LA FANTASIA DE UN NOVIAZGO
En una fiesta de estudiantes de varios colegios fui con ella, porque sabía que iba a haber baile y como ella me había enseñado a bailar nos entendíamos a la perfección, naciendo un noviazgo.
Tengo veinte años y cuando recién tenía diez y siete las hormonas comenzaron a hacerse sentir y el deseo de estar con una mujer empezó a latir en mi cuerpo. Yo soy hijo único mi madre quedo embarazada a los diez y siete años y mi padre al enterarse desapareció, de manera que ella es todo para mí, se preocupa porque nada me falte, por eso ella es única en mi vida.
Como desde pequeño a ella no importo mucho que la viera desnuda, fue algo muy natural que se creó entre nosotros, cuando fui creciendo y en especial los fines de semana que me iba a su cama, mientras veía televisión ella salía del baño soltaba la toalla y se vestía prácticamente frente a mi, entonces bajo las frazadas mi verga se ponía dura y tenia que esperar a que ella se fuera para poder levantarme y terminaba haciéndome una paja en su honor y si ella había dejado su ropa interior en el baño ese era un fetiche que rozaba contra mi verga teniendo cuidado de no mancharla con mi semen.
Con el tiempo crecí mas que ella, ya media un metro ochenta mientas que ella llegaba a uno sesenta y cinco y cuando me salió barba, parecíamos de la misma edad. En una fiesta de estudiantes de varios colegios fui con ella, porque sabía que iba a haber baile y como ella me había enseñado a bailar nos entendíamos a la perfección.
Por un mal entendido con un conocido de otro colegio durante la fiesta se comenzó a difundir ella era mi novia y a media noche habiéndonos tomado nuestras copitas pues no le dimos importancia al asunto y bromeando empezamos a tratarnos como novios. De paso ningún muchacho se atrevía a invitarla a bailar. Esta era la primera vez que yo consumía licor y respecto a mi madre sabía que no era tampoco muy experta en el tema, de pronto una copa de vino en alguna reunión familiar pero nada más.
Cuando salimos de la fiesta, pienso que estábamos bastante alicorados y en el taxi de regreso a casa nos sentamos muy juntos tomados de la mano, al punto que el conductor por el camino me dijo… Joven esta muy linda su novia, ¿se van a casar pronto? Le respondí que por ahora no lo habíamos pensado y mi madre riéndose me miro sorprendida.
Al llegar a casa entramos abrazados y estando los dos solos en medio de la sala donde solo había una luz tenue de una lampara, impulsivamente me acerqué a ella y le di un beso en la boca. Ella se sorprendió, pero no me dijo nada. Y yo en medio de mi alicoramiento lo entendí como una aceptación y volví a besarla esta vez durante mas tiempo. Ella con mayor madurez me dijo, creo que debemos parar esto, yo soy tu madre y esto no está bien seguir con esta fantasía.
Le dije… pero esta noche somos novios, sigamos creyendo la fantasía y rodeándola con mis brazos la recosté contra la pared más próxima y la volví a besar esta vez no solo en la boca sino también en el cuello y ahora ella al corresponderme me animo a que empezara a acariciar su cuerpo, primero sus senos y luego mi mano se deslizo por debajo de su minifalda y mis dedos percibieron la lubricación que ya afloraba en su concha. Esto me confirmo que ella también estaba excitada y deseaba disfrutar del sexo después de mucho tiempo de abstinencia, ya que al menos hasta ese momento no tenía idea que hubiera estado con algún hombre.
Las caricias en su concha y sus senos la motivaron a seguir adelante y acariciando su clítoris con efusividad logre sacarle el primer orgasmo y ella muy excitada bajo el cierre de mi pantalón y fue a buscar mi verga que estaba erecta y dura como un riel. La masajeo y me incentivo a quitarme el pantalón y cuando me agache a sacarlo, vi al frente gracias a su minifalda recogida, su panty con una amplia marca de humedad, de modo que metí las manos por debajo de su falda y le retire el panty.
Así los dos quedamos desnudos de la cintura para abajo y sin perder tiempo acomode mi verga en el vértice de sus piernas y gracias a la lubricación de su concha, mi miembro se podía deslizar maravillosamente. El roce de mi verga contra su clítoris la animo tanto que me pidió que la follara, empezó por decirme, quiero sentir tu verga dentro de mí, por favor hazlo ya, métemela, muero de ganas. Estas frases jamás las hubiera esperado de mi madre, pero los dos estábamos rompiendo todos los cánones entre madre e hijo y nos tratábamos como amantes.
Follar de pie y de frente resulta un poco incómodo para una penetración profunda, así que ella se dio vuelta y se inclinó apoyando sus manos sobre el sofá mas cercano, entonces mi verga se fue hasta el fondo y ella emitió un gemido. Le pregunte si le dolía, me dijo, no, no es nada sigue, sigue, fòllame con fuerza, quiero sentir tu verga muy adentro. Y de allí en adelante la tomé de las caderas y no pare de penetrarla hasta el momento que percibí estaba disfrutando de su segundo orgasmo.
Por mi parte, deseaba sentir lo que era correrse dentro de una mujer y ahora estaba con la mujer que más deseaba. A continuación, nos fuimos a la habitación y le propuse dormir juntos desnudos y ella muy condescendiente acepto. A media noche recordé todo lo que había visto en videos para adultos, en especial uno que era follarle el culo a la mujer. De manera que me pegue a su espalda y acomode mi verga entre las piernas de mi madre y aprovechando su lubricación y el semen que le había dejado dentro minutos antes, mi verga empezó a pasearse con mucha facilidad rozando el culo de mi madre y esto acompañado de caricias en sus senos y su clítoris dio el resultado esperado. Empecé a empujar mi verga en la entrada de su culo y al comienzo ella dijo, no, no por ahí no. Le dije que lo había visto en los videos y que las mujeres lo disfrutaban mucho y después de un poco de insistencia la convencí. Y con mucha suavidad logre que mi verga se perdiera toda dentro de ella, a continuación, mi madre fue la que más se movió gozando la nueva opción de placer. Cuando sentí que ella estaba disfrutando su tercer orgasmo aproveché para correrme dentro de ella. A esa hora ya los dos estábamos extenuados por eso a continuación quedamos profundamente dormidos hasta la mañana.
Cuando me desperté y la vi desnuda a mi lado no pude resistirme y comencé a acariciar todo su cuerpo, pero cuando ella abrió los ojos y sintió mis caricias me dijo… No más, esto debemos detenerlo, no podemos seguir así, esto no está bien.
Le dije que era algo solo entre nosotros y que ella se merecía disfrutar del sexo tras muchos años de sequia y mientras hablaba no pare de acariciar su cuerpo especialmente sus senos y su sexo. Como la vi muy renuente me subí sobre ella y comencé frotar mi verga contra su clítoris y poco a poco percibí que se fue excitando a pesar de estar negándolo y pidiéndome que parara, pero cuando me acomode mejor en medio de sus piernas y mi verga estuvo bastante dura, la lubricación de su concha que afloraba permitió que la penetrara, una y otra y otra vez hasta lograr sus primeros gemidos y de allí en adelante ya no opuso resistencia, al contrario separo más sus piernas para que la penetrara muy a fondo.
Luego de haber disfrutado de esa sesión de sexo, nos levantamos a desayunar y a continuación la invite que nos bañáramos. Momento en el cual me esmere en enjabonar todo su cuerpo y después la seque con la mayor suavidad. A continuación, nos metimos desnudos a la cama y nos quedamos dormidos. Ese día no salimos a ninguna parte y estuvimos todo el tiempo consintiéndonos, lo cual para mí era una enorme tentación, pero no debía acosarla demasiado.
En la noche ella me dijo que me fuera a dormir a mi habitación porque ya era suficiente y tenía razón no debíamos abusar demasiado, podía ser contraproducente y llegar a alejarnos.
Pasaron varias semanas en que no aconteció nada especial, sin embargo, nuestra relación era más cercana. Aunque no había sexo, nuestro trato era como de novios. Los fines de semana verla desnuda vistiéndose mientras yo supuestamente veía televisión eran un martirio para mi hasta que se presentó una fiesta en la empresa donde ella trabaja, fue un viernes y ella me pidió que pasara a recogerla a las diez de la noche. Llegue muy puntual y me encontré que en la fiesta había baile y la vi a la distancia muy alegre, riendo con sus compañeros, por cuando la persona que me recibió en la recepción me dijo que, si la llamaba, le dije, esperemos, ella está muy contenta, después de tanto trabajo se lo merece.
Paso media hora y finalmente ella me vio y enseguida se vino hacia a mí, me pregunto si llevaba mucho tiempo esperándola, le dije que, hacia media hora, pero no importaba, ella merecía disfrutar de su fiesta. Percibí que había ingerido licor y su actitud eufórica me lo confirmaba. Trajo su bolso y su abrigo y salimos a tomar un taxi, en el camino recordé aquella noche que nos creímos novios porque ella se pego a mi me tomo la mano. Igual que aquel día entramos abrazados al departamento y esta vez fue ella la que me agradeció que la hubiera pasado a recoger con un prolongado beso. De inmediato mi erección se produjo y cuando ella pensó en detenerse yo la abrace con fuerza contra mi cuerpo y le dijo tantas palabras bonitas que al final me dijo riendo… ¿Que me vas a pedir?
Antes de separarnos me invito a ver una película en su habitación y desde luego que acepté, pero le propuse… acompañarme con una copa de licor para estar a tono los dos y no se negó.
La noche estaba un poco fría y ella se puso su pijama semitransparente y se metió bajo las frazadas, yo hice los propio y pronto estábamos como novios viendo la película que resulto bastante erótica y eso nos motivó a compartir caricias, luego besos y finalmente una noche de sexo maravillosa. En las siguientes oportunidades que fueron muy espaciadas disfrutamos como siempre hasta que creí conveniente que ella encontrara una persona que la mereciera y la empecé a motivar para que lo hiciera dejando de ser tan distante. Hoy ella tiene un novio que la cuida mucho y yo por mi parte sigo buscando la novia ideal. Hasta aquí mi historia.
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