Incesto por placer
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Incesto con placer.
Hola, después de leer varios relatos eróticos me decido bajo el anonimato, a contar mi caso, empezare desde el principio.
Me llamo Aurora y en la actualidad tengo 62 años, pero empezare desde niña, nací en un pueblo en las montañas del norte.
Mi familia se dedicaba a la labranza y en casa éramos mi abuela madre de mi madre, mi madre y mi padre.
Mi padre era un hombre fuerte siembre se dedicó a la labranza, mi madre era una mujer también muy fuerte, de un buen culo y poderosos muslos, muy parecida a la abuela, pero esta ya con años, yo me crié como comentaban en casa idéntica a mi madre en lo físico, ya con diez años estaba muy desarrollada.
Con diez y once años empecé a darme cuenta de las cosas, sentía muy a menudo a mis padres hacer el amor, y me encantaba sentir como mi madre jadeaba, y algunas veces chillar como una posesa, era frecuente ver los caballos aparearse así como el toro y las vacas, pero lo verdaderamente interesante era cuando el semental montaba alguna yegua, cuando esto ocurría en la habitación de mis padres había jaleo del gordo, les debía de excitar de lo lindo.
Empecé a darme cuenta que en alguna ocasión que me quedaba con mi padre a ver la tele, a este le encantaba que me sentara en sus rodillas, me sentaba y el acariciaba mis muslos, y me mordía suavemente la oreja, me daba cuenta del bulto que tenia debajo de mis nalgas, y la verdad me encantaba.
Un día me acariciaba la barriga y me dijo al oído.
.- Esto no lo comentes a nadie.
.- No, no lo diré a nadie.
Esto era ya con mucha frecuencia, a mi me encantaba, estaba deseando que mi madre y abuela se acostaran, mi padre me acariciaba la barriga y metía sus dedos por debajo de la braga tocando mi cosita, empecé a sentir excitaciones con frecuencia.
Cuando cumplí 13 años, ya tenía un cuerpo muy desarrollado, con unos pechos ya considerables, empecé a ser atrevida y cuando sentía a mis padres hablar en la habitación me levantaba y me acercaba a poner el oído en la pared, los escuchaba como si estuviera en su misma habitación.
Una noche que mi padre me estuvo acariciando en el salón, cuando nos acostamos le escuche hablar con mi madre.
.- Aurora se esta poniendo muy buena.
.- Si, tiene un cuerpo ya casi de mujer.
.- Tiene unos muslos de cuidado.
.- Si, pero es todavía una niña.
.- Tiene 13 años, seguro que ya le pica.
.- No seas cabrón, es muy joven.
Se pusieron a follar y como de costumbre mi madre chillaba como una loca, así pasaron unos meses, cuando iba con mi padre en el tractor a algún sitio me sentaba en sus rodillas y conducía yo el tractor, mi padre me sujetaba y me metía mano en condiciones.
Todavía no tenia 14 años y una noche sentada encima de mi padre me dice.
.- Porque no te quitas las bragas.
Yo me levanté y me las quité sentándome de nuevo y sentí como mi padre sacaba el pene, duro como una piedra, y lo ponía entre mis piernas, yo estaba en la gloria, el acariciaba mi vagina y podía sentir como su pene me tocaba en ella, muy despacio la puso en mi vagina y pude sentir como entraba un poco pero me hacia daño y me quite.
.- No te preocupes, no te haré daño iré muy despacio.
.- Me haces daño.
De nuevo lo intentó pero cuando entraba la cabeza me dolía, así que lo dejo.
Pasaron varios días y siempre me acariciaba la vagina asta cansarse e intentaba meter un poco su pene, yo le echaba valor y aguantaba asta lo indecible, un día entro un buen trozo, y empezó a sacar y meter, yo no se si era placer o dolor pero estaba casi sin conocimiento, empujo y chiche fuertemente, el la saco y nos fuimos a acostar, ya en la habitación los sentí hablar y me puse a escucharlos.
.- Oí a Aurora chillar.
.- Si, no aguanta nada.
.- Vete suave.
.- Los sé.
Mi madre sabía que mi padre intentaba follarme, así que le eché valor y me dije que aguantaría lo que fuera.
Pasaron los días y ya conseguía meter aquel pedazo de pene en mí, no había cumplido los 14 años y follaba como una loca con mi padre.
Pasaron los años y casi a diario follaba, me había convertido en una ninfomanía, lo deseaba más que el comer.
Con 23 años conocí a Andrés, y con 24 estaba casada y me fui a vivir a la ciudad.
Con Andrés nuestra vida sexual era de locos, éramos unos adictos al sexo.
Los fines de semana visitábamos a mis padres ya que mi abuela había fallecido y con alguna excusa nos íbamos mi padre y yo al campo y follábamos como locos.
Andrés me decía cuando volvíamos a casa me comentaba.
.- Tu madre todavía esta muy buena.
.- ¿Todavía? Si no tiene 50 años.
.- Cuando se agacha o cruza las piernas, me pone a cien.
.- Te la follarías.
.- Claro.
Paso el tiempo y me fijé que mi madre delante de Andrés, se ponía muy melosa, incluso cuando estaba el su bata tenía algún botón desabrochado, Andrés la miraba con ganas.
Y a la noche le dije.
.- Creo que mi madre quiere que la folles.
.- Por que dices eso.
.- Pues delante de ti se pone muy provocativa.
.- Lo se.
.- Pues que esperas para follártela.
De nuevo volvimos otro fin de semana y le dije a Andrés.
.- Me voy con mi padre a llevar pienso a las yeguas.
.- Tardareis mucho.
.- Bueno seguro que 3 o 4 horas.
.- Bueno.
.- Mira si aprovechas el tiempo, y ya sabes.
.- Y si me rechaza.
.- No te preocupes, no te dirá que no.
Cuando volvimos observé como a mi madre le relucían los ojos.
Le pregunte a Andrés.
.- Que cayó.
.- Joder, es una maquina.
Muchos años pasaron y seguíamos follando cuando íbamos a casa de mis padres, asta que ya por sus años empezamos a ir menos, todo el mundo comenta que el incesto es un trauma.
A mi no me causó ningún trauma al contrario, solo echo en falta que no tuve hijos, y la verdad no fue por no hacer lo posible para ello.
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