La historia de Noemí III
La historia sigue.
Es Domingo por la mañana, Noemí despierta en su cama, se siente enfermita, un poco de fiebre, le arde su culito, está encueradita, abrigada y con una toallita húmeda en su cabeza. Se encuentra sola en su vieja casa, busca a su padre con la mirada y no le encuentra.
Severo está en la farmacia hablando con el encargado, un hombre que le tiene miedo, su esposa y dos hijas fueron violadas reiteradas veces por este hombre años atrás, hasta que Severo se hartó y las dejo en paz.
Las nenas del farmacéutico fueron violadas a muy temprana edad y presentaron los mismos síntomas.
El hombre le dió el medicamento al hombre y este se fué a su casa a atender a su hija.
Noemí tembló de nuevo al volver su padre, que ahora se mostraba cariñoso con su hija, le dió su medicina, limpió su ano con un trapo húmedo y tibio, un supositorio, pomada, desayuno y a dormir.
Por la tarde Noemí se sentía mejor, la chiquilla sonreía timida de nuevo a su padre, que si bien no es un padre ejemplar, siempre ha mostrado algo de afecto.
Sentada en una tina con agua caliente, Noemí toma un baño. Su padre enjabona su cuerpo, lo lava a profundidad. La niña sonríe con las atenciones de su padre, siente cosquillas con las ásperas manos del hombre de 50 años. Su culito aún le arde un poco, un par de heridas internas que ya cerraron, nada grave.
Noemí y su padre están acostados en una hamaca, la nena está acostada sobre el peludo pecho de su padre, ella no lo sabe, pero su padre es una bestia, el duro pecho en el que descansa es en realidad una masa de músculo capaz de doblegar a un toro.
Las manos de Severo le dan cariño a la nena, espalda, cabeza y sobre todo, culito.
- Escuché mi’ja, anoche me emocioné, pero así es esto, va a haber veces que me la coja y le duela, pero porque está chiquita, ya después te vas a acostumbrar y te va a gustar. Acuerdese que es mi mujer ahora, es su responsabilidad vaciarme los huevos, si no, me voy a traer otra vieja.
Noemí escucha a su padre, está asustada y preocupada ¿Se lo va a hacer de nuevo hoy? Esa idea le agobia, pero ahora le preocupa más no poder «vaciarle los huevos» a su padre.
Severo está sentado en su silla desnudo, paradita en medio de sus piernas está Noemí.
Con su boquita besa y lame la erecta verga de su padre, sus manitas juegan con los pesados huevos de su padre, una fábrica de esperma y testosterona casi infinita.
Severo le da tiempo a las niña, desea que crezca y sea como su madre, caliente, devota a sacarle la leche todos los días con cualquiera de sus agujeros, amaba a esa mujer, maldice el momento de su muerte, pero ahora tiene una segunda oportunidad.
- Métase la punta en su boca y use su lengua, ándele así.
Severo no está satisfecho, pero debe ser paciente y enseñarle.
- No deje de usar sus manos mi’ja, juegue con mis huevos, asi saldrá mas leche.
La pequeña Noemí de 4 años aprende rápido, tiene talento, su lengua disfruta jugando con ela resbalosa, gorda, caliente y jugosa cabeza, el sabor es extraño, pero no le molesta.
- Lo hace bien mi’ja, ahora métase más en la boquita y chupe, no deje de usar su lengua.
Ahora Severo está complacido, es una buena mamada de una niña de 4 años que apenas puede con la cabeza y poco más de la verga.
Con su mano Severo toca el culito de su hija por fuera, no quiere preocuparla o interrumpirla. Noemí ignora a su padre y se concentra en su nuevo juguete, de tal palo tal astilla, su madre era una puta innata, cuando Severo la conoció a sus 42 años, la mujer de 13 ya se había acostado con varios hombres de su pueblo.
Cuando ella y Severo se acostaron, encerrados en un establo, cogieron toda la noche sin parar.
La mujer quedó saciada y Severo con los huevos vacíos, amor sexual nació entre ellos, ese mismo día Severo se la robó.
Severo ya tenía una mujer, una hembra que feliz dejó a su esposo para poder descanzar de la bestia.
De ese par de humanos calientes y con mucha energía sexual nació Noemí, lo lleva en la sangre, y ahí paradita, con la verga de su padre en la boca, lo está descubriendo.
El dedo de Severo recubierto de vaselina acaricia el culito de su hija, la nena chupa divertida la chupeta de carne que tiene en su boca.
Con cuidado el hombre recubre el exterior y trata de introducir el dedo para recubrir el interior.
- A ver niña, te la voy a meter de nuevo, tranquila, tendré cuidado.
Noemí se deja hacer, acostada boca arriba sobre unos cobertores y sus rodillas pegadas a su pecho en forma fetal, su culito queda apuntando hacia arriba.
La cabeza de la verga de Severo juega en la entrada, vacila con entrar. Noemí no dice nada, está tranquila, se deja hacer «mi papi a sido bueno conmigo hoy, tendrá cuidado», la inocencia de la nena y el amor que siente por su padre no está equivocado está vez.
Con cuidado y muy poca presión, la cabeza empuja en el ano que no cede. La presión no es suficiente para forzar la entrada, pero la insistencia consigue su objetivo, el culito se está dilatando poco a poco.
- Se está abriendo despacito mi’ja
- Si papi
Padre e hija se ven a los ojos, Severo ve a su esposa en Noemí, la niña ve a su progenitor y sonríe.
Así de pronto, la cabeza se abrió paso en un relajado y dilatado culito que aceptó al intruso sin problemas y el mínimo de malestar.
- Aaaaaaay, entró
La vocecita de la niña excita a Severo, quiere retacarle su verga entera, pero es paciente.
Con la cabeza y poco más metidos, Severo se retira y vuelve a recubrir su pene con vaselina.
La cabeza en el ano de nuevo y se desliza si problemas hasta la mitad. Noemí no se queja, está relajada, su culito no le duele, un poco de malestar, pero nada más.
Severo saco su verga de nuevo, volvió a recubrir su verga y de nuevo para adentro.
Toda la verga de Severo adentro del apretado y resbaloso ano de su hija. El hombre se dedicó a bombear a la nena que se quedó quieta, soportando el asalto de su padre.
- Aaaaah eso mi’ja, así quietesita, deje a su papa hacer en su culito, lo vo’a usar pa’sacarme la leche
El viejo se puso vaselina su dedo medio y se puso a recorrer la vulvita de la nena, con dos dedos abrió la diminuta puchita y con su dedo recorrió la entrada, acaricio el diminuto clítoris, todo mientras no deja de perforar el estrecho culito de su hija de 4 años.
Noemí se deja hacer, siente cosquillas, pero nada extraordinariole sonríe a su padre sabiendo que podrá sacarle la leche con su culito, no tendrá que venir otra mujer.
Severo acelera en búsqueda de su propio placer, Noemí gruñe poquito pero sigue sin sentir dolor.
Pap, pap, pap, pap, ese es el sonido del cuarto, Severo está en el paraíso, la nena más chica que se había cogido antes era de 11 años, ahora se coje a una 7 años más jóven, nada más que su hija de 4 años.
- Aaaaaaaah!
Un gemido de Severo y Noemí siente algo caliente en su culito, es la leche de su papi que sale con fuerza por montones.
Borbotones de semen pintados de marrón resuman por el culito abierto de la nena de 4 años.
Severo lo contempla satisfecho de lo que acaba de hacer, toda la leche del dia depositada en el culito de su hija.
Noemí respira tranquila, se acabó el asalto, su tripita le gruñe, parte hambre, parte la cogida le dió su padre.
Sentada en el retrete Noemí hace popo sacando la leche de su padre, las heces raspan su interior arrancan la vaselina de su interior.
La nena siente alivio, su culito no se cierra, no puede hacer fuerza para expulsar las heces con normalidad, pero sabe que su papá no traerá otra mujer.
Noemí devora la comida, Severo la mira saciado y satisfecho con su putita personal.
- Coma con cuidado mi’ja, se va a ahogar.
La nena de 4 años sonríe y atiende la instrucción.
Continuará…
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