Inmoralidad fraternal pt3
ahora que andaba sin novia, era momento de que nuestra hermana se uniera a nosotros.
Tras descubrir el secreto que Auris se tenía bien guardada empecé a verla con otros ojos, ya no era la inocente niña que creía que conocía por lo tanto yo también quería que ahora jugáramos juntos el mismo juego, pero ese día lo vi difícil, no conseguí el momento apropiado para hablar con ella y pues… ya ustedes se imaginarán lo demás.
Así que con el pasar de los días esa idea que tenía con Auris se iba difuminando no obstante un día Christian de temprano nos dejaron solos ya todos menos Christian se fueron para acompañar a Carolina a hacerse unos chequeos médicos por lo que apenas escucho cerrar la puerta se me erecta la verga de modo que en un momento así solo esperé un tiempo para estar seguro e irme donde dormía Christian y tras subirme a la litera me le acuesto al lado mientras le acaricio el muslo con la verga, aun así el chico no se levantaba de modo que mis juegos iban más allá, como estaba boca abajo con una pierna ligeramente abierta le arrimo el calzón lo más que pude hacia un lado y comienzo a restregar mi verga por toda su raja e instintivamente el movía de manera suave sus caderas hasta que empieza a abrir los ojos y me mira de reojo, pero sin decirme nada e incluso se baja el calzón.
—Que putito eres, ¿A caso quieres verga? —, le digo mientras estoy sobre él y mi verga pincela su raja, así como su anillo.
—igualmente me lo ibas a bajar—, me responde Christian con una voz baja y entrecortada.
—te hiede la boca, sería mejor si te enjuaga la boca—, a la vez que le mencionaba esto me siento cerca de su cara con mi verga apuntándole.
Christian ya estaba entrenadito, no había que hacer muchas morisquetas para que me la chupara, si bien el tiempo en el que tuve novia para este tipo de mariqueras, al olor y sabor tanto de la verga como del semen y tras mi rompimiento con lo de momento había sido mi primera novia pues mi lívido no se iba a quedar quieto por lo que mi querido tendría que hacerse cargo y cuando teníamos el chance como ahora su mamada era grandiosa que si por casualidad alguien más recibiera su felación se quedaría anonadado de que alguien tan chico supiera hacerlo tan bien, no era la manera de alguien que sintiera asco alguno sino todo l contrario. Lamía y succionaba con tanto afán sin miedo a recibirlo en la boca.
—ah, ah. Ya viene, me vengo—, digo con un tono jadeante mientras sentía iba saliendo.
A su vez Christian succionaba la cabeza al mismo tiempo que me masturbaba, —así… cómetelo, puta—.
Para que luego me terminara mostrando su boca vacía. —Que golosa eres—. E incluso me vuelve chupar para limpiármela.
—ahora me toca—.
Y cuando se va a acomodar le digo que primero se lave al igual que yo porque me dejó la verga hedionda. Por lo que una vez nos lavamos allí mismo le regresé el favor aprovechando que andábamos en el baño y la tenía fresquita e incluso yo de inventor, lo tomo de la cadera y lo volteo mientras estamos parado para posteriormente sujetarlo bien a su vez él también me abraza y mientras caminaba lento y con cuidado hacia nuestro cuarto estábamos disfrutando de un 69 hasta por fin llegar hasta la cama, para después de unos minutos me estuviera corriendo por segunda vez nos quedamos un momento abrazados de cuchara mientras me decía: —a ti se te baja cuando te saco la leche y a mí se me tiene que bajar solo—, y ambos no reímos un poco.
—ya no te falta casi nada y una vez que empieces a botar leche va a querer hacerlo todos los días—. Y me responde: —para eso te tengo a ti—.
—si claro, recuerda que no siempre viviré con ustedes, ya es cosa que te busques una novia y una vez que lo metas no lo podrás dejar—.
—¿tan bueno es? —.
—bueno es quedarse corto y lo mejor es que si por mala suerte te descubren teniendo sexo con tu novia prácticamente lo celebran, en cambio sí nos descubrieran lo que hacemos nosotros no me quiero imaginar lo que pasaría —.
—¿entonces por eso esa vez lo estaba haciendo mi hermana? —.
—mmm… no sé, puede ser. Tal vez lo hace por el mismo motivo que nosotros—, y en ese instante se me enciende él foco, —y ya que estábamos hablando de que te consiguieras novia para cuando te desarrollaras también podrías hacerlo con tu hermana—.
—¡ay!, con Auris no—, me dice sorprendido como con cara de asco.
—solo imagínatelo, sería alguien que te lo chuparía y también se lo podrías meter sin que nadie lo sepa, aunque claro. Con protección porque que quede embarazada si sería muy malo, además ella ya no es una niñita inocente y nosotros la vimos—.
Y mientras le continuaba diciendo cosas se la estaba chupando para después en el momento que estaba meciéndome sobre él, le hablaba sobre sexo y en cómo sería si Auris formara parte de nuestro secreto. Claramente con tanto morbo no se iba a resistir por lo tanto ahora la cosa era en cómo aplicarla.
Así horas después de que por fin llegaron Carolina y Auris, en mi cabeza estaba en cómo hacer que Auris cayera en mi juego y ese modo me la pasé pensando hasta que llegó la noche sin embargo no me iba a quedar quieto por lo se me ocurrió ir a la panadería y de ese modo invitar a Auris la cual inocentemente acepto, Christian también iba a decir que quería ir, pero lo detuve con una seña por lo que es asumible que entendió mis intensiones.
Una vez en la panadería y comprar el pan también le compré algo a Auris y le digo para comerlo “allí” un muro al lado de la panadería que estaba solo y ella feliz se comienza a comer su dulce a la vez que le empiezo a dar conversación, para luego tocar el tema de los novios lo cual me negó que tuviera a pesar de que le gustaba alguien de la escuela donde luego le lanzó la pregunta:
—¿y novia no tienes? —.
Ella se ríe, pero si decir nada.
—¿entonces la vecinita de tus abuelos no es tu novia?, yo pensé que si por cómo te vi en cómo le lamias su conchita y en como ella te lo hacía a ti —.
Claramente se le veía la cara de sorpresa, pero no me decía nada. Trataba de preguntarle del por qué lo hiso y ese tipo de cosas hasta que simplemente le comencé a hacer las preguntas que quería hacerle en verdad.
—no te asustes, no le voy a decir a nadie ¿y te gusta tu amiguita? —.
Y toda tímida encoge sus hombros a la vez que mueve su cabecita haciéndome entender que sí.
—¿y te gusta que te laman la conchita? —.
asiente su cabecita a la vez que miraba a todos lados y me responde: —me hace cosquillitas—.
—¿y a ti, te gusta lamerlo? —.
—no se—.
—como que no sabes—, se lo digo en modo juguetón, —a mi si me gusta lamerlo, a mi novia le gustaba bastante, así que si tú quieres yo también podría lamértelo—.
Y su respuesta me sorprendió un poco.
—¿Así como se lo haces a Christian? —.
Tras un breve silencio respondo: —con que ya lo sabías —.
—pues no fue difícil, los dos se bañaban juntos cuando no había nadie y cuando dormían juntos siempre estaban raros hasta que un día los vi—.
—¿y por qué no dijiste nada? —.
—no lo sé—.
Y tras un minuto de silencio de manera simulada, pero a la vez muy obvia menciono —“entonces te gusta que te laman la conchita” así que si quieres me puedes decir o si durmieras sin pantaletas también podría lamerte las veces que tú quieras—, claramente en un tono bajo y si bien no había gente cerca de nosotros tampoco quería que escucharan algo.
—ah, por cierto. Christian también sabe todo—.
Nuestro regreso fue en silencio, ninguno de los dos dijo nada, simplemente llegamos a la casa y el único interesado en nuestro regreso fue Christian que me pregunto “¿qué tal?”
—pues no sé, habrá que ver después—.
Ya el resto de la noche andaba todo ansioso sin embargo no me podía permitir trasnocharme por el hecho que el día siguiente me tocaba trabajar, pero eso no evitaba que me despertara a altas horas de la noche con una erección, mientras todos dormían yo era el único enfermo que andaba imaginándose cogiéndose a una menor de 8, mi verga estaba deseando ser enterrada en un sitio hasta escupir, pero a pesar de ello la extinción no me volvía tan estúpido, sabía que penetrarla en ese momento sería mi ruina sin embargo quería saber cuál era su respuesta de nuestra conversación así que con sumo cuidado me dirijo a su cama y le quito las sabana con delicadeza. No obstante, la “respuesta” que tuve de ella fue algo decepcionante porque lo que vi se podía interpretar como un rechazo ya que tenía puestas sus bragas, pero en el estado que me encontraba unas bragas no me detendrían y prácticamente como un zombi que solo busca comer yo solo quería probar aquello tras esa fina tela de tal modo sin importarme la susodicha “respuesta” ya estaba sobre su cama oliendo su trasero mientras lamía su braga.
Después, comienzo a bajarle lentamente sus braguitas sin indicios de que fuera a despertar hasta que por fin le saco una pierna y se la dejo en la otra.
En mi cabeza solo se cruzó una frase: “bon appétit”.
Y con mi cara cerca de su entrepierna inhale aquel embriagador aroma para posteriormente pasar mi lengua directamente por su rajita la cual estaba calentita así que pasaba mí de arriba abajo, una y otra vez hasta el culo porque como estaba de espalda lamerle el clítoris me era imposible, sin embargo, parecía ser que mi hermanita ya era una perrita en celo porque al poco tiempo de haber empezado a cenarme su preciada intimidad, este ser “inocente” estaba parando su culito dándome cierta facilidad para lamerle, pero todo aquello no eran más que reflejos de su cuerpo que deseaba más placer porque resulta que todavía estaba dormida sin embargo a tanto estímulo era imposible que se fuera a quedar dormida hasta el final.
Por lo que en el momento que abrió los ojos esta se apartó rápidamente hasta la pared y me susurra:
—¿Qué estás haciendo?—.
—lo que te había prometido, si dormías desnuda te lamería todas las veces que quisieras—.
Ella estaba sorprendida y confundida.
—pero yo no me la quité—.
—¿entonces fui yo? —. con tono de como si me estuvieran acusando injustificadamente.
—no, no se—.
—tranquila, tranquilo bebe. No tienes que disculparte, simplemente esto es lo que tú quieres, esto es lo que tu cuerpo quiere, ¿acaso no sientes cosquillitas y se sientes calor? —.
Y ella asiente su cabecita mientras ve como dirijo mi mano a su entrepierna.
—eso es porque te gusta, solo tienes que dejarme a cargo—, y en ese mismo instante mis dos dedos a la vez que mi pulgar presiona en búsqueda de su clítoris a la vez que le daba un besito en la mejilla sin embargo algo inesperado descubrí en ese instante.
Auris ya no era virgen.
—¿no eres virgen? —.
—¿virgen?—, me pregunta confundida.
—o seda si ya tuviste tu primera vez, ¿te metiste algo grande y te dolió? —, y su expresión cambia, parece que ahora si me entendió.
Y me comenzó a contar más o menos el cómo fue. Resulta que sucedió en casa de la amiga de Auris y esta le enseño algunos juguetes de su mamá diciéndole que se sentía muy rico mientras le mostraba como se metía un pequeño tubo que vibraba en su conchita y después ella se lo prestó a Auris y e gustó en cómo se sentía la vibración en su entre pierna haciendo que le cosquilleara más de lo usual así que se lo metió hasta donde pudo sin embargo a ella no le entraba tanto como a su amiguita y esta le dice que solo tenía que empujarlo, pero Auris le daba miedo. “Entonces ya no te hablare”.
Auris no sabía qué hacer, no quería que le dejaran de hablar, se supone que era su mejor amiga a tal punto que terminó aceptando sus condiciones, pero como le daba miedo dejo que ella hiciera todo.
Simplemente se apoyó en la cama y dejó que esta hiciera lo que quisiera y lo primero que sintió fue su deliciosa lengua recorriendo su vagina y después en cómo le estaba acariciando con el vibrador para luego tenerlo chocando contra su himen hasta que de un momento a otro Auris rompe en llanto al sentir que algo dentro de ella también se había roto.
Ese día no sabía cómo sentirse, estaba aterrada cuando vio sangre al mismo tiempo que le dolía y ardí. Ya no quería continuar, no obstante, su amiga la estaba consolando diciéndole que a ella también le dolió, pero luego se sentirá rico sin embargo Auris no sabía que pensar y de ese modo mi hermanastra había perdido su virginidad.
Al escuchar su historia me sentí algo aliviado, porque no lo perdió con otro tipo sin mencionar que su amiguita me había allanado el camino por lo que estando en esa situación quería retomar lo que estaba haciendo, pero escucho la puerta de la habitación de al lado y me acobardo —parece que alguien se levantó—. Y rápidamente me pasó a mi cama y en el momento que nos arropamos abren la puerta. Por un momento me hiso sudar frio al imaginarme de lo que hubiese sucedido de no haber escuchado la puerta, que incluso la erección que tenía desapareció y tras ese susto me quedé dormido.
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