de placer.

Terminé de eyacular y ella se calmó, se quedó así, desnuda, en silencio, sentada sobre mí, abrazándome con amor, con su cabeza sobre mi pecho, no hacían falta las palabras; La luz del atardecer se metía por el parabrisas y nosotros éramos como una hermosa pintura, ese fue uno de los momentos más especiales de mi vida, luego comenzé a pensar en que escusa íbamos a usar para justificar el tardío regreso a casa.

Continuará…

Gracias por su lectura.

No olviden dejar sus opiniones en la caja de comentarios y si les gustaría una segunda parte, saludos.