Incesto gay entre primos 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por getaway11.
Un día me llamó mi primo Pablo para decirme que estaba caliente en su depa.
Él tenía 21 años y vivía con su hermano Samuel de 19 años, ambos estudiaban la universidad y mi tío les rentaba un departamento a unos 20 minutos de mi casa.
Yo tenia 28 años y vivía con mi hermano Alejandro de 31 años.
Para empezar mi hermano y yo nos habíamos mudado juntos después de la universidad porque andábamos de calientes chupando verga y cogiéndonos entre nosotros.
Bueno él me cogía más a mí porque aunque yo disfrutaba ser activo la verdad es que cogía delicioso y yo siempre terminaba dándole las nalgas.
Además mi hermano siempre fue muy sexoso y sabía seducirme, cosa que pocas veces he podido encontrar en un amante.
Por si fuera poco nos teníamos mucha confianza, supongo que por haber crecido juntos y compartir habitación casi toda la vida.
Así que aunque no éramos una pareja, pero si nos teníamos amor fraternal y nos curábamos la calentura mutuamente.
Por otro lado mis primos menores eran tres.
Pablo el más grande de ellos había encontrado la forma de colarse en nuestra casa cuando cumplió la mayoría de edad y entró a la universidad, así empezamos a tener sexo entre los tres.
Como ya había dicho, mi hermano coge delicioso y a mí me gusta ser activo, así que mi primito regularmente era pasivo con nosotros y solamente de vez en cuando tenía ganas de darnos verga.
Lo que mi hermano y yo sospechábamos pero no estábamos seguros, era que mis tres primos también tenían sus aventuras sexuales entre ellos.
Este hecho quedó más que claro cuando mi primo Samuel también entró a la universidad y tuvieron la confianza para invitarme a tener un trío con ellos, casi al otro día, también invitaron a mi hermano y terminamos teniendo una orgía entre los cuatro, donde quedaron al descubierto todos nuestros secretos.
El último de los primos, Miguelito, aún era menor de edad, así que mi hermano y yo decidimos quedarnos al margen y esperarnos a que él tomara sus propias decisiones.
Esto fue más por no tener problemas con la familia, pero además no nos interesaba mucho enredarnos con chavos tan chicos y también necesitábamos saber que iba a mantener en secreto todo el asunto del incesto entre hermanos y primos.
Obviamente toda la situación era muy morbosa y excitante, era demasiada tentación juntar dos adolescentes calenturientos con dos experimentados calenturientos.
Mis primos ya tenían bastante experiencia cuando empezamos a coger con ellos, hasta donde sabía yo, se había repetido casi la misma historia que conmigo y mi hermano, solamente que ellos eran tres.
Una de las veces que más recuerdo y que más calienta de esa época, fue cuando mi primo Pablo me llamó que estaba muy caliente en su casa, en cuatro patas sobre en el piso de su sala con el culito dilatado y lubricado, esperando a que yo llegara a darle palo.
Yo iba saliendo del trabajo, era un sábado así que salí al medio día y ni si quiera pasé a mi casa a cambiarme.
Por supuesto, ni siquiera terminó de decir esas palabras por teléfono cuando mi verga ya estaba dura y yo buscando las llaves del carro para conducir a verlo.
Cuando llegué a su depa, la puerta estaba cerrada pero sin seguro, tal y como me había prometido, estaba en cuatro patas en el piso de la sala.
Había puesto un colchón en medio de la sala y dos espejos grandes al fondo y al lado para ver mejor como cogíamos.
Yo moría de ganas por comerme ese culito, así que me fui quitando la ropa lentamente mientas me ponía de rodillas y le metía la lengua por entre las nalgas.
Aventé mi saco al sillón, me aflojé la corbata y me fui desabotonando la camisa.
Al mismo tiempo que acariciaba con fuerza las nalgas de mi primo, trataba de meter le punta de mi lengua tan adentro como podía, también le pasaba toda la lengua y a veces le soplaba un poco de aire y veía como su culito se contraía y volvía a relajar.
Tenía ya todo el culo lubricado, así que me embarré un poco pero yo estaba tan caliente que no me importó ensuciarme.
Además Pablito me pedía más y gemía delicioso.
Me acosté en la cama boca arriba y él se puso sobre mí para hacer un 69.
Los dos chupábamos pito como desesperados, creo que era como una cosa que teníamos de familia porque desde mi hermano hasta mis primos, pasando por mí, nos encantaba chupar y nos excitaba dar placer al tener una verga en al boca.
No somos de herramienta muy grande pero si de unos 16 centímetros reales muy sabrosos, mi hermano y yo las tenemos gruesas y mis primos más delgadas pero cabezonas, así que sea como sea había verga para disfrutar y éramos casi adictos a meterla hasta la garganta, tanto como activo como pasivo.
Metí mi cabeza y mis brazos entre las piernas de mi primo, él seguía sobre mí chupándome el pito en 69 pero lo que yo quería era abrirle las nalgas con las manos y seguir chupándole su hermoso culito rosadito lampiño.
En verdad que esas nalgas de adolescente me volvían loco y cada vez que las recuerdo me las vuelvo a saborear con la lengua, los dedos y la verga.
Además mis primo Pablo y yo éramos muy versátiles y no nos importaba igual dar que recibir, solamente mi hermano era casi 100% activo y mi primo el más pequeño, Samuel era totalmente pasivo.
Yo no sabía cuáles eran los planes de mi primo, así que me levanté para ponerle seguro a la puerta de la entrada, porque entré tan atrabancado que se me olvidó cerrar bien, pero me pidió que dejara la puerta abierta.
Me dijo que iba a llegar su hermano Samuel pero que quería encontrarnos cogiendo y unirse a nosotros.
Que había hablado y su fantasía era entrar y mirarnos un rato mientras Pablo gemía de placer y después ofrecerme también su culito.
Obviamente estuve de acuerdo con la idea y seguimos chupando pito a gusto.
Pablito se volvió a poner en 4 y yo me puse de rodillas atrás de él y empecé a darle de vergazos entre las nalgas y el me enseñaba como relajaba su culito y lo contraía.
Su culo seguía todo lleno de lubricante así que entre las frotadas de verga de pronto se atoraba mi cabecita en su culito y en una de esas le di un empujoncito y se la empecé a clavar hasta meterla toda y nos quedamos así un momento para que se acostumbrara al ancho de mi pito.
Le puse todo mi peso sobre su cuerpo y lo sujeté fuerte por los hombros, empecé a mover mi cadera sobre sus nalgas y mi verga se deslizaba de adentro hacia afuera y de regreso.
Pablo empezó a gemir y a pedirme que le diera más duro.
Yo quería hacerlo esperar, además quería que se nos uniera su hermano.
Ya estaba tan caliente que tenía que contenerme un poco para no sentir que iba a terminar.
Acomodé bien a mi primo en 4 de nuevo y lo tomé por la cintura mientras empecé a darle más y más duro.
Justo en eso estábamos cuando se abrió la puerta y entró Samuel.
Tanto Pablo como yo nos quedamos mirando fíjamente a Samuel y el nos devolvió una mirada morbosa llena de calentura, se podía ver la excitación y la emoción en sus ojos, él estaba disfrutando ese espectáculo casi tanto como nosotros.
Así que yo volví a concentrarme en su hermano, y ahora que teníamos un espectador, me sentí un poco más exhibicionista y agarré a Pablo de los hombros para clavarle mi verga con más fuerza hasta el fondo.
Samuelito se sentó en un sillón frente a nosotros, mientras se empezaba a quitar la ropa lentamente.
Nos examinaba atento como si estuviera viendo la televisión y no nos quitaba la vista de encima, hasta que se quedó totalmente desnudo con la verga bien dura, sentado sobre el sillón masturbándose.
Entonces me di cuenta de que mis dos primos estaban totalmente rasurados, no sé si e habían puesto de acuerdo pero no tenían vellos ni en la verga, ni en las piernas ni en el culo.
De cualquier forma casi no eran peludos pero esa vez se habían quitado todo el vello.
Agarré a Pablo y con facilidad le di la vuelta, lo acosté boca arriba y me puse sus piernas en los hombros.
En esa posición yo sabía que podía meterla la verga más profundo y más duro aprovechando todo mi peso, además de que me gustaba abrirle las piernas con mis manos y si movía un poco la cadera también podía darle justo en la próstata y no solamente hacerlo gemir, sino casi chillar mientras su cara se ponía toda roja sin poder ocultar su placer.
Mi primo Pablo solamente alcanzaba a sacar ligeros quejidos de su boca cada vez que le metía un collazo hasta el fondo sin poder evitar que se escapara el sonido de su boca.
Entonces mi primo Samuel se puso de pié junto a mí, colocando su verga justo a la altura de mi cara, yo abrí mi boca y empecé a chupar esa deliciosa verga cabezona.
Mi primo Samuel ya estaba bien caliente, su verga sabía saladita y estaba con la cabecita toda babosa pero también se estaba conteniendo para prolongar el placer.
Estuve chupándole el pito un rato hasta que quedó todo húmedo de saliva y hasta se escurría un poco.
Pablo y yo ya estábamos sudando un poco pero al calor del placer eso solamente se sentía más rico, nuestras pieles un poco pegajosas resbalando calientes al contacto.
Samuel se acostó boca arriba a un lado de su hermano y empezaron a besarse en los labios.
Recordé que mi hermano y yo solamente nos habíamos besado una vez, en general cuando cogíamos podíamos ponernos los labios y la lengua en cualquier parte del cuerpo pero por alguna razón me daba un poco de asco besarlo.
Sin embargo, mis primos se besaban con mucha naturalidad en los labios y hasta con la lengua, yo también los había besado a los dos e incluso habíamos intentado darnos beso de tres con la lengua.
Me separé un rato de Pablo y ellos se acomodaron para hacer un 69.
Pablo se pasó para abajo y Samuel quedó arriba.
Entonces yo empecé a chuparle el culo a mi primito Samuel, pero el me pidió que me detuviera porque se iba a venir de tanto placer.
Pero me dijo que mejor ya le metiera la verga, yo le puse lubricante y traté de meterle la verga despacio, yo estaba ya muy caliente y encarrerado pero él tenía poco rato de haber llegado y yo no quería lastimarlo.
Lo que se me olvidó por un momento es que mi primo Samy tenía el culito muy flexible y le encantaba estarse metiendo cosas, así que en realidad con un poco de lubricante fue suficiente para metérsela y empezar a cogérmelo sin problemas.
Lo agarré así en 4 sobre su hermano.
Después bautizamos a esa posición el 73 porque decíamos que era un 69 + 4.
Mis dos primos tenían unas nalgas deliciosas, bueno todavía las tienen pero a esa edad eran más duritas.
Aunque eran delgados pero siempre tuvieron buen culo.
Pablo estaba apretadito y le gustaba ordeñar con su culo, mientras que Samuel estaba más suelto y le gustaba coger rudo en diferentes posiciones, incluso varias veces le hicimos dos romano, además tenía unos dildos que se metía solo o junto con alguna de nuestras vergas, era todo un goloso.
Pablo se salió de abajo de su hermano y se acostó un momento a pajearse mientras yo me cogía a Samuel.
Entonces aproveché para abrirle bien las piernas a Samy, echarle todo mi peso sobre su cuerpo y meterle la verga hasta el fondo.
Mi primito disfrutaba mucho de las cogidas rudas, así que lo abracé fuerte y le acariciaba y apretaba el pecho con mis manos mientras movía mi cadera de afuera hacia adentro.
Me puse de pié y le dije a mi primo Samuel que se pusiera junto al sillón y que subiera solamente una pierna, esa posición la habíamos aprendido de un video porno y nos gustaba mucho porque yo podía penetrarlo profundamente y él perdía el control de su culito, dejaba de apretar, lo que me permitía cogérmelo con mucha más fuerza y libertad.
Pablo se volvió a poner en 4 sobre el colchón del piso y Samuel se levantó para después colocarse junto a él.
Mis dos primos estaban en 4 poniéndome sus culitos en frente.
Yo me pasé atrás de ellos y volví a meterle la verga a Pablo mientras agarraba las nalgas de su hermano y le metía los dedos.
Ellos gemían de placer juntos y se besaban con la lengua.
Samuel me hizo una señal con la mano para que me cambiara, entonces saqué la verga del culo de su hermano y se la metí a él.
Ellos seguían besándose con los ojos cerrados y yo iba cambiando de culito a mi antojo.
Un poco de Samuel y un poco de Pablo, mientras metía mi pito en uno, metía mis dedos en otro.
Para mí era todo un exceso de placer.
Llegamos a tardar tanto tiempo que mi verga empezó a ponerse semierecta.
A pesar de no estar totalmente dura todavía podía metérselas con facilidad, además sus anos ya estaban bien dilatados y se las podía meter con facilidad, con la misma facilidad que les metía cuatro dedos.
De pronto les dije que ya me quería venir y los dos se pusieron de rodillas, acercaron sus caras a mi verga esperando a que les cayera toda mi leche.
Mientras tanto empezaron a besarse mientras me daban una que otra lengüeteada.
De pronto me salió un brote grande de leche y le salpiqué la cara a Samuel, otros brotes más cayeron en el pecho de Pablo y terminé embarrando lo que escurría de mi verga en las caras de ambos.
Luego Pablo se puso de pié y también empezó a masturbarse en la cara de su hermano hasta que se vino y también le llenó la cara con su semen.
Samuel se limpió un poco la cara y se tragó la leche que recogía con los dedos, mientras terminaba de masturbarse y tirar sus chorros de leche por todo el colchón.
Finalmente nos quedamos un rato platicando en el colchón mientras nos acariciábamos entre los tres, luego pedimos una pizza de comer y nos metimos a bañar.
Esa tarde quedé tan deslechado que tardé casi una semana en volver a ver a mis primos.
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