La Casa De Bahareque
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Eventualmente_Sexual.
De repente despertó, Chuíto abrió los ojos y la oscuridad lo empañó todo. Se sienta en la cama, y los grillos chirriaban. Pero no solo era el único canto de la noche. Al otro lado de la cortina que divide la habitación, la tía estaba gimiendo suavecito, y acompañado ese sonido, la cama chillaba y las embestidas era el motivo que lo provocaban.
Al lado de este, está acostado el primo mayor; El Cuate, un larguirucho, casi apenas cabiendo en la cama, los pies casi le quedan por fuera. El cuate estaba jalándosela, y sus movimientos era percibidos por Chuíto, quien este se da cuenta de lo que hace, no es la primera vez que los descubre haciéndolo, y no precisamente en la cama ni por las noches, sino en el día, que detrás del conuco, el primo empinado dándose con furia una chaqueta, mientras él lo veía, el cuate muy excitado se le acercó y le acabo en la mano. El viendo ese espeso y blanco líquido, sube la mirada y su primo le contesta; es la leche de los hombres, pronto también a ti te va salir ¡gafo! –.
El pequeño de 13 años, lanza la mano a la entrepierna, coge por la base el machete del Cuate. Este dejando que su primo le coja el pene, se deja hacer la paja, y sabiendo ya lo que va hacer su primito, cuando siente la boca humedad atrapando su falo grueso, se muerde la mano y aguanta las ganas de gemir quedito.
Mientras que su tía estaba siendo poseída por el esposo de turno, él estaba recibiendo una mamada de Chuíto, quien muy experto se la engulle toda, rapaba su nariz en los pelos, absorbía el olor de huevos, y después de sentir que el glande le palpitaba en la garganta, sin arcadas y nada se la sacaba completica y se la dejaba toda babeadita. El chico aprendiendo a mamarse un trozo de carne, era adicto a llevárselo a la boca, chuparlo y sentir la textura de un miembro erecto en su paladar eran tan rico para él, como sentirlo en su culito; cuando lo apretaba, chillaba, pero solito era quien buscaba, ser la amante de su primo, y era gustoso el Cuate, tener esa oportunidad de un hueco donde meterlo y deslechar sus huevos.
Cuando Ramiro, prensó su verga dentro del chocho de Gladys, emitió un gruñido de macho. Y si no fuese por ese gruñido de león fecundando, el gemido del Cuate, al acabar en la boca de Chuíto, se hubiera sentido y no el de Ramiro acabando.
II
La mujer en la cocina, sacaba las arepas pela del fogón hecho de adobe. En la mesa, estaba Ramiro tomando el café, en la puerta estaba el Cuate, sentado en el muro y Chuíto en ese momento que se va a sentar también en la mesa, saca una silla (y antes de que pusiera las nalgas en el cuero de chivo) Ramiro viendo que el Cuate está viendo para afuera, atraviesa la mano abierta, y Chuíto sentándose fueron dos cosas iguales. El hombre le puya el culo con el dedo, metiéndole la tela le aprieta las nalgas y el chico gustándole eso, con mucha fuerza le aplasta la mano al tío, cierra los ojos y prendiéndose de pies a cabeza, desea ahora mismo que no sea el dedo sino la entrepierna de Ramiro.
Rápidos ambos, cuando la tía no ha cogido todavía los platos para llevarlos a la mesa, Ramiro saca la mano, y viendo a la cara de Chuíto (estando este rojo) se huele el dedo y luego le giña el ojo.
Entrados en el conuco, era estar metido en un laberinto de matas de maíz. Cuesta arriba se había ido Ramiro, abajo se había quedado el Cuate y Chuíto; claro el cuate entre de poco tendría que subir también, pero carga la verga prensada, tirada hacia abajo dentro de la trusa. Le palpita la verga, y se siente como un animal en celos. Por mucho que haya acabado anoche en la boca de Chuíto, el Cuate sigue arrecho, con ganas de más, y esa misma mañanas sin perder tiempo, se las quitas.
Chuíto sentado en un tronco podrido, ve acercarse a su primo, tocándose por encima anunciaba que se iba a sacar ese miembro viril blanco, y de cabeza roja como la sangre misma. Se prepara y su calentura se pone a tope, la boca echa agua espera ese garrote y cuando el Cuate se la pone en los labios, este siente que la saliva del chico apaga un poco el calor que trae su verga en esta mañana. Sabiendo que Chuíto mismo se atraganta solito, se pone a verlo y cuando el chico llega a tope, le presiona la cabeza y ver salir su miembro bastante mojado, echa la cabeza hacia atrás y suelta un resoplido extasiado.
La lengua del chico es ágil, hace algo con sus labios pero Chuíto lo mama sabroso. Aun así, el Cuate sabe que su verga pide algo más que una mamada, y culito del chico es lo que le puede dar.
Detiene la mamada de Chuíto, el chico un poco desconcertado mira a su primo, cuando este le indica que se voltee sabe que debe bajarse el pantalón de mezclilla. Se saca el cinturón y nerviosamente emocionado, se desbotona el cierre y se baja el pantalón hasta las rodillas. Colocas las manos sobre el tronco, levanta la pompa y el primo abriéndole el ojete del culo, con sus manos grandotas, le manosea las nalgas que no son pálidas, ni tampoco morenas, sino de un color como el café con leche que se sirven por las mañanas.
Escupe en su mano y le unta en la entrada, el culito abriendo y cerrando estaba ansioso por ser penetrado. El Cuate le introduce el dedo índice, el huequito rosado lo chupa y al medirle la temperatura el primo sabe que su primito está caliente esperando su verga prensada.
Le coloca el glande en la entrada, y ese aro anal se abre para darle el paso, sin mucho esfuerzo se la va metiendo. Chuíto aprieta y jadea con la cara roja y hacia al piso. Cuando lleva media verga metida, resopla y se pone más flojito. El Cuate la termina de meter y viendo como los pelos de su ingle pegan en esas nalgas, aun siendo un chamo flaco, esconde el abdomen y sacando todo su miembro le sujeta por la cadera y se la emburre todita adentro. Golpeando las bolas el vaivén es como el galope del caballo; suave y cuando coge fuerzas, apenas se siente el chocar de unas embestidas, profundas y secas.
De nuevo esa cosquilla anal que le alborota a Chuíto, le hace levantar el culo, y sentir como se lo abren y apretando son dos cosas parecidas. El chico gimiendo y apretando los ojos, se lleva la mano a su entrepierna parada, se la jala y al rimo que se la jala el Cuate se la está metiendo. Ambos en un afanoso mete y saca, a la intemperie del campo, el chico que empina el culo y el otro que se la clava a hasta adentro, le alza un poco y apretando su cuerpo contra Chuíto, el Cuate cabreado, acaba intenso echando todo adentro.
Respirando profundos, se despegan. Después sin decirse mucho, el Cuate sube y deja ahí abajo a Chuíto. El chico viendo que su tía no lo llama para hacer mandado, se va cuesta abajo y al rio a lavarse allá bajo.
III
En el atardecer, por el patio de la casa de bahareque, llega el Cuate con un racimo de plátanos verdes. Venia toda su ropa sucia y el agotamiento del trabajo era visible en su rostro. Chuíto que estaba ahí sentado, lo mira a los ojos, cuando este le dice que vaya y suba y ayude a Ramiro con los peroles.
De nuevo en su corazón sintió un pálpito que le hacía latir toda su piel. Chuíto cogiendo fuerzas e impulso sale a toda carrea hacia arriba. Cuando llega donde está su tío, este le esperaba sentado, el chico aún más se le pusieron los nervios excitados, casi que temblaba y al estar de frente a Ramiro, este le hace seña que lo siga; se meten entres unos pajares, a la sombra de una tarde casi ya muerta.
El hombre se baja el cierre y con la verga tiesa, espera que el chico se arrodille y le mame el trozo de carne que se gasta. Sabiendo Chuíto la diferencia de las dos vergas que se ha metido ya en la boca, sabe que la de Ramiro es más olorosa que la del Cuate.
Abre la boca y con la comisura de los labios, le limpia la verga a Ramiro. Se la traga toda, es menos larga que la del Cuate, pero más gruesa en el tronco. En su boca queda ese inmenso garrote masculino abarrotado.
El chico mirando desde abajo, ve la cara de excitación que pone Ramiro. Este le coge del cabello y le presiona todito. Viendo que el chico aguanta las arcadas, mueve la cadera y le coge la boca pausada y suavecita.
¡Voltéate! –le dice Ramiro. Chuíto se pone de pie, y en cuatro en la tierra se pone. Antes se ha bajado el pantalón, y pelando el culo, espera que su tío baje y le escupa el culo. Una vez hecho, siente la primera prensada, sabiendo cómo va poner flojito, resopla y se la van metiendo de pedacitos en pedacitos. Arrugando la cara, cuando el tronco grueso le está estirando el culo, solo queda que apoye los pelos y Chuíto en ese momento comienza a sentir y a desear que se la metan más adentro.
Ya bien clavado, el tío lo galopa, colocando sus manos en las nalgas del chico, lo aprieta y moviendo la cadera como un conejo, rápido y sin parar, lo emburra y coge bien a tope. Pegando y sonando esos cuerpos, la tarde ya era oscura, afincadito y sin sacarlo un poquito a Chuíto le acaban dentro del culito. El apretando siente el elixir de macho eyaculado, el hombre aturdido por el polvo, siente su cuerpo flojo y encima del muchacho cae y hasta no botar la última gotita de leche, no se la saco al sobrino del ano.
Chuíto bajo primero, ya estaba la tarde más que oscurecida pero joven todavía. Llega por el patio y entra a la casa sin tanto hacer ruido. Cuando va llegando al único cuarto que hay en la casa bahareque, oye los ruidos agazapados. Al asomarse por debajo la cortina, la tía de este estaba de espalda, con el vestido de flores levantado. Su primo el Cuate, estaba con la piel mojada después de salir de un baño. Completamente desnudo, en sus pies estaba la toalla caída. El muchacho flaco y alto y de piel amarilla, cogía a su tía por la cadera, mientras afincado le metía la verga. Chuíto tirado en el suelo, veía como el cuerpo de su primo se tensaba en cada embestida que daba. La mujer intentando acallar sus gemidos, en vano más se volatizaba en el placer que le proporcionaba su sobrino.
Y después de unos intenso y fogosas arremetidas bien adentro, el sobrino de cuerpo todo prensado, con la cara roja, anunciaba que estaba acabando. El cuate sentía que el tercer polvo que ha hecho desde la madrugada, este tercero sentía que sus bolas se vaciaban por completo. Tenía el glande tan sensible, que una vez ya fuera del chocho de su tía, sentía que todo el celo sexual que había apoderado su cuerpo, tan de repente se ha desvanecido.
Corriendo contra el tiempo, Gladys se acomoda el vestido y antes de que llegue Ramiro, sale por el patio, entra al baño y sacando agua de un pipote se lava toda y expulsa el semen de su sobrino. Aun con los latidos del sexo en su cuerpo, la mujer ansiosa espera afuera a su marido.
IV
Un domingo con la noche estrellada, lejos del frente de la casa, en unas sillas, sentados el Cuate y Chuíto, esperaban afuera hasta que sus tíos terminaran de culiar. Chuíto ya le había sacado la leche a su primo, aun en su lengua sentía el sabor del semen, y en la punta de la nariz, tenía impregnado el olor de macho que salía de los pelos de un hombre sudado.
Ambos en silencio, oían la brisa correr los campos llanos en la oscuridad de la noche. Chuíto pensaba y divagaba, mientras su primo ni siquiera hablaba.
Ramiro es padre del Cuate, sobrino de sangre de Gladys. Ambos son primos, y su tía es Gladys…
Por vez primera, Chuíto se preguntaba… ¿entonces quiénes son mis padres?>>.
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