Juego peligroso con la tía de mi esposa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Deudas y la falta de oportunidades en este país Latinoamericano, hizo que me fuera al norte del continente para hacer un poco de dinero. Deje a mi esposa y un hijo. Tuve la suerte que una tía de mi esposa me recibiría en los Ángeles. Inicialmente estaría seis meses y luego vería la posibilidad de más tiempo.
Yo no conocía a la tía de mi esposa, más que por referencias y algunas fotografías, debía tener ya unos 48 años. Yo soy Juan Carlos de 29, mido 1.75 mt, tez blanca, no soy gordo ni flaco, me mantenía en buena forma, iba al gym dos o tres veces por semana.
Al llegar a los Ángeles, Mónica, la tía de mi esposa, me fue a traer al aeropuerto, al verla me vino a la mente lo que me había comentado mi esposa, ella no era fea ni remotamente, sino que descuidaba su figura y su imagen, al parecer su divorcio y la ida del hogar de sus hijos, que ya habían hecho su vida aparte, le había provocado depresiones al grado que la tía Mónica se descuidaba bastante en el aspecto físico (tenía varias libras de más) y emocional (bebía con frecuencia). Sin embargo tenía buen carácter cuando estaba bien. Ella es bajita, 1.60 mt, algo regordeta, tez sumamente blanca, ojos color miel, dos increíbles melones como tetas y un culo redondo pero gordito.
Yo viviría con ella esos primeros meses, si me iba bien, los próximos meses buscaría donde vivir. Yo le agradecí su hospitalidad. Ella me dijo que le serviría para tener compañía porque su vida era muy solitaria, y de verdad lo era. Mónica trabajaba de lunes a viernes, desde temprano hasta casi las 7 u 8 de la noche, los fines de semana se encerraba en la casa a beber o a dormir. Esa era su rutina.
Al segundo fin de semana, me daba tanta lástima verla en esas condiciones, que la comprometí a que saliera conmigo, fuimos a algunos supermercados enormes, luego la llevé a almorzar a un restaurante (con lo poco que ya me habían pagado por un empleo que conseguí al nomás llegar), debo decir que el ánimo de Mónica creció y se veía viva, fue allí que ella me confesó lo de sus depresiones y su vida solitaria. Yo le dije que la vida continuaba y que debía vivirla de la mejor manera, y de otras cosas con tal de animarla.
Aunque no fuera a un lugar de lujo o de gastar mucho dinero, yo la sacaba frecuentemente los fines de semana, a pesar de muchas veces su negatividad. Hasta que cierta noche de sábado, me dijo que cocinaría para mi, y la verdad resultó una experta cocinera, y luego abrimos una botella de ron añejo y nos pusimos a platicar de todo un poco. Hasta que llegamos al tema de la intimidad, allí ella me dijo que no había estado con un hombre en los últimos 3 años y medio, luego se le rodaron lagrimas en los ojos y me dijo que yo la había ayudado y que no quería ahora retroceder. Yo le dije que debía mejorar su imagen y luego de hacerse de algún novio, para tener con quien hablar, con quien salir o bien con quien tener sexo.
Esa noche seguimos bebiendo, comenzamos otra botella, como al otro día no trabajábamos no había problema. En eso la tía Mónica se puso cachonda, me tomaba de las manos y en ocasiones me acercaba mucho la boca. La verdad es que yo estaba también caliente, un mes y medio sin coger, para mi a los 29 era mucho tiempo, y con traguitos, la posibilidad de hacerlo con la tía de mi mujer comenzó a llenar mi cabeza. Y al parecer ella estaba dispuesta.
En una de esas nos besamos, un fue beso rico, labios y de último lengua, debimos estar besándonos un minuto y medio. –Te gustó?- me dijo ella insegura. No contesté solo la volví a besar ahora más apasionadamente. –Eres una bella mujer y no tienes necesidad de mendigar amor!- le dije al terminar nuestro segundo beso. Ella se sintió bien y ahora fue ella quien buscó mi boca, ese beso fue muy húmedo, ella metiendo su lengua en mi boca o retorciéndola contra la mia. Mis manos buscaron sus grandes tetas y las manosearon encima de su blusa.
Mónica desabotonándose la blusa, me dijo –hace mucho que nadie me las tocaba, te las obsequio1-, abrió su blusa y las pude ver con el sostén puesto, que solo cubría la mitad de ellas, eran bellas y aún tenían cierta dureza. Le besé la parte que no tapaba el sostén y subí hasta su cuello, luego busqué sus mejillas y el lóbulo de sus orejas, ella ya gemía excitada. Como pude le destrabé el seguro al sostén y ahora si tuve toda la panorámica de sus tetas, una linda aureola que guardaba sus pezones rosados, le besé los senos y tomé con los labios cada uno de sus pezones mientras ella daba quejidos de pasión. Tomé con las manos cada seno y me lo llevaba a la boca por turnos, mamándolos y chupando sus pezones. –Juan Carlos!, Juan Carlos!, que me haces?- decía la tía de mi esposa dejándose mamar las tetas.
La fui acostando en el sofá mientras le seguía chupando los pezones, le fui bajando el cierre de su falda, la tenía muy ajustada por lo gordita que estaba, se la saqué y quedó en bragas, unas bragas fuera de moda, parecía de mi abuelita, se las saqué también y pude ver su raja peluda, descuidada, enmarañada, pero en ese momento estaba bien para mi que estaba muy caliente, me bajé para darle una ración de sexo oral, me metí entre su pelambre y comencé a lamerle su raja hasta llegar a su clítoris, le puse especial atención a su este su botoncito, lo puse entre mis labios y lo lamía por dentro de mi boca, ella pegó un casi salto del sofá, quiso quitarme, pero ya era mia, comenzó a gemir y a pedirme que siguiera comiéndole allí. Mónica se retorcía en el sofá como si le sobreviniera un ataque epiléptico, yo seguía en lo mio comiéndome su chochita.
Luego inserté dos dedos en su raja, increíblemente estaba cerradita, la falta de sexo había casi clausurado su vagina. Pero empujando mis dedos pude penetrarla y casi inmediatamente sentí sus líquidos lubricantes de dentro de su raja, lo cual facilitó la entrada de mis dedos hasta que mis nudillos topaban en sus labios vaginales. Luego comencé a moverlos adentro de su vagina, luego adentro y afuera de ella. Poco a poco su raja se puso como una sopa mientras ella gemía y chillaba de excitación.
Yo en lo personal, ya estaba muy empalmado, mientras la dedeaba, me saqué el pantalón y el calzoncillo, saqué los dedos y me fui acomodando entre sus piernas, ella me recibió abrazándome y con otro beso húmedo, mi verga se fue deslizando entre su capullo, sentí cuando mi verga entraba en su vagina caliente, esa sensación fue fantástica. Seguí empujando hasta que se la tuve toda adentro, ella pujó y siguió quejándose de placer, yo abrazado a ella me puse a pistonearle mi verga. Ella levantó sus piernas y me entrelazó con ellas, estábamos bien compactos allí cogiendo rico. Yo le besaba los labios, luego el cuello y también sus tetas. De pronto Mónica comenzó a chillar, estaba alcanzando un buen orgasmo, me moví más rápido en su vagina para maximizar su corrida.
Vi que la tenida de su orgasmo la había agotado mucho, ante eso, se la saqué de la vagina y me fui subiendo para ponérsela en la boca, no sabía si aceptaría mamarmela si la tenía cubierta de sus jugos vaginales y de algo de líquidos preseminales (a algunas mujeres no les gusta metérselas a la boca asi), pero Mónica tomó mi verga con una mano y la empezó a mamar, primero la chupó toda para limpiarla, luego la lamía por todos lados con su lengua, hasta chupó mis cojones varias veces, yo la tenía bien dura todavía. Luego de darme una deliciosa mamada, la puse en cuatro siempre sobre el sofá, su culo era regordete con algo de celulitis, pero no importaba para nada en ese momento, la tomé por la cintura y la clavé de nuevo hasta el fondo.
Comencé a follarla al estilo perruno, ella gritaba y me pedía más y más rápido, pronto ella llegó a otro orgasmo fácilmente, yo la ensartaba fuerte buscando ahora el mio, la tomé por los hombros para asirme y darle buenos pistonazos profundos, yo ya estaba cerca, por fin estallé, fueron varios chorros de semen los que le metí en su raja, seguí moviéndome adentro de ella hasta que mi verga dejó de palpitar, había sacado toda mi leche.
Asi desnudos nos servimos otro trago con hielo, ella estaba exhausta. Al rato me agradeció la sesión de sexo, me dijo que ya no se acordaba lo rico y relajante que era. Yo le dije que todavía era una buena hembra en la cama y que debía de cambiar su ritmo de vida actual. Luego cada quien se fue a su habitación a dormir.
Debo decir que la segunda vez que nos acostamos fue un mes después de la primera, Mónica ya no quería tener relaciones sexuales conmigo, eso pensé. Pero la verdad era que ella se estaba sometiendo a una dieta, salía a trotar por la mañana, se empezó a arreglar y bajó como 10 libras de peso, a veces volvía a caer, pero yo la levantaba y la animaba. A las cuatro semanas exactas, ella me hizo una cena sorpresa, se puso una mini para mostrarme sus avances en su figura, la tía se veía deliciosa, apetecible. Luego de la cena, en el mismo sofá nos empezamos a besar como la primera vez, yo le meti una mano entre su braguita y sorpresa!!, ella se había depilado totalmente su raja, le saqué su braguita y le abri las piernas para vérsela, labios rosados y finos, un lindo botoncito del clítoris, hasta su culito era rosadito.
Le empecé a dar una mamada soberbia de chochita, ella gemía y se retorcía en el sofá, yo no dejaba de comerle su bello sexo y su arrugadito culo, la hice venirse en mi boca y tomarme sus juguitos. Yo ya quería ensartárla, pero ella me detuvo, me dijo que esperara, se puso de pie, me tomó de la mano y me llevó a su recamara, allí frente a mi se despojó de su ropa, la verdad es que la tía se miraba rica, luego ella me fue quitando la ropa y me acostó sobre la cama y poniéndose entre mis piernas comenzó a darme una magnifica chupada de verga, una de las mejores que yo recuerdo.
Luego de casi hacerme correr, se subió sobre mi y tomando mi verga se la metió en su raja, después se puso a moverse encima de mi, metiendo y sacando mi verga de su coño. Ella controlaba todo, me besaba las tetillas, la boca y me cabalgaba a diferentes velocidades. Que rico cogía Mónica!. Su cabalgata la llevó a su nuevo orgasmo, yo le tomé de las tetas y se las mamé mientras ella mordía sus labios y degustaba su venida.
Luego me tocaba, me fui levantando y sin sacársela, la puse ahora a ella acostada y yo encima follándola duro, le levanté las piernas y tomé sus pies, me di cuenta que ya se hacía pedicure, aquellos pies duros ahora eran suaves y bien mantenidos, me metí cada dedo de su pie en la boca mientras la penetraba, ella gimió y gritó que le gustaba todo lo que yo le hacía, estaba punto de correrse de nuevo, la tia resultó multiorgasmica, pues no había pasado más de diez minutos de su anterior corrida. Asi que le empecé a dar duros pistonazos para hacerla llegar, y surtió efecto, pero a la vez fui llegando al mio, pistonee duro y al verla llegar le solté mi semen dentro de su vagina. Nos movimos otro rato hasta que quedé seco y ella agotada.
Nos besamos y ella se abrazó a mi, me agradeció que le hubiera cambiado la vida. Y seguimos cogiendo toda la noche, solo nos deteníamos a tomar aire y descansar, para luego continuar.
Cabe decir que a partir de esa noche, salimos como pareja, de la mano, abrazados, no había problema, como nadie me conocía a mi. Los primeros quince días de eso, cogíamos casi a diario, o al menos teníamos sexo oral. Al poco tiempo, ya era hora de marcharme, ya que visa estaba para seis meses continuos, debía regresar ami país y estar un mes antes de volver a regresar (debo decir que en el aspecto económico me iba muy bien e iba a regresar como estaba planeado, por eso mi esposa no tuvo reparos en dejarme regresar a los Angeles de nuevo).
Al regresar, la tía de mi esposa, había cambiado radicalmente, había cambiado muebles, redecorada la casa, había bajado otras 10 libras de peso, ropa más sugestiva. El mismo día que llegué por segunda vez, follamos como novios que no se había visto en mucho tiempo, cogimos por un buen rato.
Fuimos pareja de nuevo por esos largos seis meses nuevos. Le desfloré su culito a sus 48 años. Cuando me tuve que regresar definitivamente (mi esposa me lo pidió), crei que ella volvería a recaer, pero no fue asi, ella siguió su nueva vida.. me alegro por Mónica.
Esto fue hace ya tres años, y aún recuerdo mucho con nostalgia, mi estadía alla con ella.
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