Jugando con Marie y.…con su papá.
Continuación de nuestros jueguecitos.
Jugando con Marie y.… con su papá.
Después de aquella noche la mi relación con mi amiga cambio totalmente, yo diría que nos hicimos mayores repentinamente, mi cuerpo experimentaba muchos cambios, mis pechos empezaban a crecer y mis caderas a redondearse, me estaba haciendo mujer a pasos agigantados.
Cada día tenía que masturbarme al menos dos veces una por la mañana nada más despertarme y otra por la noche para dormirme.
Me encantaba tocar esos pechos que me iban creciendo cada vez más y que se estaban volviendo extremadamente sensibles, tanto que hasta el pequeño sujetador que llevaba al ser muy finito, me producía en los pezones unas cosquillas maravillosas, por la mañana al despertar y pensar que iba a encontrarme con Marie, recordaba todo cuanto me había contado y solo el hecho de imaginar que algún día tendría la polla de su papá en mi conchita, me ponía a mil e imaginando escenas que podrían suceder, me masturbaba como una loca, mientras me chupaba el dedo imaginando que era la polla de su papá.
La verdad es que tengo que confesar algo, empecé a mirar a mi propio padre de otra manera, siempre que podía procuraba acercarme a el de otra forma, muy diferente a la de padre e hija, procuraba tocarle como sin darme cuenta, pero creo que mi padre si lo notó y evitaba muchas veces mi acercamiento tan, – ahora lo veo-, descarado.
Marie y yo pasábamos muchísimas horas juntas, y en el colegio habíamos descubierto una habitación que estaba medio abandonada y en que las Madres del Sagrado Corazón que era nuestra alma mater, ni entraban, lo habíamos descubierto un día de manera casual, habíamos estado juntas en el lavabo, como todas las chicas, y ella me quiso comer el chochete, así que me bajé las braguitas blancas de algodón y me abrí bien de piernas para que Marie me llenase con su juguetona lengua, y con sus poderosos deditos me hiciese una buena paja, la verdad es que yo estaba desando chuparla entera y comerme sus pechos tan grandes y con esos pezones que me enloquecían, mientras me metía los deditos dentro me decía:
Cielo, imagínate que es la polla de mi papá la que te está entrando, casi te llego hasta adentro, creo que ya no eres virgen, dame más juguito, vamos dame más que quiero bebérmelo todo, es mío, me perteneces al igual que yo soy de mi padre.
Si, Marie, sigue así…no pares…no por favor…no pares que me voy a correr…ahoraa.
Tengo unas ganas locas de comerte yo a ti, ven ponte aquí donde estoy yo, quítate las bragas, venga que quiero comerte todo el coño, ¡¡¡venga dámelo ya!!!, Mmmm, que bueno está… tan mojado… tan rico y sabroso, todo para mí, ¿Te gusta Marie? ¿Te gusta notar como mi lengua te recorre hasta el agujero de tu maravilloso culo?, como me gustaría tener una polla para metértela y hacerte gozar como una perra, ¿Quieres que te meta más dedos?, pídemelo, así como una buena niña.
En ese momento oímos como entraba alguien en el servicio y tuvimos que parar a pesar del calentón de la pobre Marie, entonces salimos y allí estaba Lorena, una cría de diez años que nos miraba con una sonrisa pícara y de la que pasamos las dos olímpicamente, muy dignas, hacia las clases.
Cuando entramos en el aula, la monja nos miró de una manera extraña y nos preguntó si nos sentíamos bien ya que nos veía muy acaloradas, le dijimos que sí que teníamos mucho calor pero que estábamos bien, durante la clase yo me dedique a acariciar las piernas de mi amiga y a seguir poniéndola a mil, ya que ella no había podido correrse y estaba que no podía más, entonces quedamos en que durante la hora de la comida acabaríamos lo que habíamos empezado.
Así fue como encontramos aquella habitación, cuando la encontramos gritamos de felicidad, nos desnudamos rápidamente y entonces lentamente me fui recreando en Marie, fui lamiendo sus pechos, sensualmente, primero uno y después el otro, mientras mis manos recorrían su estómago jugueteando encima de su pubis, notando como tenía su coño hinchado de caliente que estaba, pero yo quería alargar nuestro placer, me senté encima de ella, para que volviera a llenar de saliva mi conejito, mientras que con mi mano acariciaba su sexo, tan mojado que incluso sus muslos estaban mojados, me aparte de ella y me dedique a lo que más me gustaba chuparle bien chupado el coño, hacer que se corriera y beberme todos sus jugos que para mí eran como un manjar, en eso estábamos las dos cuando se abrió la puerta, nos dimos un susto de muerte, quisimos taparnos pero no pudimos y allí estaba Lorena, la niña que antes habíamos encontrado en el servicio.
¿Qué hacéis?, os estáis tocando, eso es pecado, se lo diré a la madre superiora os van a expulsar del colegio y todo el mundo sabrá que sois unas bolleras, y unas putas.
Nosotras le pedimos que no lo hiciera, que le daríamos lo que quisiera,
¿Lo que quiera?, bien pues lo que quiero es ver como jugáis vosotras dos, quiero verlo todo desde el principio hasta el final, venga enséñame tu coño Marie, ábrete de pernas que quiero verlo por dentro, y tu Chris, ábreselo bien, es bonito, voy a olerlo…que bien huele, ¿me dejas que lo pruebe? Mmmm, está muy bueno.
La verdad es que aquella situación nos ponía más que calientes a las dos, alucinábamos en colores, aquella niña de diez años, tenía más idea que nosotras, se le veía que se la había pelado más de una vez, pensando en quien sabe que cosas, al igual imaginando una escena como la que se le ofrecía en ese momento.
Después de que hubo probado el coño de Marie, quiso probar el mío, yo ni lo dudé, es más le cogí la cabecita y la ayudé a que su lengua me llegase bien a dentro, tan adentro como pudiese, mientras a una mirada mía, Marie le había quitado las braguitas a la nena y le estaba acariciando su pequeño coñito, casi sin pelito, era como un bebé, pero se mojaba como una putona.
Que bien me chupaba hizo que me corriera, rápidamente, o ¿Seria lo caliente que me había puesto?, el caso es que me corrí en su boca y la muy putón no dejo de lamer hasta que me lo dejo bien limpito, a punto para seguir jugando.
Así empezamos a ser tres en aquel juego, he de decir que Lorena se nos descubrió como una chica llena de ganas de aprender, ella fue la que introdujo en nuestros juegos un consolador que había robado de su madre, y con él fue con quien definitivamente deje de ser virgen, que puta era Lorena, que bien mamaba de nuestros coños siempre deseosos de una lengua, y como se metía el consolador, le encantaba metérselo mientras nosotras la mirábamos y nos masturbábamos, luego ella nos lo iba metiendo alternativamente a una y a la otra haciendo que llegásemos al paroxismo sexual y que nos corriéramos como locas, como perras en celo.
También en algunas ocasiones nos lo metíamos por el culo, llegando a ser una práctica habitual, tanto que teníamos el esfínter ya dilatado y nos hubiese entrado hasta la polla más hermosa, la lastima fue que, al acabar el curso, Lorena se tuvo que ir a otra ciudad, pero nos dejó de regalo el consolador, y cada vez que jugábamos con el ya fuese en el colegio o en casa, la recordábamos en nuestras corridas.
Llegaba el verano y con el mi cumpleaños, yo ya sabía lo que quería, le dije a Marie que quería follar con su padre, ella me dijo que lo prepararía todo para ese día, que quería que fuese todo como un sueño, la verdad es que me moría porque llegase ese día, y como todo en la vida ese día llegó.
Mis padres me ofrecieron una fiesta, a la que invitamos a muchas amigas entre ellas a Lorena, que ilusión nos hizo encontrarnos, en cuanto llego, nos fuimos a mi habitación y nos dimos un buen revolcón para celebrar nuestro reencuentro, más tarde llegaron mis invitados, entre ellos por supuesto el padre de Marie, que venía con los ojos brillantes, poco se imaginaba lo que tendría que trabajar, tuvimos la suerte de que la madre de Marie, había tenido que irse a Francia por la operación de la abuela de Marie, así que decidimos que aquella noche Lorena, Marie y yo dormiríamos en casa de mi amiga, tendríamos toda la noche para jugar.
En un momento, mientras estaba en la cocina preparando unos canapés, entro el padre de Marie, que se acercó a mí por detrás, y amarrándome por la cintura se pegó a mí, note enseguida como se empalmaba y entonces él me dijo en el oído, esta noche mi amor, será toda para ti, note como mientras él me decía esto me había mojado y el debió notarlo pues cerrando la puerta de la cocina me levanto la leve falda que me había puesto y metía sus grandes manos dentro de mi tanguita, y me acaricio todo el coño, luego se chupo las manos y dijo que era excelente.
Estaba desando que todo el mundo se fuera, al final nos quedamos solos en casa, Marie, Lorena, mi padre, mi madre, y el padre de Marie, los hombres se fueron al despacho de papa para hablar de no sé qué, mientras nosotras subimos a mi habitación y allí le contamos a Lorena el plan que había para esa noche, ella dijo que quería participar, pero le dijimos que la primera en follar con el padre de Marie seria yo, estuvo de acuerdo así que prepare mi bolsa, puse mi bikini una muda nueva y nuestro consolador al que le habíamos puesto el nombre de Carlos.
Bajamos de la habitación dispuestas a todo, queríamos dejar de ser niñas esa misma noche con el bautizo de leche de Lorena y mío, ya que Marie por suerte ya hacía tiempo que había sido iniciada, esperamos a que el padre de Marie y el mío salieran del despacho, y después de que salieron me despedí de mis padres, que me dijeron que me portara como una señorita, yo pensé que me iba a portar sí, pero como una puta.
Llegamos a casa de Marie, cuando nos íbamos su padre Andrés me hizo sentar delante, junto a él, y mientras me iba tocando las piernas, llegando justo al pubis y acariciándome por encima de las bragas, me iba poniendo a mil, creo que hasta me corrí, pero no puedo asegurarlo.
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