La bruja de mi mamá
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Siempre viví dominado por los regaños de mi madre, siempre me regañaba por cualquier cosa, mas que estricta, parecía una bruja, la cual no me dejaba respirar si antes no le pedía permiso, imagínense: si llegaba 10 minutos tarde a la casa después de salir de la escuela ella me decía:
– ¿A dónde te fuiste?, ya te dije que te quiero a qui temprano.
Orale
Y ella sacaba un palo, por lo general era el palo de la escoba y me daba mis buenas nalgadas hasta que se me ponía rojo ardiente mi trasero.
También ella llegaba a tratarme de esa manera cuando no obedecía de inmediato a lo que me mandara hacer.
Como la odiaba!.
Fue una de las etapas más feas de mi vida.
Mi madre era soltera, nunca conocí a mi papá, mi abuela me dijo que un día se fue de parranda y que nunca más regreso a la casa.
Por otro lado mi abuelo me dijo que se fue a buscar trabajo a EU y que nunca regresó, bueno esto no importa, el caso es que siempre he vivido con mi madre.
Mi mamá es de piel blanca, desde siempre su cabello ha sido largo castaño, pero se lo pintaba de rubio, su cabello le llegaba hasta un poco más arriba de los codos.
Cuando salia a algún lado, por ejemplo, a la iglesia o al supermercado siempre le gustaba pintarse los labios de rojo.
También le gustaba salir con pantalones de mezclilla ajustados.
Mi madre era gorda, pero no obesa, tal vez si su estatura fuera mas baja, si se le hubiera considerado como muy gorda, pero ella medía en realidad 1.
85 m de estatura.
Era una mujer que imponía autoridad con su simple presencia, como si fuera una guerrera de esas amazonas.
Pero lo más bonito, lo mas atractivo, lo mas antojable, lo más delicioso y lo más, probablemente descarado eran sus pompas y sus piernas; se podría decir que en cada pierna cabía una chica de complexión delgada.
Ella era el error de la naturaleza mas bonito que existía, por que, a pesar de que tenía algunas lonjas, su rostro blanco no poseía rastro alguno de grasa: no tenía para nada grandes cachetes ni papada, sus labios siempre estaban bien paraditos y su vista siempre estaba medio cerrada, como si estuviera a punto de cerrarlos, pero siempre estaba atenta.
A pesar de que no tenía conciencia sobre el sexo, siempre me gustaba verla así; mi mamá me gustaba, me sentía extraño por no saber que me estaba pasando.
Pero cuando no se arreglaba se veía como un monstruo o como una bruja y eso hacía que recordara lo disciplinaria que era conmigo.
No se por que todo le molestaba, tal vez era por que no tenía un hombre en la casa.
Tal vez yo le recordaba a mi papá, en fin, tanta era su tiranía que un día me disciplinó de una manera diferente, no violentamente hablando.
Resulta que cuando iba al jardín de niños, unos chicos me molestaban.
Cierto día no lo soporté e insulté a uno de los niños.
Se molestaron tanto y me empezaron a golpear en la cara.
Cuando mi mamá fue por mí a la escuela se dio cuenta de mi ojo morado (y pues la maestra era una pendeja, no impartió justicia de lo que me hicieron).
Ya en el camino ella me venía regañando.
– Ahorita que lleguemos a la casa me las pagas!, parece que no te puedes defender!!, parece que te da miedo pegarles.
Y yo ya estaba anticipado a lo que me iba hacer.
Para mi era normal, pero aun así no dejaba de dolerme que mi mamá en lugar de aconsejarme de la mejor manera, en lugar de eso me iba a poner una paliza.
Cuando llegamos a la casa, que por cierto también tenemos ahí una tienda, antes de buscar refugio en la televisión, mi mama me advirtió.
– Mejor súbete a mi cuarto y no salgas.
nomas te sales y ahorita nos vemos!!
Ya estando en su cuarto rezaba para que subiera rápido y acabara pronto, pero no, se tardó como media hora en subir haciendo mas lenta mi desesperación y agonía.
Cuando por fin subió, yo estaba sentado en la cama de mi mama contando unas monedas que tenía, así que rápido me paré.
– Bájate los pantalones!! – Ella me dijo.
Lo mas probable es que me va a nalguear.
Me los bajé y me y me coloqué en posición de recibir los 3 tablazos de castigo.
– Que haces, qué haces!!.
siéntate en la orilla.
Rapidó, que no tengo todo tu tiempo!!! haber si con esto se te quita lo maricón!!!
No entendí nada mi madre en el acto comenzó a tirar de mi pene de arriba hacia abajo, me estaba masturbando!!.
La verdad eso me dio, no se si decir miedo, pero por lo menos esta vez me había salvado de las nalgadas.
Pero yo no entendía, mi mente no alcanzaba a comprenderlo, solo me quedé estático en la cama y temblando no se cuanto tiempo paso, pero mi mamá empezó a desesperarse.
– Ya vístete, por que ni para eso sirves!! no se qué voy a hacer con tus mariconadas.
Ah! y no le vallas a decir a nadie de esto porque ahora sí vas a ver como te va.
Ahora que comprendo más las cosas mi mama se desesperó por que mi pené no se puso erecto, tenía como 5 años en ese entonces.
Pero yo creo que si se hubiera arreglado, como ya he comentado, si hubiera pasado un rato agradable.
No creo que se me hubiera parado el pito, pero si hubiera disfrutado verla.
Así pasaron los días, pero mi madre no volvió a hacer ese tipo de "barbaridades" al contrario creo que ahora me regañaba con más frecuencia.
Pero, pues qué importaba, con que de vez en cuando la viera con unos jeans era suficiente para olvidarme.
Ya cuando entre a primer grado de primaria casi no me juntaba con niños en lugar de eso me gustaba más conversar con niñas, por lo que algunos niños me molestaban por que no jugaba con ellos, pero en ningún momento jugaba a la comidita ni esas cosas.
En una junta de la escuela, la maestra (otra pendeja) le comento mi comportamiento a mi madre.
Y cuando llegamos a la casa.
– Ahora sí ya estuvo suave!! (esas eran sus frases) bájate los pantalones!!, por qué chingados no te juntas con los hombres eh?!! – yo solo agachaba la cabeza y sollozaba.
– Cierra los ojos y cállate!! nomás los abres y ya te dije.
Ya una vez sentado mi mamá me volvió a masturbar y se repitió la misma situación: sentí que se había aburrido por que dejo de sobarme el pellejo.
Me volvió a gritar.
– No abras los ojos, por que ya te dije cabrón!
Yo obedecí, la verdad me daba miedo desobedecerla.
En eso empece a sentir húmedo, y en ese momento creí que era un trapo húmedo, pero hoy sé que mi madre quiso practicar con migo sexo oral.
También hoy me doy cuenta que estaba muy necesitada de sexo.
Pero sus esfuerzos fueron inútiles.
– Ayyy!! deberás contigo!! nunca se te va a quitar lo maricón!!
Siguieron pasando los días y mi mamá seguía urgida de sexo, pero que ironía, no se atrevía a buscar una aventura con algún albañil, pero si con su propio hijo.
Yo todavía no alcanzaba a comprender por que me hacía eso, solo era un chiquillo.
Mi mamá seguía igual de gorda, pero unas amigas le recomendaron ir a correr al parque.
Bueno pues entonces comenzó a tener el habito de correr por los mañanas.
Me sorprendí mucho al verla, cada vez se ponía más caderona, ella decía que no obtenía resultados, pero ella decía eso por que no se veía por detrás; eran unas nalgotas inmensas, no sé por qué pero en ese entonces me dieron muchas ganas de tocarlas, soñaba con el día de tocarlas un ratito y al parecer las nalgas de mi madre comenzaron a provocarme reacciones que aun no había experimentado, pero aun así no tenía una erección.
Como al cabo de unos meses ocurrió un nuevo episodio mas extremo con mi madre, en el que el protagonista fue nada menos que mi ingenuidad respecto al sexo
– ¿Que te pasa má?
– No no pasa nada, ya acabaste tu tarea.
? bueno es que la verdad me duele un poco la el estomago.
Todo ese día se la pasaba quejándose por ese "dolor" y aunque no hacía calor, ella se abaniqueaba con un pedazo de cartón (tenía mucha calor).
Andaba de un lado para otro como pensando en como resolver un acertijo.
Ya en la noche, mi mamá comienza a gritarme, pero no como si estuviera enojada, más bien como si necesitara ayuda.
– ¿qué má, que pasa?
– Métete y ciérrale con seguro.
– Ella vestía un pantalón de mezclilla ajustado y una blusa de manga corta
– ¿qué, para que me quieres?
– ¿Te acuerdas que en la mañana me dolía el estomago?
– sí.
– a pues quiero que me ayudes a que se me quite el dolor, es que se me "metió un frijol a mi estomago" y no puedo sacarlo y me duele
– ¿pero cómo te ayudo má?
– mira, ahorita con tus deditos lo sacas, ¿sí?
Y en eso mi madre comenzó a desabrocharse su pantalón y a bajárselo hasta el piso.
– No me veas con esa cara que soy tu madre, A mi me tienes que respetar!! No te sorprendas de que me vas a ver desnuda, es algo normal por qué me vas a ayudar.
– Yo estaba con la boca abierta, iba a ver por por primera vez a una mujer sin ropa.
– Ayúdame a quitarme mi calzón, por favor, ¿sí?, ándale rápido! – me quede pasmado aun más.
– Má, pero es que no esta bien que te vea encuerada ¿o sí?
– Ay hijo!, es que ya no aguanto estar a sí.
además no le vas a decir a nadie, ¿entendido?
Cuando al fin baje su calzón, poco a poco, por primera vez vi bello púbico de mujer, al principio, me precio asqueroso pero luego me pareció bonito.
Mi mama me enseño como debía poner mis dedos: uní mi dedo medio con el indice, los demás dedos los cerré, y con las yemas de los dedos viendo hacia arriba mi madre introdujo mis dedos es su vagina.
Pero yo no me excitaba, solo sentía bonito verla desnuda pero no tuve ninguna erección.
Entonces yo como un explorador comencé a husmear, en realidad si tenía la intensión de ayudar a mi madre a aliviar el dolor que sentía; cuando estaba hurgando entre su vagina, ella me regaño.
– Espérate, espérate!! ¿Qué haces?!!!!.
pon los dedos como te dij
– ¿Así?.
– Ándale así.
ahora rascale, pero no con tus uñas.
hazlo como si estuvieras llamando a alguien con tus dedos, como si estuvieras diciéndole a alguien que venga hacia acá.
– ¿Así, má?
– Ay, ay, sí así! así ándale!!, ay ay.
– ¿Te esta doliendo má?
– no hijo, es que siento que ya casi sale el frijolito
– sí te duele mucho me dices.
– sí, yo te digo.
ándale así!, ya casi sale, ya casi sale, uff!! uy, uy, uy! ahh!!
– a ver voy a buscar por acá
– NO CHINGA! sóbale donde te dije!!
– está bien ya voy.
– uy, uy!.
aaaahh!.
ya vez que ahí es el lugar, ya casi sale, ya casi sale.
Después, ya un poco agitada, con la voz bajita y casi balbuceando mi madre me dijo:
– Haber sóbale más rápido, es que no sale, hijo.
– Má, es que siento que está un poco abajito, ya se debió haber bajado.
– Qué nooo!!, has lo que te estoy diciendo, entiende!!! – Yo solo agache la cabeza y comencé a tallar más rápido, yo creía que no encontraríamos nada, y obviamente no encontramos nada.
– Au, Au!!.
Ándale, así.
síguele, síguele, síguele, así hazle.
así, más rápido, así, así, así!!!.
– ¿Ya casi sale el frijol, má?
– Sí hijito – Esto ultimo nunca me lo había dicho – ya casi va a salir, ya casi va a salir!!, uy, uy uuuy! uuuuuuy!, hazle más rápido hijo, más rápido para que salga!! asi, así, así.
ay, ay, ay.
– Má, ya me cansé.
Todavía falta mucho? – Yo lo hacía lo más rápido que podía.
– Ya, casi hijo, uff!, uy, uy, uy!! uff!, uff!
Mi madre ya estaba sudando como nunca y su cabello comenzó a alborotarse.
Tanta fue mi desesperación por ayudar a mi mama que le sobaba de tal manera que saliera el malvado frijol, pero ya no aguante el cansancio y saque mis dedos, estaban mojadisimos de una sustancia babosa.
Cuando saque mis dedos, mí mamá se enfadó.
– No saques tus dedos, estas viendo que ya casi me.
– En ese momento creía ingenuamente que diría "ya iba a salir el frijol" – Ay te va!!.
Y ella sólita se introdujo sus dedos y comenzó a frotarse.
– Ya salte!, ahorita bajó a preparar la comida.
– Estaba muy enojada.
Al rededor de los 5 minutos salio de la habitación ya vestida y al parecer seguía enojada por que no pude ayudarle a terminar la tarea que me encomendó, Mientras comíamos no decía palabra alguna, pero no me extraño para nada, porque nunca hablaba conmigo, mas que para mandarme a algo o regañarme, pero esta vez yo sentía que había algo más.
Yo me sentí realmente culpable por no poder ayudarla.
– Discúlpame, má, es que ya no aguanté.
– Ya no te apures, mejor termina de comer.
– ¿Pero si se te salió, verdad?
– Cual?!!! – Parecía haberse sacado mucho de onda por la pregunta.
– Pues el frijol de tu pansa, ¿ya no te duele verdad?
– aah!.
no, ya no me duele.
Me sentí aliviado con esto ultimo, pues a pesar de que mi madre era una bruja, no me gustaba verla sufrir.
Al día siguiente me preparo para llevarme al colegio.
Yo sentí todo normal como si no hubiera pasado nada, realmente sentía que lo de anoche era algo muy normal entre un hijo y una madre.
Antes de dejarme en la entrada de la Escuela me dijo que si recordaba lo que me había dicho, y no, no lo recordaba, hasta que furiosa y en voz baja me dijo: "que no le dijera a nadie lo que habíamos hecho".
Y obviamente no lo diría el solo pensar en lo que me haría me ponía muy nervioso.
Cuando regresé de la escuela, 5 minutos antes de lo normal, me regaño por que me había tardado en llegar; me dijo que le ayudara a acomodar unas cosas y que barriera toda la tienda.
– Y hazlo rápido porque otra vez me vas a ayudar igual que ayer.
– ¿Todavía te duele má?
– Si hijo, pero hoy si tiene que salir, todo depende de como lo hagas y de no mastur.
y de no mover tus dedos como tu quieras.
Como a los 15 minutos de hacer los deberes mi madre cerró la tienda, eso me pareció muy extraño, porque siempre la cerrábamos en la noche; debía ser algo muy importante para cerrar temprano.
– Échale hijo rápido vamos a mi cuarto, ya me empezó a doler mucho – lo decía mientras se sobaba su vagina por encima del pantalón.
Lo decía un tanto apresurad
– Esta bien má, ya voy.
– Échale por que ya quiero que me lo saques!
Subió antes que yo a su habitación y mientras lo hacía me quedaba maravillando su bonita y enorme cola, cómo me daban ganas de tocárselas, pero yo creía que no pasaría eso nunca por que si lo hacía me daría una buena bofetada.
– Échale rápido, sierra la puerta con seguro y si viene alguien no hables, ¿entendido?
Mientras cerraba la puerta ya se había quitado los pantalones y su calzón, se sentó en la cama y con ansiedad me dijo nuevamente:
– Échale hijo, rápido!!, mete tus deditos:
– ¿así, verdad? – Estaba parado frente a ella
– sí, hijo, así bien rico (no entendía que quería decir con "rico").
– Primero lo voy a hacer despacito para que no me canse.
– si, hijo, uff!!, así ándale, uy, uy, uuuy!!!
– ya casi sale, má?
– No hijo.
ah, ah, ah!.
, apenas estamos empezando.
au, uff, aaauu!!.
, ademas hoy debes de aguantar mas que ayer.
– sí – Lo dije un poco aburrido, pero me propuse durar mas, para esta vez sacar el frijol.
– ahhh, ahhh, ahhhh! sigue así, síguele, síguele.
uff!!.
Más rápido hijo, méteme los dedos mas rápido!
– ¿así?
– sí, sííí, síííí! aaaaayyy!.
que rico, que rico, que rico!!, sobame rico, hijo!, sobame rico! mas rico, mas rico!! oooyy, oooooyy!!
– Má, ya me cansé.
– Aguantate, hijo!!!, ya casi va a salir, que rico, que rico!!.
si te aguantas más.
uff! rico, que rico!.
te doy un premio.
Cuando me dijo esto ya tenía en mente lo que le pediría: tocar su cola por un ratito.
Así que rápido se me ocurrió algo muy sutil: cambiar de mano, pero tenía que hacerlo rápido, sentía que si no lo hacía rápido el frijol perdería el ritmo y no saldría.
– AAAAAAYYYY!! – Empezó a gritar mi madre cuando le saque los dedos y le inserte los de la otra mano
– ¿Te dolió má?
– No hijo, hazlo rápido, ahh, ahh, ahh, ahh, ahh!! uff!! ahh, ahh, ahh!!.
ay, que rico!!, que rico!! (no dejaba de gritar)
– ¿Sientes rico, má?
– Si, hijo!!!, sobame, sobame!!, qué rico, qué rico!!!.
Justo cuando ya me estaba cansando.
– Ya va salir, ya va a salir, ya, va a salir!!!.
ah!.
ahh!, AAAAAAHHHH!!!
Y empezó a dar varios saltitos en sus piernas, rodillas y vientre, uno de tras de otro.
La escena fue tan impactante que hasta el día de hoy no me la logro quitar de la cabeza.
Me daba la impresión que estaba preparada para disparar el frijol por la vagina, pero nunca vi ninguno.
Mientras mi mamá se recuperaba recostada, con los ojos cerrados y con la muñeca en la frente, me dedique a buscar el desgraciado frijol, pero no encontré nada.
– Bueno vamos a abrir rápido la tienda hijo.
qué bien me siento! – lo decía mientras se vestía
– si má qué bueno que ya no te duele.
– Como hoy si hiciste bien lo que te dije sin ningún error te voy a dar tu premip.
Y ya cuando abrimos de nuevo la tienda, me dio un billete de a 50 pesos.
Pero yo en realidad quería otra cosa, pero bueno ya no dije nada al respecto, si le decía que quería manosear su cola, terminaría con su buen humor, era de las pocas veces que la había visto así.
A partir de ese día me decía que llegara temprano para ayudarle a alivianar su dolor con mis dedos, que en realidad lo que hacía era masturbarla, pero yo no comprendía la situación.
Siempre, antes de dejarme en la escuela me decía: "Llegas temprano para ya sabes qué" y siempre que le preguntaba que ¿por qué hoy también? me decía: "es que se me metió otro frijol, mi vida".
Y también desde ese día me empezó a hablar con mas cariño.
Así pasó al rededor de un año de meterle los dedos a la vagina de mi madre, y cierto día cuando iba a mitad del segundo año de primaria llegué temprano a la escuela solo había un compañero y una compañera a los cuales no les hablaba hasta ese día.
Tenían un comportamiento muy extraño, parecía que jugaban al algo divertido.
Así que le pregunte:
– ¿A qué están jugando?
– La estoy apretando, ella si se deja.
– Me respondió mi compañero de clase
– Como que sí se deja, que le estas haciendo? – le pregunté.
– Mira ve.
Entonces se paro tras de ella la abrazo de la pansa y le empezó a frotar su pito en las nalgas de mi compañera, parecía que se la estaba cogiendo, pero con ropa.
Veía como el gordo de mi compañero lo disfrutaba y mi compañera no decía nada, solo volteaba a ver a la ventana, al techo o al piso, como si nada pasara.
– Ahora apriétala tú, se siente bien chido!
Estas palabras fueron como un detonante para despertar en mí por primera vez una erección, esas palabras fueron como un conjuro el cual hizo que mi pene se pusiera erecto; era una nueva sensación muy extraña.
– ¿Pero qué hago?
– Agárrala de la cintura y tallala con tu pájaro
– sí.
se siente bien chido.
– Mi compañera no decía nada de nada.
Eso me ponía mas erecto, ademas ese día teníamos que traer uniforme de deportes y su trasero se sentía increíble.
– Ira prestamela, hora hazle así.
Entonces el gordo de repente se la sentó, la apretó de la cintura y se empezó a menear como simulando que se la cogía.
– haber, ya prestamela! – yo lo decía como si se tratara de un objeto.
– Perate, que todavía no acabo.
– Cuando dijo esto sus ojos parecía que se le volteaban del gusto.
– Ya échale rápido – Me sentía muy ansioso.
– Aprietala bien para que se sienta chido.
Esa niña era lo máximo, la empece a apretar y tampoco pude evitar moverme como si la estuviera penetrando.
Nos duró un rato la emoción , porque comenzaron a llegar los demás compañeros de clase y tras de ellos la maestra.
Ya no dejaba de pensar en otra cosa, mas que frotar mi pene con la cola de alguna de mis compañeras, entonces como un rayo se me vino una imagen deliciosa a mi mente: "¿que se sentirá sentarme a mí mamá?", estuve así, pensándolo todo el día.
Cuando llegue a casa, ya me estaba esperando mi madre.
– Sube hijo, ahorita te alcanso.
– Rápido, má – Ya tenía ganas de ver como se quitaba su pantalon, y ver su culote, que por cierto, después de un año de ir a correr por las mañanas con un par de amigas, su colota estaba mas que perfecta, algunas de sus lonjas mas importantes habían desparecido.
– si, hay voy, no me apresures!!!.
– ¿yá, má?
– sí hijo, échale, ayúdame
Se sentó en la cama, realizamos la terapia habitual, y para mi maldita suerte, no pude verle sus nalgotas cuando acabamos, porque me dijo que me saliera y fuera barriendo la tienda, ya no pude verla vestirse.
Estuve todo el día tratando de verla por detrás, para que se me quitaran un poco las ansias.
Después, ya, en la noche, mientras atendía por unos minutos la tienda, ya no aguante, y agarre una bolsa con fruta y comencé a frotar mi pito con ella, pero sin darme cuenta entro mi madre.
Y se sorprendió al verme con esa bolsa, su semblante cambió y al parecer había despertado a la bruja gorda que se había dormido en ella desde hace dos años.
– Qué haces, puerco!!
– nada.
– no sabía que decir.
– ¿como que nada, marrano??!!!, mejor dime, por que me vas a hacer enojar, y te voy a dar tus chingadazos!
– nada.
– como, que no marrano, mejor vete a tu cuarto, y ahorita me las pagas!
Cuando cerro la tienda, subió a mi cuarto y me empezó a gritar
– Te estabas masturbando, verdad, escuincle!!!, que crees que no me dí cuenta que te andas tocando el pájaro!
– no má no me pegues.
– ya estaba llorando
– bájate los pantalones rápido!!
– no má.
– BAJATE LOS PANTALONES.
RA-PI-DOOO!!!!
Gimiendo y llorando me los empece a bajar
– Tócate como te estabas tocando, cabrón!, orale!
Entonces me empece a sobar con la mano y me empece a poner erecto, a pesar del traumante momento que estaba sintiendo en ese entonces.
– Ahora para que se te quite.
para que se te quite.
, en lugar de meterme tus dedos, me vas a sacar los frijoles y chicharos con tu pito (Lo primero que se me vino a la mente fue que me cansaría demasiado, más que con los dedos).
Rápido!
– ya voy.
– Entonces comenzó a abrir sus labios vaginales, para que pudiera entra
– Rápido, métemelo, no estés jugando!!
– Sí ya voy.
– Au, au, au!!.
despasito, despasito.
espérate, espérate.
– Ay, perdóname má – Cabe decir, que no era muy grande mi pene erecto, pero, ya tenía 8 años y pues ahora el grosor era de por lo menos 3 dedos míos.
– Échale, pero despasito, au, au.
ahhhhh!!.
despasito.
Cuando penetré por completo a mi madre, empece a sentir bien calientito, la textura de su carne se sentía maravilloso, fue lo más delicioso que había sentido.
Era una sensación gloriosa para una mente ingenua de un mocoso como yo.
Cualquiera, incluso el lector se sentiría celoso de la experiencia que me toco vivir.
Me dí cuenta que mi madre estaba, boca arriba, apoyada en la cama con los codos y haciendo una mueca de dolor.
Sus piernas me cubrían, sin tocarme y alcanzaban a colgarse del borde de la cama.
– Espérate tantito hijo, no te muevas.
Ahh!
– ¿Ahora si te duele, mucho, verdad, mamá?, mejor te lo saco con mis dedos.
– A pesar de que estaba sintiendo "chidisimo", prefería que mi mamá estuviera bien.
– Solo espérate tantito.
bueno ya!.
ahora sí!.
me vas a sacar el frijol, pero no como con tus dedos vas a meter y sacar tu pájaro, pero hazlo despasito.
– Así, má? – Empece a columpiarme.
– sí, sí, sí, hijo!!, sí!! ay, ay, aaaaay.
despacito, hijo!
– sí, má, discúlpame.
– bueno ya échale, un poquito más rápido.
si sientes que te quieres hacer del baño me dices rápido, eh!!
– sí má
Entonces comenzó el juego del amor entre madre e hijo, pero enserio, aunque parezca una vil mentira, yo no sabía lo que hacía, mi cuerpo aun no estaba preparado para tener relaciones y después de un rato mi pene se puso flácido.
– ahh, ahh, ahh, ahh, ahh, ahh.
sigue así mi vida!, ahh, ahh, ahh, ahh.
.
¿qué te pasa, mi amor?
– no sé, má creo que ya me cansé.
ya no esta duro mi pájaro
– Ay, no hijo!!, no me dejes así, hoy sí iba salir el pinche frijol.
A ver voy a agarrarte tu pajarito, a ver si logro parártelo.
– Pero fue inútil, parecía un viejito.
– Bueno, entonces usa tus dedos, otra vez, hijo.
Ya qué.
Me sentía como un tonto por defraudar a mi mamá.
Al otro día volví a ver a mi compañera y compañero, pero no llegue a tiempo, así que solo los saludé, el día transcurrió normal, todos los días atendía la terapia de mi mamá después de salir de clases.
Pero como ese día no jugué con mi amiguita, no estuve excitado.
– ¿Ya estas listo hijo?
– sí, má.
– Discúlpame por gritarte ayer, de que te estabas tocando tu pájaro, si quieres lo puedes hacer cuando quieras.
¿Crees que se te pueda para tu pajarito otra vez, mi vida?.
¿ó como le podemos hacer?
– ¿Y si me dejas.
– No me dejo terminar, le iba a decir que me dejara sentármela, o por lo menos que me dejara jugar con sus pompas un ratito, eso seguro haría que se me parara.
De hecho ya me comenzaba a excitar, pero.
– Ah ya sé!!, ya sé!!, a ti te gusta ver las chichis de las mujeres, verdad?, no me digas que no, te voy a dejar que veas las mías pero por un ratito, eh.
Ayúdame a quitarme el brasier.
No podía creerlo ya estaba como ido de este mundo, empece a perder las fuerzas, y es que a pesar de nunca pensé en ver los senos de mi madre la verdad si me gustaba verlos en las revistas de lencería o ver de reojo el busto de mis maestras, era una experiencia totalmente nueva.
Comencé a temblar, la voz se me fue por completo cuando empecé a desabrochar su brasier.
– Mira, mi amor, (decía mientras se cubría los pechos con su brazo) te los voy a enseñar, pero solo hoy y es para que ya se me quite este dolor que ya no aguanto desde hace tiempo.
Recuerda que no le tienes que decir a nadie lo que hacemos, esto solo es entre tu y yo y nadie se tiene que enterar, ni tus amigos, ni tus abuelitos.
bla, bla, bla.
– Nunca me sermoneaba tanto
– Si má, yo te juro que no le digo a nadie – ya tenía ganas de ver sus pechos.
– Bueno velos.
– Por fin había quitado el brazo, me quería desmayar en cuanto los vi, sus pezones me empezaron a hipnotizar, eran unas chichis muy bonitas.
No me podía mover, hasta que mi madre con su mano comenzó a palpar mi pene, estaba comprobando que estuviera ya excitado.
– Échale hijo, rápido! – Abrió sus labios y comencé fornicarla.
– Ay, ay, ay!!.
se siente bien bonito, má!!, eres muy bonita.
– AY HIJO, NUNCA ME HABÍAS DICHO ESO!!.
vente aquí con tu mamá y méteme tu pájaro.
– sí mamá!
Así continuo la penetración entre jadeos y gritos de mi madre, pero otra vez se me volvió a poner flácida mi verguita.
Sentía una gran impotencia a pesar de mi edad.
– Mamá.
disculpame, esque ya me cansé
– No te preocupes, ya vamos a apurarnos, mi vida.
Al parecer desde hace minutos que mi mama estaba complacida, porque me lo dijo con la voz ajitada, tumbada en la cama, con una sonrizota y la vista perdida en el infinito.
La ayude a vestir, salimos juntos, me abrazó, me dio un vesito en la mejilla y nos dirigimos a la tienda.
– Ay como te quiero, condenadote!
– Yo también má.
Oye, má deveras ¿y el frijol donde lo tiraste?
– Ay, deberaaaass!!!.
como soy tonta!!!.
bueno no te preocupes, lo tendremos que sacar algún día, si no hoy en la noche otra vez, o mañana que regreses de la escuela, ¿sale?
– bueno.
Y así pase gran parte de mi infancia, anudándole a mi madre en el tratamiento del dolor de su estomago, asistir a la escuela, apretarnos a mi compañera junto con el gordo de mi amigo, pero solo hasta que termino el año escolar, después ya no fue posible, y ayudar en la tienda.
Realmente yo era tonto más que ingenuo porque fueron varias veces que le decía a mi madre, que fuera al doctor, para que le recetara algún medicamento para aliviar su "dolor", o que por qué no se le salían los frijoles, pero ella siempre me decía que no me preocupara que ya iban a salir de ahí.
Además realmente en el fondo a mí me gustaba mucho realizar esa retina, me sentía muy bien con mi mama, y es que, por otro lado, tampoco le sugería mucho lo del doctor, porque se enojaba cuando se lo decía
Conforme iba pasando el tiempo fui conociendo nuevos amigos, fui aprendiendo nuevas cosas de las cuales, algunas me hicieron darme cuenta que lo que hacía con mi mamá no era aliviarle un dolor, sino que lo que hacíamos era tener relaciones sexuales.
Algunas de esas cosas las aprendí en la escuela y otras las deduje por las conversaciones que tenía con mis compañeros.
Ya cuando tenía 10 años y fracción empece a tener cambios en mi cuerpo.
Comencé a tener sueños húmedos.
Una mañana desperté para ir al baño y fue cuando me dí cuenta que mi pene estaba más grueso y mas largo que antes, no era gigantesco, calculo que mediría al rededor de 13 cm.
Y tenía unas ganas inmensas de ver a mi mamá.
Nunca había sentido eso, fue algo insoportable, pero no le dije nada, porque debía esperar la hora de la terapia de penetración vaginal de mi madre, pensaba que si la presionaba se enojaría.
El día en la escuela transcurrió normal, no estuve para nada urgido, pero en cuanto sonó el timbre, mi cerebro inmediatamente reaccionó instintivamente para que llegara instantáneamente a la casa.
– Ma, ya llegue!!, vamos a tu cuarto!!
– Si hijo!, ya sé, vete subiendo.
– echale, má rapido.
– que te pasa!!, no me estes gritando, ya voy, ya voy!
Ya estaba bien erecto, no aguantaba más, mi mamá como de costumbre se tumbo en la cama bocarriba, abrió sus piernas, pero no notó el nuevo tamaño de mi pito, así que yo solo se lo inserté.
– AAAAYY!, esperate, esperate!!.
, nunca había entrado tanto.
Sácame tu pájaro tantito, hijo.
Lo saque y fue cuando se dio cuenta del nuevo tamaño de mi pene.
– Hijo.
!! (parecía hipnotizada) ya te creció tu pajarito.
¿Hoy si me lo querías meter, verdad, canijo?
– Bueno.
sí, hoy me sentía diferente, pero no te enojes.
– No hijo, no me voy a enojar, échale hijo METEMELO, YA!! – No espere ni un segundo y se lo clave directo.
– ¿Te duele, má?
– Si un poquito, hazlo despacito.
Entonces fue cuando perdí el control, ese día fue cuando se me quito lo marica.
Empecé a columpiarme rápidamente a pesar de las instrucciones de mi madre.
Estaba sintiendo riquísimo.
– ahhh, ahhh, ahhh!!.
despacio hijo, despacio!!, AAAAYY!!
– Se siente rico, má!.
se siente bien rico!!, ah, ahh, ahhhh!, ah!, que rico!!
– sí, hijo se siente muy riquísimo!!!, AAHH,AAAAHH!!, AAAY!, AAAAAYY!
Cada metida la sentía mejor que la anterior tanto mi madre como yo cada vez íbamos sintiendo mas riquísimo.
Mi madre ya no estaba aquí, se había trasportado al mundo de la la pasión y los orgasmos.
También yo ya estaba por llegar a ese mundo; cada que le empujaba mi miembro sentía una descarga mas potente que la anterior, hasta que sobre mi cuerpo circularon 10000 voltios, sentía que me moriría del gusto.
– MAMA, YA!, YA, MAMA!! AAAAAAAHHHH!!
– No hijo, adentro no!!!, salte rápido!
Pero no preste atención a lo que decía y me vine dentro de ella.
– Que hiciste, pendejo!!!!!, no te he dicho siempre que si tenías ganas de orinar que lo hicieras afuera!! Mira nada más!!
– Discúlpame, mamá!
– Qué discúlpame ni que la chingada!!, ahora haber si no me dejas embarazada, pendejo!
Olvidaba ese pequeño e insignificante detalle, en esos momentos, ya en la situación en la que estaba era imposible que me acordara.
Aunque cuando estaba a punto de venirme sí sentí una sensación comparada con querer hacerme del baño.
– Bueno ya ni modo.
voy a bañarme, y ahora haber que pasa.
– Dijo ell
En la noche estaba esperando a que me llamara para que le quitara su malestar, claro yo desde hace un tiempo sabía que lo que hacíamos era coger como perros, pero como no me llamó me arme de valor y fui a su cuarto.
La verdad es que ya quería sentir otra vez lo que pasó en la tarde.
– Mamá, ya es la hora, ya vete bajando los pantalones – Cuando fornicábamos no se enojaba por que le dijera eso.
– No hijo, ya no vamos a hacer más eso, ya me siento bien, ya no necesito de tu ayuda (lo dijo un tanto triste.
– Má, pero es que hoy si tengo ganas.
– Es que ya te creció tu pajarito, hijo, y es que.
– se quedó callad
– ¿qué má?
– pues es que se me olvidó decirte que cuando a los niños les crece su pilín pueden dejar embarazar a una mujer.
como yo.
– ¿Osea que por eso te enojaste en la tarde?.
– Si mi amor, por eso me enojé.
esperemos que no pase nada.
pero no le vallas a decir a nadie, de lo que hacemos cuando estamos solos.
– ¿Pero y si tengo un hermanito
– Si tenemos un hijo tu no digas nada, yo arreglaré todo con tus abuelitos, tu no tienes que decir nada, no tienes que decir nunca nada, hijo.
A pesar de lo que me había dicho me sentía muy tranquilo, sentía muy en el fondo que no pasaría nada malo (casi como todos los chicos) y después de unos días mi madre se hizo una prueba de embarazo y resulto negativa.
Afortunadamente para mi madre no paso nada malo.
En un momento que nos quedamos solos en la tienda le pregunté:
– Má, ¿ahora ya podemos volver a hacerlo?
– No hijo, ya mejor ya no, ya olvídate de eso, ¿sí?
– Es que ya me dan más ganas de sobarme mi pito – le decía mientras me lo sobaba con mi mano.
– No hijo, ya no!!.
antes me dejaba, pero porque no pasaba nada.
En esos momentos me dieron ganas de llorar y mi madre se dio cuenta, pero no hizo nada para aliviar la tensión que ahora yo tenía.
Creo que ahora era justo que ella me complaciera después de lo que yo había hecho por ella, me sentía humillado, era completamente injusto; no le costaba nada mandarme a la farmacia por una caja de condones, tal vez le daba pena ir o mandarme.
Así que decidí comportarme como antes con la bruja, callado sin dirigirle la palabra, cosa que a ella le afecto, porque desde que cogíamos en su cama, nuestra relación de madre e hijo fue creciendo armónicamente y ella fue notando mi rechazo.
Ademas así fue desde el principio, solo obedecía cuando me ordenaba algo o estaba furiosa.
Solo me preguntaba qué me pasaba, o porque no le hablaba.
Así que un día habló con migo.
– Hijo, ¿estas enojado por que ya no te dejo hacer lo que hacíamos los dos juntos, verdad?
– Sí, ya no me dejas hacer nada ni siquiera me dejas ver tus pechos o bañarme contigo.
– Es que tienes que entender, mi amor!, ya no se puede.
– Pero es que yo sí siempre te ayudaba y tu ahora ya no quieres.
– A ver!!!!, yo soy tu madre!!, y me debes de obedecer.
– Pues ya qué.
– Lo dije muy triste.
En eso mi madre se quedó muy pensativa.
– ¿En serio quieres penetrarme, hijo?
– Si má déjame hacerlo, aunque sea un ratito.
– Lo voy a pensar.
mientras hay que segur trabajando y en la noche hablamos.
Había un rayo de esperanza para mí, estaba muy emocionado, mas que cuando era la época de navidad.
Mi mamá tenía que dejarme coger con ella una vez más.
Ya quería ver como se desvestía para verle sus senos y sus nalgotas, era lo que más deseaba de ella.
Cuando llego la noche y cerramos la tienda parecía que no recordaba nada de lo que me dijo, así que lo siguiente que hicimos fue merendar y ver televisión.
– Ya vete a dormir hijo.
que mañana te vas a la escuela.
Como se le pudo haber olvidado lo que me había dicho?, ¿osea que solo lo pensó y no me diría nada?.
No cabía duda que era una bruja gorda culera.
Así que sin decir palabra corrí a mi cuarto tallandome los hojos, para que no viera mis lagrimas.
Cuando entre a mi cuarto cerré la puerta con fuerza.
Después de unos minutos mi madre tocó la puerta.
– Hijo, ¿qué te pasa?
– Nada, ya vete, dejame en paz!! – Y se retiró
A los diez minutos regresó a mi cuarto.
– Hijo abre la puerta.
– ¿qué quieres?
– que habras a puerta, voy a pasar.
– no, ya vete!
– ¿No que me querías penetrar?
Y como un rayo salí de mi cama para abrir la puerta de mi habitación y la invité a pasar.
– Pero vas a hacer lo que yo te diga y como te diga si no, me voy.
– sí má!!!
– Ve aya abajo y en la mesa hay unas zanahorias, tráelas – Fui y regrese a la velocidad de la luz.
– Ya má!
– Ayúdame a quitarme el pantalón y todo lo demás, y también vete quitando el pantalón.
– sí, má!!!
Procedimos al despojamiento de nuestros pantalones y su calzón.
Sus nalgas eran tan grandes que su calzón parecía tanga de hilo dental.
– Ahora me voy a acostar en la cama boca abajo y pasame la bolsa de zanahorias.
– ¿Mamí?
– ¿eh?
– Mientras estas en esa posición ¿te.
te puedo sobar tus.
tus pompas?
– si quieres.
mientras veo las zanahorias
Empecé a frotar sus inmensas nalgas, las sobaba con mucho cuidado como si se fueran a romper, era mi sueño.
De repente empecé a sentir aquella descarga de Energía eléctrica y sin penetrarla me vine, pero mi madre no se dio cuenta, solo me di la vuelta y arroje el semen a otro lado, pues mi madre estaba viendo las zanahorias, cosa que no sabía para que diablos las quería.
– Mira, comienza con esta zanahoria, métemela, pero no en la vagina.
¿sí sabes donde está el ano, verdad? – Era una zanahoria como del tamaño de mi dedo indice.
– Si aquí se alcanza a ver.
– Pues échale – Y comencé a introducirla
– A ver espérate, es que no se puede.
– Inténtale, porque por ahí, me vas a meter tu pito.
Ya no te voy a dejar donde siempre.
– Y por que no te lo meto de una vez – yo ya estaba otra vez bien caliento.
– Has lo que te digo primero!.
– Ya está entrando!
– Ay, ay, ay, ay!.
hazlo despacito, porque duele bien feo.
– Me gustaba ver como se retorcía, me ponía mas caliente.
– sí, má, perdón.
ahora sí ya entro.
– ahora sácalo, hasta la puntita.
– sí.
– Ay, NO!, espérate déjalo tantito.
– ¿te dolió?
– Sí, haber ya sácalo.
poco a poco!!.
– ya salio, má
– uuff!!.
ahora mete este otro hijo – Ahora era una zanahoria parecida a mi verga en tamaño y grosor.
– Ah voy má ¿despacito, verdad?
– sí, AUH!, sí, ay, ay, ay!!, despacito.
ay vá.
ay va.
, ay va, ay va, ay va!! (pro aun no entraba ni 2 cm.
Como sentí que ya soportaba el grosor de la zanahoria decidí empujarla otros 2 cm.
.
– AAAAYYY, AYYYY!! DUELEEEEE!!!, Espérate!!! ¿no te dije que despacito?
– es que no entra má.
– Hazlo despacito!!
– sí, ya.
lo siento.
ay voy – Tenía agarrada la zanahoria con mis 2 manos para tener un calculo de mi fuerza más exacto.
– si, despacito, despacito! au, au, au, au!, más despacito!!!.
ay, ay.
!! AAAYYYY!!!, qué despacito!!
– pero si no lo estoy haciendo duro má.
– Ya casi entra toda?.
AUH.
– No, todavía le falta mas de la mitad.
– No, hijo, se me hace que que mejor no me lo metes por ahí.
– aaaah, má!!!.
pero si tú dijiste.
– Es que duele mucho!, ya mejor mañana, hijo.
– ¿Y si usamos una zanahoria más chiquita y luego esta grandota?
– Pero si no entra, ya mañana, entendido?, por que ya son las 12 am.
– sí má!! – Entonces me pasó una mas pequeña, ahora era una delgadita pero prolongada unos 15 cm.
– Despacio, no se te olvide!.
– esta entro hasta la mitad sin problemas, y ya me estaba desesperando.
– Ya casi entra, má
– AAY, AAY, AYY!! ahí déjala! no la muevas, espérate tantito.
– ¿por qué, se te atoró?
– No, es que sentía que me iba a doler más – Se veía tan linda esa mujer con una protuberancia saliendo de su ano.
Comencé a ensartarla cada vez más, con mucho cuidado hasta que después de 10 minutos entro toda.
– Ahora sacala hijo, lentamente
– sí.
– au, au, au, au!!, des-pa-ci-toooo! uuuyy!! – Y salio por completo.
– Bien, ahora méteme esta grande (la de antes) pero hasta la mitad.
– ahí te va má!
– métela hasta la mitad y lugo la sacas y la metes, pero varias veces, solo hasta la mitad
– bueno.
ya está entrando – En ese entonces ya estaba percibiendo un olor a caca, provenía del ano de mi madre, pero para nada me pareció repugnante.
– uuuu-UUUUU-aaa-AAA.
aaaaa-AAAAAHHH!!! AAAAAHHHHHYYYY!
– ya entro a la mitad, má!, ya entró!! – estaba emocionado.
– sacalo tantito y lo vuelves a meter.
pero despacito!
– ¿así?
– sí, ándale, así.
auh, auh, auh, auh!! – Parecía una perra gimiendo de esa manera.
– ¿ya la meto toda?
– no espérate, todavía me duele.
– Ya no aguantaba por fornicarla.
– rápido, mami, es que ya no aguanto, es que te vez bien vonita acostada así!
Al parecer esto la cautivo, su punto débil era que le dijeran cosas bonitas y gracias a eso accedió a mis súplicas.
– Ay bueno, bueno ya!, rápido méteme tu paj.
tu cosa esa!.
ya para que me regrese a dormir.
Pero solo hasta donde llegó la zanahoria, por que duele mucho.
– Sí, má!!!
– Pues ándale.
Pero ya sabes que despacito!
La verdad si la obedecí, no quise propasarme, pero.
– Ya te la estoy metiendo.
¿no te duele?
– Parece, que no hijo.
métemela otro poquito.
uy, uy.
¿ya entro a la mitad? – Ya quería columpiarme, se sentía riquísimo.
– No, todavía no.
– No me engañes, por que vas a ver!!
Y en eso trato de mirar hacia a tras, pero no alcanzó a ver nada por la posición en la que estaba, no me creía que aun no llegaba mi palo hasta la mitad.
– Bueno, échale, siguele.
Ooy!!
– Ya má!
– ¿cómo que ya? ufff, ¿apoco ya?.
uuuhh!!.
bueno ya muévete como si me estuvieras calmando el dolo.
Y empecé a cogérmela, empece a cogérmela como nunca.
Se sentía lo máximo tomarla por las caderas y ver como se retorcía en la cama, apretando las sabanas con sus manos como si apretar mas la sabanas evitara que le ardiera su culo.
Pero poco a poco se fue calmando, parecía que ya no le dolía su ano.
– hijo.
ahhh, ahhh, ahhh.
– ¿qué má? ahh, ahh, ahh, ahh, ahh.
– si quieres ya métemela toda.
– ¿SI, MA?!!
– si, ya métemela toda, pero no bayas a.
No me pude contener, no espere las indicaciones adecuadas e instantáneamente mi ingle y las nalgas de mi mamá, ya estaban unidos.
– AAA.
AAAAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYY!!
– Perdón, má, perdón!!.
no fue a propósito!
– YA NO LO SAQUES, YA NO LO SAQUES, ESPERATE!! AAAAHHH
Pero ya no aguanté, su grito y que me dijera que no lo sacara pareció transformarse en otra orden para mí: "Cógeme, cógeme!!!, cógeme como a una PUTA!!!!!"
– HIJO, HIJO!!!, NOOOO!!, AAAAYYYYYYYYY!!!
– Discúlpame, mamá es que estas bien rica!!
– NO, PENDEJO!!!, SACAMELA YA, SACAMELA!!
– No, mami, tu eres.
tu eres la mujer mas bonita de todo el mundo.
– Duele mucho mi amor.
!!, ya déjame, hijo.
A continuación utilice todas mis fuerzas para tomarla de la cintura y sin sacarle mi pene levante a mi madre y enseguida tome su lugar sentándome ahora yo en la cama y posteriormente clavando a mi madre en mi estaca.
Con el peso de sus inmensas nalgas y la con ayuda de la gravedad hice que mi madre se ensartara cada vez más en mi verga.
Esto ocasionó que mi madre gritara de dolor, parecía que la apuñalaba con un cuchillo.
Me suplicaba que la dejara, pero ya no podía, tenía que venirme antes.
– Hijo, ya.
Ya déjame.
(con lagrimas en las mejillas y apretando los dientes)
– Ya casi acabo, má, ya casi.
A-A-A-A-AAAAHH!!
De repente empecé a sentir nuevamente esa sensación de descarga eléctrica sobre mi cuerpo.
“Estaba sentado en la silla eléctrica” y me vine una vez más pero en el ano de mi madre.
Esa fue mi experiencia con mi madre, con la bruja que me tubo cautivo en la ignorancia por mucho tiempo.
Pero a pesar de todo lo que me hizo nunca dejé de quererla y amarla; nos hemos amado por mucho tiempo y aunque en alguna ocasión estuve con otra mujer no se pudo comparar en absoluto a estar con la mujer que es mi madre.
Al siguiente día, después de amanecer juntos en mi habitación mi madre se enojó mucho con migo.
Me dijo que esa fue la ultima vez que lo haríamos, pero como ya sabía que palabras utilizar para que accediera a mis suplicas; poco a poco se fue acostumbrando a esa nueva forma de tener relaciones.
Y hasta la fecha nadie sabe ni sospecha lo que hacemos.
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