Iniciando a mi hermanito – Parte 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos.
Como muchos de vosotros yo también he leído muchos relatos de amor filial y me he animado a contar mis experiencias con familiares (cercanos y lejanos).
Empezaré hablando un poco de mí:
Me llamo Lara y tengo 19 años.
Tengo el pelo ondulado castaño largo (por debajo de los hombros) con ojos de color miel, mido 1,69cm de alto, de cuerpo normal fibrado con un buen culo puesto en su sitio (machacado en el gimnasio y artes marciales), de pecho 95 D (según talla española) y de piel algo morena.
Mi vida sexual es bastante plena la verdad.
Adoro el sexo en todo su explendor.
Empecé a tener relaciones sexuales a los 14 años y no, no fue un comienzo incestuoso.
Eso pasó más adelante.
La historia sobre mi interés sexual hacia los indivíduos de mi misma sangre empezó cuando tenía 17 años.
Ya había tenido bastantes experiencias y siempre que me apetecía me buscaba un nuevo ligue con el que seguir gozando de los placeres del sexo.
Pero notaba algo distinto.
Cada vez que tenía sexo con cualquiera, parecía como que no satisfacía mi experiencia del todo.
Como si faltase algo.
Morbo, líbido, placer, llamémoslo como queramos, pero algo me faltaba para que dichas experiencias fueran 100% satisfactorias.
Eso me rondaba la mente últimamente y no sabía la causa.
¿Era yo? ¿Eran ellos? ¿Qué diablos pasaba? Por aquel entonces yo ya era habitual lectora de varios foros de relatos sexuales antes de ese problema.
Leía de todo un poco incluído el incesto, pero a pesar de calentarme como cualquier otro género, no lograba llamar del todo mi atención.
Pero con la llegada del problema antes mencionado, el género del incesto hizo que se encendiera esa bombilla.
Esa sensación que recorre cada parte de todo tu ser pidiéndote que lo explores.
Curiosidad.
A mí personalmente los hombres mayores no me gustan y por ende, padres/tíos/abuelos/ no era lo que llamaba mi atención.
Mi apetito sexual tiraba más para la parte de hermanos o primos no mucho más mayores que yo, pero ahí entra el problema de mi familia.
Yo soy la hija mayor de mi familia y tengo un hermano menor de 9 años y todos mis primos son todos menores que yo (rondan la edad de mi hermano).
El más mayor de todos era un primo de 14 años pero vive a 800 Km de donde vivo.
No por ello tiré la toalla.
Empecé a leer algunos relatos de hermanas que lo hacen con sus hermanos pequeños y la verdad, no imagino a mi hermano pequeño tan despierto sexualmente como describen algunas en sus relatos.
Pero admito que me calentaron bastante los relatos y decidí probar a ver si podía despertar la líbido de mi hermano pequeño.
Todo empieza hace 9 meses.
En casa somos 4 personas: Mi padre, mi madre, mi hermano pequeño y yo.
Ambos padres trabajan por la tarde desde las 3 de la tarde hasta las 9 de la noche.
Así que en casa siempre estamos mi hermano y yo solos las tardes de Lunes a Viernes desde que llegamos de la escuela.
Mi hermano y yo no somos tan unidos pero nos llevamos bien.
Mi plan consistiría en ver si a mi hermano le causo algún interés sexual.
La verdad, nunca me he fijado y para ver resultados rápidos tendría que ser lo más descarada posible.
Me puse una camiseta fina que me queda enorme de color blanco que transparentaba un poco con sólo un tanguita amarillo para que resaltase y llame más la atención.
Una vez mis padres se fueron a trabajar como siempre, yo salí disparada para el salón y preparé la consola como una excusa perfecta para que mi hermano estuviera conmigo.
Fui a buscarle a su habitación y entonces le pregunté si quería jugar un rato a la consola conmigo, que estaba aburrida y él aceptó sin dudarlo.
Le cogí de la mano y tirando de él fui dando saltitos muy pronunciados para que la camiseta se fuera moviendo y que mi hermano pudiera verme el tanga amarillo.
Cuando llegamos al salón vi a mi hermanito algo callado y pensé que puede que estuviera haciendo efecto, pero quería seguir confirmando que mi hermano sintiese algún tipo de deseo hacia mi cuerpo.
Nos pusimos a jugar a la consola tumbados en el sofá, él en una esquina y yo en la opuesta.
Jugábamos a un juego de WWE que nos gustaba mucho y mientras jugábamos yo miraba de reojo a mi hermano para ver si me miraba o algo.
En uno de mis vistazos pude ver que me miraba cuando la consola estaba cargando la partida y entonces deduje que haría eso en cada carga.
Sólo tenía que esperar a la siguiente carga para comprobarlo.
Cuando llegó el momento, abrí las piernas para que la camisa se abriera y pudiera verme completamente desde mi tanga hasta la base de mis pechos y esperé.
Y de nuevo ahí estaba mi hermanito pequeño.
¡Bingo! Lo había vuelto a hacer en la pantalla de carga pero ésta vez se quedó atónito.
Se quedó pasmado mirando, ya no de reojo o con disimulo, lo hacía directamente y yo me hacía la tonta.
Reconozco que eso empezó a calentarme un poco.
Ver a mi hermano con los ojos abiertos sin pestañear ni un segundo mientras disfrutaba de las vistas que mi cuerpo le proporcionaba.
Empezó la partida y mi hermano no se dio cuenta y seguía mirándome.
A lo que yo lo dejé 1 minuto más o menos en su ensimismamiento y cuando pasó, le dije que la partida ya había empezado.
Tuve que aguantarme las risas al ver a mi hermanito volviendo al mundo real y disimular la carita sonrojada que tenía porque se creía que yo le había pillado cuando realmente no aparté mi mirada de la televisión.
Estuve esa partida de la misma postura para ver si aún mientras jugaba se atrevería a mirarme y de hecho así fue.
El muy travieso disimuladamente me miraba mientras se colocaba en el sofá acomodando su postura, y la verdad que con éste jueguecito ya estaba hirviéndome la sangre un poquito.
Así que mientras continuabamos jugando yo empecé a explorar con mis piés su cuerpo, disimulando como si estuviera posicionando mis piernas mejor para estar más cómoda en el sofá.
Pero en realidad aprovechaba para ir poco a poco notando su cuerpo.
Empecé por la parte baja de sus piernas y así seguí subiendo poco a poco para que no notase al menos que estaba tocándole descaradamente con mis piés.
Bastaron pocos movimientos hasta que pude posicionar mis piés justo al lado de su pene.
Mi corazón empezaba a palpitar rápido por lo que estaba sucediendo.
Entonces respiré hondo y moví mi píe hacia su pene e hice un poco de presión en él.
Fue entonces cuando noté una respuesta de mi hermano a modo de sobresalto.
Yo seguía disimulando que estaba jugando pero veía su carita de reojo.
Se sorprendió por un momento y sin darle una mayor importancia (o eso supuse) siguió jugando.
Entonces empecé con mis roces.
Empecé a mover mi pié muy pausadamente por su miembro y poco a poco pude notar que se puso durito.
Miraba a mi hermano y veía que seguía jugando sin problemas y eso me ponía más caliente.
Pensar que mi hermano me consentía dicho magreo sin que le importase lo más mínimo me encendía sobremanera.
Entonces ya no lo hacía pausadamente, ya lo hacía con movimientos rítmicos a modo de paja lenta pero con los piés.
Era la primera vez que lo hacía y la verdad, no sabía que tan bien podría sentirse.
Pero si se puso duro entonces lo disfrutaría.
Entonces ya decidí poner mi otra pierna libre flexionada para que pudiera verse por debajo de mi camiseta.
Le estaba cascando una paja a mi hermano y me apetecía que al menos tuviera unas vistas hermosas ya que me consentía el magreo.
Sentía que se lo debía.
Fue entonces cuando escuché leves jadeos que provenían de mi hermano y lo miré fijamente.
Me encontré con mi hermano mirando ya fijamente a mi entrepierna y cruzamos miradas.
Yo le sonreí muy pícaramente y él volvió su mirada hacia abajo.
Notaba su pene palpitar en mi pierna con cada sube y baja que le proporcionaba mi pié.
Estaba claro que el cabroncete lo estaba disfrutando al máximo.
Fue entonces cuando me agarró del pié y me lo detuvo mientras daba unos leves espásmos con la cadera.
Entonces supe que su diversión ya había acabado y se quedó quieto por cerca de un minuto mirandome.
Contemplando mi cuerpo y con una mirada de como si buscase la explicación de cómo ha llegado a pasar algo así.
Yo no dije nada y me dejé llevar por la situación para ver qué era lo que hacía mi hermanito después de la faena.
Entonces se levantó del sofá y me dijo que ya no quería jugar más a la consola, que iría a la cocina a por algo de merienda.
Yo le dije que vale y empecé a recoger la consola.
Fue entonces cuando escuché la puerta del baño cerrarse.
Mi hermanito había ido al baño primero antes que a la cocina y me picó la curiosidad.
¿Tendría ya el desarrollo suficiente para soltar algo de líquido que aún no es semen? Ensimismada en mis pensamientos mientras recogía la consola escuché a mi hermano salir del baño e irse a la cocina y allí es donde fui.
Vi a mi hermano sentado en la mesa de la cocina comiéndose unos gofres pero no le dije nada.
Ni siquiera crucé miradas con él.
Fui directa al frigorífico para sacarme un batido de chocolate (la verdad, me apetecía con la calor que hacía), y me quedé de espaldas a él mirando por la ventana de la cocina.
Disimuladamente con mis manos levanté un poco mi camiseta para que mi culo quedase a la vista de mi hermano y seguí mirando por la ventana ya que por el reflejo de ésta, podía ver a mi hermano.
Volvía estar ensimismado con mi culo.
Se quedó sin moverse un poco y después continuó comiendo gofres pero sin apartar la mirada de mí.
Entonces se me ocurrió una idea.
Me giré y mi hermano bajó la mirada rápidamente para que yo no le pillase mientras me miraba el culo.
Entonces puse rumbo a salir de la cocina y bordeando la mesa, justo cuando pasé por su lado, hice como que me tropecé con la pata de la mesa y derramé lo que me quedaba de batido sobre él.
Empezó a preguntarme enfadado que por qué le había tirado el batido, que le había bañado desde la cabeza hasta los piés.
Yo me excusé diciéndole que me había dado un golpe en el pié con la pata de la mesa y que por eso me caí y accidentalmente el batido le cayó encima y también me había manchado yo el pelo y mi camiseta con el batido.
Con bastantes reproches, mi hermano abandonó la cocina rumbo al cuarto de baño.
Yo limpié el estropicio que había causado en la cocina y entonces escucho como la caldera se enciende.
Mi hermano iba a ducharse y esa era la finalidad de mi plan con el batido.
Quería que mi hermano se duchase para poder entrar después y verle desnudo.
Cuando terminé de limpiar la cocina fui corriendo al baño y abrí la puerta.
En mi casa no tenemos seguros en las puertas porque una vez yo me quedé atrapada en mi cuarto porque mi seguro se bloqueó y mi padre tuvo que romper el cerrojo de la puerta para poder sacarme de allí.
Desde entonces no tenemos más seguros en las puertas de la casa.
Recapitulando.
Entré con cuidado en el baño sin hacer ruído al abrir y cerrar la puerta.
Mi hermano tenía las cortinas del baño cerradas por lo cual no me había visto entrar así que me acerqué a las cortinas.
Estaba muy nerviosa, me temblaban un poco las manos, pero respiré hondo durante unos segundos y decidida, abrí la cortina del baño de un jalón.
Mi hermano reaccionó asustado porque no me había oído entrar y empezó a gritar que qué hacía ahí dentro del baño que él lo estaba usando.
Él mientras se tapaba la entrepierna con las manos yo le explicaba que también me ensucié de batido y que por eso quería darme un baño también.
Mi hermano replicaba que me esperase que ahora estaba él y le daba mucha vergüenza que estuviera yo ahí delante suya.
Le dije que no tenía porqué tenerla ya que cuando él era más pequeño, yo le había visto desnudo ya, y también lo bañaba para que mamá pudiera hacer otras cosas.
Así que no tenía de qué avergonzarse.
Se quedó un poco pensativo pero nervioso aún.
Entonces me contestó que eso ya ha cambiado, que él ahora es más grande y que ya no es lo mismo.
Yo me reí un poco y le dije que es verdad que era más grande, pero le dije que los niños grandes no tienen vergüenza por eso, que es lo más normal del mundo ver cuerpos desnudos.
Mientras que le dije eso yo empecé a desnudarme.
Me quité la camiseta blanca manchada de batido y mis pechos quedaron totalmente desnudos.
Mientras hacía lo mismo con el tanga amarillo, vi como mi hermano no parpadeaba.
Y me metí en la bañera con él mientras cerraba las cortinas para que no salpique el agua cuando nos mojemos.
Entonces le expliqué que era normal ver los cuerpos desnudos de la familia mientras que él aún se tapaba el pene con las manos.
Que a mí no me daba vergüenza enseñar mi cuerpo a mi hermano pequeño porque somos familia y ya nos habíamos visto desnudos desde muy pequeños.
Entonces mi hermanito que estaba encorvado mientras se tapaba el pene, empezó a enderezar su postura y se quitó las manos del pene.
Le felicité y dije que no era para tanto como él creía.
Él sonreía y estaba colorado (que adorable de su parte).
Entonces le dije que empezáramos a bañarnos que ya llevábamos un rato ahí con el agua saliendo y sin ducharnos.
Él asintió con la cabeza y empezamos a ducharnos.
Entonces cogí el champú y le dije que le lavaría la cabeza yo, que se acercara a mí para estar más cómoda.
Su cabeza me llega a la altura de la cintura (medía 1,10 aprox).
Se acercó a mí y empecé a masajear su pelo para que hiciera espuma.
Fue entonces cuando miré hacia abajo y vi como su pene estaba tieso otra vez.
Duro como una roca apuntando hacia arriba.
Entonces supuse que el muy cabroncete estaría mirándome los pechos mientras yo estaba "distraída" con dejarle limpio.
Ésta situación empezó a ponerme caliente otra vez.
Entre lo del sofá y ahora ésto en el baño, estaba poniéndome cachonda sólo de la situación que estaba teniendo con mi hermanito.
Flexioné un poco mi pierna para que tocara por "accidente" su pene y cuando lo noté, dió un respingo para atrás su cintura y volvió a ponerse recto como si nada hubiese pasado.
Entonces le quité el champú con el agua y le dije que ahora era mi turno.
Como yo era más grande que él, le propuse que yo misma me enjabonaría la cabeza mientras que él me enjabona el cuerpo para así ahorrar tiempo.
Me preguntó que si estaba segura de lo que decía, que él nunca lo había hecho.
Yo le dije que confiaba en él para ésa tarea y entonces se armó de valor y cogió el bote de gel de baño y empezó a rociarlo en sus manitas para acto seguido poner sus manos por mis hombros y empecó su viaje de magreo por mi cuerpo.
Mientras yo disimulaba con los ojos cerrados enjabonandome el pelo, él exploraba cada centímetro de mi cuerpo.
Empezó por los hombros y enseguida pasó sus manos por mi cuello para luego volver a mis hombros y pasar por los brazos.
Se llevó como un 1 minuto ahí y le dije que mis brazo estaban ocupados moviéndose para enjabonar mi pelo, que limpiara mi espalda, mi pecho y todo lo demás.
Vaciló unos instantes y se decidió a empezar por mi vientre y caderas.
Luego pasó a mis piernas y cuando subió por fin se decidió a enjabonar mis pechos.
Cuando noté su mano se me cortó la respiración una fracción de segundo y volví a la normalidad.
Al notar eso, le dije que le dedicara algún tiempo para poder dejarlas bien limpias a lo que él empezó a frotar.
Era agradable y me ponía caliente notar esas manitas delicadas frotar mis pechos de esa forma tan inexperta.
Me imaginaba la cara que tendría mi hermanito y eso me volvía más loca aún.
Exploró cada parte de mis pechos, los apretaba un poquito, los amasaba levemente, pero se limitaba a frotar más que a disfrutar y esa inocencia me estaba matando.
Cada vez mis pezones se ponían mas duritos y con cada roce de su mano acentuaban más mi excitación.
Entonces empecé a limpiarme el jabón del pelo y veo como mi hermano sigue emsimismado en mis pechos, evadiendose del mundo que le rodea.
Ni si quiera paró cuando me quité todo el jabón y ya solo caía agua, él tan solo seguía frotando.
Entonces lo saqué de su trance acariciando su mejilla y sacudió su cabeza como volviendo de sus sueños para ver que hay mas mundo mas allá de esos pechos de donde aún no había siquiera separado sus manitas.
Le agradecí que me limpiara a pesar de no lo hizo del todo ya que mi espalda, mi culo y mi vagina no habían sido atendios, pero ya me encargaría yo.
Ahora le dije que era su turno de enjabonarle el cuerpo a lo que respondió dándome la espalda y con una mano en la entrepierna tapándose el pene.
Me dijo que no hacía falta, que ya lo haría él.
Yo contesté que no fuera tonto, que no era justo que él me limpiase a mí y que yo no pudiera hacer lo mismo.
Mientras él insistía en su negativa yo cogí el gel de baño y empecé a masajearle los hombros, su cuello y bajé por la espalda.
Pasé por su culito, limpié bien su raja para que quede bien limpita (hasta noté sus huevecitos cuando pasaba los dedos por ahí) y luego fui a por sus piernas.
Hacía eso mientras le decía que estaba haciendo un escándalo para lo que és en realidad.
Ya le había limpiado la parte de atrás y él no se había dado cuenta de lo rápida que fui.
Entonces me dió en parte la razón a lo que yo le dije que ahora tocaba su parte de delante.
Aún desconfiaba y le propuse que para que estuviese más relajado, me volviese a tocar los pechos que tan en calma lo tuvo hace unos momentos.
Giró su cabeza y me miró incrédulo a lo que sonreí de forma pícara y aceptó haciendo un gesto con la cabeza de afirmación.
Entonces lo vi, más palpitante que nunca.
Estaba dando pequeños saltitos de lo tiesa que la tenía.
Y noté que puso sus manos en mis pechos a lo que yo empecé a enjabonarle la parte de delante.
Hombros, brazos, pecho, vientre, piernas.
Le enjaboné todo para dejar la guinda del pastel al final del todo.
Me puse más gel de baño en las manos y atrapé a ese juguetito (de unos 7 u 8 centímetros) con una mano en el tronco y la otra en los huevecitos.
Empecé a masajearlo muy suavemente y él respondió a ese contacto con un leve vaivén de su cadera, pero muy leve, pero lo justo como para darme cuenta que seguía el ritmo de mi masaje.
Cuando levanté la mirada vi que estaba con los ojos cerrados, el muy cabroncete estaba disfrutando el momento a lo grande mientras ahora apretaba uno de mis pechos con algo más de fuerza con una mano y con la otra estaba pellizcandome el pezón que ya estaba más duro que una piedra.
Yo estaba excitandome mucho por la situación y estaba empezando a sentirme mojada en mi vagina.
Fue entonces cuando con mi dedo índice y pulgar fui jalando muy suavemente su prepucio para dejar libre el glande.
Tiraba poco a poco, muy suave al ritmo que habíamos marcado desde un principio.
Empecé a ver como ya asomaba medio glande y decidí jalar con un poco más de fuerza y salió.
Quedó al descubierto completamente.
De un color rojizo que me pareció el más bonito de todos en ése momento.
Entonces mi hermano se sobresaltó y me preguntó que qué hacía, que no había sentido eso antes cuando estabamos en el sofá y que era la primera vez que veía esa cabeza roja.
Le dije que era normal, que era parte de su pene que estaba cubierta por el prepucio y que se debe de jalar para poder limpiarse bien por dentro.
Entonces mi hermanito lo entendió todo muy bien y siguió con su trance.
Yo entonces hice un círculo con mis dedos índice y pulgar y empecé a hacerle una paja a mi hermano en un principio igual de suave que antes.
A lo que me respondió que ahora se sentía mejor que antes y le dije que era normal ya que el glande es muy sensible y por eso se siente mejor.
Me pidió que continuara porque se sentía muy bien a lo que muy sumisa acepté con gusto.
Empecé a aumentar el ritmo de la paja y mi hermano respondía con la cadera el ritmo marcado.
Yo estaba como loca de caliente al ver que le estaba haciendo una paja a mi hermano el cual no había hecho nunca nada de ésto y era nuevo para él.
Estaba descubriendo los placeres de la masturbación y lo hacía con su hermana.
Me estaba poniendo muy cachonda con la situación y con la mano que tenía en sus huevecitos me la llevé a mi vagina y empecé a masturbarme mientras que mi hermano seguía con mis pechos.
Entonces dirigí mi mirada al pene de mi hermanito y de pronto actué con lo primero que se me pasó por la mente.
Me metí el pene de mi hermanito en la boca y empecé a succionarlo y a envolverlo con mi lengua.
Mi hermano me miró incrédulo y decía que eso le hacía sentirse raro pero que le gustaba más que antes con los dedos.
Yo al oir eso me volvía más loca y empecé a chuparle con más fuerza ese pene pequeño.
Mi hermano entonces abandonó sus preciados pechos grandes y me agarró de la cabeza jadeando mientras movía sus caderas respondiendo al ritmo de mi mamada.
Yo entonces me corrí de gusto con mi paja mientras se la mamaba a mi hermano y Dios que orgasmo fue.
Al poco mi hermanito me dice que se siente raro entre jadeo y jadeo, que nota como unas cosquillas por sus huevos.
Entonces paro mi mamada y le digo que eso es que se va a correr, que luego se lo explicaba.
Entonces con la mano izquierda se la puse en el pecho y lo empujé hacia la pared acorralándolo, volví a cogerle con los dedos en forma de círculo y empecé a pajearle muy rápido y me metí sólo el glande en mi boca y empecé a succionar y darle lenguetadas por toda su glande.
Mi hermano jadeaba muchísimo mientras decía lo bueno que se sentía y entonces llegó.
Sentí los espasmos de su pene "corriéndose" mientras bajaba el ritmo de la paja con los dedos y ahora sólo movía la lengua por su glande.
Mi hermano jadeaba de placer.
Entonces noté que le salió unas gotitas de su pene y me lo saqué de mi boca para verlo.
Eran gotas transparentes completamente.
Mi hermano aún estaba por desarrollar semen pero al menos ya sacaba ése líquido.
Miré a mi hermano que tenía los ojos totalmente idos en sí, y le pregunté que qué tal le pareció ésta experiencia.
Me contestó que fue muy bueno y me preguntó por lo de la corrida.
Le expliqué entonces el porqué siente esas "cosquillas" en los huevecitos cuando llevan un tiempo pajeando el pene y que eso acababa en una eyaculación y todo el rollo ese.
Entonces entendió todo y me dijo que si podíamos volver a repetir lo mismo en otra ocasión y yo le respondí que estaría dispuesta siempre que él quisiera.
Entonces se le iluminaron los ojos y me lo agradeció.
Nunca había visto a mi hermano tan felíz, ni si quiera cuando abre los regalos.
Me abrazó y salió de la ducha.
Mientras nos secamos le dije que ésto debía de ser un secreto para los 2 solamente.
Si nuestros padres o amigos se enteran se pueden enfadar con nosotros y eso sería malo.
Él no entendió el por qué es malo que lo sepan, pero captó el mensaje de que si alguien se entera no volvería a sentir ése placer y éso fue lo que le llevó a prometer no decirle a nadie sobre lo ocurrido.
Nos secamos y salimos del baño para cada uno irse por su lado a hacer otras cosas.
Éste es el fin de la primera parte.
Escribiré la segunda parte muy pronto ya que lo que viene después sucedió la misma noche del mismo día que pasó lo de la ducha y mi hermanito entendió el "estoy dispuesta siempre que quieras" al pié de la letra y me hizo una visita nocturna.
Sed pacientes y muchas gracias por leer una pequeña fracción de mi historia con mi hermanito.
Más cosas están por llegar.
gran relato como sigue