LA CARA DE PAPÁ
Primero le bese una tetilla, pasándole la lengua.
LA CARA DE PAPÁ
No sé si alguien podrá comprender lo que me ha pasado, es más, yo aun no caigo en cuenta.
Soy Laura, tengo 28 años, me casé con un compañero de la facu que es dos años menor que yo.
Walter es hermoso por dentro y por fuera, su ternura me conquistó.
Tuvimos hace cinco años nuestra primer y única hija, Laurita…
Logramos poder repartir los horarios de trabajo con el cuidado de la niña.
Yo entraba a la seis de la mañana y terminaba a las 3 de la tarde, una hora más tarde Walter entraba en su trabajo y salía a las 12 de la noche…
Excepto los fines de semana, simplemente nos cruzábamos, apenas contándonos las novedades.
Habíamos naturalizado nuestros roles de padre y madre, solo una vez, por una infección de Laurita, siempre nos dedicamos independientemente al cuidado de ella.
Hasta los sábados nos turnábamos, logrando que alternativamente uno de nosotros pudiera descansar un poco más, quedándose en la cama.
El viernes Walter habia venido cansadísimo, Laurita dormía, le prepare una comida especial a mi marido y lo espere en desabillé.
Comimos, nos bañamos e hicimos el amor, de la forma que hacen el amor las parejas de seis años de casados, con una pizca de rutina, pero intentando poner mucha innovación.
Yo no soy de hacer “cosas raras” En general me pongo abajo, él arriba. Posición de misionero y nada más…
Seguro que los dos tenemos nuestras fantasías, pero nunca lo hablamos, queremos ser un “matrimonio muy normal”
A pesar de haber tenido sexo la noche anterior y de que me tocara descansar, no tenía nada de sueño, Walter se había levantado para atender a Lauri y seguramente hacer algo para almorzar.
Había mucho silencio, solo se escuchaba el agua de la ducha y alguna voz que otra.
Me acerque sigilosamente al baño.
Laurita estaba de pie en la bañera con el duchador en su mano, en ese momento enjuagando la espuma del jabón que cubría casi todo su cuerpecito, Walter afuera de la bañadera, semi arrodillado observándola.
Hasta ese momento hasta me dio ternura la escena del baño del papá a la nena.
Pero tuve que prestar más atención, en ese momento Laurita se pasaba el duchador por su pequeño monte de venus y Walter se lo volvía a enjabonar, no hubiera estado tan mal, si no fuera que lo hicieron varias veces y mi hija se tentaba y le salían risitas, cada vez que su papa le pasaba jabón por la pocholita.
Me sentí aliviada cuando ella salió de la bañera y su papá la secaba con la toalla. Mi mente me había jugado una mala pasada simplemente.
Pero en ese momento, Laurita se apoyó en el cuello de su papa, bajó un poco su cabecita y comenzó a besarle la tetilla, Walter reía y ella al parecer chupaba del pezón de mi marido.
Yo estaba de cuclillas, en ese momento me puse de pie, era demasiado lo que veía.
Walter me vio por el reflejo y también se paró, estaba de espaldas a mí, pero sabía que yo estaba allí y le dijo a Lauri, “Aquí está mamá para ayudarnos” como que no pasaba nada, pero no giraba, no se daba vuelta, así que me puse del otro lado, enfrentándolo.
Tenía una erección imposible de ocultar y en sus ojos habia culpabilidad.
Me llevé la nena al dormitorio, estaba perturbada, no sabía si decir algo, no sabía qué hacer.
Walter grito desde lejos “me voy a bañar yo ahora”, ni le respondí.
Antes de vestirla, le dije que le haría algunas cosas y que ella debía decirme cuales de estas cosas le hacía su papá.
Primero le bese una tetilla, pasándole la lengua, despues le metí suavemente mi mano entre los cachetes de la cola y le toque con mi dedo el ano…ella estaba inmóvil…despues hice lo mismo con su vaginita y finalmente le bese la cotorra, cuando le estaba por pedir que me diga si el padre habia hecho alguna de estas cosas, ella me señalo a mi espalda…Walter estaba desde mi primer movimiento observándonos.
“¡Estas enferma Laura!” dijo enojadísimo, dio media vuelta y se encerró en el baño.
Corrí tras él, quería que escuchara mi explicación, pero no me dejo entrar ni respondio ni una sola palabra.
Laura comenzaba a llorar y me preguntaba si estábamos peleando.
La terminé de vestir y le dije que no.
No me animé a interrogar más a mi hija, cientos de dudas rondaban en mi cabeza.
Pero la única solución era esperar a estar a solas con ella y averiguar qué cosas le hacía su padre.
El primer día que me encargué de cuidarla, mientras la bañaba le pregunté si papá le daba besos en la boca, me dijo sin dudarlo que sí, se me puso la piel de gallina…pero en ese momento ella me agarró la cara y me dio un inocente piquito y me dijo “así”, le dije “¿no te mete la lengua?, se rió y me dijo “! ay mamá que asco!”
Pasé mi dedo delicadamente por la parte de arriba de su tajito y le pregunté: “¿Esto te hace?”
Me dijo que si…pensó un momento y agregó “pero con la esponja o con el jabón”
¡Tenía que sacarme las dudas! Le metí un dedito hasta tocarle el ano, me sacó la mano de ahí y me dijo que no le gustaba eso y que papá nunca le haría algo así.
Mi alma volvía al cuerpo, aunque aún habia cosas que no me cerraban, estaba más tranquila.
Busqué la forma de tener dialogo con Walter…de aclarar las cosas, pero él ya le habia dicho a mi cuñada que me vio meterle dedos a Clarita y hasta le dijo que me vio lamiéndole la cotorra.
La muy turra hiso la denuncia, me detuvieron y le hicieron cámara Gesell a la nena, claro que ella inocentemente les contó lo que yo le había hecho paro no contó que había sido para averiguar que le hacía su papá.
(Nadie me creyó)
Me dieron libertad condicional hasta el juicio, pero con absoluta restricción, no me podía acercar ni hablar por ningún medio con mi hijita.
Pasaron seis largos años, hasta que pude quedar libre y hablar con ella.
Fueron horas de charlas, de llantos, de abrazos y algunas pocas de risas.
Me contó que, en aquella oportunidad, el padre la bañaba hasta dos veces por día, que solo la tocaba con la esponja, pero que mientras la bañaba él se tocaba su “cosa” la movía tanto, que de la cosa le salía un líquido blanco…Que a veces ese líquido se lo echaba arriba del pelo o en la cara, que le decía que era crema para la piel o para el cabello y le desparramaba por todo su cuerpo, más que nada en la cara, que tenía feo olor y que a veces se le metía un poco en la boca y tenía muy feo sabor.
Me contó que despues que me fui de la casa, el padre, después de la cena, andaba sin nada de ropa y siempre con el coso duro y levantado y que la obligaba a que ella anduviera desnudita también.
Que muchas noches se despertó y su papá estaba acariciándola con el coso por todo el cuerpo.
Que todo eso le fue pareciendo normal, que se acostumbró a acariciar el pene de su padre y ayudarlo a hacerlo acabar con las manos.
Que si hacia algo malo, el castigo era que le ponía el coso en la boca y si era muy malo, le hacía tragar el líquido blanco.
Que cuando cumplió los nueve, el papá la hacía dormir con él y todas las noches la acariciaba en todas sus partes (Se largó a llorar cuando me confesó que eso le gustaba)
Que siempre le apoyaba la punta del coso en su vagina y empujaba, todos los días un poco más, hasta que ella sintió que quería sentir esa cosa más adentro y empujó hasta que entró y aunque le hiso doler a ella le gustó tanto que se hiso pis.
Que después de esa noche, casi todas las noches se la metía y le llenaba la vaginita del líquido blanco.
Que como ya era costumbre, también le metía un dedo en su culito, hasta que una noche le metió la punta del coso y a ella le gustó, la noche siguiente se lo metió todo y aunque ella lloró mucho, su papá no se la saco hasta expulsar el líquido en su ano.
Que después de eso eran como marido y mujer, a veces era ella que buscaba la pija de su padre y a veces era él que la buscaba.
Me abrazó y me pedia perdon, había entendido finalmente que yo era inocente y lo que habia hecho era una tontería de amor de madre, nada más.
Porque mi cuñada y mi marido y vaya saber quién más, le decían que yo era una degenerada, incluso le mostraron videos de incesto de madres a hijas, hasta hubo un momento que me odió.
Me dijo que hacia un par de meses que se sentía mal del estómago y pude ver una montañita en su vientre, no me hiso falta llevarla al médico para saber que estaba embarazada.
Hice todo lo posible para que el padre vaya preso, pero esta vez no sirvió ni la cámara Gesell ni nada, no nos creyeron y dio a luz un lindo varón.
Ya cumplió su primer añito, ella volvió a visitar a su padre y aunque no me lo dice, sé que tienen sexo.
He visto las manchas de semen en sus bombachas.
Le hice poner un chip y trato de no pensar en eso, me dedico a criar mi nieto
Tiene un hermoso pilin y grandes huevitos, les doy muchos besitos, se los lamo, se los chupo, total eso no tiene nada de malo (No veo que llegue la hora de saborear su primer liquido blanco)
—SI TE GUSTÓ HASTA AQUÍ, ENVIAME UN CORREO Y ESCRIBO LA CONTINUACIÓN—
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