La abuela II parte
Sigo con la historia de Juan y su abuela.
Eva fue a comprar al pueblo, Juan seguramente estaría con sus amigos, no se podía quitar la imagen de su polla empalmada, llevaba horas con esa imagen en la mente ¿Como se iba a confesar de aquello? Jamás podría confesarse otra vez con el señor Antonio.
Al llegar la comida la tensión era patente, ninguno se atrevía a hablar. Como siempre Eva se había quitado la ropa de calle y se había puesto una bata de verano con la que hacía las tareas de la casa, al servirle la comida se agachó para echarle el gazpacho en el plato y entonces vio como Juan la miraba el escote. De pronto sintió algo que llevaba muchos años dormido….Excitación.
Juan había pasado toda la mañana con sus amigos jugando al futbol y después en la piscina de Paco su mejor amigo, se le había pasado la mañana volando pero ahora a solas con su abuela se le volvió a la cabeza la imagen de sus tetas y luego la escena del baño, y la cara de su abuela, no sabía que le pasaba pero al recordar se le empezó a poner dura otra vez «al final no me pude pajear, es normal», pensó. Se le iban los ojos al escote de su abuela esta vez no vio nada sólo el sujetador, era enorme lo había visto tendido muchas veces, ahora entendía el tamaño.
Apenas hablaron en la comida, Eva estaba empezando a tener remordimientos, era una mujer religiosa y desde que murió su marido no había pensado en sexo, no se había fijado en otros hombres, ahora no se le iba de la cabeza la polla de su nieto, ni recordaba cuando había visto una erección de esa manera. Encima veía como cada vez que se agachaba Juan le miraba el escote y eso la ponía nerviosa ¿Como se va a fijar un chaval en una anciana?
Cuando acabaron de comer Eva le dijo que le ayudara a recoger la mesa y al levantarse ahí estaba otra vez, Juan estaba empalmado de nuevo, con la diferencia de que ahora llevaba puesto un bañador azul y se notaba una mancha oscura de liquido preseminal. No pudo evitar quedarse mirando, Juan se percató de la mancha en ese momento e intentó disculparse, su abuela le dijo que no importaba que era normal para su edad.
Cuando acabaron de recoger cada uno se fue a su habitación, a Juan no se le había bajado la erección ya sabía que o se pajeaba o se podía tirar así horas, así que se bajo el bañador y comenzó a masturbarse, por primera vez en su vida se hizo una paja pensando en su abuela ¿como serían sus tetas? ¿Y su culo? se sorprendió de correrse tan rápido, le gustaba disfrutar más antes de eyacular, pero se sorprendió de lo excitado que estaba.
Eva se tumbo en la cama, notaba el calor en su sexo, hacía muchos años que no sentía algo así, comenzó a tocarse por encima de las bragas, enseguida se las quitó y empezó a tocarse los labios primero y luego el clitorix, se sorprendió de notarse húmeda, entonces se le vino a la cabeza la imagen de la polla de su nieto, no se la podía quitar ¿Se habrá excitado conmigo? ¿como puede ser? Siguió acariciandose con mas fuerza, empezó a jadear y a Gemir hasta que llegó el orgasmo y se le escapó un grito. «Dios mío ni me acordaba» dijo en voz alta.
No se creía lo que acababa de hacer, lo peor es que lejos de sentir remordimiento se encontraba eufórica, se sentía rejuvenecer, se quitó la bata y el sujetador y se miro desnuda delante del espejo, tenía las tetas bastante grandes, el coño peludo y con canas aunque de siempre se lo había recortado con tijeras, el culo grande pero todavía duro pensó, igual que las piernas, no tenía el cuerpo de una veinteañera pero todavía estaba dura. Lo que menos le gustaba era la tripa, a pesar de que no era demasiado grande le estropeaba lo demás, «a la mierda» pensó «que sea lo que dios quiera». Se puso la bata sin nada debajo y se desabrochó un botón de arriba y de abajo; «lo que se coman los gusanos que lo disfruten los cristianos» y salió de su cuarto.
Juan se limpio el semen de su tripa y de su pecho, hacía poco más d un año que había empezado a pajearse y esta era la primera vez que había pensado en un familiar al hacerlo, se quedó pensando es extraño había oido a amigos hablar de ello pero siempre con madres, hermanas o tías ¿pero con su abuela? ¿A quien se lo iba a contar? se iban a reír de el «soy un bicho raro» pensó mientras salía de su habitación.
Juan había quedado con sus amigos por la tarde, pero antes de irse siempre se tomaba agua con limón que le preparaba su abuela, cuando entro en la cocina Eva estaba acabando de prepararlo «siéntate que áhora te lo echo» dijo, Juan se sentó Eva le puso el vaso y al agacharse, los ojos de Juan casi se salen de sus orbitas «Dios mío que tetas tiene mi abuela».
Eva nunca se había desabrochado «ese botón» al agacharse la fuerza de la gravedad hizo su trabajo y el efecto fue bestial, si no se las hubiera agarrado se le habrían salido por completo y ahí estaba su nieto con los ojos de lobo y la boca abierta, extrañamente se sentía pletórica el efecto era mejor de lo que se había imaginado, ahora si sabía que su nieto la devoraba con la mirada.
-CONTINUARÁ-
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