LA BELLA DURMIENTE INCESTUOSA PARTE 2
VERSION EROTICA DE LA BELLA DURMIENTE, DONDE DU PADRE EL REY, AL NO ESTAR SATISFECHO CON LA REYNA, EMPIEZA A TENER UNA RELACION INCESTUOSA CON LA PRINCESA ..
El temor del Rey y la Reina llevó a suplicar a las gitanas restantes para que intervinieran, no podían permitir que el fruto de su amor muriera a tan temprana edad. La doceava gitana, conmovida, se apresuró a realizar un contra conjuro. También utilizó el semen del Rey, que aún manaba entre sus piernas. Consultó runas y huesos, arrojó polvos y conversó con almas sabias del otro mundo, consultó con demonios y alimañas; pidió consejo a espectros y ánimas en pena, todos aguardaron expectantes hasta que la joven habló: “Nada he podido hacer para anular el hechizo, su alteza; pero conseguí modificarlo levemente, su hija no morirá al pincharse con el huso de una hiladora, sino que caerá en un profundo sueño que durará cien años”.
El Rey tampoco podía aceptar este destino para su amada hija, por lo que ordenó que se destruyera hasta la última hiladora de su reino. Hubo quejas ya que el designio que aguardaba a la princesa se guardó como el más sagrado secreto de la corte; pero nadie puede esconder una hiladora sin que esta sea descubierta en poco tiempo, y muchos temieron ver rodar sus propias cabezas y las destruyeron a voluntad.
Doce años había cumplido ya la hermosa Talía y las hiladoras fueron olvidadas por el pueblo. La joven muchacha era feliz admirando su belleza en el ostentoso espejo que le habían regalado antes de su nacimiento. Desde muy pequeña había heredado los genes reales de su madre, la Reyna, era blanca, pelo rubio, a su edad tenía un cuerpecito divino, piernas largas pero muy bien torneadas, y un culito de infarto, paradito y respingón, esto era lo que traía locos a todos los jovencitos del reino y a los no tan jovencitos, duques que babeaban, ante la figura de la niña al caminar, hasta al propio rey, su padre, lo tenía loco ese culito respingón. La princesita se maravillaba de su propia sonrisa y se enamoraba de sus ojos almendrados. Estaba segura que no existía ni moza ni duquesa que la igualara en belleza. A pesar de seguir siendo una niña, Los hombres la admiraban pero ella disfrutaba jugando con ellos y no permitía que nadie se acercara con fines amorosos, ya que en el reino desde los 12 añitos ya eran casaderas las mujeres, según las palabras de su propia madre, tendría tiempo para eso. La princesa era solidaria, pero cruel. Permitía a los jovencitos acariciarla, porque había despertado desde muy chiquilla a los placeres del cuerpo, no oponía objeción si alguno quería besar su cuello y acercar su hombría a las curvas de su cuerpo; pero si alguno pretendía poseerla o besarla en la boca, los juegos terminaban de inmediato. Uno de sus mayores placeres, para matar el aburrimiento, consistía en unirse a los baños de tina caliente que se daba su amado padre. Él era el único hombre en toda la corte que tenía permitido admirar su desnudez. No hubo baño de tina compartido en el que el Rey no se fuera con su masculinidad erguida y allí la joven aprendió que tan solo algunas caricias en ese gusano que dormía, bastaban para despertarlo. Otro de los permisos que concedía a su adorado padre era dejarlo explorar su tierno cuerpecito con los dedos. El soberano jugaba a hacerle cosquillas, a pellizcarle quedamente los pezones, a besarle con deleite las redondas y blancas nalgas, a hurgar con su lengua en la virginal cavidad de su hija.
La Reina no desconocía estos perversos juegos en la tina; ni tampoco desconocía que cada noche, la jovencita, al dormir en la cama de sus padres, en medio de ellos, el rey poseía, por la espalda a su princesita, mientras la madre, se prendía de los chuponcitos, de las hermosas tetitas color durazno de su niña Pero muchas veces la Reyna los ignoraba ya que aprovechaba el tiempo libre que éstos le daban para exigirle a alguno de sus viriles mozos de escuadra que la montaran, tanto por delante como por detrás. El rey, con su virilidad, nunca satisfecha, había hecho de la Reyna una fanáticamente del sexo anal, la cogia dos o tres veces por la vagina y por lo menos cuatro veces más por el culo, el rey decía que necesitaba, para quedar satisfecho, eyacular por lo menos 7 veces. Era un acuerdo tácito, no hablado, Ñ
¨déjame gozar a mi niña y tú puedes hacer lo que quieras, y con quien quieras¨….. Pero cuando el rey ya no le ponía tanta atención a la Reyna, por complacer a su princesita, ella podía llamar a dos y hasta a tres sirvientes a su propia cama para ser ocupados sus tres agujeros, incluso en la misma cama donde el rey estaba poseyendo a la chiquilla viciosa. Esta es la vida de los cuentos de hadas con la que la Reyna y el propio rey habían soñado, podían vivir feliz y su reino, en apariencia, también lo estaba; sin embargo todo cuento de hada tiene su fin, y éste en particular no termina con un “Fornicaron felices para siempre”.
Hagamos un poco de historia; el rey, desde que la niña tenía 9 añitos, en sus acostumbrados baños de Tina, acariciaba el cuerpo desnudo de su niña, y podía pasar horas lavando el trasero de la chiquilla, que lo enloquecía. Aplicaba jabón en sus manos y con ellas recorría las blancas nalguitas, paraditas, de su nena, quien le regresaba el favor lavando con sus manitas la verga de papi. Cuando tenía 10 añitos en una noche de tormenta, la princesita se fue a meter a la cama de sus padres. Los juegos sexuales de sus padres apenas iniciaban, la Reyna tenía la verga del rey en su boca dándole placer con su lengua, lo cual al levantar las cobijas que cubrían a la pareja, para meterse a su cama, la niña se dio cuenta de lo que hacía su madre, ella retiro su boca dejando la verga del rey con tremenda erección la cual también vio la niña. Esto causó un escozor en su panochita y un nerviosismo en la nena, quien fingiendo no darse cuenta se acostó en medio de sus dos progenitores. El rey un poco molesto por no haber podido cogerse a su esposa y con tremenda ereccion por la mamada recibida, se volteó de espaldas a la niña y dispuso a dormirse.
Thalía al darse cuenta de la molestia de su padre, se acomodó en su espalda y lo abrazo, con lo cual su mano quedo en el abdomen de su progenitor, este al sentir el cuerpecito de la niña pegado a su espalda se excitó y como en otras ocasiones durante el baño, la niña le frotaba la verga, tomó la manita de la niña y la puso sobre su verga erecta. La niña ya sabía cómo dar placer a su padre, por lo que lentamente primero y más rápido después empezó un movimiento de subir y bajar la piel del garrote de su padre, quien después de la exquisita mamada que le habia dando su esposa y con estos movimientos, no aguanto más y con un grito de placer expulsó tres chorros de leche que se embarraron en la manita de la niña, la Reyna, ya dormida al escuchar los bufidos del rey al eyacular, se despertó, volteando a ver a la niña, Quien rápidamente quito la mano de la verga de su papá, sin embargo la madre se dio cuenta que de sus dedos chorreaba líquido, además del olor característico del semen que inundó la habitación. La Reyna tomo uno de los dedos de la niña y lo llevó a su boca, y probó el sabor característico de la leche de su marido, ya que el rey en múltiples ocasiones había descargado en la boca de su esposa y ella lo bebía con toda naturalidad.
«Niña, que has dejado a tu padre todo embarrado,», el rey se puso boca arriba y la Reyna le dijo a la niña, «tú lo embarraste todo y ahora yo voy a tener que limpiarlo» y diciendo esto procedió a limpiar con su lengua los restos de semen que había en le verga del rey.
«No es justo mami, yo lo ensucie, déjame ayudarte a limpiarlo» dijo la princesa a su madre.
«Bueno pero solo limpiarlo, no lo chupes porque le vuelves a sacar la leche»
Mientras la Reyna le pasaba la lengua por la cabeza del falo, la niña le empezó a limpiar el tronco. El rey estaba en un éxtasis no lo podía creer, la boca de la Reyna y de su princesita en su verga, las sensaciones eran extraordinarias, dos boquitas mamando, y más que dos bocas mamando era la de su niña de 9 añitos y su esposa que estaba de acuerdo con eso, mamando también. Ya que en sus calenturas ya había puesto a varias sirvientas jovencitas a mamarle la verga, pero nunca había sentido una boquita de niña como la de su propia hija. No aguanto más y tuvo su segunda descarga precisamente cuando la boquita de su niña tenía la cabeza de su verga aprisionada entre sus labios, inundándola de leche, la cual brotaba a borbotones, y llegaba a la garganta de la niña, quien trataba de que no se le escapara nada para que su madre no la regañara por embarrar otra vez a su papá, poco a poco fue tragando toda la leche y lo que alcanzó a salir por las comisuras de los labios con su dedito lo introdujo en su boca. «Te dije que no lo chuparas, niña desobediente» alcanzó a gritarle la madre antes de darse la vuelta y prepararse a dormir. Con el regaño la niña se sintió mal por desobedecer a su madre y se pegó a su espalda, abrazándola, pero dejando hacia el lado de su padre sus nalguitas paraditas. Esa fue su primera mamada y cuando se tragó el semen de su padre, le gustó el sabor.
Habíamos dicho que el rey necesitaba terminar varias veces para quedar tranquilo, por lo que pasando unos minutos después de eyacular en la boca de su niña, volvió a tener una rabiosa erección, entre sueños, se giró hacia el lugar de su esposa, imaginando esas nalgas blancas y ese culo que el adoraba por lo apretado que siempre estaba, pero lo que encontró fueron unas nalguitas paraditas, las de su propia hija, pego su verga parada al calzoncito de la pequeña y empezó un movimiento de empujar/retroceder, la niña despertó al sentir estos movimientos, pero no dijo nada, sabía que era la verga de papi y eso la excitaba mucho. La mano del rey dio un tirón a la ropa interior de la niña dejándola desnuda de la cintura para abajo, » abre las piernas Eunice» decía el rey cerca del oído de la niña, quien se dio cuenta que su padre aun dormido, era obvio que estaba confundiéndola con su madre, «papa soy Thalía, tu hija, no soy Eunice, tu esposa» peropor instinto, levanto su piernita, tomó el monstruo que estaba en la rajada de sus nalgas y lo puso en la entrada de su conejito, el rey sintió la humedad de ese agujero y empezó a empujar, con dificultad pero a los pocos minutos, había entrado casi la mitad de su verga, cuando el rey despertó y se dio cuenta de lo que estaba haciendo, pero ya era tarde para dar marcha atrás, era una sensación jamás percibida, era como tener la verga dentro de un guante de terciopelo, caliente, palpitante, dio un último empujón y sintió como rompió la inocencia de su niña, todos sus 19 cm. Estaban dentro de la pequeña , intentó hacer movimientos para cogerla, pero parecía que estaba trabado dentro de la puchita de la niña.
Como príncipe y luego como rey había probado todo tipo de mujeres, de joven tenía obsesión por las mujeres casadas,mujeres con experiencia y que a su corta edad, le enseñaron a coger de tods las formas posibles, cualquier mujer que a él le agradará, era llevada a sus aposentos con permiso del marido, bajo la amenaza de mandar cortar sus cabezas si no aceptaban y con el regreso de su virilidad se había obsesionado con las jovencitas, de las cuales, durante el embarazo de la reyna y los nueve años de edad de la princesita , había desvirgado a un centenar de jovencitas, de edades entre los 12 a 15 años, le atraían especialmente aquellas delgaditas, con rasgos infantiles, pero nunca había sentido una sensación como la que estaba sintiendo al penetrar a su niña de 9 añitos.
Poco a poco, despacio, fue intentando retroceder y empujar con su vergota, y el conejito de la niña se acostumbró a su intruso , pero lo apretado no cedía y a las tres bombeadas soltó litros de leche, parecía que era un orgasmo multiplicado por mil, no paraba de tirar leche, al rey se le figuro como que estuvo eyaculando por 20 minutos, se le hizo eterno este gozo. «Hay, hay mamita, mi niña, mi princesita, me vengoooooooo!!!!!!!!! esto es lo más delicioso que he sentido!!!!!!!! Te amo mi niña!
Los murmullos y grititos de placer del rey, despertaron a la Reyna quien al darse vuelta ve como el rey tenía abrazada a su niña por la espalda, sudoroso, con la boca jalando aire y con la respiración agitada, signo inequívoco que acababa de tener una eyaculación. La Reyna en lugar de enojarse o sentir molestia, se excito de saber que el padre de su niña la estaba iniciando en los placeres de la carne y le dijo. «Te lo volvió a parar esta zorrita, verdad?»
La Reyna retiro las blancas sabanas de seda que cubrían los cuerpos de los amantes, viendo como el rey todavía tenía introducida toda su tranca en las tiernas carnes de la pequeña, lo cual la excito aún más, diciendo con voz autoritaria: «Ahora sí mi señor, vas a complacer a tu Reyna, estoy que ardo, ya acabaste con esta zorrita, ahora me toca a mí….»
» Discúlpame, mi señora, pero esta niña me dejo seco, parece que eyacule 10 veces juntas en ella»
Entonces la Reyna, visiblemente molesta, llamó a su sirvienta y le indico:
«Llámale a dos sirvientes de la cocina, diles que los necesito en este momento aquí, y no quiero que nadie más entre, tú te vas a dormir, no entres, aunque oigas lo que oigas.
A los pocos minutos los dos jóvenes sirvientes estaban a disposición de la Reyna.
«Tú ya te complaciste con la niña, yo necesito que me complazcan estos jóvenes, te quieres ir a la recámara de tu niña con ella o te quedas aquí?”
El rey permaneció en la misma cama donde la Reyna gozo de dos juveniles vergas que la penetraron por todos sus orificios.
Tanto el rey como la niña contemplaban como la Reyna recibía verga por la boca mientras otra por la vagina o por el culo.
Esto excito nuevamente al rey y volviendo a quitarle la ropa interior a la niña la coloco, con sus magníficas nalguitas paraditas que lo tenían loco, sobre unos almohadones y le chupo la panochita Rojita por la cogida recibida, hasta llegar al hoyito del culo, donde la niña se retorcía de placer al pasar la lengua su propio padre. Con su lengua hacia movimientos de penetración en ese culito apretadito, hasta que poco a poco se fue relajando, el rey introdujo un dedo, moviéndolo de adentro a afuera, después dos dedos y cuando sintió que estaba lo suficiente relajado, se colocó detrás de su princesa, ante la mirada atónita de su esposa a quien dijo:
«Si los sirvientes pueden gozar del culo real de una Reyna, porque yo no podré gozar del culito real de una princesa» y a continuación fue penetrando con mucho cuidado ese culito infantil,.
Si la penetración vaginal de la niña había sido extraordinaria, esto fue espectacular, teniendo ya el mástil entero dentro, a la segunda bombeada descargo litros de leche.
Y a partir de ese momento había un acuerdo tácito, no hablado entre el rey y la Reyna: cada quien tiene permiso de gozar como quisiera de su sexualidad. El rey ya no cumplía labores maritales con la Reyna, más bien todas las noches se acostaba con su niña , enseñándole todos los placeres de la cama, la niña se había vuelto una viciosa del sexo oral, por lo menos dos veces cada noche el rey descargaba su semen en su boca, también le encantaba que su padre la poseyera por el culo y el rey, aceptaba gustoso, deleitándose con ese rico y apretado culito y además por precaución, ya que con los años la princesita, al ir creciendo, esperaba su primer menstruación y podía quedar embarazada de su propio padre y por eso el rey prefería sexo anal sin riesgo de embarazo de la adolescente. .
Y tomando leche de su padre todas las noches, y siendo cogida por el culo, de dos a tres veces al día, la niña a sus doce añitos tuvo su primera menstruación, se hizo mujer y la maldición de la gitana se acercaba….
CONTINUARA…..
Me encanta!!!
Ojala poder filmar eso con nenas y hasta nenes de esas edades, tipas chupando carajitos tambien, una rica pelicula porno.
La sociedad hoy lo condena, sino…