La historia de Noemí II
Continúa la historia de la nena de 4 y su padre.
Está si es la segunda parte… Una disculpa por la confusión de la historia que subí con este nombre.
Noemí despertó tarde en su casa, sola, como siempre. Su culito le arde, sentadita en su baño puja sacando el semen de su padre en su interior. Algo de heces, semen y un poquito de sangre. La pequeña aguarda por su padre con la colita roja y adolorida. Tiene miedo de lo que pasará cuando su padre regrese, acostada en su cama hecha bolita, temblando, el tiempo le parece una eternidad.
Su padre mientras tanto pasa a una farmacia, compra pomada y vaselina, se va a coger a la nena de 4 años que espera en casa, le quiere meter toda la verga con violencia como siempre lo hace, pero sabe es que muy chica, es la primera de esas edad que agarra, no puede ser un salvaje, le duele la verga, todo el día la ha tenido parada, sus huevos están cargados de leche como nunca, tiene una putita de 4 años, chiquita, apretada y nadie puede hacer nada para evitar que se la coja.
Con comida en una mano y la bolsa de la farmacia en la otra, Severo llama a Noemi para cenar, la niña atiende al llamado de su padre, muerta de miedo se sienta con su padre a comer.
Desnuda, sin bañarse, la pequeña Noemi es tocada una vez más por su padre, con sus rodillas en la cama, su pecho en el colchón, bracitos estirados hacia el frente, espalda arqueada le ofrece a su padre el ano y vagina, “es una puta innata” dijo Severo entre dientes al ver que esta zorrita es igual de caliente que su madre.
De rodillas detrás de ella con su cara sumida en medio de las nalguitas de la nena Severo se come el culito de la niña, sabe un poco a heces, sangre y algo de semen, pero esto no le importa al perverso hombre que se come sin asco el pequeño culito de su hija.
Noemí presa del miedo se queda inmovil, llora despacito pues teme que su padre se enfurezca, pero su padre no le pone atención, está demasiado concentrado en lo suyo como para darle importancia a la nena.
Con sus rasposas, grandes y fuertes manos mayuga las naguiltas de la nena, Severo puede abarcar todo el traserito sin problemas con una sola mano, pero en este momento usa ambas manos para abrirlo más de la cuenta causando dolor en la nena.
Al expandir al máximo las nalguitas, el pequeño culito de Noemí se expande un poco, permitiendo a su madre meterle la lengua y llenar de saliva el canal “tal vez no necesite la vaselina”, se saborea Severo al ver que se expande sin problemas alrededor de su lengua.
Además del miedo que le causa su padre, la situación le causa malestar a la nena que gruñe de dolor con cada metida de lengua y pronto está llorando al sentir que algo grueso expande su ya adolorido y roto culito.
Severo forza un dedo gordo por el ano de la nena, la uña, sucia, raspa el ducto a anal de la niña que lucha por expulsar al invasor, una resistencia inutil, en segundos tiene el dedo entero metido hasta el fondo.
La suciedad del dedo le arde a la nena, su culito sigue herido del asalto de la noche anterior, sangre y heces manchan el dedo y saturan el olfato de Severo que disfruta con ese olor a sangre y caca.
Con la misma brutalidad que el dedo entró, salió. Noemí disfrutó de un alivio inmediato al no sentir semejante cosa metida, pero el ardor se hizo presente causando malestar a la nena, malestar que se incrementó cuando su padre puso su pene y presionó con fuerza.
El agotado anito que luchó contra el invasor anterior no pudo oponer resistencia, la verga de su padre se fue hasta el fondo, abriendo todo su maltrecho interior arrancando gritos desgarradores de dolor en la niña.
Nunca en su vida había experimentado este placer, el ano se abraza a su verga con fuerza, el calor lo vuelve loco, disfruta cada segundo de la violación al estrecho ano de la escuincla de 4 años que viola.
Noemí llora desconsoladamente con gritos de dolor, su colita le arde, algo grueso le empuja todo lo de adentro y le saca el aire, tiene mucho calor, no puede respirar, su rostro está rojo por el esfuerzo y sufrimiento, pero a Severo no le importa.
Sostiene con fuerza a la infante por su cintura, maravillado contempla cómo el anito se abre enorme para albergarlo, totalmente tensado al rededor de su pene que es no es particularmente largo o grueso, para «fortuna» de Noemí que sacude su cuerpo tratando de safarse de su violador.
- Estate quieta muchacha cabrona
Una fuerte nalgada resonó en las nalguitas de una aterrada y agonizante Noemí que poco a poco pierde el conocimiento por el dolor.
Pero desvanecerse habría sido un regalo, Severo inició con el movimiento coital después de la nalgada, descargas de incipiente dolor despertaron a la niña que no recuerda haber sufrido tanto la primera vez.
Y eso es verdad, cuando recién la estreno su padre fue más cuidadoso con la nena, que además tenía su culito nuevo. Cuando su papá le boto la leche en su interior dejo detrás de si un culito irritado, ligeramente herido, pero nada muy grave.
En este segundo encuentro, del cual han pasado menos de 24 horas, el culito está maltratado, herido y con suciedad del dedo gordo de su padre, además del sudor acumulado en el pene después de un día de trabajo.
- Yaaaaaaa papi por favoooooooor
Eso fue lo último que alcanzó a gritar antes de que su padre le tapara la boca y siguiera con la búsqueda de su propio placer.
17 minutos de violación bastaron para que Severo eyaculara por primera vez en su vida todo su semen de una sola vez.
Poseido por lo estrecho del canal, los gritos y llanto de la menor, el olor a sangre y excremento y el recuerdo de su esposa llevaron a Severo a un clímax tal que de ser posible, Noemí habría expulsado semen por la boca.
Noemí perdió el conocimiento, totalmente desfallecida quedó en las garras de su padre como un muñeco de trapo que usan para masturbarse.
El pene totalmente saciado abandonó el culo de la niña, semen teñido de heces y sangre fue expulsado de su interior. Severo contempla el abierto culo que escurría residuos. La acomodó en la cama y se quedó dormido.
En la madrugada los gemidos de su hija despertaron a Severo, estaba sudando, tenía fiebre, se sacudía entre sueños, seguramente una pesadilla. La despertó sacudiéndola un poco, la niña al reconocer a su padre gritó aterrorizada y le dijo “ya no más papi por favor”.
Severo es un hombre sin escrúpulos, sí, pero su esposa lo domo a base de sesiones de sexo salvaje que dejaban exhausto al hombre, frente a él se encuentra la viva imagen de su esposa pero muchos años mas jóven.
Conmovido por el recuerdo de su esposa atendió a su hija a quien lavó su cuerpo con un paño húmedo, la arropó y le colocó otro paño en la frente para bajar la fiebre.
El diminuto cuerpo de la niña pudo descansar.
Continuará…
Increíble relato espero la continuación