JUEGOS INFANTILES
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
JUEGOS INFANTILES
Algunos pensaran que lo que les voy a narrar es una falta de moral, pero nadie sabe con la sed que otro vive, ni las circunstancias del porque suceden las cosas.
A raíz de un funesto accidente sufrido por mi esposa, quede viudo a cargo de mis hijas, 2 preciosas niñas, la menor Gloria de 1 año y medio y la mayor Adriana de 3, y yo de 24 años.
Yo trabajaba como administrador de una pizzería la cual requería mucho de mi tiempo, por lo cual me vi obligado a renunciar para atender a mis niñas, con la liquidación del trabajo, el seguro de mi esposa, y el producto de la venta del coche en que se accidento reuní un pequeño capital, hice contactos con varias fabricas de confección de ropa y me dedique a las ventas al por mayor.
Afortunadamente conté con la colaboración de una señora mayor que previo pago cuidaba de mis bebes cuando mis compromisos me obligaban a dejarlas solas en el día.
Así pude sortear los 3 primeros años, mis hijas crecían lindas pero muy inquietas o como dicen ahora hiperactivas, el problema era en las noches después que la señora se marchaba, debía ducharlas, darles la cena y entretenerlas antes de acostarlas, entonces idee una serie de actividades, unas veces les leía un cuento, otras jugábamos a guerra de almohadas pero empecé a notar que lo que más las calmaba eran los juegos donde había contacto físico, abrazos fuertes, al caballito, a las luchas y lo que mas les gustaba, a las escondidas porque cuando las encontraba me las comía a besos en el alboroto de sus risas.
Después la lucha era su juego preferido, yo me dejaba vencer y me hacia el muerto, ellas aprovechaban y se me montaban la una en una pierna la otra en un brazo o donde fuera y se excitaban sobando sus conchitas como masturbándose cosa que a mi me agradaba y a veces me causaba erección pero no dejaba que ellas se dieran cuenta, cuando las notaba bien calientes me levantaba con gran alboroto y las asustaba, para ellas eran juegos inocentes.
Pero el diablo es diablo y la carne es débil.
Un día que estaban especialmente revoltosas sucedió algo que cambio el curso de nuestros juegos. Adriana con 7 años y gloria con 5 y medio, cabe anotar que ya las había matriculado en un buen colegio.
Las invite a jugar a las estatuas serias, que consiste en que ellas se sentaban quietas y yo les hacia cosquillas, la que se riera o hablara perdía y se iba a acostar.
Yo estaba recostado en mi cama y mis hijas se sentaron frente a mi en posición de loto, una a cada lado, pero Adriana abrió mucho las piernitas y se le subió el camisón, le vi la vaginita peladita, abierta, se había olvidado ponerse las bragas, a pesar de que se la había visto tantas veces al ducharla y aun lavársela con jabón mi miembro se me paro, me tape con una almohada para que no notaran nada..
– ¿Quienes son las estatuas que no se van a reír? les dije con voz de ultratumba.
Acto seguido comencé a hacerles cosquillas en las orejas, en el cuello, en los sobacos, en el estomago, y ellas haciendo esfuerzos por estar serias.
– Esta es la mano peluda que va a hacer reír a mis niñaaaaaaas.
Fui subiendo una mano lentamente por el muslo de Adriana, al llegar a su coñito peladito y suave, empecé a acariciárselo y le hacia apretones, del esfuerzo por contener la risa paso a poner carita de suspenso, sentí palpitar su clítoris cuando se lo apreté y cerró los ojitos.
Luego a Gloria pero más suavecito y por encima de la braga, me miraba agitadita como interrogándome con los ojos, a las dos se les encendieron las mejillas.
La sangre golpeaba en mi cabeza, la malicia me invadió, el saber que estaba cometiendo el pecado del incesto aumentaba mi excitación.
– Como las dos ganaron les voy a dar chocolatinas pero eso si, se lavan los dientes y se acuestan.
– Papá hágame mas y vera que no me rio, dijo Adriana.
– A mí también, susurro Gloria.
– No mañana jugamos más, les dije besándolas en la boca.
Esa noche aunque sintiéndome culpable me masturbe pensando en mi hijas.
Otro juego era el del clásico caballito que casi siempre se los hacía cuando salíamos del baño después de ducharlas para prepararlas para cenar y dormir.
Las llevaba a la alcoba y antes de vestirlas las horqueteaba cada una en una pierna mía y las mecía un poco.
– Arre caballito que nos vamos de paseo, luego con la yema del dedo les acariciaba los botoncitos del clítoris, solo por el placer de ver las reacciones en sus caritas.
Los tocamientos era el tema principal en los juegos, claro que un día tuve que advertirles que de los juegos no le podían decir nada a nadie o si no, no volvíamos a jugar.
Otra vez simulando enojo y delante de Adriana:
– Gloria, ¿usted estuvo contando de lo que jugamos?
– No, papito yo no, contesto abriendo unos ojazos grandes de sorpresa.
– A bien porque ya estaba pensando en no dejarla jugar hoy.
Fue pasando el tiempo, Gloria cumplió 7 años y Adriana 8 y medio, los juegos también evolucionaron.
Uno de los preferidos en esos días eran las escondidas, pero a nuestra manera, por ejemplo: nos encerrábamos en la habitación, ellas como siempre solo con las braguitas, apagaba la luz y comenzaba a buscarlas como si no las viera.
– Donde estaráaaaaaaaan? Y ellas calladitas.
Iba detrás de la cortina donde estaba Adriana y palpando como ciego metía mi mano por entre la braguita y le agarraba la vagina.
– ¿Esto que es? Que no veoooooo.
– Mi vaginita papá. Me susurraba al oído abriendo las piernitas.
Se la acariciaba un rato, y ella calladita jadeando, cuando sentía que se iba a mojar me decía que le apretara el botoncito con los dedos, yo la complacía un rato y la cargaba a la cama.
– Eres mi prisionera y salía a buscar a Gloria, la encontraba casi siempre acurrucada en un rincón tapada con una colcha, buscando por su cuerpito le metía la mano por debajo de la braga y le acariciaba la rajita y el clítoris, solo que la niña se mojaba más rápido y gemía más duro, la llevaba a la cama.
Recuerdo una vez que jugamos a esto encontré a Adriana y pasando la mano por su pechito lo note abultadito y duro, me dijo al oído:
– Papá me quite la braguita para que me apriete mas duro y para que no me talle el resorte, ese día se mojo en mi mano y yo en el baño me hice una paja espectacular.
Otro juego que les encantaba era que las acostaba en la cama sin calzoncitos con las piernitas abiertas, apagaba la luz y me sacaba el pene.
– Ahí va el monstruo come comidas.
Y haciendo ñamm, ñamm, ñamm, iba subiendo por sus muslitos hasta sus rajitas primero se las chupaba y luego les soltaba aire a borbotones y ellas felices moviendo sus nalguitas para lado y lado muertas de risa al principio pero luego cambiaban a serias, y se quedaban quietecitas dejándose hacer sumisas, pero cogí la costumbre de mamarles las teticas primero, finalmente escuchaba sus gemidos entrecortados sintiendo mi lengua por entre los pliegues de sus coñitos sin saber que yo me estaba haciendo la paja.
Con este juego le hice tener el primer orgasmo a Adriana a sus 10 años
Resulta que una tarde Gloria se quedo dormida en mi cama y Adriana me dijo:
– Papito jugamos.
– ¿A que?
– A que tú eres el monstruo come comida.
– Bueno, espérame en tu alcoba sin braguitas, pero no despertemos a Gloria.
No solo se quito la braga sino también el resto de la ropa.
Ñamm, ñamm, hay voy………. Su risa y el suspenso antes de llegar a su rajita besando por entre sus muslos, su suspiro largo cuando llegue mordisqueando con mis labios.
– Que cosa tan rica ¿de quien eeeeess?
– De tu hija Adriana…….. ¡No!… ¡no te la comas papá! Dijo retándome.
– Si me la voy a comer porque es miaaaaaaaa.
Su gemido profundo cuando le hice lengüetazas largos en su clítoris, deleitándome con el sabor que tanto conocía, entiesé la lengua y la clave entre su virginal entradita, se estremeció.
– Esto ya no me gustaaaaaa y me subí a sus pezones dejando en el camino un rosario de besos.
Allí mamando suavemente le hice hinchar una areola luego pasé a la otra y las comparaba y si había una más pequeña se la mamaba hasta igualarlas.
– Bueno hija descansemos ya, le dije para ver su reacción.
– ¡No papa¡¡¡¡¡¡ Maaaaaaaaas…… vi su cara de suplica mezclada con deseo que me pareció una injusticia dejarla iniciada.
Regresé a su vagina, deje una mano acariciado sus pechitos y con la otra apreté su clítoris con dos dedos haciéndole pequeños giros y finalmente con mi lengua como loca abriendo pétalos rosaditos la clave lo mas tiesa que pude en su flor virginal.
Un pequeño temblor le hizo levantar la nalguita, luego otro y un gemido, luego otro, puso su mano en mi cabeza tratando de apretarla contra ella, otro espasmo, otro y otro seguidos en el mismo gemido, tenso su cuerpo, con su carita transformada y febril, en un Haaaaaaaaaaaaaaaa profundo y gutural, mi lengua recibió su primer néctar espeso y transparente como fue en el origen de su vida al hacer el acto sexual con su mamá.
El agua de manantial fresca y pura no es comparable con la delicia de los fluidos de mi hija
– Papá ¿Por qué no había sentido esto antes? Me pregunto cuando se relajo un poco.
– Porque aun no te había llegado el momento, recuerda eres como un fruto al que le llega el tiempo de su maduración.
La mande a mi alcoba a ver televisión y yo cerré la puerta para en su cama hacerme la mejor masturbación de mi vida.
Cabe anotar que yo solo les hacía caricias, nunca penetración con los dedos, solo con la lengua y nunca les mostré el pene ni deje que me lo tocaran aunque lo tuviera bien parado, los besos si eran muy sensuales, pero lo que mas me gustaba era sentir como se hinchaban sus areolas y se endurecían sus pezones al mamarles las teticas en flor.
Tampoco las incite a actos de lesbianismo.
Además los juegos se volvieron espaciados en tiempo porque ellas eran muy consagradas a los deberes de la escuela.
La vida seguía, a mi me iba muy bien en los negocios, la señora que me las cuido durante ocho años desgraciadamente falleció de un infarto.
Adriana con 11 años, ya tenia unas teticas hermosas y su vagina también creció abultadita sonrosada entre unas piernas muy bien formadas.
Gloria con 9 años y medio, era más delgada y en estatura casi igualaba a su hermana, tenía la vagina más ó menos igual de grade pero mas alto el monte de Venus y el clítoris muy desarrollado, a veces pienso si esta sería la causa por lo que es más fogosa que su hermana y se moja más rápido ó sería por que estaba más pequeña cuando las caricias iniciales.
Un fin de semana se quedo a dormir en nuestra casa Claudia una primita de ellas por parte de la mamá, menor que Adriana y mayor que Gloria, las escuche conversando en su alcoba y el tema era sobre sexo.
– Yo hago cosas con el profesor de sociales, dijo Claudia.
– ¿Qué cosas? Preguntaron mis hijas casi en coro.
– Pues me acaricia, me lame la vagina, me mama las teticas, y por último me mete el pene.
– ¿Y eso como es? ¿Qué se siente? Pregunto interesada Adriana.
– La primera vez yo tenia 10 años, duele un poquito, pero las otras es una delicia, da tanta emoción que una no quisiera que se lo sacaran, hasta con mi papá lo he hecho y me gusta más porque lo tiene lo mismo de grueso pero más largo, además lo sabe hacer mejor.
– ¿Y mi tía sabe?
– No, donde se de cuenta nos fusila.
– Hummm…te voy a contar un secreto, mi papa también nos acaricia y nos lame, pero el cree que no nos damos cuenta que se le para el pene pero nunca no lo ha metido, dijo Gloria.
Escucharles sus secretos me puso cachondo y me fui a mi alcoba, apague la luz quedando completamente obscuro, me desnude dispuesto a hacerme la paja cuando sentí que abrieron la puerta y alguien entro sigilosamente, la incertidumbre me excitó, me imagine a Gloria o ¿sería Adriana? Unas manos pequeñas empezaron a tantear por mi cuerpo hasta cogerme el miembro, yo también buscando empecé a tocar unas teticas para saber quien era, las note muy grandes. Sentí que me lamieron el pene y empezaron a chupármelo, ahí me di cuenta que no era ninguna de mis hijas porque ellas ni siquiera me lo habían visto y lo corrobore al tocar una vaginita demasiado pequeña en comparación con las de mis hijas.
– ¿Que haces Claudia? Pregunte.
– Shhhhhh, vengo para que follemos tío, me dijo susurrando.
– ¿Y las niñas?
– Ya están dormidas.
Encendí la luz, estaba completamente desnuda, era hermosa como mis hijas, la acosté y me deleite con besos, mamadas en sus teticas y al bajar a su almejita comprobé que sus labios vaginales eran muy pero muy pequeños pero gordos y brotados y la rajita demasiado corta, los abrí con mis dedos y vi su cuevita con los pétalos rasgados que ya no eran rosados y brotados por las metidas que le habían dado, pero se la chupe con placer, cabía toda en mi boca y con la lengua en su clítoris la hice gemir suplicando que se lo metiera.
Creí que mi miembro no iba a caber, pero fue entrando al dilatarse sus calientes y lubricadas paredes, palpitaciones y gemidos mutuos, sus manitos en mis nalgas atrayéndome, nos corrimos en el primero de los cuatro polvos que le eche esa noche.
– Que bien follaba mi sobrina política de casi 11 años.
Cuatro meses después de su 10º cumpleaños a Gloria le hice sentir su primer orgasmo.
Llego sola del colegio.
– ¿Donde esta tu hermana?
– Se quedo donde Laura (una vecina y compañera del primer grado de secundaria) haciendo una tarea, me contestó y siguió derecho para su cuarto a cambiarse el uniforme.
– Papaaaaaaaaá, me llamó
Cuando fui estaba parada al frente del espejo con solo la braguita estampada con un delfín rosado, me acerque y le acaricie los pechitos, era más desarrollada que su hermana a esa edad.
– ¿Qué me pongo papá?
– Este short y esta blusa.
Saco de un cajón un sujetador de niña rosado claro tipo acostumbrador.
– ¿Será que ya me queda bien? Pónmelo papá, y levantó los brazos para que se lo colocara por la cabeza, se lo puse pero antes de taparle los pechitos se los mamé y cuando los tenía bien paraditos la cubrí con el sostén, sentí una erección tremenda al verla por primera vez con sujetador, !como había pasado el tiempo¡ Se miraba al espejo coqueta.
– ¿Qué tal me veo?
– Preciosa mi amor.
Me miraba por el espejo buscando aprobación.
Esta fue una de las pocas veces que propuse un juego por iniciativa propia pues casi siempre eran ellas las que lo pedían.
– Gloria, a que tú eres una modelo y tienes que ganar un concurso conquistando un jurado, le dije sentándome.
– Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiii…… Acto seguido se vino hacía mi con paso lento, pasó sus pechitos por mi cara varias veces, vueltas para un lado, vueltas para el otro hasta que se cansó del sujetador y los pasó a flor de piel, lentamente mame uno luego el otro, apretó su vagina en mi rodilla y se excitó en ella, se quito la braga frente a mí.
– Te toca a ti papá, me dijo jadeando. Y se acuclillo en el piso como cuando estaba más niña.
Le pase la mano por su vagina como recuerdo haberle hecho en la época de las escondidas, la senté en mis piernas frente a mí besando sus jugosos y tiernos labios, mamando sus pezones, acariciando su clítoris, disfrutando del incesto.
Rondaba por mi cabeza el penetrarla, si su prima Claudia había aguantado desde los 10 años la penetración de su profesor, después las de su papá y luego la mía ¿Por qué ella no?
Su primera convulsión en las caderas, mi mano izquierda ocupada apretándole una tetica y mi boca en la otra mamando.
Mimé su botoncito en flor como se que a ella le gusta y mas espasmos casi seguidos, puse 3 dedos sobre su excitado clítoris para hacerle un masaje cada vez mas frenético.
En el clímax final de su locura mando la mano y me cogió el pene, apoyada en él aguanto la espasmódica convulsión final que le abrió los ojos al sexo profundo.
En mi mano ahuecada bebí su primer caldo, delante de sus interrogantes ojos.
– Papá, creí que me iba a morir, tú porque nunca me hiciste llegar así.
– Hija por que no hay que adelantar las cosas.
– Quiero sentirlo otra vez pero con tú pene
Sentí ternura por mi hija, sabía que este era el último paso para llegar a cosas más serias.
Traté de negarme, ella insistió.
Recuerdo que nunca he podido resistirme a sus suplicas, Gloria ejerce un poder especial sobre mí aún hoy en día. Lo que si tenía claro es que no era tiempo de desvirgarla.
Ella misma lo saco y se lo puso en su rajita, yo entregado a la pasión, primero se la mamé y le metí la lengua por entre sus pétalos, luego un dedo por primera vez, su clítoris duro mas grande que el de Adriana fue aquella tarde la referencia de su excitación, mi pene apuntalado en su entradita en un espasmo suyo se le metió la cabeza, el simulacro de penetración sin desvirgarla la hicieron estallar en su 2º orgasmo más intenso que el anterior, en un gemido como nunca se lo había escuchado.
Y mi pene no aguantó más, se desfogó en convulsiones por primera vez dentro de la vagina de mi hija menor.
En el momento me sentí culpable, pero ese sentimiento se fue borrando al sentir a mi niña apretándose a mí,
– Eres el mejor papito del mundo.
Nos fuimos a duchar en un silencio mágico. Algo muy especial había nacido entre nosotros. Sin embargo no fue a Gloria a quien desvirgue primero.
Los “juegos” subieron de tono y una semana después fue Gloria la que propicio el que Adriana viera y disfrutara con mi miembro al rogarme que se lo mostrara a su hermana, esa noche les metí el dedo por primera vez a Adriana y la segunda a Gloria, las senté en la mesa del comedor, les mamé las vaginas y con el dedo del corazón de cada mano las penetre al mismo tiempo comparando sus cuevitas, los orgasmos fueron maravillosos.
Se terminaron los juegos infantiles y comenzó la etapa de la pubertad, lo que represento sexo más duro con penetración.
Espero os haya gustado, para continuar la saga.
Muy buena historia un papá genial