La cuevita de mi nene…
Cada quince días…disfrutaba del orificio de mi nene en una forma única y especial. Con sólo 9 años…me llevaba al paraíso!. Era nuestro secreto…y siempre me correspondía con mucho amor. .
Después de varias semanas esperando a mi hijo, asomó por la puerta de casa. Su madre y yo, nos habíamos divorciado y convinimos que pasaría unos días con cada uno de nosotros. Por fin tenía aquí a mi nene!.
Yo ya estaba salivando…
Con tan sólo 9 añitos demostraba una juventud esplendorosa. Siempre dispuesto a todo lo que dijera su papá…
Era tan tierno, que su adolescencia me excitaba.
Deseaba verlo de nuevo para hurgar de nuevo en su cuevita…donde a él más le gustaba.
Me recibió con los brazos abiertos!. Habíamos estrechado unos lazos amorosos y a la vez, muy viciosos entre los dos, y ese era nuestro secreto…
Enseguida que llegó le propiné un besito bien tierno en su mejilla y otro en sus labios tan carnositos.
Le dije que le esperaba en su habitación para hacerle cositas.
Se abrazó a mi como siempre y me dijo que estaba deseando verme. Se recogió esa melenita rubia y lacia que tenía y se puso una gomita en el cabello. Se estaba preparando…
– Cielo, te he echado mucho de menos.
– Y yo…papi.- me miró con ojos acaramelados
– ¿Tienes preparado mi regalito mi amor?…
– Claro Papá!..ya sabes que sí..
Una sonrisita picarona asomo en su cara de nenito tan dulce.
-Anda! no perdamos tiempo. Te he preparado un camisón estrechito transparente para que te lo pongas cariño.
-Vale papi!. ¿de qué color es?
-Rosita, como a ti te gusta corazón.
Yo estaba nervioso de la excitación. Sólo deseaba ver ese culito musculosito y blanco de nene que tenía…
Subimos a su cuarto y le desnudé de cabeza a los pies.
Contemplé unos segundos su figura de nene, blanquito como la leche, con sus nalgas apretaditas y un culito redondete. Sus hombros estrechitos con unas hermosas tetitas de chico y su pancheta algo hinchadita. Se la acaricié y la humedecí con mis labios!.
Se le hincharon los huevitos…y su pijita se vino arriba como un tronquito.
Le puse el camisón…
Ante mí, había un muchachito delicioso que parecía una mujercita…
Estaba tan morboso que no perdí tiempo.
Lo hice poner en la cama a cuatro patitas, con sus pantorrillas fuera del borde.
Levanté ligeramente la tela rosa de seda hasta su cintura..
Le ayudé a arquear su espalda. Al alzarse, vi como sus hermosas caderas estrechitas hacía sobresalir su pompis bien respingón.
La raja de su culetito se abrió de par en par, hasta que su ano asomó como una flor en primavera… esperando ser engendrado por el dedo de un buen macho.
Le sobé sus glúteos tan sedosos y lisitos…y le abrí su canalito. Su ojo del culo indefenso quedó desnudo.
Le pegué un salivazo en la entrada de su ojete!.
Su esfínter se contrajo al momento…
Aquel chorretón de babas bajó por su escroto….hasta resbalar por sus huevotes blanquitos y redondetes.
Sus nalguitas mas blancas que la leche se espatarraron.
– Menudo salivaso papa!…ouff…que calentito está.
Me puse nervioso!!
Entonces empecé a hurgarle dentro de su ojetito, como a mi me gustaba!
Metiendo mi dedote bien adentro y rebañando su agujerito tan tierno y sonrosado.
-Uf!..papi…cuanto te he echado de menos!
-Si cielo??..uf!…a mí y a mi dedo cerdito…uhm!
Del gusto…las plantitas de sus pies se aferraron a mis nalgotas , suplicándome más.
Pronto, tuve a mi niño restregándome la yemita de sus dedos por mis nalgas.
Al sentir sus deditos como se movían y recorrían mis piernas…se me erizó la piel.
Comencé a remover mi dedo dentro, hasta que lo dilaté. Mientras…
Le penetraba insistentemente con pequeños empujoncitos, hasta topar con su intestino.
– Ouh! papá!..aufg…uhmm. Más papiiii
Le metí tantos meneos que mi dedo salía manchado de su ojete!.
Paré y me lo puse en la nariz para olerlo. Después me lo introduje en la boca…y lo rebañé bien rico.
– Ouf!..¿papá está bien rico?
– Ougf!!…ya sabes..que sí…cielo shsrrf..uf!
– Dame papi!!..dame!..vamos!!
Yo ya sabía lo que quería mi hijto…
Le pegué un empujón bien fuerte hasta el fondo y saqué mi dedo bien sucio. Se lo entregué viciosamente…
-Toma corazón…toma goloso!. Rechupa bien el dedote de papá!!
Repasó su lengua por mi dedo manchado y lo metí en su boquita de ángel. Succionó desesperadamente la sustancia tan cremosa de su culito hasta que la devoró.
Le quedó algún resto en sus labios, pero yo me apresuré a relamer ese néctar que había salido de su hermoso agujero. Nuestras bocas se quedaron enganchadas como una ventosa, al mismo tiempo que le hacía disfrutar con mi dedo…con ese vaivén que le estaba propinando por su deliciosa y tierna cuevita.
Mi nene y yo estábamos en el paraíso!.
Deberían probarlo con sus hijos. Si tienen uno en esa edad adolescente y consiguen convencerlo, les aseguro que van a enloquecer de gusto.
Esto lo conseguí, porque mi niño tenía que ponerse una crema casi todos los días.
Me inventé una excusa.
Le dije que el doctor me había dicho que necesitaba una cura en su culito para que no se infectase. Él tenía tan sólo 8 años y no entendía de eso.
Aunque al principio no le hizo demasiada gracia, no me discutió. Lo convencí con un regalito cada vez que se dejaba.
Así cada dos o tres días, tenía a mi chiquito abierto de piernas para mí en el sofá y con los calzones bajados hasta las pantorrillas.
A veces me pillaba desprevenido y de repente me lo veía en esa pose tan excitante..
– Papi, no me tienes que dar con cremita?- me decía…
Pronto descubrí que de tanto frotarle el ojetito, se excitaba y su pitorrito se endurecía. Entonces le acariciaba sus huevitos y le penetraba con mi dedo profundamente!.
Este día estaba muy cachondo!…y decidí empotrarlo bien rico mientras me comía sus labios de niño adolescente.
Le pegué tantos golpetones por su culote, que la palma de mi mano chocaba con su escrotito y sus huevetes. Plas!!…Plas!!
Mi dedo se hundía en su orificio…una y otra vez. Petándole el ano sin parar!
Nunca lo había hecho con tanta fuerza.
Dejé caer mi pecho en su espalda, como si lo estuviera penetrando como un cachorrito, pero era mi dedo el que lo sodomizaba.
Al tiempo, me acerqué a la mejilla de mi hijo, buscando sus labios tan cálidos. Le metía mi lenguota hasta la garganta, sintiendo su respiración acelerada en mi boca..
Él…levantaba su cabecita, retorciendo su cuello hacia mi. Mirándome viciosamente con su boca abierta y esperando de nuevo la lengua de su papá…
Yo le chupaba su lengüita…y aprovechaba para dejarle caer unas cuantas babas dentro de su garganta. Él recogía ese hilito de saliva calentita de su papi sin rechistar y se lo tragaba.
Mi niño se estaba deshaciendo de gusto…
Reconozco que lo tenía como a un putito, suplicándome que le diera más duro y profundo!
– Augf!…Eres mi putita?!… Paulito…
– Srrrff…aungf! -mi nene tragaba mi lengua- ..siii papá!!…Ouhm..soy tu putita!!
– Así cielo!…toma boquita de papi!!
Mi hijito, a cuatro patitas, con su camisoncito por la cintura y recibiendo golpetones con mi dedo en su orto mientras le comía la boca. ¿Se lo imaginan?.
A cada embestida…mi niño salía disparado hacia adelante y tenía que agarrarlo con la otra mano por sus sobaquitos.
Mi chico estaba recibiendo una buena embestida por su traserito…
Su pompis estaba tremendamente respingón y su canalito completamente abierto. Menudo culazo de nena se le puso….
De repente!…me topé con su regalito!.
-Oh! cielo!..ya he encontrado lo que quería. Está bien apretadito dentro de tu culo!!.
-Ouff…papi!!…dale!!…dale rico y sácalo!! porfiii…
Mi hijo se refería al truñito de caca que tenía guardado para mi…
No hace falta que les diga qué merendamos esa tarde…;)
QUE DELICIOSO RELATO
ME ENCANTO ME VINE TANTAS VECES, QUE RICA MENTE TAN PERVERSA TIENES, POR FAVOR CONTINUA HACIENDO RELATOS ASI