La maldición de mi hijo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Todo comenzó cuando mi hijo Luis estaba creciendo.
Entre los 3 y los 5 años, aun yo lo bañaba, pero al hacerlo notaba algo raro en él.
Su pene era muy grande para su edad.
Me llamo la atención que a esa edad tuviera 15cm de pene.
Yo intente hablar con mi esposo del tema, pero él se negaba, solo quería que lo ignoráramos.
Pero era imposible de ignorar, a los 8 años su pene media 19cm, yo hacía un seguimiento de esto porque me preocupaba mi hijo.
Un día, a escondidas de mi esposo, lleve a mi hijo al doctor, y Luis fue diagnosticado con Macrofalosomía, Un trastorno donde el pene es demasiado grande.
EL doctor dijo que no hay tratamiento, y que tendría que aprender a vivir con ello.
A Luis por esa edad no le importaba, el solo creía que el pene era para orinar.
Entonces trate de explicarle eso a mi esposo, pero el enloqueció de celos, porque nuestro hijo tenía el pene más grande que él, y él se sintió muy mal.
Terminamos divorciándonos, y yo me quede con la custodia de Luis.
Y ese fue el comiendo de la historia, todo iba bien hasta que Luis cumplió 11 años y su pene media 24cm.
Todo cambio un día que Luis, despertó gritándome que fuera rápido.
Yo Salí corriendo pensado que le había pasado algo malo, y cuando llegue a su habitación, fue enorme mi sorpresa.
Luis tuvo su primera erección.
Él estaba muy asustado, y yo también un poco, al ver su enorme pene.
EL me pregunto qué le estaba pasando, y yo lo tranquilice diciéndole que no le pasaba nada, era normal.
Tuve que explicarle que eran las erecciones, y todo el tema.
Pero Luis me pregunto, ¿Cómo voy a ir a la escuela así? No se me ocurrió nada para eso, así que tuve que decirle, mejor no vayas a la escuela.
Hasta entonces él podía esconder su pene flácido de 24cm entre sus pantalones de tela gruesa.
Pero eso era imposible de ocultar, tuve que medirlo para tratar de seguir su “tabla de crecimiento”.
Era increíble, en erección su pene media 32cm, era tan grande que desgarro el bóxer con el que dormía, dejándolo casi desnudo.
Hasta ese momento yo le compraba bóxer talla adultos, para que su gran pene entraba bien en ellos, pero esto lo supero totalmente.
¿Qué voy a hacer ahora? Me pregunto Luis, y como no tenía ropa interior que tuviera tener esa erección en su interior, no tuve más opción que decirle que anduviera con el pene de fuera hasta que encontrara algo.
Durante todo ese día Luis trato de acostumbrarse, pero le resultaba difícil hasta caminar con semejante pene en erección.
Yo veía que ese problema no se había a solucionar así de simple, así que tuve que enseñarle a Luis sobre la masturbación.
Que tenía que tomar su pene y frotarlo para que llegara al orgasmo, y perdiera la erección.
Pero claro este era un caso especial, el pene de Luis era enorme, necesitaba mucho esfuerzo para masturbarse.
Luis tomó su pene con ambas manos, y comenzó a masturbarse de una forma que jamás había visto.
Era un espectáculo tan increíble que no puede dejar de mirarlo, quede hipnotizada con esa enorme verga carnosa y gruesa.
Al rato de estar masturbándose, Luis empezó a gritar, Mama, siento que me voy a orinarme.
Yo empecé a penar lo peor, si sus genitales eran enormes, entonces su corrida será enorme también.
Trate de detenerlo para que fuera al baño, pero era demasiado tarde, Luis comenzó a venirse.
El primer chorro fue increíble, Luis estaba recostado en el sofá, pero el semen llego hasta el techo.
El segundo chorro hizo que a Luis se le escapara el pene de las manos, y el semen llego hasta el televisor.
Yo de inmediato trate de controlar la situación como pude, tome su pene, y apunte hacia el pito, así no manchara nada más.
No puede contar cuantos chorros más lanzo, entre 8 y 10, y más de 2 litros de semen.
Luis estaba en éxtasis, sintiendo su primer orgasmo, mientras yo sujetaba su enorme verga mientras tiraba todo el semen.
Luis quedo exhausto, y su pene volvió a los 24cm flácidos.
La sala quedo hecha un desastre, había semen en el techo, en el televisor, y un enorme charco de semen en el suelo.
Yo le reclame, que tenía que ser más precavido, le advertir que podía ensuciar las cosas.
Lo castigue haciendo que limpiara todo el semen.
Pero yo también tuve que hacer algo al respecto.
Fui a una farmacia y compre una caja de condones XXL, los más grandes que tenía.
Se los di a Luis, se los enseñe a ponérselos, y como usarlo y atarlos al terminar de usarlos.
Quede muy exhausta, ese día fue de los más intenciones.
A partir de ese día, los condones grandes se volvieron parte de la lista de compras regular.
Se acababan muy rápido.
Todos los días Luis llenaba entonces 1 y 3 condones con su semen.
Parecían balones de football transparentes llenos de leche.
Luis le agarro un gran gusto, se masturbaba en todas partes de la casa, incluso en mi presencia, y la verdad, eso me excitaba.
Al menos su vida en casa era buena para él, pero en la escuela era otra historia.
Sus compañeros de clase se burlaban de él porque solía tener erecciones en clases, y ningún pantalón podía ocultarlo.
LA vergüenza y bulling fue tal, que tuve que sacar a Luis de la escuela, y empezar a darles clases en casa.
Eso hizo que Luis se deprimiera, ya no podía salir a ningún lado por vergüenza a que miren su pene erecto.
Cuando tenía 13 años, su pene flácido media 25cm, y erecto 34cm.
Pero Luis ya no disfrutaba de la masturbación como antes.
La depresión hacia que cada vez menos ganas tuviese.
Yo no quería verlo deprimido, tuve que pensar en algo para animarlo, y se me ocurrió una cosa.
Reuní a 3 de mis amigas, todas divorciadas, para tratar de hacerle una fiesta a mi hijo.
Una fiesta muy especial.
Una orgía.
Entonces tuve que entrar en mucha confianza con mis amigas, Daniela, Dalila, y Florencia.
La parte más difícil fue tratar de empezar el tema del sexo, decirles cosas calientes, para luego proponer la orgia.
Cuando al fin lo dije todas rieron, pero luego empecé a describir el pene de mi hijo, aunque jamás dije que era de mi hijo.
Y ellas al escuchar del tamaño y del semen, quedaron tan loquitas que accedieron.
Llego la noche de la fiesta, y todas estábamos semi desnudas, con prendas tan diminutas que apenas nos tapaban los pezones y la raja.
Todas tenías unos traseros muy grandes, y los senos también, éramos mujeres voluptuosas, aunque no éramos muy populares por estar un poco excedidas de peso.
Mis amigas se estaban impacientando, y me preguntaban por ese semental que les había relatado.
Entonces llame a mi hijo Luis, y todas pensaban que Luis era el nombre de un hombre mayor.
Grande fue la sorpresa cuando llego mi hijo, Todas se taparon y me reclamaron, en que estas pensado, es tu hijo, es un niño.
Yo era la única que no se había tapado con una frazada o almohada y mientras discutíamos Luis me vio con ese atuendo tan provocativo, y de repente todas se callaron.
Luis tuvo una erección y todas quedaron embobadas con ese enorme pene, y vieron que yo decía la verdad.
Entonces todas dejaron de quejarse y empezaron para lo que habían venido.
Las 4 se la chupamos al mismo tiempo, su pene era tan grande que había espacio de sobra para lamer.
Era tan delicioso que Luis no tardo en correrse, y todas quedaron como locas al ver el chorro de semen.
Pero no termino allí ni de cerca.
Las 4 usamos nuestras grandes tetas para frotar la cara y el cuerpo de Luis, y en nada su erección regreso.
Luego Luis empezó a follarnos individual a cada una.
Nos la metía, se corría dentro de nosotras, llenaba la cama de semen.
Nos la metía en la boca, entre las tetas, por el ano.
Cada una gritaba más y más.
Por suerte ellas eran mis vecinas, o sino los vecinos hubieran hecho escándalo por el ruido.
La fiesta empezó entre las 9 de la noche y termino entre las 8 de la mañana del día siguiente.
Luis no podía parar de correrse y de follarnos, todas quedamos agotadas, mientras una descansaba, Luis follaba a otra.
Al terminar todo estaba lleno de semen, el suelo, las paredes, un poco en el techo, pero sobre todo, la cama, la cama parecía una piscina de leche.
Y sobre esa piscina caímos a agotadas todas con Luis.
Literalmente quede bañada en semen, había semen entres los dedos de mis pies, dentro de mi ano, en mi boca, en mi pelo, entre mis tetas.
Y todas mis amigas igual.
Desde ese entonces, repetimos la fiesta cada semana, y Luis ya no le importa vivir encerrado, y puede follarse a 4 mujeres ardientes regularmente.
FIN.
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