Inicio a temprana edad
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sebitamzahot.
Todo lo vertido acá es 100% real excepto los nombres por obvias razones legales.
Lejos de haberme traumado solo puedo decir que cada experiencia sexual desde mi temprana edad me ayudó a saber quién soy y lo que deseo en mi vida.
Empezaré desde mis comienzos y si la historia tiene aceptación seguiré con mis pasos y las aventuras sexuales que más me marcaron para ser la putita golosa que soy ahora.
Todo se remonta al un pueblo en las afueras del gran Mendoza, en Argentina.
No digo el nombre ya que quedaría en evidencia mi identidad y la de los adultos involucrados en mi historia.
Mi familia estaba compuesta por mis padres y nosotros los únicos dos hijos siendo yo el menor.
Mi hermano 9 años mayor que yo.
Desde muy chico sentía fascinación por hurgar el cajón de ropa de mi madre, una mujer entrada en años pero con un cuerpo sinuoso de amplias caderas y pechos, y deleitarme con las formas y texturas de sus ropas interiores.
Sabía ya que era algo prohibido o al menos sabía que era ajeno a mí y que no podía usar esas ropas pero tocarlas impulsaba mi deseo de tenerlas puestas.
Esto se dio desde que tengo uso de razón hasta que comencé a tener nociones del sexo con un primito tan solo un año mayor que yo.
Con él descubrimos revistas porno de mi tío y esto nos abrió un amplio espectro de fantasías y juegos que llevamos a cabo casi sin necesidad de proponernoslo.
Ya saben.
jugar a hacer alguna película de acción o superhéroes y ya a la hora de ir a dormir juntos, a veces en la misma cama, representabamos las escenas de sexo de esas películas inventadas por nosotros dos.
Al principio ambos conveniamos implícitamente en realizar en papel de hembra cogida con ropa pero de a poco ambos íbamos notando que a mi me quedaba más cómodo el papel de niña.
Notaba como se dejaba llevar cuando lo hacía tocarme los pechitos aún inexistentes pero en vías de desarrollo.
Con escasos 8 años ya iba desarrollando una cola sedosa y carnosa y unos tímidos pechitos producto de un ligero sobrepeso.
Cuando empezamos a tener nuestras primeras erecciones esos juegos pasaron a un nivel más carnal ya que comenzamos a puertearnos con las pijas, el más a mí que yo a él, y a despojarnos de todas las ropas.
También descubrimos el cajón de ropas de mi prima que resultó ser ropa mucho más sexy que la de mi madre y luego de una calentura producto de una película de trasnoche semi erótica que habíamos visto decidimos que haríamos completa la escena y me vestiría bien putita.
Primera vez que me puse un corpiño, una tanguita y pantimedias.
La sensación me voló la cabeza y más aún ver la pija ya considerable de mi primo totalmente parada.
Sobre la ropa interior me puse una falda y una blusa.
Zapatos no ya que el ruido de los tacones sería mucho bullicio en el silencio de la casa.
Esa vez fue tal la calentura que mi primo me pide meterme la pija y accedo.
Luego de varios intentos declinamos ya que fué imposible.
Desde ese día comencé a preguntarme cómo rayos entraban las vergas enormes en los culos de las mujeres en las revistas porno.
Dudaba ya de que fueran reales.
Cierta vez probando sólo meterme algo en mi culito opto por no sé qué objeto de acero poco más grande que mi meñique y tampoco entra.
Se me ocurre untarle una crema que había en el botiquín del baño que era de mi vieja y me lo mando.
Creo que en ese momento me enamoré de tener algo en mi cola.
Mi alegría fue descomunal.
Deseaba mostrarle a mi primo que mi culito podía recibir cosas y que quizás podríamos probar con su pijita también.
Cuando se dió la oportunidad de dar rienda suelta a nuestros juegos sexuales quedándome yo en casa de él ya bien entrada la noche comenzamos nuestros juegos.
Mi primo vino con ropas muy sexys de mi prima la cual tenía 18 años por lo que todos los fines de semana salía de joda así que podíamos saquear su cajón de lencería.
Me puse la bombachita bien metida en la cola y el corpiño levantaba mis tetitas de una manera muy deliciosa.
Pero lo que más me deleitaba tener puesto eran las pantimedias en mis suaves piernas.
Así mi primo se ponía detrás mío y yo en cuatro me movía y me llevaba sus manos a mis tetitas y el las apretaba y amasaba.
No sabía cómo decirle que mi culito ya sabía recibir cositas y que quería que me la ensartara así que sin decir nada me bajé la bombachita hasta las rodillas y puse su pija en mi culito.
Él sólo movía para pajearse con mis amplias nalgas.
Amasaba mi cola, separaba mis nalgas y frotaba su pija en mi culito.
Al no tener ninguna crema a mano sólo atine a escupirme en los dedos y mojarme el hoyito.
Otra escupida más y la unté en su verga.
Y me la puse nuevamente en mi apretadito culito.
El entendió esto y también lo deseaba.
Deseaba estar dentro mío.
Comenzó a empujar y luego de intentar no sin dolor pudo meter la mitad de su cabecita.
Sentí un ardor enorme y le pedí que la sacara.
Inesperadamente el me dijo que la chupara así se mojaría mejor.
Eso era algo que jamás se me había ocurrido.
Si habíamos visto imagenes y peliculas de sexo oral pero quizás por asco o no se qué no había estado en mis planes pero pudo más la calentura y accedí.
Fue una chupada torpe.
El sabor no me desagradó para nada pero no dejaba de pensar en que por ahí meaba mi primo y que tal vez sería buena idea hacerlo luego de bañarnos.
No supe como dejarsela mojada pero el sentirme una de esas mujeres que veíamos en revistas me volvió loquito de calentura.
Creo que la primer pija en nuestra boca nos hace asumir nuestro rol de hembras para siempre.
En ese momento inconscientemente me estaba volviendo una adicta a la pija.
Volví a colocarme en cuatro y mi primo me escupió la cola y comenzó nuevamente a empujar.
Esta vez la penetración fué consumada y las sensaciones fueron descomunales.
Me veía a mi misma con esas ropitas con escasos 9 años ensartada por mi primo un año mayor y me imaginaba siendo la puta de las revistas.
Mi primo metía y sacaba y cumplía el rol de macho cogedor diciendo groserías que habíamos aprendido de tanto porno consumido.
Me decía puta, tomá mi pija,.
y yo en tono bien nena le alababa su miembro, así papi, culeame, que pija tan grande tienes.
y gemidos que apenas podíamos silenciar.
Cuando nos agotamos dejamos este juego aunque yo deseaba que no terminara en toda la noche.
Aún no teníamos nuestras primeras eyaculaciones así que el límite era el cansancio o las ganas de dormir.
Yo dormí esa noche extasiada y fascinada con nuestro juego y deseando que llegara la próxima vez.
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