La dulce Vicky 9
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por porqueria15.
Salimos de la cafetería, yo sentía como en el fondo de mis calzoncitos algo humedo, era una sensación muy rica y también muy apremiante, les pregunte a Isha y a Samy si no querían que las llevara a su casa, ya que ellas usualmente tomaban el bus del colegio.
– No creo Vicky – me respondió Isha – Quede con Rosa y Luis que veríamos unas fotos de ella de sus vacaciones en el bus.
– Bueno yo sí, si tu papa no se molesta – me respondió Samy, todo iba según mi plan.
Pude ver el carro de mi papa parqueándose frente al colegio, y entonces nos despedimos de Isha y salimos corriendo hacia él, pude ver que estaba mi papito con su hermosa sonrisa esperándome, aunque se contrario un poco al ver que yo le abría la puerta trasera del carro a Samy y le apremiaba a que subiera en el asiento de atrás.
– Hola papi – le salude tirando mis bracitos alrededor de su cuello y estampándole un beso en toda su boca, eso era algo normal.
Usualmente nos dábamos esos “toponcitos de trompa” frente a todo el mundo y era muy común verlo entre padres e hijos.
Pero creo que para lo que no estaba preparada Samy fue que mientras nos dábamos el toponcito, yo introduje mi lengüita en la boca de mi papito, lo cual, dicho sea de paso, sorprendió a mi papito también, así que cuando nos separamos un delgado hilito de saliva nos unió por un segundo, imaginen la escena, mi papito y yo frente a frente, yo con una sonrisa de oreja a oreja, mi papito con su boca toda llena de mi saliva y medio abierta, y Sami en el asiento de atrás atenta en medio de los dos, ¡Valla imagen no!.
– ¿Qué haces princesa? – me pregunto mi papito, que, aunque quería parecer enojado, su sonrisa lo delataba que le había gustado – ¿Qué va decir tu amiguita? – y voltio a ver a Samy que aún estaba con la boca abierta.
– ¿Yo? Nada señor… me pareció muy… lindo, – replico Samy y pude ver que estaba toda roja de su carita, como es tan blanquita no podía ocultarlo.
– Pues papi, de eso tenía que hablarte, le dije a Samy que la pasaríamos dejando a su casa, ¿podemos? ¿sí? – le dije a mi papito, ignorando su pregunta acerca del beso, y sentándome en mi lugar cómodamente y dejando que mi faldita se levantara un poco mostrando mis piernitas.
– Ok, princesa, tenemos tiempo.
¿están tus papitos en casa Samy? – le pregunto mi papa arrancando el carro y poniéndonos en camino.
– Pues usualmente llega mi papi como dentro de unas 2 horas, mientras me quedo solita en la casa, a veces encuentro aun a la señora de la limpieza, pero hoy creo que no llega.
– De acuerdo, vamos entonces – dijo mi papi y enfilo a la casa de Samy.
Pude ver que mi papi a cada ratito miraba mis piernitas, así que pensé en seguir con mi plan, volteé hacia atrás y le dije a Samy: – Hey, no te quieres venir conmigo aquí adelante, ¿si?
– Ok, – Respondió Samy y dejando su mochila atrás con la mía, se pasó en medio de los asientos y se sentó a la par mía, quedando yo a la par de la ventana y ella del lado de mi papito.
Al sentarse se subió un poco su faldita, y ella hizo el movimiento involuntario de regresarla a su lugar bajándola, en ese momento le detuve su manita y moviendo mi cabeza de un lado a otro rápidamente le dije que no lo hiciera, es más con mi manita jale un poco más su faldita que casi le llegaba a su calzoncito.
Ella me voltio a ver como asustada y yo le susurre al oído – (… quieres o no quieres que el profe Eugenio te tome en cuenta …) – ella me voltio a ver y su carita estaba toda colorada y viendo un momento a sus piernitas y luego a mi papa y entonces me volteo a ver y me dijo … – SI.
– Ok, entonces sígueme la corriente – le termine de susurrar.
– Papi, ¿quién crees que tiene las piernas más suavecitas, Samy o Yo? – Le dije a mi papi, mientras yo me acariciaba mi pierna izquierda con mi mano derecha y la piernita derecha de Samy con mi mano izquierda.
– Pues ambas son muy blanquitas mija, son muy lindas las dos – me respondió mi papi que no dejaba de ver a nuestras piernitas y al camino alternativamente.
– Nooo tontito – le dije a mi papito – te pregunté que cuales eran más suavecitas, tienes que sentirlas.
Y diciendo eso me estire con mi mano izquierda y le tome la mano derecha a mi papa y se la puse sobre la pierna izquierda de Samy, mientras mi izquierda retornaba a la pierna derecha de Samy.
Samy estaba con sus ojos bien abiertos, la pobrecita no decía nada pero se notaba bien colorada, mi papito, sin quitar la vista del camino, comenzó a sobar la piernita de sami suavemente, de la rodilla hasta la mitad del muslo, realizo ese movimiento unas tres veces.
– Y bien, cuál de las dos tiene más suave sus piernitas – le apremie a mi papito que parecía que no quería dejar de sobar a Samy.
– Pues creo que las dos están muy suaves, no creo que haya diferencia – intento salvar su pellejo mi papa con esa salomónica respuesta, pero en mis planes no estaba dejarlo en ese punto, así que le respondí – Ok, pero una de las dos debe tener la piel más suavecita, talvez las piernas serán iguales, pero más arriba debe ser diferente, ¿no?.
Y diciendo esto, levante mi falda hasta mi cintura, dejando expuesto mi calzoncito, que por cierto se le veía una pequeña manchita en la entrepierna, producto de mi excitación por la historia de Isha.
Con un movimiento de cabeza la hice ver a Samy que debía hacer lo mismo, y la pasmada de mi amiga no entendía, así que con mi mano procedí a levantarle también la falda, quedando expuesto el calzoncito de color blanco de mi amiga, tenía unos dibujitos de Hello Kitty que tanto le gustan.
El efecto fue el deseado… mi papa ya casi no miraba el camino con tal de ver los dos calzoncitos que tenía a la par, uno rosadito con florecitas (el mío) y el blanco de gatitos de Samy.
– Ok, pero aquí no puedo evaluar bien, mejor esperamos a llegar a tu casa Samy, ya estamos cerca – dijo mi papi, pero no quito la mano de la piernita de Samy y continúo acariciándole, solo que ahora la llevaba desde la rodilla hasta la entrepierna, de forma suave y lenta, creo que mi papito es una persona muy, pero muy tranquila, me puse a pensar que el profe Eugenio no hubiera tenido esa paciencia.
– Ok, entonces cuando lleguemos usted nos revisa a las dos para ver quien tiene la piel más suavecita, si? – dijo Samy acariciando la mano de papi que le estaba sobando la pierna, y luego se abrazó al brazo de mi papi.
Por un momento volví a sentir ese sentimiento que ahora sabía que eran celos, pero me tranquilice, en fin era yo la que había urdido todo este plan ¿no?
En menos de 5 minutos estábamos llegando al residencial donde vivía Samy y sus papas, realmente no estaba muy lejos de la casa, como a unos 5 minutos del residencial de nosotros, mi papa acerco el carro a la garita de seguridad del lado de los visitantes y bajo su vidrio, Samy entonces brinco sobre él para que el de seguridad la viera y entonces le dijo.
– Hola Juan, ¿Cómo estás? – con ese movimiento quedo prácticamente sobre el regazo de mi papito, el cual no desaprovecho el instante y el muy zángano metió su mano derecha debajo de la falda de Samy, era obvio que estaba acariciando sus nalguitas.
El punzaso de celos volvió a acusarme, pero cerré mis ojitos un momento, me senté, me aplice mi faldita y crucé mis brazos sobre mi pecho.
– Hola Señorita Samantha, ¿hoy no se vino en el bus?, aún no ha venido su papa ni su mama, y la señora Perez no vino hoy a hacer la limpieza.
– No te preocupes Juan, esta es mi amiga Vicky y su papi, ellos me vinieron a dejar – Dijo la sonsa de Samy, como si el poli de la seguridad no conociera a mi papa.
– Hola Juan como estas – le dijo mi papa tranquilamente.
– Buenos días Señor Mendoza, pase adelante por favor.
Samy volvió a su lugar a la par mía y mi papa enfilo hacia la casa de Samy, al llegar, nos bajamos del carro y Samy saco sus llaves de su mochila y abrió la puerta.
Entramos y como nos había dicho Juan, toda la casa estaba sola, Samy corrió a su habitación y dejo su mochila mientras yo y mi papa nos sentamos en la Sala, la casa de los Rosas era muy acogedora, no tan grande como la nuestra, pero muy bonita.
La loca de la Samy bajo como una exhalación, y se paró enfrente de mi papi que estaba sentado en el sofá de uno, luego me hizo señas de que me parara a la par de ella y exclamo – Y entonces señor … ¿va a verificar cuál de las dos está más suavecita?
Me levante y como quien no quiere la cosa, me pare a la par de Samy, ella estaba toda colorada, pero creo que ya estaba despertando porque ella misma se empezó a levantar la falda y mostro su calzoncito blanco de gatitos, yo no me hice esperar, pero en lugar de levantarme la falda, me baje el cierre y deje caer la misma a mis pies.
Samy vi o mi movimiento y de inmediato hizo lo mismo y quedamos ambas en blusa y calzón, calcetas y zapatos de charol.
– Bueno, pero esas partes ya las verifique y no creo que haya habido un cambio de hace un rato para ahorita, ¿a ver que hay debajo del calzoncito? – Dijo mi papi, creo que no había que darle muchas explicaciones a mi querido papi, él ya había deducido mi plan, o al menos eso parecía.
– Ok, – le dije yo, ya que debía seguir con la pantomima para que Samy no se asustara y acto seguido me baje mi calzoncito, me lo quite y se lo tire a mi papi que lo agarro en el aire y se lo llevo a la nariz, aspirando fuertemente el olor de mi calzoncito… me gusto ji ji ji.
– Yo también – dijo en voz alta Samy, y se bajó su calzoncito quitándoselo, pero ella no se lo tiro a mi papito, si no que se lo dio suavemente, y mi papi hizo exactamente lo mismo, aspiro profundamente el aroma del calzoncito de Samy.
Y ahí estábamos las dos, solo con nuestras blusitas del colegio y nuestras calcetas y nuestros zapatos, de la cintura para abajo… nada.
Me encantaba y creo que a mi papi también, ya que podía verse el bulto que le crecía en el pantalón.
Se acerco a mí y poniéndose de rodillas paso sus manos por todas mis piernitas y mis nalguitas, luego las paso por delante e hizo que me recorrieran escalofríos de gusto, no pude evitar cerrar los ojos y emitir un suspiro.
Cuando abrí los ojos, me encontré a mi papito realizando exactamente lo mismo con Samy, solo que ella estaba con una risita nerviosa y toda colorada, mi papi recorría todas sus piernitas y se entretenía sobando las nalguitas de Samy, tenía unas nalguitas bien paraditas, casi tan grandes como las mías, y su puchita estaba igual que la mía, sin ni un pelito.
Así estuvo un buen rato, sobándonos un poco a mí y un poco a Samy, y de repente paro y dijo: – Bueno creo que ambas tienen piel muy suavecita, y creo que no puedo desempatar, a menos…
– ¿A menos que? – Dijo Samy que estaba toda colorada por las sobada que le había dado mi papi.
– A menos que pruebe que tan suaves están por dentro – sentencio mi papa.
– ¿por dentro? ¿pero cómo? No nos puedes abrir el cuerpo – enfatizo Samy volteando a verme a mi como buscando una explicación.
– ¿Y si nos mides con tu pajarito papito? – le dije a mi papi con una sonrisa que a todas luces era de deseo, aunque mi papi luego me dijo que parecía más maquiavélica que otra cosa, no entendí a que se refería esa palabra, pero luego lo voy a averiguar.
– ¿con su pajarito? Te refieres a ¿su pilin? – me dijo Samy con los ojos entrecerrados.
– Ok – dijo mi papi, y se puso de pie, se notaba un gran bulto en su pantalón, de inmediato me acerque y le desabroche el cincho y se lo baje, quedando solo en sus boxers, el cipote de mi papito era más que evidente en este punto, así que le dije a Samy – ¿me ayudas?
Entonces Samy se acercó y con sus manitas por un lado y yo por el otro, procedimos a bajar los boxers de mi papa, y como Samy estaba de frente a él, el pollon de mi papa salió disparado a la cara de Samy, y quedo milímetros de su boquita.
– Uyyy que grande es – dijo Samy con los ojos abiertos como platos contemplando el hermoso pene de mi papito.
– Vamos nena, dale un besito – le dijo mi papa, a lo que Samy hizo de forma muy tímida y le dio un topecito de labios.
El falo de mi papito pareció que vibro al contacto de los labios de la niña, pero no le fue suficiente y entonces dirigió su atención a mi – Ok mija, enséñale a tu amiguita como se hace ¿ok?
Y como si al sordo le hubiera dicho, sujete la verga de mi papa con mis manitas y abrí mi boca todo lo que pude, y me la empecé a meter, ensalivándola completamente, succione todo lo que pude el glande de mi papi, que como les comente no es muy ancho, pero el cuerpo del resto de la verga si lo era, por el rabillo del ojo observaba como Samy se me quedaba viendo mis maniobras que hacía para intentar meterme toda la verga de mi papito por la boca, la sacaba y con mis manitos le masturbaba, regando toda mi saliva por el tronco del tolete, y luego volvía a la carga con mi boquita para ver hasta donde lograba metérmela.
– Ok, ya vi déjame a mi ahora – me dijo la muy zángana y empujándome a un lado abrió su boquita y comenzó a chupar la verga de mi papi, se estaba dando el gran lote la muy pilas, ya que se lograba meter casi la misma cantidad de pija que yo.
Mientras yo me empecé a encargar de los huevos de mi papito, no había que descuidarlos, en un momento si alguien nos estuviera observando, lo que vería, seria dos niñas de 8 y 9 años semidesnudas de la cintura para abajo sujetando con sus manitas y sus boquitas la verga de un hombre maduro que tenía sus manos sobre nuestras cabecitas, guiándolas.
– Ohhh, que rico, siiiiigue asiiiii Samy, ufff, asi recorre con toda tu leguitaaaaaahhhgg, asi mija los huevos, chúpalos alternadamente, asi aaaahhhg, que ricooo.
Samy se miraba que le entusiasmaba las expresiones de mi papito, porque ponía más empeño en chuparle el vergon.
En un momento no aguanto está de pie mi papa y se sentó en el sillón, entonces ambas nos pusimos de rodillas y seguimos chupando y lamiéndole la verga, que parecía que iba a estallar en cualquier momento.
Mi papa jalo de los hombros a Samy y me dijo – mija, seguí mamando, que voy a comerme a tu amiguita – entonces me quede abajo chupándole la verga, mientras mi papa sentaba en su cara a Samy, que parecía que no entendía que iba a pasar, pero casi en segundos su carita se convirtió en un poema cuando la lengua de mi papi la empezó a recorrer toda su puchita, en serio que parecía que mi papa se la estaba comiendo por medio de su vagina.
Yo seguía mamando, pero no perdía de vista la acción en la boca de mi papa, que ahora pasaba su lengua de la puchita de Samy a su anito, en serio que parecía una culebrita la lengua de mi papa, intentando meterse en ambos agujeritos.
De repente, por un instante, en mi rabillo del ojo pude observar que en la ventana de la sala algo se movió, una especie de sombra, me asusté por un momento ya que podía asegurar que había alguien ahí, observándonos.
Pero mi atención se desvio por completo cuando los suspiros de Samy me sacaron de mi pensamiento – ahh, ahhhh, ahhhhg, Vicky siento que me orinooooo, nooo, ….
Uyyyyy.
– Tranquila – le dije yo – eso es normal no te retengas – le hablaba mientras mis manos no dejaban de pajear el tolete de mi papi.
– Aaaaahhhhg, que me pasaasssssaa, uyyyy, que , que, que ricooooooo – fue lo último que expreso Samy antes de desparramarse sobre la boca de mi papi, fuimos testigos de su primer orgasmo.
– Uy que fue eso que rico – dijo Samy bajándose de la cara de mi papito.
– Eso fue un orgasmo amiga – le dije – ahora ayúdame a que mi papi tenga el suyo – y acelere la masturbación con mis manitas – ven pone tu boca en su cabezón.
Y Samy rápidamente puso su boquita, justo en el momento en que mi papa exclamaba – UYYAGGGGHHH, me vengo….
Hijas….
Me vengo… a ver… abre la boquita Samy aaaabreee, ahí te va….
Y dicho y hecho, 6 fuertes chorros de leche fueron a dar a la boca, ojos y pelo de Samy, bueno la mayoría dieron en la boca, a lo que la boba de mi amiga solo se quedó con la boca abierta con los mecos a punto de derramarse mirándome con cara de susto, entendí por su mirada que no sabía qué hacer.
– ¡Trágalos babosa!, es la lechita de mi papa, TRAGALA – y entonces cerro su boquita y los trago.
– Waaagg, tiene un sabor agridulce – dijo haciendo un poco el asco.
– Tranquila te acostumbraras al sabor – le dije haciéndome la experta.
Mi papa estaba todo despatarrado sobre el sofá, había sido tremendo para él, sin embargo, él tuvo su orgasmo y Samy también, la única que se había quedado sin nada era yo, creo que mi plan no había salido del todo bien, aunque ya le había dado su buena introducción a Samy, así que ya no estaría tan pendeja para el profe Eugenio.
Mi papa reacciono y vio el reloj, solo había pasado una hora, Samy se quitó su blusita ya que le había quedado un poco se semen en ella y estaba limpiándose, mi papi se sentó en el sofá y le pregunto a Samy si ya sabía utilizar la lavadora, a lo que Samy le dijo que si, y entonces mi papi le dijo que debía meter esa blusa en cuanto nosotros nos fuéramos.
Luego voltio para verme y entonces cayo en la cuenta que yo no me había venido aún.
– Princesa, ¿aún no te has corrido verdad? – me dijo sobándome la mejilla.
– No papi, aun no – le dije yo acariciando su pene que ya estaba bastante flácido.
– Uyy se desinflo el pilin de tu papi – Dijo Samy inocentemente.
– Bueno déjame que me recupere y solucionaremos esto – me dijo mi papi plantándome un beso en la boca.
– Talvez yo pueda ayudar con eso Señor Mendoza….
Volteamos a ver los tres asustados al mismo tiempo hacia donde provino esa conocida voz…
Continuara….
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