Juegos de primos
Las circunstancias, nos fueron llevando a a mas.
Esto que les relatare sucedió cuando tenía 13 años, siempre fui muy tímido y reservado, quizá porque me crie entre mis hermanas. De la misma manera siempre fui muy recatado y algo inocente.
Mi compañero de juegos era mi primo, cuatro años menor que yo, un niño gordito, blanquito, su pancita se notaba mucho ya que era chaparrito. Era un niño muy bonito, de esos de comercial. Yo en ese entonces también era gordito, en mi no se notaba tanto ya que siempre e sido alto, también era un niño bonito o al menos eso nos decía la gente, pese a la diferencia e edad la pasábamos muy bien, siempre jugando con muñecos o bien con su consola de videojuegos.
Nuestra relación era bastante estrecha, prácticamente nos considerábamos hermanos, y nuestros papás estaban felices de ello. Incluso solíamos quedarnos a dormir en la casa de el otro, y en ocasiones nos bañábamos juntos, siempre en ropa interior y para ser sincero nunca nos habíamos visto de alguna forma que no fuera como de camaradas, como nos decíamos.
Esto más bien fue sucediendo por circunstancias que ninguno llegó a planear. Esto porque como ya les dije era muy recatado, incluso consideraba el sexo como algo realmente pecaminoso. Aún así de vez en cuando me masturbaba cuando estaba a solas.
Por aquel entonces yo tenía una novia, que era mi vecina, ella también tenía 9 años, como mi primo. Éramos novios de manita sudada, como lo llaman aquí en México.
Todo comenzó un día que yo me quede a dormir en casa de Jorgito. Su mamá llegaba de trabajar como a las 12 de la noche, su hermano mayor salía de fiesta los sábados, y su papá se encontraba en mi casa, con mi papá. Razón por la cual estábamos solos.
Eran como las 10 de la noche cuando nos fuimos a recostar a su recamara, teníamos la luz apagada, no nos habíamos dormido ya que estábamos platicando de nuestras novias, ya que el al enterarse de que tenía una, decidió inventarse una ficticia, yo lo sabía pero aún así le seguía el juego.
Tratando de competir, como es normal en los niños, es que se sentaba nuestra conversación.
-¿Oye Jorge y ya se han besado de lengüita?
-Si varias veces. Me dijo algo apresurado por contestar puesto que no se quería quedar atrás.
Seguimos así haciendo preguntas de que es lo que hacíamos con nuestras novias.
-Abecés cuando nos besamos le tocó sus piernas. Me dijo.
-¿Y ya han cogido? Me pregunto el, extrañandome por su pregunta, quizá lo había escuchado de su hermano.
-No, todavía no, pero sí me dan ganas. Le conteste abiertamente.
-¿Pero no te da asco que te lo llene de popo?
-Pero no se lo voy a meter por hay. Le dije algo risueño por su pregunta. Al parecer aun no tenía idea real de cómo era el cuerpo femenino. Esto me hizo comprender realmente que solo repetía palabras que había escuchado de alguien más.
Paso un rato con otras pláticas, hasta que lo empecé a molestar diciéndole que seguramente no tenía novia.
-¿A ver como es un beso de lengua? ¿Y así sabemos quien dice mentiras?
Más que algo erótico, nos encontrábamos jugando, así que nos acomodamos uno frente al otro y nos empezamos a besar, el solo dejaba su boca abierta mientras yo recorría por completo sus labios y metía mi lengua en ella y jugaba con la suya. Pará ser sincero no me gustó lo que sentía, no por ser un niño pequeño, si no por ser hombre. Fue como un minuto.
-Así es ¿ya se habían besado así?
-Si barias veces, y más. Me dijo tratando nuevamente de hacerse el experto.
-¿Y que más hacen?
-Mira. Me dijo para luego, volver a empezar a besarnos.
Yo seguía sintiéndome incómodo con eso, más porque ahora era el quien metía su lengua y jugaba con la mía, llenándome mucho de su saliva. Mientras lo hacía, pasó sus manos hacia mí espalda, abrazándome, su mano empezó a bajar torpemente, pasando por mi trasero hacia mi pierna, dándome apretones. No sentía mucho su tacto ya que yo estaba aún con la ropa que había usado todo el día.
Decidí seguirle el juego y también lo abrace, puse mi mano en su espalda, pero para demostrar que sabía más, la metí bajo su playera, acariciando su espalda, luego fui bajando pasando por sus nalguitas, hasta también llegar a su pierna. El acostumbraba usar short todo el tiempo, por lo cual mi mano a diferencia de la suya si hizo contacto con su piel, era muy tersa, posicionado en ese lugar, también le daba apretones en su muslo, para lentamente ir subiendo, aún dentro de su ropa, hasta donde el elástico me lo permitió, tocando el comienzo de sus nalguitas, aún cubiertas por su ropa interior. La sensación desagradable de los besos fue opacada, por la excitación que sentía al estar tocándolo. Quería sentir más de él pero, por nerviosismo no seguí avanzando. Por otro lado el si metió su mano dentro de mí pantalón y sentía su mano apretando mis nalgas.
No se cuanto duramos así, hasta que así como empezamos, el momento termino.
Después de eso nos dispusimos a dormir, un rato después llegaron mis tíos.
Durante el siguiente día y la siguiente semana ni tocamos el tema, hasta que nuevamente era sábado, y nuevamente me quedé a dormir en su casa. El cuadro de la semana pasada se repetía, estábamos el y yo solos, ya acostados con las luces apagadas.
Estábamos jugando un juego que ya muchas veces habíamos jugado. Consistía en hacernos cosquillitas (caricias, por turnos, hasta que alguno se quedara dormido. Decíamos que llevábamos autos y los reparábamos, para luego acariciar la parte donde nos dijéramos.
Todo parecía como de costumbre. Traigo una camioneta, para acariciarnos la espalda. O una combi para acariciar nuestro estómago y pecho. Todo esto por turnos, lo hacíamos durante unos minutos y luego nos íbamos turnando.
Cómo ya dije este juego ya lo habíamos practicado antes, siempre sin playera, y nunca habíamos visto esto más que un juego, pero quizá la sucedido la semana pasada, había cambiado algo en ambos.
-Bueno señor, ahora le traigo un bochito. Dijo Jorgito. Era la primera vez que usaba ese término durante el juego.
-¿Cuál es señor? Le conteste.
Cómo la luz estaba apagada, no sabía a dónde se refería, así que sólo coloque mi mano sobre su estómago.
-Dígame donde es señor, ahorita lo reparamos.
El guio mi mano hasta su vientre y un poco más abajo, por lo que dejaba ver la luz que entraba por la ventana, había bajado su ropa, hasta donde comenzaba su pene. Su piel se sentía extremadamente suave, casi de terciopelo, sin ningún rastro de vello, en todo momento pasaba mis dedos por donde estaba el elástico de su ropa rozando el comienzo de su pene, que daba bronquitos cada que lo hacía. Esta vez la cesión duró más de lo acostumbrado, aún así ninguno decía ni una palabra.
Di por terminada su cesión y ahora seguía yo. Desabroche mi pantalón y lo baje junto con mi ropa interior, hasta las piernas. Dejando mi intimidad al aire. Mi pene que en ese entonces media unos 12 cm, por la erecciones que tenía, quedó apuntando hacia mi ombligo.
-Señor yo también le traigo un bochito. Le dije, para luego guiar su mano al comienzo de mi cadera.
El solo fue avanzando hacia mí pelvis, se detuvo un momento cuando sus dedos hicieron contacto con la piel de mi pene, que respondió con un brinco.
Solo fue un momento en pausa, para luego seguir acariciándome, como mi pene apuntaba hacia arriba, no le quedó de otra mas que también acariciarlo, sus carisias recorrieron mi pene desde mis testículos, hasta la punta de mi pene, donde salía solo un poco de mi capullo, ya que mi prepucio aun no bajaba por completo. Siempre e sido una persona lampiña, por lo tanto no se encontró con mucho vello, ya que apenas comenzaba a salirme, sólo un poco en el comienzo de mi pene pre púber.
-Señor le traigo otra vez el bochito. Me dijo mientras terminaba mi sección. Y se volvía a acomodar, Bajando también su ropa.
Me gire y acomode volviendo a acariciar su vientre de niño, mientras mi pene, ya mojado rozaba su desnuda pierna.
-¿También me haces cosquillitas en el pitó? Me pregunto algo cohibido.
Sin contestar baje un poco más, esta vez encontrándome con su pequeña erección, tenía un penecito de unos 5 cm, muy delgadito, a diferencia de el mío, el suyo se mantenía completamente erguido apuntando hacia arriba, así que para acariciarlo prácticamente lo estaba masturbando, pude darme cuenta de que su prepucio estaba todavía completamente cerrado, entreteniendo me también jugando con esa piel que quedaba en forma de flor sobre su capullo. También le acaricie sus huevitos, pequeñitos, y muy escondidos.
-¿Oye ya te has hecho chaquetas (masturbación)? Le pregunté mientras seguía acariciándolo.
-¿Cuáles son esas?. Me dijo, casi como un susurro.
-Cuando te haces así. Le dije mientras con solo ayuda de unos dedos, lo empecé a masturbar.
-Aaaa una puñeta, si ya. Sabía que mentía, y que de nuevo buscaba solo impresionarme.
-¿Y Karol (mi novia) ya te la a puñeteado?
-No aun no. Lo cual era cierto.
-Nos hacemos una puñeta? Tu a mi y yo a ti. Le dije
Me volví a colocar boca arriba y nuestros brazos se entrelazaron, para masturbarnos mutuamente. El si enredo su mano completa en mi pene, mientras me masturbaba torpemente.
No se cuanto duramos así, sin decir nada, solo complaciéndonos con la mano del otro, era la primera vez que una mano que no fuera la mía me tocaba, y en verdad me gustaba mucho, igual que a él, porque ninguno de los dos teníamos pensado detenernos.
Se nos escapó el tiempo de las manos, porque escuchamos que alguien llegaba a la casa, así que rápido nos cubrimos y tuvimos que dejarlo así, ya que mi tío y mi otro primo dormían en la misma recamara. Nosotros en un colchón inflable en el piso, pero aún así no nos arriesgamos a que nos descubrieran.
Al día siguiente ellos acostumbraban ir a una iglesia cristiana, donde estaban desde las 11 am, hasta las 2 o tres de la tarde. No recuerdo que pretexto usamos para no acompañarlos.
Puntuales se fueron, dejándonos nuevamente solos. Ninguno tocó el tema de lo sucedido, en un buen rato, estábamos jugando videojuegos, cuando en los emuladores encontramos uno que parecía ser erótico, se veían dibujos tipo anime sin ropa, pero no sabíamos como jugarlo porque estaba en japonés. Solo lo veíamos.
-¿Oye y si nos hacemos una puñeta? Me pregunto Jorgito.
-Si ¿pero y si mejor vemos porno en la compu de Luis?
Nos fuimos al estudio de su hermano, el se sentó en la silla frente al escritorio y ya en un sillón a un lado.
Pusimos el primer video que encontramos, era de una rubia, que simulaba estar en la cárcel, siendo follada por tres policías, cada uno, en uno de sus tres orificios.
Ambos teníamos la mano metida dentro de nuestra ropa, masturbándonos si despegar la vista de la pantalla.
Era la primera vez que Jorge veía algo así, lo se porque mientras se masturbaba, no dejaba de hacer preguntas, sobre cuantos hoyos tenía una mujer, si le dolía, incluso cuando vio el semen se sorprendió. Por otro lado para mí, era mi primer video, pero ya había visto revistas antes. Además que en la escuela ya me habían explicado todo lo anterior.
-Wooow ¿Qué es eso? Dijo ante las eyaculaciones que esos hombres dejaban en la boca de la chica, para luego tragar todo ese semen.
-Son mecos ¿ya te salen? Ese es el término que usaba en ese tiempo.
-No ¿a ti si?
-No tanto, pero ya me salen. Le conteste medio riéndome.
-Jálatela bien para ver si ya te salen. Volví a dirigirme a el.
Siguió mi consejo y para poder masturbarse mejor, bajo por completo toda su ropa quedando desnudo de la cintura para abajo. Así siguió con lo suyo mientras se reproducía otro video. Yo no podía apartar la vista de su desnudes, pude confirmar todo sobre lo que había sentido de su pene un día antes, solo agregándose el dato de que se le marcaban las venitas, por el color claro de su pollita.
Decidí hacer lo mismo y también me desnude de la cintura hacia abajo, el tampoco lo paso desapercibido, y ahora el video no nos importaba, ambos veíamos al otro masturbarse.
-¿Y si nos la jalamos como ayer? Me atreví por fin a decirle.
-Si, a ver bien tu pito. Me dijo
Ambos nos miramos, como inspeccionando nuestros miembros, una combinación entre curiosidad y deseo. Fue ahí cuando ambos cruzamos nuestras brazos y nos empezamos a masturbar mutuamente. El lo hacía muy torpemente y de vez en cuando me lastimaba, al querer bajar más mi prepucio.
-¿Oye y te animarías a mamarlo, te atreves? Le pregunté sin dejar de masturbarnos.
-No se ¿y tu a mi te animas? Me dijo ahora como retándome.
-Va, nos turnamos, contamos hasta cien y luego el que sigue. Quien empieza.
Estuvimos un rato debatiendo en quien primero, con mucha risa e intentos que se quedaban a medias. La verdad me daba algo de asco hacerlo y a él también. Les recuerdo que hasta este punto lo estábamos haciendo más por juego, que por atracción.
-Bueno ahora si ya lo voy a hacer. Pero mejor nos vamos a la recamara. Me da miedo que alguien llegue. Le dije.
Nos fuimos a la recamara, solo con la ropa de arriba, lo de abajo ya nos lo habíamos quitado completamente. El fue al frente y hasta ese momento vi bien su precioso culito, muy redondito y muy suave, completamente blanco. Hasta ese momento me empecé a excitar realmente. Era el primer culo que veía en carne propia. Y se me antojo tocarlo, si alguien lo hubiera visto no pensaría que era un varoncito, si no, todo lo contrario.
Tratando de divagar de hacerle la felación, nos distraje diciendo que si nos quitábamos ya toda la ropa. Ambos ahora completamente desnudos nos tumbamos en la cama. Una escena que cualquier amantes de los niños hubiera disfrutado. Y que ahora al recordarlo me causa gran excitación.
-Bueno aquí voy. Le dije mientras bajaba mi rostro hasta donde se encontraba su intimidad al aire.
Su penecito seguía completamente erecto, cerré los ojos y lo lleve mi boca, lo abarcaba completo, incluso mi labio inferior quedaba sobre su pequeño escroto. No me moví solo lo dejé dentro de mi cabidad. Me di cuenta que realmente no tenía ningún sabor, solo un olor a orines. Hay empezó la cuenta, el era quien la hacía. No sabía dónde colocar mi lengua, así que buscando lugar la pasaba de un lado a otro, acariciando su miembro, incluso mi lengua terminó llenándose de unas pelusitas que tenía en su prepucio cerrado.
-100. Dijo al terminar de contar.
Me aparte y ahora intercambiamos lugares.
-No manches me quedo bien mojado. Me dijo mientras secaba mi saliva con su playera. Tratando de divagar, también haciendo tiempo.
Sabía que lo tenía que hacer, así que también resignado, se coloco a la altura de mi pene, cerró los ojos y se lo llevó a la boca, casi para inmediatamente apartarse.
-No manches, está mojado, sabe a sal. Dijo limpiándose la lengua.
-Te toca we, yo ya lo hice, no seas tramposo ¿o no te animas? Le dije con tono desafiante.
-Pero tapas la cabeza del pitó, es que esta mojada.
Accedí, y subí mi prepucio lo mas que pude, cubrí mi glande y luego lo hice hacia abajo por un lado. Cuando vio eso ahora si se lo metió a la boca, muy poco realmente, y ahí se quedó completamente quieto, hasta que terminó la cuenta a 100.
Volvimos a cambiar de lugares y volví a meterme su pedacito de carne a la boca. Esta ocasión no moví ni mi lengua, incluso evite a toda costa tocarlo con algo que no fueran mis labios, en el comienzo de su tronquito.
-Y si le haces como hace rato. Me dijo casi susurrando.
-Tu así le hiciste, entonces te hago igual ¿o me vas a hacer como yo te haga. Le dije apartándome un poco.
-Si, vamos a hacer lo que el otro haga va. Me dijo emocionado.
Creyendo en sus palabras, comencé ahora pasando mi lengua desde sus huevitos, subiendo por sus ingles, terminando pasándola por su pollita, para luego meterla en mi boca nuevamente, pero ahora sí moví mi lengua dentro, como si lo estuviera masturbando. El sabor no me desagradaba, pero tampoco es algo que me gustara. Por otro lado el reflejaba una cara de completa satisfacción. Mis manos se posaron bajo su cadera, tocando por fin esas nalguitas que tanto me habían excitado.
La cuenta terminó, me separe para finalizar con un beso en la punta de su penecito.
-Bueno sigues tu, pero acuérdate que es igual e. Le dije mientras me recostaba.
-Si, nada más que lo voy a secar.
Se puso en posición recostado boca abajo, dejando su cara a la altura de mi púbera intimidad. Tomó mi pene con una mano y con la otra, seco mi glande ayudándose con su short.
Se quedó un rato observando mi pene, aún sujetando lo con la mano, para luego empezar a imitar lo que yo hice, empezó a pasar su lengua por mis testículos, solo sentir el calor de su lengua me hizo estremecer, solo fue un momento para luego pasar también su húmeda lengua por mi ingle.
-Si tu quieres agregar algo, para que yo te haga. Tienes que hacerlo he.
Al escuchar eso, asintió y volvió a mis testiculos, para ahora, comenzar a besarlo muy sensualmente, recorriendo cada parte de mi escroto. En momentos incluso me incomodaba, porque los sorbía para tratar de que entrarán a su boca. Después continuó con mi ingle, para empezar a pasar su lengua desde el comienzo de mi pene.
Rayos, la cuenta había terminado, había perdido mucho tiempo con mis huevos, que ahora no me lo había alcanzado a mamar.
-¿Oye y si ya no contamos? Es que cada que uno agregue algo se acabara el tiempo.
-Pero enserio he. Me dijo para seguir.
Terminó por llegar a mi glande, ahora si descubierto hasta donde podía, y pasó su lengua. Yo nuevamente estaba lubricado, a lo que reaccionó con cara de desagrado. Y dudo un poco antes de meterce, solo una parte de mi pene a la boca, fue aproximadamente la mitad. Ya dentro de su cavidad empezó a pasar su lengua de un lado a otro, esto se sentía muy bien, era la primera vez, que tenía una sensación así, casi de querer eyacular sin la necesidad de subir y bajar mi mano. La cara de Jorgito reflejaba desagrado, y era natural ahora estaba saboreando por completo mi joven pre semen. Aún así como el había disfrutado su cesión no le quedaba de otra que seguir mamando. Lo único que omitió fue tocar mi culo, pero eso no me importaba, estaba recibiendo mi primer mamada, que si bien no era una como tal, me tenía en las nubes sentir la boquita de mi primo de 9 años.
Ahora, si había terminado mi turno, antes de retirarse hizo lo mismo y beso mi glande, quedando un hilo transparente hasta sus labios, instintivamente lo lamio. Así que intercambiamos lugares. Antes de recostarse, fue a la cocina por agua, decía que tenía el sabor por toda la boca. De esta manera nuevamente pude apreciar sus nalguitas que cada vez se me antojaba más. Esto había dejado de ser un juego, y ahora por primera vez veía a ese niño como objeto sexual.
Ya recostado seguía mi turno, hice lo mismo que el, y saboree completamente sus huevitos, estando en ese lugar baje un poco más mi lengua, rozando la división de su escroto y su culito, tomé sus regordetas piernas y se las doble hacia arriba, dejando un espectáculo frente a mi, le daba besitos en sus ingles, en sus piernas y en lo que alcanzaba de sus nalguitas. El solo me observaba mientras se reía cada que sentía mis labios. En un momento no pude contenerme más y pegue mis labios a la división de sus nalguitas y ahí metí mi lengua haciendo contacto con su hoyito, tenía un olor y sabor propios de un niño. El solo dio un brinco cuando me sintió invadiéndolo por ahí. No me agrado mucho así que terminé por subir y nuevamente mamar su pene mientras acariciaba sus nalguitas.
Volvimos a cambiar, el imitó lo que yo hice, solo que el no llego hasta mi ano. Igualmente termino dándome una mamada riquísima y en esta ocasión también manoseo mis nalgas.
Nuevamente era mi turno, en esta ocasión me fui directo a chupar su penecito y huevitos un rato.
-Bueno ahora date la vuelta. Le dije dirigiéndolo con mis manos.
Quedo boca abajo, su culito quedó parado hacia arriba, empecé dándole besos en sus nalguitas, a pesar de no haber disfrutado de él olor y el sabor la primera vez, me vi hipnotizado por su blanco y regordete culito. Separe sus nalguitas y pase mi lengua por toda su rajita, podía apreciar su hoyito rozado, completamente cerradito. Esta ves no le di importancia a lo demás y le mame su anito, tratando de meter un poco mi lengua.
-No manches, se siente bien raro, aaaiii. Me decía con su voz un poco quebrada.
-¿No te gusta?
-Si ¿Pero no te da asco? Me decía mientras trataba de voltear a ver que le hacía.
Me levante y recosté sobre el, dejando mi pene completamente duro y mojado entre esos dos preciosos montes. Me daba, pena o quizá miedo penetrarlo, sabía cómo hacerlo en teoría pero por mi timidez me limite a restregar mi miembro un rato en su culito. Se escucha a él ruido viscoso de cómo mi pre semen lo estaba mojando.
-¿Me estas cogiendo? Me pregunto levantando un poco la cabeza para ver.
-Si, que rico se siente. Le dije.
Mi respiración estaba agitada, por otro lado el solo se dejaba hacer eso, sin saber ninguno de los dos que yo por ser cuatro años mayor que el, estaba abusando sexualmente de el.
-Bueno ahora sigo yo va. Me dijo empezando a levantarse.
Omitió por completo la felación y la lubricación. Solo se coloco detrás de mí y puso su pedacito de carne en medio de mis nalgas, a diferencia de mi, el si lo puso sobre mi hoyito, por mi virginidad y su tamaño no alcanzaba a penetrarme, pero debo admitir que sentir su penecito suave moverse no me incómodo. Ninguno decía nada. Solo de vez en cuando nos reíamos quizá por los nervios.
Estuvo un rato moviéndose, el tiempo ya no nos importaba a ninguno de los dos, ya ninguno contaba. Lo hizo por unos 5 minutos.
-Bueno sigo otra ves yo.
Volvió a recostarse, esta ves tome mi pene y se lo restregué sobre su virginal orificio, quise penetrarlo, incluso entró un poco, pero el solo se quejo y me expulsó. Seguí un rato más frotándome en el. Yo sentía que en cualquier momento vaciaría mis testículos sobre el. No sé si por nervios pero solo era la sensación, pero jamás terminaba por venirme.
Hicimos el cambio un par de veces más. La última estaba nuevamente sobre el, punteando su hoyito. Solo se escuchaban nuestras respiraciones agitadas y el sonido que provocaba mi verga al resbalar por el canal que formaban sus nalguitas.
-Ya voy a terminar. Le dije sintiendo como mi semen ya pedía salir.
-Yo también, vamos al baño para no ensuciar de mecos. Dijo mientras los dos nos reíamos.
Nos fuimos al baño y nos masturbamos uno frente al otro, hasta que no pude más y empecé a arrojar mi semen, era la primera vez que tenía una eyaculación así de potente, incluso los primeros dos disparos le cayeron a él, en su pancita. No le dio mucha importancia y siguió con su faena frenéticamente, mientras mi leche le resbalaba, hasta llegar a su mano y prácticamente lubricar su masturbación. No sé si de verdad terminó, pero en un momento solo se contrajo mucho para luego dejar su pollita tranquila. Habiendo terminado, solo nos pusimos a reír como si de un chiste se tratara. Nos vestimos y seguimos jugando xbox.
Nuestra relación no cambió, fueron días sin siquiera tocar el tema, como si no hubiera pasado.
Llegado nuevamente el sábado, nos encontrábamos jugando en un parque cerca de su casa.
-Oye me siento raro por lo de el otro día. Me dijo al fin tocando el tema.
-¿De qué o por qué?
-Por las marranadas que hicimos, somos hombres los dos, y mi mamá dice que es pecado.
-No pasa nada, estábamos experimentando, es normal. Nada más no hay que decirle a nadie va. Pará que no nos vallan a prohibir vernos. Esto se lo dije, porque una vez escuchamos que su mamá le decía a la mía, que ya no me dejara juntar con Luis, otro primo, porque este le había enseñado el pene a Jorgito una vez. Razón por la cual ya no veíamos a ese primo.
Ese mismo día, cuando llegamos a su casa, nos metimos a bañar, ya antes lo habíamos hecho juntos, incluso mi papá y el suyo se encontraban en la sala de estar mientras lo hacíamos.
Siempre lo hacíamos con nuestra respectiva ropa interior, y esta no fue la excepción. Solo que esta vez no podía dejar de notar sus partes debajo de su calzoncito mojado.
No estoy seguro como comenzó el juego, pero este consistía en hacer espuma y así inflar nuestro calzoncillo para que luego el otro tratara de encontrar el pene de el otro. Al principio solo tocábamos un poco, hasta que fue subiendo de tono, y cada que encontrábamos el miembro del otro lo masturbábamos un poco.
-¿Oye y el otro día no te salieron mecos verdad?
-No ¿Cómo le haces tu para que te salgan?
-Jalándomela me empezaron a salir.
-¿Nos hacemos una puñeta de rápido? A ver si ya me quieren salir.
Ambos nos despojamos de nuestros calzoncillos y nos empezamos a pajear, nuevamente uno frente al otro.
-¿Y si nos lo mamamos como el otro día? Para acabar rápido. Esto se lo dije porque mi tío acababa de decirnos que el agua caliente ya se iba a terminar.
-Va pero tu primero. Me dijo agitando su pequeño pene.
Me hinque y lo lleve a mi boca, esta vez si me moví, dando un felación real, mientras movía mi cabeza, lo sujetaba de su redondo culito. El se empezó a mover como desesperado, para ese momento yo estaba quieto mientras el se movía follando mi boca. No tardó mucho, cuando empecé a sentir como sus piernas temblaban y su culito se apretaba, creo que estaba teniendo un orgasmo.
Se quedó un rato quieto, solo riéndose, me levante y le pedí que se hincara. Pero en lugar de eso se sentó en el retrete, puse mi pene frente a su boca, y rápidamente empezó a mamar, el también me tomó de mis nalgas, y también empezó a chuparlo bien, imitando lo que yo había hecho, solo le metía la mitad, de mi verga, su boca estaba muy abierta e incluso escurra salíva por su mentón, en todo momento me miraba, con esos ojos grandes, lo tomé de la parte trasera de su cabeza y como el empecé a follar su boca, el también dejó de moverse.
Sentía por completo toda su caliente boquita, incluso llegaba a chocar con sus dientes, pero no me detenía, ya no hacía el intento por chupar, solo estaba hay con la boca abierta, sin despegar su mirada de la mía, sus ojos estaban rojos como si quisiera llorar. En algunos momentos me apartaba un poco después de dar arcadas porque mis 12 cm llegaban hasta su garganta. Tampoco dure mucho, cuando sentí que mi esperma subía, se lo hundí hasta donde alcance y empecé a vaciarme, el al sentir mi semen en su garganta, rápido se apartó, tratando de escupir lo que había alcanzado a dejarle dentro, el resto de mi semen callo en su cuerpo, no fue mucho lo que le di, pero seguramente, si había tragado algo, porque empezó como a querer vomitar.
-No hagas tanto ruido, va a venir tu papa. Le dije tratando de calmarlo.
-Es que me lo comí, y me hormiguea la garganta.
Se enjuago la boca con el agua de la regadera, y luego nos dispusimos a salir.
Ya por la noche nos disponíamos a dormir, así que nos recostamos. Nuestros padres seguían tomando en la sala, así que muy silenciosamente jugamos a las cosquillitas, ambos éramos ahora adictos a estos juegos, por temor a ser descubiertos lo más que hicimos esa noche, fue jugar a puntear nuestros penes, uno frente al otro, movíamos nuestro respectivo pene rosándolo con el del otro, como jugando espaditas. Hasta que terminamos haciéndonos una paja mutua, solo que esta vez, con nuestra mano dentro de la ropa del otro, hasta que volví a eyacular, ahora mojando su mano y mi ropa, el solo se limpio con una sabana y yo tuve que dormir mojado por mi semen.
Durante el resto de la semana, éramos solo unos niños que se consideraban mejores amigos, siempre jugando, pero los sábados el siempre lanzaba la pregunta.
-¿Hoy hacemos marranadas?
Cada sábado ya fuera en su casa o en la mía terminábamos masturbándonos uno al otro, o haciéndonos sexo oral, o frotándonos, simulando follar. Cuando nos bañábamos, ya lo hacíamos desde un principio ya desnudo. Por lo regular siempre acababa en sexo oral, y muchas veces me venía en su boca, ahora solo me pedía que le avisara para no tragar mi semen. Aún así le dejaba hasta la última gota dentro de su cavidad, para luego el escupir y correr a enjuagar se la boca.
Un sábado de tantos, nos quedamos a dormir en mi casa, tuvimos una pijamada con mis hermanas, la pasamos escuchando historias de terror.
Ya tarde nos fuimos a dormir, los cuatro en la misma cama.
Arriesgándonos a ser descubiertos por ellas que dormían a un lado de nosotros, estábamos haciéndonos cosquillitas en nuestros penes, no recuerdo de quien fue la idea, pero empezamos a frotarnos uno en el otro en posición de cucharita por primera vez. Primero el a mi, por esta posición podía sentir mejor su pedacito, entre mis nalgas. Se movía con mucha cautela, mientras con su mano me masturbaba. Luego de un rato intercambiamos, terminé por poner mi miembro en medio de sus piernas, porque al ponerlo entre sus nalguitas se doblaba hacia arriba y me lastimaba. Restregué mi mojado glande por sus huevitos, rozando también su virgen anito. También me moví con mucha cautela, aunque se escuchaba el movimiento de las sábanas y nuestra respiración algo agitada.
Volvimos a hacer el cambio, pero esta ves separe mis nalgas para que su penecito quedara prácticamente en mi entrada, solo la rosaba, pero se sentía muy bien. Me tenía agarrado de la cadera, moviéndose cada vez más fuerte. Sentía como estimulaba mi ano de una manera que no sabía que se podía, yo también me movía hacia atrás para tratar de que me penetrara, lo cual no pasó.
Nos dimos la vuelta, me hacer que a él, y no se si fue por la posición o por lo lubricado que lo había dejado, pero casi por accidente sentí como lo penetre, sentí el calor y la estreches de su ano virgen.
Instintivamente quiso alejarse, pero de la misma manera, yo hundí mi miembro dentro de él, lo tenía sujetado con mi mano de sus geniales. Me quedé quieto un rato con mi pene dentro de su esfínter, mientras lo masturbaba, quizá por el dolor que sentía su penecito se puso flácido.
Empecé nuevamente el vaivén, el trataba de alejarme con su mano, pero no se lo permití, se quejaba en silencio, tratando de no ser descubierto. Sentir su virginidad cediendo me tenía tan excitado que no tarde más de 2 minutos en vaciarme completamente en lo más profundo se su infantil ano.
Después de la eyaculación lo solté, el rápido se retiro.
-Vamos al baño. Me dijo susurrando.
Nos fuimos los dos al baño, al tener la puerta cerrada y la luz encendida, pude ver como le escurra mi semen por sus piernas. Yo solo me reía nervioso.
-No manches me cogiste. Me dolió. Me dijo algo molesto. Mientras se limpiaba con papel.
-¿Oye y entre hombres no nos podemos embarazar? Me pregunto, yo creía que en broma.
-No eso es solo cuando le dejas los mecos adentro a una mujer. Le dije cuando vi que tenía una cara de angustia enserio. Al parecer era más inocente de lo que pensaba.
Terminé ayudándole a masturbarse para que también el terminará. Luego regresamos a dormir.
Toda la semana creí que estaría molesto por la forma en que lo viole, aunque dudo que supiera que eso había pasado.
Llegado el sábado, nuevamente estábamos en mi casa, y yo me iba a bañar. No le dije nada por que pensaba que estaba enojado.
-¿Me puedo bañar también? Me pregunto cuando me iba a meter.
-Si quieres, para jugar.
Ya estando dentro se desnudo totalmente, entonces también lo hice. Al parecer no estaba molesto.
-¿Hacemos marranadas?
-Si, nada más no hay que hacer ruido. Esto porque mi familia se encontraba a escasos metros del baño.
Primero nos dimos sexo oral mutuo, un buen rato. A esto ya estábamos acostumbrados.
-¿Me dejas cogerte como el otro día tu a mi?
-Si, pero enserio no hay que hacer ruido. Y luego yo a ti va.
Buscamos de diversas formas como acomodarnos, hasta que yo en posición de 4 y el detrás de mí. Fue que logramos estar a la altura.
Después de varios intentos fallidos, opte por tomar algo de acondicionador y llenar mi entrada, separe lo más que pude mis nalgas. El empezó a hacer el intento nuevamente. Y esta ves resbaló dentro de mi. No sentía ningún dolor, solo era como si un dedo muy suave estuviera dentro de mí púbero y virgen ano. Ya teniendo su pequeño miembro dentro se movía como desesperado. Sentía sus huevitos contra los míos. Y su piel suave y mojada contra mi culo. Estaba como poseído, sin dejar de moverse, solo se escuchaba el agua moverse y su respiración agitada.
Ya comenzaba a cansarme de las rodillas al cabo de unos 10 minutos sus movimientos cedieron, para luego apartarse.
-¿Ya terminaste?
-Si ¿no sentiste?
-Si, creo que hasta me hechas te mecos. Le dije mintiendo, sentía mojado mi ano, pero se que era por el acondicionador.
Ahora era mi turno, intentamos también en esa posición, pero el quedaba muy abajo. Hasta que por fin encontramos la manera.
El se subió en un pequeño asiento que tenía la bañera, y yo me quede abajo. Ambos de pie, pero justamente a la altura. Separó sus nalguitas mientras yo ponía acondicionador en su ano rosita.
Me puse detrás de él, y después de varios intentos fallidos, logré meterle la punta, el se quejo, pero siguió aguantando, mi pene no era una cosa exagerada, pero siempre fue muy grueso, entendía que le doliera.
Ya estando dentro de él ahora sí comencé a embestirlo, haciendo que le entrará cada vez más.
El estaba con sus brazos sobre la pared y su cabeza recargada en ellos, con una mueca que me confundía, por un lado era de dolor y por el otro como si lo disfrutará. Yo podía sentir como su recto estaba completamente apretado, incluso me dolía un poco, sentía como mi frenillo se estaba rompiendo.
Lo sujetaba de su cadera, mientras lo bombeaba, mi pelvis golpeaba su culo, haciendo un ruido de pequeñas nalgadas. Su regordete cuerpo me excitaba y ya no podía negarlo. Lo recorrí con mis manos por toda su suave e infantil piel mojada.
Mis manos temblaban de nervios, se escuchaban las pláticas afuera de el baño y nadie se imaginaba lo que ocurría adentro.
Lo folle tan duro, que la verdad no se como resistió. Solo sentía como su esfínter se contraía. Después de unos 10 minutos, se lo hundo hasta donde pude y solté todo mi esperma en sus entrañas. Nos quedamos un rato quietos, hasta que los movimientos de su esfínter fueron sacando mi pene semierecto, lleno de sus eses y mi semen.
Estos juegos los repetimos infinidad de veces, hasta que yo cumplí 15 y el 11. Ahí fue cuando nos distanciamos por temas de la escuela.
Ambos ahora somos padres de familia, y no se si el recuerde como fue nuestra infancia. Pero se que gracias a eso me volví amante de los niños, más si son gorditos.
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