LA ABUELA IV PARTE.
La historia entre Juan y su abuela continua y cada vez se va poniendo más caliente..
La situación no podía ser mas comprometida, ninguno de los dos se movía, Eva se sentía excitada como hacía años que no la pasaba, sentía su desnudez y la erección de su nieto y a pesar de que en su interior algo la decía que no debería estar haciendo eso, estaba disfrutando como ni recordaba.
Juan no se creía que estuviera viendo a una mujer completamente desnuda, que fuera su abuela no hacía mas que aumentar su excitación, después del bloqueo empezó a pensar
-He visto a mi madre y a mi abuela, soy un tío con suerte, jode nadie me vas creer cuando lo cuente.
Eva no paraba de mirar el bulto de su nieto, aquello era lo que más le gustaba
– A pesar de mi edad un adolescente se excita con mi cuerpo, no debo estar tan mal después de todo, madre de mi vida me esta comiendo con los ojos.
Los dos ni sabían el tiempo que estuvieron mirándose el uno al otro, Juan no paraba de soltar liquido preseminal, hasta el punto de que ya estaba traspasando el bañador que llevaba, la mancha era más que evidente y Eva no podía de dejar de mirarla. Fuera de sí se acerco a su nieto y sin ni siquiera mirarle le bajo el bañador de un tirón. Hay estaba otra vez no recordaba una erección igual, en ese momento le pareció la polla más bonita que había visto en su vida, sin saber como la agarró y empezó a masturbar a su nieto, podía sentir su corazón no sólo en su pecho sino en su sien, el calor le subía hasta la cara no recordó una excitación igual.
Juan se quedó paralizado, hasta que sintió las sacudidas de su abuela, antes casi de que pudiera pensar empezó a sentir oleadas de placer y sin poder controlarse empezó a eyacular.
Eva casi no era consciente de lo que estaba haciendo hasta que sintió las contracciones de la polla de su nieto, se sorprendió del chorro de semen que salió disparado hacia su cara, dio un respingo, pero al ver que la elección de su nieto no bajaba sigue masturbándole con más fuerza, el semen de su nieto le manchaba la mano y ya observaba como se estaba formando la espumilla blanca. El olor la volvía loca, en ese momento creyó sentir su vagina húmeda, no se lo podía creer era algo que pensaba que nunca volvería a sentir.
Juan no podía ni pensar a pesar de correrse su abuela seguía pajeándole, el placer ahora era casi insoportable, se le empezaron a doblar las piernas y se tuvo que sujetar en el quicio de la puerta, sin darse cuenta estaba jadeando y gimiendo, de pronto otra nueva descarga volvió a golpear a su abuela, aunque en menor cantidad.
Estaba desnuda, y con la cara las tetas y la mano derecha llena de semen de su nieto y más excitada de lo que recordaba haber estado en su vida, no sabía muy bien que hacer, así que paso al lado de su nieto, frotándole las tetas en el brazo al pasar, entonces se percató de que tenía los pezones erectos, se fue al baño que estaba enfrente de la habitación y comenzó a lavarse, la excitación no se iba murándose al espejo mientras se lavaba no se percató de que Juan estaba al lado suyo, no dejaba de mirarle las enormes tetas, las palabras le salieron de su boca sin ni siquiera pensarlo.
-¿Quieres tocarlas?
Juan ni siquiera contestó, antes de que su abuela se girara ya le estaba tocando una teta, estaba caliente, era blanda y suave, entonces vio el pezon en punta y al tocarlo se sorprendió de que estuviera duro, estaba extasiado con la visión, cuando su abuela le cogió la otra mano y se la llevo a la otra teta. Su abuela tenía una cara rara, nunca la había visto así, sentía su respiración se hacía cada vez más profunda y tenía los ojos cerrados, entonces se fijó que su abuela tenía una mano entre las piernas mientras que con la otra le hacía acariciarle las tetas.
Eva estaba fuera de sí, hacía tantos años que no sentía ese placer, ni siquiera pensaba en Juan, sólo en el placer que sentía, acariciaba su clitorix y sentía la humedad en su vagina, perdió la noción del tiempo abrió los ojos y vio a su nieto con ojos de deseo. Lo inimaginable se le paso por la cabeza, entones como un interruptor su cabeza la sobresaltó.
-¿Que estas haciendo por dios?
Se separo de su nieto que seguía empalmado seguía teniendo su mano en su sexo a pesar del tiempo que había pasado y del placer que había sentido no logró un orgasmo, no sabía que hacer ni como controlar la situación, había traspasado un punto de no retorno y lo peor es que a pesar de que lo intentaba el remordimiento que había sentido durante unos segundo se estaba diluyendo.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!